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No se puede dudar de a opinion de aquella nacion; toda la gente ilustrada, todos los principales hacendados, estan acordes como en España, en pedir las antiguas cortes. Los revolucionarios ofrecieron la convocacion de estas cortes legítimas, desde el primer instante de la insurreccion; esto fue lo que sedució á muchos sugetos recomendables, y esta constitucion antigua es la que todavía quieren.

Felipe II, despues de la conquista del Portugal, destruyó en este reino todas las libertades públicas, como lo habia practicado en España. Cuando la revolucion de 1640, los portugueses se dieron por felices de haber vuelto al dominio y gobierno paternal del soberano legítimo : el amor recíproco del rey y del pueblo suplió á todas las garantías. Sin embargo las cortes ó estados generales, divididos en tres estamentos, se convocaban de cuando en cuando para la concesion de las contribuciones; pero el que se reunió en 1697 fue el último de estos congresos.

Aquella constitucion, venida de los Godos, era la misma que la de España, y la misma que las demas naciones germánicas habian establecido en Francia y en Inglaterra, Como los obispos y pares ingleses, todos los obispos y grandes de los distintos reinos de la península española eran de derecho vocales de las cortes. (15) Y tambien, como en Inglaterra, la cámara española de los comunes se componia de los diputados de unas ciudades y villas designadas por leyes antiquísimas, que nunca se habian variado. Por lo que, en España nombraban sus diputados ciertas villas antiguas, cuando, como en Inglaterra,, algunas ciudades considerables, pero mas modernas, carecian de este privilegio.

FERNANDO VII despachó desde Bayona una orden al Consejo de Castilla para que se convocasen las cortes. Des pues de la invasion de Madrid, la Junta Central, se ocupó en Sevilla de verificar esta convocacion. D. Gaspar de Jovellanos, ( 16 ) uno de los vocales de esta junta, hombre profundamente instruido en el derecho público de su pais, quedó encargado de proponer algunas modificaciones á las leyes políticas de España, pero manteniéndoles su mismo espíritu. La junta, (17) que en aquellos tiempos tan críticos no podia tener otra mira que la de conciliar todos los ánimos, adoptó el plan que el señor de Jovellanos le presentó, y que mereció la aprobacion de todos los hombres ilustrados de España. Este fue el plan de que hemos hablado antes, que desecharon los revolucionarios de Cádiz, para sustituirle aquel código de anarquía que llamaron constitucion Española.

El último acto de FERNANDO VII, antes de perder su libertad (en 7 marzo 1820), fue mandar al consejo de Castilla, como se acostumbraba antiguamente, que convovocase las cortes. Si se ofreciera alguna dificultad en el cumplimiento de este acto de la real voluntad, con motivo de los distintos modos de nombrar á los diputados que se usaban antiguamente en las provincias que no dependian de la corona de Castilla, el proyecto adoptado por la junta de Sevilla, podria dirigir á la autoridad que en ausencia del rey y del consejo de Castilla podria ser llamada tal vez á convocar los tres estamentos del reino. Los españoles todos, menos aquellos que pertenecen á las sectas de francmazones y comuneros estan acordes en reclamar esta antigua forma de gobierno, con solas las modificaciones que la época presente hace indispensables. (18)

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La filosofía moderna y la impiedad son las que necesitan

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un poder arbitrario y absoluto, para borrar de los corazones de los pueblos aquellos sentimientos que Dios mismo grabó en ellos, el amor á su religion, y por consiguiente el amor á sus príncipes; la filosofía es la que necesita un poder arbitrario y sin límites, ( cual lo tuvo la convencion de 1793) para horcar al último sacerdote con las tripas del último rey,

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Si, en 1759, el Portugal hubiese conservado sus antiguas cortes, la filosofia no hubiera elegido este reino para hacer en él el primer ensayo de sus persecuciones. Hubiera tenido que penetrar separadamente en las cámaras del clede la nobleza y de los comunes. Faltando estos cuerpos políticos, bastóle asegurarse de un hombre hábil y corrompido este fué el marques de Pombal. El primer ataque de la filosofia debia ser dirigido contra aquella cor poracion de misioneros que predicaban el Evangelio en todas las partes del mundo, y que Voltaire llamó los granaderos del Papa. El marques de Pombal los arrebató de las selvas del Paraguay y de sus colegios de Portugal, y hacinados en el fondo de los navíos, como lo fueron despues, en 1793, por los filósofos, los sacerdotes franceses, fueron arrojados á las costas de los estados pontificios, llevando consigo el sentimiento de todos los habitantes de las posesiones portuguesas. El marques de Pombal mandó prender á los obispos que defendian este instituto, y para que su tiranía no pudiese hallar otros obstáculos, fingió conspiraciones para esterminar las familias, mas pode

rosas.

