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Almaráz. Pero tomado por los franceses el del Arzobispo en que se habia colocado el general Trías, y acometidos los demás sucesivamente, tuvo él mismo que retirarse, primero á Jaraicejo y después á Trujillo. En esta ciudad, atendido el mal estado de las tropas y la superioridad de las fuerzas enemigas, deliberóse en consejo de guerra lo que habia de hacerse, y se acordo alejarse hasta Zalamea, distante mas de tres jornadas, al lado de la sierra que parte términos con Andalucía. Llegaron allí nuestras asendereadas tropas el 28 de diciembre: los franceses ocuparon dos dias ántes á Trujillo.

Nada hemos vuelto á decir de la Junta Central desde que la dejamos en Talavera. Allí celebró dos sesiones: prosiguió luego su viage, y en Trujillo se detuvo cuatro dias, dando órdenes á los generales y juntas para el armamento de aquellas provincias, y haciendo esfuerzos, mas plausibles que fructuosos, para persuadir al general inglés Moore á que obrára activamente en Castilla, y distrajera las fuerzas del imperio para impedir una invasion en Andalucía, donde ella se encaminaba, y único punto donde á favor de aquella distraccion podria con algun desahogo reorganizarse un ejército. En efecto, la Junta resolvió en Trujillo, no dirigirse ya á Badajoz cono ántes habia pensado, sino á Sevilla, ciudad mas populosa, de mas recursos y por entonces mas resguardada. A su paso por Mérida una diputacion de la

ciudad, apoyada despues por la misma junta provincial, y esponiendo ambas que aquél era el clamor del pueblo, pidió á la Central que nombrára capitan general de la provincia y de sus tropas á don Gregorio de la Cuesta, que los centrales llevaban consigo en calidad de arrestado. Estraña peticion, en la situacion en que aquel general se hallaba, y con los antecedentes que á ella le habian conducido, y por lo cual la Junta resistió cuanto pudo y accedió después con repugnancia á su nombramiento. Cuesta fijó su cuartel general en Badajoz, y llamó las tropas de Zalamea, con que dejó descubierta la Andalucía, que era una de las cosas que la Junta recelaba.

El 17 de diciembre entró la Central en Sevilla, donde fué recibida con júbilo y entusiasmo, porque sus últimas medidas y su reciente actitud habian desvanecido en mucha parte la nota de falta de energía y actividad conque hasta entonces se le habia tildado. La muerte de su anciano presidente el conde de Floridablanca, acaecida á los pocos dias (28 de noviembre), y su reemplazo por el marqués de Astorga, contribuyó tambisn algo á darle mas vida en lo político y en lo militar, porque se habia hecho Floridablanca, como sabemos, enemigo de toda reforma, y las ideas del de Astorga estaban mas en armonía con las de su siglo.

CAPÍTULO V.

CAMPAÑA Y MARCHA DE NAPOLEON.

RETIRADA DE LOS INGLESES.

SEGUNDO SITIO DE ZARAGOZA.

1808.-1809.

Situacion del ejército inglés.-Perplegidad de Sir John Moore.-Sale de Salamanca camino de Valladolid.-Tuerce á Mayorga, y por qué. -Unensele Baird y la Romana.-Posicion y movimiento del mariscal Soult.-Napoleon y el ejército imperial: paso penoso del Guadarrama.-Retrocede el ejército inglés.-Indisciplina y escesos de la tropa.-Quebranto del marqués de la Romana en Mansilla de las Mulas.-Reunion de ingleses y españoles en Astorga. -Lastimosa retirada de unos y otros á Galicia.-Desórdenes y pérdidas.Napoleon en Astorga.-Noticias que recibe de Austria.-Vuelve á Valladolid. Su conducta en esta ciudad.-Regres a precipitadamente á Francia. Segunda entrada de José en Madrid: jura y reconocimiento.-Persigue Soult á los ingleses.-Batalla de la Coruña.-Muerte de Moore.-Se reembarcan en aquel puerto.-Entran los franceses.-Apodéranse del Ferrol.-Se enseñorean de Galicia.-Romana en la frontera de Portugal. - Ejército del centro.- El Infantado: Venegas.—Desastre de Uclés.-Horribles demasias y crueldades de los franceses en aquella villa.-Huye el Infantado á Murcia, y después hacia Sierra Morena.-Sucesos de Cataluña.—Reemplaza Vives al marqués de Palacio.-Estrecha y bloquea á Barcelona: apuro de Duhesme.-Llegada de Saint Cyr con el séptimo cuerpo á

