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reclamaciones generales que llegaron á oidos de este monarca, desde Zaragoza á Valencia, determinaron su real voluntad, y que los sugetos de quien se valió, fueron los generales Elió y Eguia, militares acreditados, que no habian cesado de esponer sus vidas durante la guerra de la independencia, y que no tenian la mas mínima relacion con los cortesanos que M. Bignon supone haber entrado con Fernando en España.

En cuanto á lo que dice M. Bignon, que era posil le modificar un tanto la constitucion, hemos visto antes, que los fieles súbditos del Rey propusieron algunas modificaciones; pero que las cortes contestaron: La constitucion, toda la constitucion, y nada mas que la constitucion.

El destierro, los calabozos, los presidios son el galardon con que son premiados sus autores, los héroes de la independencia, son mártires de la libertad. El Rey antes de entrar en Madrid mandó prender á los miembros de la regencia, que con tanta insolencia habian determinado su itinerario á su entrada en España, y á los principales de las cortes que le habian despojado de su autoridad, dejándole meramente el título de rey. El número de las personas arrestadas fue de 34, entre los cuales solo se contaban cuatro militares, dos de ellos oficiales de marina, no habiendo ninguno de aquellos cuyos nombres conserva la historia en la guerra de la independencia. Estos conspiradores contra el trono de Fernando no fueron metidos en los calabozos, ni mandados á los presidios; aunque los mas temibles fueron destinados á Ceuta y á Melilla, faltó mucho para que fuesen confundidos con los presidarios de aquellas plazas, y solo estuvieron alli como estrañados; los demas fueron relegados en algunos pueblos y monasterios de España, disfrutando de sus rentas y manteniendo sus correspondencias; y aun muchas veces

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se vieron varios de estos desterrados venir de diferentes puntos de la península, hasta el mismo Madrid á ver á sus amigos. Estos mismos hombres fueron los que fomentaron la insurreccion de la isla de Leon, suministrando caudales, y repartiendo los que mandaban los insurgentes de América los liberales de Francia é Inglaterra para impedir la salida de la espedicion de ultramar, fomentando en ella el principio de la revolucion de España y de toda la Europa. Tenemos á nuestro favor el testimonio del ultra-liberal Moreno Guerra sobre el buen modo, ó mas bien sobre la poca precaucion con que eran tratados aquellos desterrados; cuando nos dice que, por mas que él fuese uno de los tres mas perseguidos, se tomaron providencias tan poco eficaces, y se le trató con tan poco rigor, que el plan subsistió enteramente, y fue el mismo que tuvo efecto en 13 de enero

de 1820.

Fernando VII perdió su trono por no haber tomado, hácia unos enemigos tan terribles, las mismas providencias que tomó Henrique IV contra aquellos conjurados de la liga con los cuales M. Bignon hizo cotejos tan particulares en su discurso de 25 de febrero.

Los gefes de la liga española (13) que aquel gran príncipe escluyó de la amnistía de 1594 nunca mas entraron en Francia. El duque de Aumale, Bussi Leclerc y sus principales cómplices, acabaron sus dias en los dominios del rey de España

El duque de Broglio, sobrepujando las espresiones de M. Bignon, añade, en el discurso que pronunció en la cámara de los Pares, el dia 24 de marzo último, que los hombres que dirigieron la revolucion de España en 1820, habian salido de los calabozos y de los presidios, desfigurados por los tormentos que habian sufrido; suplicaré

al yerno de M.me de Staël, que nombre siquiera el liberal á quien se hayan hecho sufrir tormentos, ó haya estado en calabozos ú presidios.. Ah! desde el regreso de Fernando no han faltado víctimas condenadas á las mas duras prisiones, estos han sido los Elios, los Vinuesas y los fieles guardias de Corps, interin se les preparaba el garrote ó les esperaba el martillo.

Los héroes de la independencia, segun dijo M. Bignon, son los mártires de la libertad. Otro escritor añade : « Sa» crificados los intrépidos defensores de la España, los » únicos hombres que hubiesen sacado de la esperiencia >> los conocimientos aplicables á la situacion de los ánimos, » ¿qué hombres le quedaban á Fernando para su consejo y su apoyo? Aquellos que, siendo incapaces de obrar,

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» solo habian opuesto sus buenos sentimientos á los acontecimientos y á la tiranía estrangera ».

