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dina del Campo á ocho dias del mes de Febrero, año del Nascimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil quinientos e cuatro años.-YO EL REY.-YO LA REINA.-Yo Gaspar de Gricio, Secretario del Rey e de la Reina nuestros Señores, la fice escrebir por su mandado.-M. Doctor.-Archidiaconus de Talavera.-Licenciatus Zapata.-Licenciatus Po

lanco.

franquezas, e libertades e exenciones, preeminencias, prerogativas e inmunidades, e todas las otras cosas, e cada una de ellas que podiades e debiades haber e gozar siendo natural de estos dichos Nuestros Reynos, e que en ello ni en parte de ello embargo ni contrario alguno vos non pongan ni consientan poner: lo cual Mandamos que así se faga e compla non embargante cualesquier leys e ordenanzas de estos Nuestros Reynos que en contrario de lo susodicho sean ó ser puedan: con las cuales, y cada una dellas, de Nuestro propio motu, y cier-ta ciencia y poderío Real absoluto, de que en esta parte como Rey e Reina e Señores naturales queremos usar, dispensamos en cuanto á esto toca e atañe, quedando en su fuerza y vigor para en las otras cosas adelante; e los unos ni los otros non fagades ni fagan ende al por alguna manera, so pena de la Nuestra merced e de diez mil maravedis para la Nuestra Cámara á cada uno que lo contrario ficiere; e demas Mandamos al home que les esta Nuestra Carta mostrare, que los emplace que parezcan ante Nos en la Nuestra Corte, do quier que Nos seamos, del dia que los emplazare fasta quince dias primeros siguientes, so la dicha pena; so la cual Mandamos á cualquier Escribano público, que para esto fuere llamado, que dé, ende al que ge la mostrare testimonio signado con su signo, porque Nos, sepamos en cómo se comple Nuestro mandado. Dada en la Villa de Me

dina del Campo á ocho dias del mes de Febrero, año del Nascimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil quinientos e cuatro años.-YO EL REY.-YO LA REINA.-Yo Gaspar de Gricio, Secretario del Rey e de la Reina nuestros Señores, la fice escrebir por su mandado.-M. Doctor.-Archidiaconus de Talavera. Licenciatus Zapata.-Licenciatus Polanco.

Fragmentos de una Carta que escribió el Almirante Don Cristóbal Colon, y envió con Diego de Escobar, al Comendador Nicolás de Ovando desde la Jamaica.

JAMAICA.-MARZO DE 1504 (1).

UY noble Señor: En este punto rescebí vuestra carta: toda la lei con gran gozo: papel ni péndolas abastarian á escrebir la consolacion y esfuerzo que cobré yo y toda esta gente con ella. Señor, si mi escrebir con Diego Mendez de Segura fue breve, la esperanza de suplir mas largo por palabra, fué cabsa dello. Digo de mi viage que en mil papeles non cabria á recontar las asperezas de las tormentas e inconvenientes que yo he pasado, etc...... (donde le cuenta muchas cosas de su viage y de la riqueza de las tierras que dejaba descobiertas, y de cómo llegando á la Jamaica la gente que traia le fizo juramento de lo obedescer hasta la muerte, y de cómo se le alzaron etc., y

(1) CASAS; Historia de Indias, ms., lib. II, cap. 34.

mas abajo dice así): Cuando yo partí de Castilla fué con grande contentamiento de Sus Altezas y grandes promesas, en especial que me volverian todo lo que me pertenesce, y acrescentarian de mas honra: por palabra y por escripto se pasó esto. Allá Señor os envio un capítulo de su carta que dice de la materia. Con esto y sin ello desque les comencé á servir, yo nunca tuve el pensamiento en otra cosa. Pídoos, Señor, por merced que esteis cierto desto. Dígolo porque creais que he de facer y seguir en todo vuestra órden y mandado sin pasar un punto. Escobar me diz, Señor, el buen tratamiento que han rescebido mis cosas, y que es sin cuento. Rescíbolo todo, Señor, en grande merced, y agora non pienso salvo en que podia pagar tanto. Si yo fablé verdad en algun tiempo, esto es una: que dempues que os ví y conoscí, siempre mi ánima estuvo contenta de cuanto allá y en todo cabo adonde se ofreciese por mí, Señor, haríades. Con esta razon he estado siempre aquí alegre y bien cierto de socorro, si las nuevas de tanta nescesidad y peligro en que estaba y estoy llegasen á su oido. No lo soy ni puedo escrebir tan largo como lo tengo firme. Concluyo que mi esperanza era y es, que para mi salvacion gastariades, Señor, fasta la persona, y soy cierto dello que así me lo afirman todos los sentidos. Yo no soy lisonjero en fabla, antes soy tenido por áspero. La obra, si hobiere logar, fará testimonio. Pídoos, Señor, otra vez por

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