Cataluña.-Sitio y toma de Rosas por los franceses.-Socorren á Barcelona.-Acciones de Lliaás y de Molins de Rey funostas á los esañoles.-Retiranse à Tarragona.-Reemplaza Reding á Vives.— Dominan los franceses el Principado.-Segundo sitio de Zaragoza. -Fortificaciones y medios de defesasa.-Fuerzas de sitiadores y sitiados.-Primeros ataques.-érdida del Monte Torrero.- Mortier, Suchet, Moncey, Junot.-Sangriento combate del convento de San José y del ante-puente del Huerva.-Zaragoza circunvalada.-Bombardeo: nuevos combates: epidemia: heroismo de los zaragozanos. -Partidas fuera de la ciudad.-Es asaltada la poblacion por tres puntos. --Resistencia admirab'e.-Lannes, general en gefe del ejército sitiador.--Mortifero ataque del arrabal.-Minas, coutraminas, voladuras de conventos y casas.-Porfizda lucha en cada casa y en cada habitacion.-Estragos horribles de la epidemía: espantosa mortandad: firmeza de los zaragozanos: Palafox enfermo. - Disgusto y murmuraciones de los franceses.-Ultimos ataques y voladuras.-Capitulacion.-Elogios de este memorable sitio hechos por los enemigos.-Cuadro desgarrador que presentaba la ciudad.-Resultado general de esta segunda campaña.

Colocado Napoleon en la pequeña villa de Chamartin, como si dijéramos en un arrabal de la capital del reino; no desatendiendo desde allí los grandes negocios de Europa; obrando como soberano de España; espidiendo decreios imperiales y estableciendo radicales reformas en el sistema político y económico del reino: creando cuerpos de guardia nacional en Madrid y en las grandes poblaciones ocupadas por los franceses, para la conservacion del órden público interior (1); pero fija mas principal y asiduamente

(1) Por un decreto, de que no hemos hecho mérito antes, y del cual nada hemos visto que digan tampoco otros historiadorres, se mandaba la formacion en Madrid

de cuatro batallones y un escuadron de guardias nacionales, á cuyo efecto se dividia la villa en cuatro cuarteles ó barrios. Se mandaba además organizar un

su atencion en la manera de destruir el ejército inglés de España, objeto preferente de su animosidad como todo lo que pertenecia á la nacion británica, indicó la proximidad de su movimiento pasando revista á las puertas de Madrid (19 de diciembre) á setenta mil hombres de buenas tropas. En efecto, á los dos dias, quedando de ellas diez mil para la guarnicion de la capital, fortificado el Retiro, y nombrado lugarteniente suyo su hermano José, partió con sesenta mil hombres camino de Guadai rama. Del plan que se propusiera nada se sabia, porque el sigilo era una parte esencial de su sistema, y no permitia publicar nada referente á operaciones militares sino cuando ya estaban ejecutadas, y no podia haber en ello ningun peligro.

El general inglés sir John Moore, que, como dijimos, se habia situado desde noviembre en Salamanca, donde con mucho trabajo y teniendo que hacer un gran rodeo se le habian unido la artillería y caballería conducidas por sir John Hope; teniendo en Astorga la division mandada por sir David Baird; acobardado con las noticias que iba recibiendo de las derrotas de los españoles en Espinosa, en Burgos y en Tudela; no

batalion en cada una de las poblaciones siguientes: Toledo, Talavera, Alcala, Guadalajara, Aranjuez, Valladolid, Segovia, Avila, Palencia, Castrojeriz, Reinosa, Santander, Aranda, Burgos, Bilbaʊ, Logroñɔ, en una palabra, en

todas las capitales y grandes poblaciones en que dominaban. El decreto concluia: «En mi campo imperial de Madrid el 15 de diciembre de 1808.-Gaceta del 22 de diciembre.

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