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La contestacion es obvia: Fernando ha empleado úni camente á los intrépidos defensores de España. ¿A quién confió este Monarca el ejército de 80,000 hombres que reunió sobre las fronteras de Francia, despues de la invavasion de este reino por Bonaparte? A los generales Castaños y Abisbal. Cuales han sido sus ministros de la guerra ? Los generales Eguia y Ballesteros. Por fin que se cite entre todos sus ministros, entre todos sus generales, entre todos sus comandantes de provincia, un hombre que no se haya distinguido en la guerra de la independencia, y que solo haya opuesto sus buenos sentimientos á la tiranía estrangera.

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Una cosa sóla hay que observar, y es que todos los hombres que han manifestado su fidelidad al Rey en 1820, y hasta el dia de hoy, empezando por los generales Eguia, Eroles, Quesada, Cárlos España, Longa, Josef y Cárlos

O-Donnell, y acabando por el cura Merino y el Trapense, todos, sin excepcion, han hecho la guerra al usurpador, y que entre los revolucionarios, se ven al contrario muchos partidarios suyos: la Navarra nos presenta hoy dia un ejemplo memorable sobre el particular. Alejandro ODonnell que manda el ejército de las Cortes en aquella provincia, fue coronel de un regimiento del ejército de Bonaparte en la campaña de Rusia, cuando su hermano Cárlos, actualmente general en el de la fé de la misma provincia, hacia la guerra al devastador de la Europa y al opresor de su patria.

CAPÍTULO VIII.

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Del discurso de M. de Talleirand contra la intervencion del Rey de Francia á favor del Rey de España y de los fieles españoles.

EL ministro de relaciones esteriores, y el duque de

Fitz-James han contestado de un modo admirable á todas las partes de este discurso. Añadiré solamente algunos hechos, de la misma suerte que algunas veces se ponen con utilidad, notas á continuacion de los mejores escritos.

Este discurso de M. de Talleirand ha sido una arma poderosa entre las manos de los facciosos; en la famosa mojiganga de Leon, cuyos autores han sido entregados á los tribunales , y en la que se representaba al comercio aniquilado por las palabras con que S. M. se habia espresado sobre la revolucion de España, los liberales sentados sobre el carro en que yacia la figura alegórica del comercio se detenian en todas las bocacalles para leer al pueblo el magnífico discurso de M. de Talleirand; al mis

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mo tiempo que el principal periódico de la faccion, daba en Paris un comentario harto inteligible del mismo discurso.

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¿Acaso se lisonjean, decia M. de Talleirand,' que el » arcano de esta nueva cruzada sea un misterio para los pueblos ? No señores, la España conquistada á la libertad, la España sin privilegiados, es un espectáculo insufrible » para el orgullo: no debe tolerarse; es preciso hacer en España lo que no se ha podido lograr en Francia, la contrarevolucion.... A mí me toca que estoy avanzado » en edad, que respeto á la Francia, que soy adicto al Rey y á toda su familia; á mí que tanta parte he te» nido en los sucesos de las dos restauraciones, que con » mis esfuerzos, y, me atrevo á decirlo, con el feliz éxito » de mis planes, he colocado mi gloria y toda mi responsabilidad, en la renovacion de la alianza entre la Franla casa de Borbon, á mí me toca procurar, en » cuanto pueda, que no quede comprometida la obra de » la sabiduría y de la justicia, por las pasiones desordenadas Ꭹ temerarias «....

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Veamos ahora el comentario del Constitucional:

« Una » cosa deberia hacer la mas viva impresion en los hom>> bres de buenos sentimientos y de recto juicio. En 1814 algunos personages eminentes tomaron la inicia» tiva, y, segun acaba de espresarse el mas considerable > entre aquellos, la responsabilidad de la revolucion que » devolvia á la Francia los vástagos de la antigua dinas» tía. La notoriedad pública señala al príncipe de Talleirand, » al duque de Alberg, al general Desolles, al marques de » Jaucourt, al baron Louis, al Arzobispo de Malines. હું En » que partido vemos hoy á estos hombres? la contes

* Del 13 febrero 1823.

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