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jor su entusiasmo, hízolo celebrar con fiestas y regocijos en su palacio de Valencey, fiestas en que no se escasearon los vivas y los brindis al emperador y á la nueva emperatriz (1). El objeto de estas demostraciones descubrióle bien á los pocos dias (3 de abril), en la carta á Mr. de Berthemy de que acabamos de hacer mérito, en que ya le revelaba su deseo de ser hijo adoptivo de Napoleon. Si así era, lo cual parece inverosímil y repugna creerlo, ¿cómo habia de aceptar el proyecto de evasion con que en tales circunstancias se le convidaba?

Napoleon, á quien interesaba presentar á Fernando á los ojos de la Europa, y principalmente á los ojos de los españoles, como un príncipe que le estaba enteramente sometido, que no pensaba ya ni en el trono ni en las cosas de España, y por quien los españoles harian muy mal en seguir derramando su sangre, hacía publicar todas estas cartas en el Monitor, como antes habia publicado las cartas de Aranjuez pidiéndole una de sus sobrinas por esposa, y las felicitaciones por sus victorias dirigidas desde Valencey. Fernando, no comprendiendo sin duda los artificiosos designios de Napoleon, y conduciéndose como un ino cente, en vez de sentir esta publicidad le daba gracias por ella, y le decia: «Señor, las cartas publicadas en

«el Monitor han dado á conocer al mundo entero los

(1) Descripcion de estas fiestas en comunicacion al ministro de Pohecha por el gobernador Berthemy licía Fouché.

Margarita Barrio

Jefa de Servicio

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ientos de perfecto amor de que estoy penetraavor de V. M. I. y R., y al propio tiempo mi leseo de ser vuestro hijo adoptivo.... Permitid, Señor, que deposite en vuestro seno los penntos de un corazon que, no vacilo en decirlo, no de perteneceros por los lazos de la adopcion. V. M. I. y R. se digne unir mi destino al de incesa francesa de su eleccion, y cumplirá el rdiente de mis votos. Con esta union, además ventura personal, lograré la dulce certiduinque toda Europa se convencerá de mi inalteespeto á la voluntad de V. M. I., y que V. M. na pagar con algun retorno tan sinceros sentis.... (3 de mayo). »>

Aunque los ejemplares del Monitor no se esparcian entoncés mucho por España, hiciéronse no obstante venir algunos, porque interesaba al gobierno francés de París y de Madrid hacerlos conocer, y fué en efecto conocida esta correspondencia, no de todo el pueblo por fortuna, pero sí de bastantes españoles. y lo fué del Consejo de España é Indias, donde además el consejero conde de Torremuzquiz la denunció, añadiendo: «Que sabia que el emperador de los franceses tenia decretado el enlace de nuestro monarca Fernando VII. con la hija de su hermano José, intruso rey de España, declarándole en su virtud príncipe de Astúrias con derecho á la corona de España, aun cuando su hermano tenga hijo varon, con la calidad de que en lo sucesi

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vo no se ha de nombrar Fernando de Borbon, sino Fernando Napoleon, por haberle dcc'arado S. M. I. su hijo adoptivo á consecuencia de la carta que Fernando VII. le habia escrito (1).

Los españoles que conocian los documentos insertos en el Monitor teníanlos por apócrifos, y los miraban como una invencion pérfida de Napoleon á fin de desconceptuar á Fernando para con los que por él se sacrificaban. Y no es estraño que pensáran así, porque si parece inverosímil que toda aquella correspondencia fuese fraguada por el gobierno imperial con un designio inícuo, sin que el interesado en ella reclamase de calumnia, y se quejase de la injuria que se le infería, no parece menos inverosimil que el cautivo de Valencey se prosternase á tal estremo, y correspondiera de un modo tan inaudito á los sacrificios que por él esta nacion generosa estaba haciendo. Así lo interpretó el Consejo, atribuyéndolo á una insidiosa maniobra de Napoleon, enderezada á desacreditar á Fernando y enagenarle el amor de sus súbditos, á ganar en España por la astucia y las malas artes lo

(1) Sesion del Consejo de 9 de junio de 1810. Señores que asistieron: el decano del Consejo, don Manuel de Lardizabal, don Bernardo de Riega, don José María Puig, don Sebastian de Torres, don José Navarro, don Antonio Ignacio de Cortabarría, don Ignacio Martinez de Villela, don Miguel Alfonso Viliagomez, don Vicente Duque de Estrada, don Tomás

Moyano, don Pascual Quilez, don José Salcedo, conde de Torremuzquiz, don Ignacio Omnibrian, don Jose Pablo Valiente, don Tadeo Galisteo, don Antonio Lopez Quintana, el baron de Casa Davalillo, don Francisco Lopez Lisperguer, don Lope Peñaranda, don Francisco Javier Romano, don Vicente Alcalá Galiano, don Autonio Ranz Romanillos.

que veia serle ya muy difícil, si no imposible, por la fuerza y por las armas, ó á preparar acaso por este medio la realizacion del enlace matrimonial que se suponía solicitaba Fernando.

Parecióle no obstante al Consejo materia harto grave, y pasó la mocion de Torremuzquiz á informe de sus dos fiscales, para que expusieran lo conveniente en negocio de tanta entidad para la nacion. Evacuado por éstos el informe, y visto y aprobado en Consejo pleno, se acordó excitar á la Regencia á que hablára á los españoles de ambos mundos de un modo solemne y por medio de un manifiesto, á propósito para tranquilizar los ánimos, y que entretanto se detuviera la salida de todo buque para América á fin de impedir que se trasmitieran antes á aquellos paises tan alarmantes noticias. Pero lo notable de esta consulta cra que á juicio del Consejo el remedio mejor y mas eficaz para destruir los nuevos artificios de Napoleon y salvar el trono y la nacionalidad española era la pronta celebracion de las Córtes. «El Consejo «entiende (decia) de absoluta necesidad y de sumo in«terés que en el Manifiesto se asegure la pronta cele«bracion de las Córtes, y que se cumpla y realice lue«go, luego, esta grande obra, pues ella es el medio mas «prudente, el mas poderoso, y acaso el único que pue«de salvarnos.» Y mas adelante: «Las Córtes para lue«go, luego, y del mejor modo posible, pueden ser nues«tro remedio. Y por último: «Urgen, Señor, las Cór

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tes; y no hay reparo en que se celebren legítima«mente con los diputados posibles, porque la necesidad dispensa y recomienda lo mismo que en otras «circunstancias no deberia ejecutarse... (1).» Concluia la consulta pidiendo la libertad de la imprenta, como un medio conveniente á la defensa y felicidad de la nacion.

Ideas notables, y en verdad bien estrañas en boca de una corporacion que pocos meses hacía se habia mostrado hasta desafecta á la celebracion de Córtes, y que en su famosa consulta de 4 de febrero pidió, y lo consiguió, que en la fórmula del juramento de los regentes se suprimiera lo que se referia á la convocatoria, diciendo que no se tratára de Córtes mientras no mudára mucho el estado de la nacion. Pero cualquiera que fuese la causa de esta novedad en las opiniones del Consejo, sus últimos deseos se vieron cumplidos, puesto que al tiempo de poner los ministros sus rúbricas en la consulta (19 de junio), se encontraron con un decreto de la Regencia, convocando las Córtes del reino para el próximo mes de agosto.

Dada cuenta de este interesante episodio político, cúmplenos ahora volver á las operaciones militares que dejamos pendientes.

(1) Consulta del Consejo de 17 de junio.

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