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Pero en esta parte del Bidasoa ¿cómo se combate á los liberales que dirigen, animan, y pagan á los liberales españoles? Alli donde ellos dominan, castigan con la muerte á cualquiera que escribe una sola página contra su sistema. En Francia insultan cada dia en sus libros y periódicos al trono, á las leyes, á la moral, á la religion, y se sustraen á todas las leyes represivas. Alli donde ellos dominan, matan y estrañan generalmente á cuantos tienen por sospechosos; en Francia les queda seguridad para obrar sobre todos los puntos con la mayor tranquilidad: y para que se prenda á alguno de ellos es preciso que se hallen en sus bagages escarapelas y banderas tricolores.

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Los liberales, pues, atacan cada dia al gobierno del rey,

el gobierno se mantiene sobre la defensiva. Sin embargo, sabido es que, asi en la guerra de las conspiraciones, como en la campal, los que siguen este último método, pueden estar ciertos que siempre serán batidos. Así es que los gefes de la faccion, viendo que no se les ataca con la única arma que está en la mano de los gobiernos arreglados, con la suspension de la ley política que corresponde al habeas corpus de los ingleses, estan celebrando ya su futuro triunfo, y dicen que despues de doscientas conspiraciones descubiertas y desbaratadas, les basta una sola coducida felizmente para triunfar. El castillo de Saumur, ó la fortaleza de Befort les parecen puntos de apoyo suficientes para efectuar una conspiracion á la Quiroga. Cuanto habrá subido de punto su jactancia cuando habrán creido tener á su disposicion todas las fuerzas de la península española !

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Pero si el gobierno del rey les hace la guerra en las dos partes del Pirineo, si ataca abiertamente la junta directora, si á su vez barre con firmeza las ventas de los car

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Bonarios, pronto se manifestará la debilidad del partido, y no se oirán mas, ni en Inglaterra ni en otras partes, espre. siones insultantes y que pongan en duda la estabilidad del trono de francia.

Si por la humanidad que debe ser el vínculo de todos los hombres de bien, por la caridad que debe unir á todos los cristianos, y por el pacto de familia que herma na particularmente la Francia con la España, es uno de nuestros deberes principales el socorrer á nuestros vecinos, nuestro propio interés nos hace de este deber una necesidad.

Una secta enemiga de los gobiernos existentes porque pretende ponerse en su lugar; enemiga de la religion porque no conoce freno alguno, estiende en todas partes sus ramificaciones. Esta secta se ocupa sin cesar en descubrir por toda Europa los puntos débiles donde pueda estallar, cambiando sus juntas secretas, sus logias, sus ventas, en rebelion atrevida, como ha logrado verificarlo por tres años sen la isla de Leon y en Oporto, por algunos meses en Nápoles y en Turin; y como lo ha intentado hacer en Paris el dia 19 de agosto de 1820, y despues en la Rochela, Thouars, Saumur, Befort, y Tolon. Solo quiere un pun to donde pueda mantenerse algunas semanas para congregar á los hermanos sea cual fuere su nombre, teutónios, carbonarios, francmazones ó radicales: mándanse algunas fuerzas contra ellos; mas cuando la autoridad no está muy sobre sí, estas fuerzas se pasan á ellos como lo hemos visto en España, Nápoles y Turin en 1820.

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Esta guerra contra los gobiernos no tiene tregua, y nadie duda que nunca ha sido mas activa contra el trono de Francia que en el dia de hoy. A mas de las pruebas que de ello se presentan en toda Francia, bastaria para de

mostrarlo, la pregunta hecha á M. Canning en la cámara de los comunes de Inglaterra, á los 15 y 16 del pasado mes de marzo. Siendo esto asi, ¿podria la Francia permitir que la conspiracion liberal se estendiese sobre ochenta leguas de su frontera? No atacarla en este punto fuera lo mismo que haberla dejado triunfar en Thouars cuando alli se proclamó la república y se formó la municipalidad y el tribunal para administrar y juzgar en nombre de la Junta directora transformada ya en directorio ejecutivo. Urgel y Figueras estan mas cerca de Paris que Tolon, de cuya ciudad quiso hace un año apoderarse la junta directora. La única diferencia es que los revoltosos que se hubiesen apoderado de las fortalezas de Tolon, hubiesen hallado un obstáculo en una poblacion leal que no hubiera admitido su yugo, cuando los liberales puestos á la frontera de España han podido, desde la conspiracion de 1820 contra el palacio de Madrid, mandar en nombre del rey á una poblacion oprimida, y facilitar de este modo en aquel reino un abrigo á todos los revolucionarios armados de Europa.

