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Los historiadores coetáneos representan en estos tiempos á Galicia, como enagenada en cierto modo de la accion del gobierno central. Los nobles ejercian un dominio despótico ó mas bien una tiranía completa sobre los pueblos; levantaban castillos y fortalezas, que daban abrigo á todos los hombres de mal vivir, y la justicia y buen concierto de la sociedad, estaban en la mayor postracion (z) Para remediar estos males, que con grandes quejas, fueron representados á los Reyes mandaron estos, acompañados de buena hueste á Don Fernando de Acuña hijo del conde de Buendia, y á Garci Lopez de Chinchilla, letrado y hombre de grande ingenio; llegaron estos caballeros á Santiago, y llamados á su presencia los procuradores de las villas y ciudades, comenzaron á remediar el mal estado de la tierra y establecieron su tribunal, que hizo cumplida justicia de los malhechores, robadores y salteadores que la aquejaban; siendo sentenciados á la última pena y ejecutados con todo rigor muchos, y entre ellos dos caballeros llamados Don Pedro de Miranda, y Don Pedro Pardo Mariscal, á quienes no pudieron librar del suplicio, las riquezas que poseian, ni las cuantiosas ofertas, que de ellas hicieron para rehuir la accion de las leyes. Obraban los comisionados con esta entereza y viger, en virtud de real cédula espedida en Toledo á tres de Agosto de 1480, que les mandaba pasar á Galicia y formar en ella audiencia: tal es el origen del tribunal superior de este reino, ampliado despues por Felipe II, y trasladado á la Coruña; su primer establecimiento fué segun se ha visto, en Santiago, y la cédula de creacion esplica su índole y carácter primitivo, que era el de un juzgado ecscepcional. (Apénd. núm. 13.)

(z) Luc. Marin. Sicul. Sumario de los Reyes Católicos,

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De creer es que con esta providencia y otras que la acompañaron, se restableciese la quietud y paz que se deseaba; y que entonces sucedieron al rigor y la dureza, medidas encaminadas al bien estar de los pueblos; asi lo hace creer una gracia concedida á la Coruña por la Reina Católica, que estando en Alcalá de Henares por el mes de Marzo del año de 1503, la hizo merced del derecho de una feria franca de treinta dias al año dentro de sus muros; no ecsiste este privilegio entre los de la ciudad, pero consta su ecsistencia en los libros de acuerdo del ayuntamiento, y en la celebracion de la misma feria, que nula é insignificante, ha conservado al menos su nombre.

Fallecida la Reina Doña Isabel en Madrigal á veinte y seis de Noviembre de 1504, y retirado á su reino de Aragon, su esposo D. Fernando de resultas de las disensiones que tuvo con su yerno Felipe el Hermoso archiduque de Austria, recayó la corona en Carlos I de España y despues V de Alemania, niño á la sazon, de cinco años, en cuyo nombre y en el de su madre Doña Juana, viuda del archiduque, se libraban las cédulas y despachos, reales: asi lo comprueba uno dado á doce de Marzo del año de 1505 en favor de la Coruña, y contra Bentanzos (a) Dispónese en él, que no se cobre en esta ciudad á los vecinos de la primera, que por alli pasen, derechos de pasage, portazgo, anclage &c. Motivó esta resolucion real, largos y costosos pleitos entre ambos ayuntamientos, si bien aparece fundada en una larga serie de privilegios concedidos á la Coruña, que inserta íntegros.

Por la menor edad del Rey, y la incapacidad y demencia de su madre, transtornada con la muerte de su esposo, habian

(a) Ind. de Priv. núm. 41.

nombrado las Cortes Gobernador y Regente del reino al ancia¬ no Don Fernando en 1506; volvió efectivamente desde Aragon al desempeño de este grave cargo, y en union con el célebre cardenal Gimenez de Cisneros, gobernó los asuntos de la monarquía, mientras su nieto Carlos caminaba á mayor edad. Muerto en 1516, á tiempo que el nuevo monarca desembarcaba en Laredo, pisando por la vez primera, el reino, de que venia á tomar posesion, vióse este falto de los buenos consejos de su abuelo y del cardenal, cuando cabalmente le rodeaban y asediaban los estrangeros, que habia tratado desde su infancia, y que parece venian á meter la tierra á sacomano: nadie ignora el funesto ascendiente que en su espíritu ejercieron muchos de ellos, y sobre todos su particular favorito Guillermo de Croy Señor de Xevres, la larga serie de agravios causados á los naturales del pais, el descontento que cundió por todas las clases del estado, la inoportuna marcha del Rey á ceñirse la corona del imperio á que le llamó el voto de los electores, y por último las célebres Cortes de Santiago y la Coruña, que fueron por decirlo asi, la señal del levantamiento de las comunidades. Forzoso será detenernos algo en estos acontecimientos importantes, tratados Ꭹ concluidos en esta ciudad.

