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establecido sé consideraban como sagradas las deudas contractadas por los revolucionarios, aun cuando llegase el caso que fuesen vencidos han tomado sus acciones sobre la empresa de un regicidio como sobre la construccion de un canal. En fin, ¿han creido los conspiradores que fuese del caso suplir su corto número con el terror que inspirarian sus atrocidades? han cometido los crímenes mas horrorosos, perfectamente confiados en su impunidad, y bien asegurados por la filantropía de la política moderna contra aquel espanto saludable que los historiadores y los poetas habian mostrado hasta el dia de hoy en el corazon de los opresores del género humano.

La España ha esperimentado particularmente y aun está esperimentando en este momento los efectos de esta política tan perfectamente calificada por M. Burke. Entra un gran príncipe en aquel reino al frente de un ejército poderoso: el pueblo sale al encuentro á su libertador : los gefes de la conspiracion ya no pueden oponer medio alguno de defensa, aborrecidos generalmente, ni tienen hombres ni dinero. En otros tiempos unos hombres semejantes no hubieran tenido mas recurso en tales circunstancias que huir, ó acogerse á la clemencia del monarca. Hoy dia, les libra de todo temor el ver que no han sido vengados los crímenes de los revolucionarios que ellos se han propuesto por modelos. El ejército frances está á las puertas de Madrid, y Zayas manda acañonear á los españoles realistas, viejos, mugeres y niños que se atreven á gritar viva el rey ! Nuestras tropas estan en la villa, y los asesinos de Vinuesa tienen valor de presentarse en ella; vemos á los del martillo paseando con descaro en las plazas y en los parages mas públicos; hasta han podido manifestar sin el menor recelo la alegría que han tenido cuando sus cómplices han con

sumado su crímen en Sevilla; y unos hombres que al cabo de seis años han sentenciado á Elio por haber obedecido al rey legítimo, se jactan, y tal vez con razon, de inspirar todavía cierto terror secreto á los hombres de bien.

Desde que está nuestro ejército en España, el obispo de Vique y sus capellanes han sido mártires de su zelo por la religion; el valiente Pablo Miralles ha sido trucidado por los soldados de Mina, y la ciudad de Barcelona presenta ahora el horroroso cuadro de todas las atrocidades que se vieron en Francia en 1793.

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No cabe duda que ese terror que inspiran los revolucionarios, y la seguridad que ellos tienen para sí y para sus propiedades, son la causa de sus nuevos crímenes, y de la prolongacion de la guerra.

Aragon y castilla la vieja ya estaban libres del yugo revolucionario, S. A. R. el duque de Angulema estaba para entrar en Madrid cuando Mina echó la siguiente proclama en Cataluña.

Artículo I.o Seran fusilados irremisiblemente y al instante que se les prenda todos los que hayan sido miembros de alguna junta, sociedad ó corporacion cualquiera opuestā al actual sistema de gobierno, y los que hayan alistado hombres, ó conspirado contra la constitución.

Art. 2. Cualquier pueblo en que se toque á rebato contra las tropas constitucionales ó algun individuo de ellas, será incendiado hasta que venga reducido á pavesas y no quede en él piedra sobre piedra. »

Al mismo tiempo el general Villacampa hacia publicar en Sevilla otra proclama que tambien contiene ( en frase del periódico oficial de los liberales franceses) unas providencias

» El que, ó de palabra ó de hecho, cooperare á la rebelion será tenido por traidor á la patria, y tratado

como tal.

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El que, conociendo la situacion de los facciosos, la ocultare ó la disimulare advertidamente, será tenido por traidor á la patria y tratado como tal,

>> Los individuos de los ayuntamientos de las villas ó pueblos situados á seis leguas de distancia de toda columna constitucional, que dejasen de mandar de hora en hora un parte de los movimientos de los facciosos en sus cercanías, pagarán de sus bienes una multa de 10,000 reales, y si de su olvido resultase algun daño en lo sucesivo, serán juzgados

militarmente. »

Para completar estas providencias, un decreto de cortes dado en Sevilla, manda que sean confiscados los bienes de todo español que se reuna al ejército de los facciosos.

Aqui es donde particularmente se hacen mas sensibles las variaciones fundamentales que ha introducido en la política la filosofía moderna, las que nos ha parecido muy del caso poner a la vista de nuestros lectores.