Si hubiese salido bien la conspiracion de la Rochela, hubieran llegado al instante de Inglaterra, de la Belgica y de América, todos los conspiradores que el temor del castigo y la fuerza de las leyes obligaron á salir de Francia. Las tropas de S. M. se hubieran hallado en frente de los compañeros de Delon, de Montarlot, y de los soldados de Pepe. ¿Y no son estos acaso las mismas gavillas liberales que se han formado á la sombra de la bandera tricolor en Vitoria y en Rosas? ¿Para donde destina Roberto Wilson sus auxiliares radicales, para la España ó para la junta directora ? Asi es que aquellos hombres pacíficos que no hubieran querido que el rey de Francia declarase la guerra á la revolucion que ha

sentado sus reales en España, opinaban, sin quererlo, del mismo modo como si un año atrás hubiesen sido de

parecer de dejar la bandera tricolor tremolando sobre las murallas de Thouars. A mas de esto, que den una ojeada al rededor de sí mismos, que observen á todos los enemigos de su patria, desde los asesinos de 93 hasta los conspiradores del 20 de marzo * , y no hallarán ni uno solo que no tome partido por la revolucion española. En este momento estos enemigos de la Francia tratan de espantarnos con las resultas y la duracion de la guerra de España, « Calculad las fuerzas que >> necesitais (decia, hace poco, uno de los aduladores mas despreciables del último tirano de la Francia): debeis dejar tropas en los pirineos para vuestra seguridad interior; debeis dejarlas tambien en las plazas que tomaréis ó que bloquearéis. Si pasais el Ebro, teneis que defender el curso » de aquel rio para proteger vuestros flancos y retaguardia. » Disminuido asi el ejército antes de llegar á Madrid, aun » tendréis que mandar fuerzas á Granada, á Cadiz y Badajoz, mantenerlas en Viscaya, Navarra y Aragon, y establecer puntos de comunicacion entre estos diferentes >> cuerpos. No bastaria para tanto un ejército triple del que >> teneis. »

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Todavía le parece á este orador que la guerra que se va á hacer en España será igual á la que hizo su amo. Mas, como ya lo tenemos probado en todas las páginas de este escrito, la opinion de todos los verdaderos españoles era contraria á Bonaparte, y estos mismos en el dia estan invocando el apoyo del gefe de la casa de Borbon. Bonaparte echaba de sus sillas á los obispos, de sus parroquias á los pastores, y á los religiosos de su retiro, y nosotros vamos á volverlos al seno de los fieles; Bonaparte en fin combatia el trono

* Época de la invasion de los cien dias, en 1815. (Nota del Traductor ).

legítimo y el rey de Francia va á volverle su antiguo es plendor. Los sentimientos de los españoles responden á la primera parte de la objecion. Bonaparte necesitaba tropas en todos los puntos, porque sus enemigos estaban en todas partes. Y, muy al contrario, el ejército de un prín, cipe nacido de la misma sangre que los reyes de España, hallará, en todas partes, amigos y auxiliares. (24) En cuanto á las fuerzas que le parece al orador citado deberse mandar á Granada, Cádiz y Badajoz, da la mayor confianza sobre esta empresa la proclama del duque de An gulema. « Españoles, les dice, S. A. R., todo se hace por > vosotros y con vosotros; los franceses no son ni quieren » ser mas que vuestros auxiliares; vuestra bandera tremo» lará sola sobre vuestras ciudades; las provincias que atra» vesarán mis soldados serán administradas por autoridades españolas y en nombre de FERNANDO VII. «

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Los conspiradores españoles no han salido con la suya sino porque se apoderaron del palacio de Madrid, usurpando la autoridad del mismo rey, cuyo nombre solo ha obligado á los buenos españoles á resignarse y obedecer las nuevas leyes. Estos hombres leales vieron por otra parte que los embajadores de todos los soberanos permanecian cerca del nuevo gobierno, y pudieron temer el ser abandonados de toda la Europa. Ahora nos anuncian los periódicos estrangeros, que los soberanos van á mandar sus mi nistros cerca de la regencia que tendrá el mando hasta que el rey vuelva á su libertad.

Esta regencia, formada conforme á las leyes de España, reconocida por las potencias europeas, ahorrará tal vez al ejército auxiliar frances el ir al medio dia de la España. Los habitantes de toda la península estan unidos por un mismo amor á su rey, por un mismo apego á las antiguas leyes.

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