Corria el año de 1519, cuando habiendo recibido D. Carlos la noticia de que los electores del imperio, reunidos segun costumbre en Aquisgran, le habian preferido á sus competidores, y nombrado Emperador, empezó á disponer su viage, convocando las Cortes en Santiago para despues embarcarse en la Coruña. Cobró mas vuelo con esta nueva la sorda agitacion que se manifestaba en el reino, causada por los desaciertos anteriores y por la avaricia y orgullo de los advenedizos flamencos: veíase que en vez de poner algun remedio á tantos ma

les, abandonaba el monarca la mejor perla de su corona, parɛ ir á tierras lejanas, á invertir sumas cuantiosas con que se desangraba la España; agravó mas el sentimiento la circunstancia de convocar las Cortes, no como siempre se habia hecho, en un pueblo de tierra llana de Castilla, sino en un punto remoto, é inmediato al mar, como para proporcionar á los estrangeros la ocasion de poner en salvo, las fortunas que con tan malas artes, habian acopiado. Semillas de esta naturaleza no podian dejar de producir larga cosecha de disgusto, y de lágrimas; asi es que empezó á sentirse en la tierra y especialmente en las ciudades de voto en Cortes, aquel rumor y mal estar que precede siempre á las alteraciones de los pueblos.

Toledo fué la primera que dió la señal, reuniendo su ayuntamiento, y resolviendo invitar á las demas ciudades á representar al monarca, los agravios del pais, los medios que podrian remediarlos y la mala ocasion de su marcha, que convendria suspender para bien del reino: enteradas las ciudades, el mayor número aprobó esta resolucion; solo Burgos no gustó de ella, Sevilla se escusó de responder y Granada recomendó la templanza y dilacion hasta hallar coyuntura mas oportuna. Pero animada Toledo con el voto de la mayoría, estendió su representacion y nombró apoderados que marchasen á Valladolid á ponerla en manos del Rey, á punto que llegaban á la misma ciudad los procuradores de Salamanca con igual objeto: unos y otros solicitaron audiencia real, pero se les contestó que S. M. pasaba á Tordesillas á despedirse de su madre Doña Juana; esperaron pues, con ánimo de seguir á la corte, como lo hicieron, renovando sus instancias en Villalpando, mas nada pudieron conseguir hasta Benavente; en esta villa se presentaron a' monarca, quien despues de haberlos oido con as pereza y desabri

miento, les respondió que en las Cortes de Santiago podrian esponer lo que creyesen conveniente. No hizo buen efecto en Toledo este desaire á sus procuradores, que sin embago, siguieron á Galicia, donde para entoces estaban ya los de las demas ciudades; abriéndose las Cortes en Santiago el dia primero de Abril del año 1520.

Presidíalas Hernando de Vega señor de Grajal y comendador mayor de Castilla, ilustre caballero, y asistian como letrados Garcia de Padilla obispo de Badajoz, y el licenciado Zapata (b). Y receloso el Emperador de las diligencias que practicaban los procuradores de Toledo y Salamanca para que se negase el servicio, y se pusiese mano en la reparacion de los agravios causados al reino, determinó hallarse presente, para de este modo imponer á los que se mostraban mas alentados. Con esta ceremonia se hizo la proposicion á las Cortes, manifestando las justas y poderosas causas que le movian á hacer la jornada á Alemania, los muchos gastos hechos en su venida á estos reinos, en armamentos contra infieles, y en la partida de su hermano el Infante Don Fernando, por todo lo cual pedia un servicio de dos cuentos de maravedises en tres años. Mucha turbacion causó en las Cortes este discurso, alterándose gran número de procuradores, y si bien estaban determinados á negar lo que se les pedia, disimulaban contenidos por la presencia del Rey. Solo los de Salamanca rehusaron descubiertamente hacer la solemnidad del juramento ordinario, si no se accedia á lo que anteriormente habian suplicado à S. M. Fue mirado aquel teson como desacato y motivo de escándalo, por lo cual se les mandó salir del local, prohibiéndoles la entrada en las Cortes. Entonces dijo D. Pedro Laso procurador de Toledo, que él traia un po(b) Sandoval. Hist. de Carlos V. Lib. V.

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