Henrique IV aun no era dueño de una cuarta parte de la Francia: dominaba la liga en Tolosa y en el grande distrito de su parlamento, en Leon, Reins, Laon, Amiens Roan, Poitiers, Bourges, Orleans, y hasta en Meaux y Pontoise, mucho faltaba que el Rey estuviese en disposicion de hacerse abrir las puertas de Paris, cuando dió el edicto de 27 de diciembre de 1592, por el que mandó á los parlamentos y á todas las varas de justicia que persiguiesen á todos los franceses que dentro un mes no se hubiesen sometido á la autoridad real, y los tratasen como á reos de lesa majestad en primer grado.

Un hijo de Henrique IV, tan valiente como su abuelo, está al frente de un ejército el mas decidido y mejor disciplinado, y tiene su cuartel general en Madrid. Los antiguos consejos de la nacion española estan en el pleno goce de su autoridad: los grandes han publicado sus sentimientos de fidelidad al monarca: los obispos, tan venerados en España, todo el clero, todo el pueblo, desechan la revolucion y reconocen con entusiasmo á la Regencia durante el cautiverio del rey. ¿Donde está pues la autoridad legal, si no está aqui? Sin embargo, las cortes á las que apenas queda un territorio, Mina y Villacampa acompañados de algunas gavillas de bandoleros, son los que amenazan á los súbditos fieles al rey, llamándolos facciosos, y , y declarando que serán tratados como traidores á la patria! y la Regencia no manifiesta su autoridad legítima á los rebeldes estando instalada junto al palacio donde reside el hijo de Henrique IV, aun no ha dado un edicto igual al de aquel monarca, por el que venga declarado, que serán castigados como reos de lesa magestad, los generales y los oficiales de cualquiera graduacion, que se atreven á tener cautivo á S. M. el rey católico, que oprimen á los habitantes de las ciudades del reino, cuyas fortificaciones estan en su poder; y por fin todos los que componen el ejército rebelde, como no reconozcan en el mas breve término á la autoridad legítima : últimamente, no se ha oido decir que la regencia haya mandado confiscar las propiedades de los militares rebeldes en las provincias que estan libres del yugo de aquellos.

¿Por que razon los hombres que estan al frente del nuevo gobierno español, tan conocidos por su profunda adhesion á los antiguos principios monárquicos, parece que titubean en desplegar, por el servicio del monarca y por el bien de la monarquía, la plenitud del poder de que estan inves

tidos durante el cautiverio de S. M.? No se presenta otra sino las circunstancias en medio de las cuales se ha formado este gobierno. Dependiente este de la grande alianza del continente, se resiente del influjo de aquella nueva política europea que presidió á la restauracion de 1814, y que ha hecho dudoso, á los ojos de los pueblos y hasta de los mismos gobiernos, el título legal de la autoridad.

En 1814, como ya lo hemos notado, los soberanos alia'dos, despues de haber destruido el poder de Bonaparte, trataron con los antiguos caudillos de la revolucion como con otra potencia legítima, garantizando todas sus conquistas Aun en los cien dias las mismas potencias declararon que no pretendian imponer un gobierno á la Francia; (48) y con esto reconocieron implícitamente que, en todo pais cada habitante podia entrar en deliberacion sobre la eleccion de un gobierno; que podia por consiguiente tomar las arma por su opinion, y que á los soberanos estrangeros solo les incumbia el declararse en favor del partido vencedor : política segun la cual ya no existiria en parte alguna el gobierno de derecho; y en virtud de la cual las conspiraciones podrian variar cada dia el gobierno de hecho y que en la época de los cien dias obligó á la Europa, en defecto de principios á armar un millon de hombres, y á derramar tanta sangre en Waterloo,

Las tentativas continuas de los revolucionarios de Francia, las revoluciones de España, Portugal, Nápoles y Piamonte, han hecho sentir por fin á la Europa las funestas consecuencias de estas nuevas doctrinas : los monarcas de Rusia, Austria y Prusia han proclamado en la declaracion de xaybach, las máximas eternas en las que estriba la seguridad de las naciones; y el rey de Francia que las habia practicado ya, desechando la constitucion decretada por el Senado á 6

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