Algunos años despues, el conde de Aranda corresponsale de Voltaire, é instrumento del duque de Choiseul, persuadió á Cárlos III que estos mismos misioneros eran sus enemigos personales. Fueron desterrados á un mismo

tiempo de España, y de las dos indias, y tambien arrojados á millares á las costas del estado eclesiástico. Carlos III, engañado por su ministro, no quiso manifestar, ni al Papa mismo, el motivo de esta persecucion. Declaró que guardaba este secreto en su real conciencia. Si hubiese ha bido cortes en España, nunca se hubiera tentado un golpe semejante. La España, como el Portugal, no tendria que llorar en el dia la pérdida de aquellos preceptores de la juventud (19), que la hubieran preservado del contagio de las doctrinas impías y revolucionarias, y la colonia cristiana del Paraguay, hubiera bastado sola para mantener á todas las colonias de América en la obediencia de los dos soberanos.

Pero principalmente cuando los revolucionarios han triunfado en una nacion, y cuando han logrado apoderarse de su gobierno, entonces se hace indispensable un congreso formado de los varios estamentos de la misma.

Cuando Sila hubo renunciado la dictadura, interrogado por el filósofo Eucrates en que fundaba su seguridad, contestó: «Sila acaba de dar á cada familia de Roma un

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ejemplo doméstico y terrible; cada romano me tendrá con» tinuamente á la vista; y hasta en sus mismos sueños le » apareceré cubierto de sangre; creerá que está viendo aun » las listas funestas, y que lee su nombre el primero en» tre los de los proscritos

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Este terror (20) que inspiran los revolucionarios aum cuando ya no empuñen el cetro, es el que hace necesario para la seguridad del estado, llamar al rededor del monarca aquellos de entre sus vasallos que tengan mas interes en la conservacion del mismo estado. Todo hijo de Adan está espuesto á la seduccion y al error, y los reyes mucho mas que los demas hombres. El privado de Jaime I

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el duque de Buckingham excitando el primero una opo sicion facciosa en la cámara de los comunes para hacerse necesario á su rey, preparó el cadalso en que pereció Cárlos I. MM. Turgot, Malesherbes (21) y Necker, en quienes Luis XVI puso su confianza, fueron la causa in▾ mediata de la caida del trono de Francia. Manuel Godoy llevó á Cárlos IV y á toda su familia á Bayona; acabamos de ver como Ballesteros y Abisbal, de quienes se fiaba FERNANDO VII, lo han arrastrado al cautiverio.

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El general Elio, viendo que la revolucion estaba para estallar al rededor del palacio mismo de su rey, á principios de 1820 vino á Madrid á ofrecer sus servicios á FERNANDO VII, y le propuso el tomar la ofensiva contra los francmazones de Madrid, como lo habia practicado el general Eguia en 1814: El duque de S. Fernando le man dó que se volviese á Valencia tratándole de Ultra

realista.

seis meses

El Rey está perdido y nosotros tambien, dijo Elio, vol. viéndose á Valencia; y ha sufrido el garrote, antes que el ex-ministro S. Fernando haya tenido que oir decir al rey por uno de sus sucesores en el ministerio, que lo mandaria atar para llevarlo donde quiera que las cortes dispusiesen. Si FERNANDO VII, desde 1814, hubiesę convocado las antiguas cortes por estamentos no cabe du da que los generales Elio, Eguia, Castaños y otros mil vasallos fieles hubieran ocupado un lugar en alguna de las cámaras. Todos los venerables obispos de España hubieran estado al rededor del rey, y los tres órdenes del estado, le hubieran manifestado la conducta de Abisbal y de sus pérfidos cómplices; los vocales de aquel gran congreso, llamados de todos los puntos del reino, le hubieran hecho conocer aquellas sociedades secretas, que últimamente, por

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