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tidario de los Borbones, en sus propios estados por superiores fuerzas del Imperio, fué preciso á Luis XIV. enviar en su auxilio un ejército de mas de treinta mil hombres mandados por el denodado mariscal Villars, el cual por medio de un hábil movimiento cruzó la Selva Negra, y burlando al príncipe Luis de Baden logró incorporarse con el bávaro, cosa que no habian podido creer los enemigos (mayo, 1703). Otro cuerpo de veinte mil franceses conducido por el duque de Vendôme partió tambien de Italia á reunirse con el de Baviera, que obraba ya en el Tirol, y sometia el ducado de Neuburg, habiendo dejado á Villars en el Danubio, poniendo en contribucion todo el pais hasta el círculo de Suabia, y batiendo y derrotando al principe Luis de Baden. Vuelto á Italia el de Vendôme, Ꭹ reforzado el de Baden con un considerable cuerpo de tropas alemanas, sostuvo alli la guerra contra el de Baviera y el de Villars, hasta que derrotado en una batalla en que perdió siete mil hombres y treinta y tres piezas (20 de setiembre, 1703), tuvo que retirarse cerca de Augsburgo, donde procuró atrincherarse. Por otro lado, otro cuerpo de cuarenta mil hombres, españoles y franceses, que á las órdenes del duque de Borgoña operaba en el Rhin, tomó á los alemanes la importante plaza de Brissac. Y habiendo regresado el de Borgoña á Versalles, y quedado con el mando de aquel ejército el mariscal de Tallard, rindió éste la plaza de Landau, despues de haber des

baratado á los príncipes de Hesse-Casel y de Nassau cerca de Spira (15 de noviembre, 1703), en cuya accion perdieron los alemanes treinta piezas y tuvieron mas de diez mil bajas. En cambio tomaron los imperiales en esta campaña las plazas de Bona y Limburgo.

Aunque corto el ejército español de Italia, todavía fué bastante para rendir á Vercelli (julio, 1703), dos años antes ocupada por los alemanes, é igual tiempo bloqueada por los españoles. Hiciéronse mil prisioneros, se tomaron sesenta piezas de artillería, y quedó libre la navegacion del Pó. El duque de Vendôme, que habia ido al Trentino y estrechaba el sitio de Trento, tuvo que retroceder para desarmar las tropas del duque de Saboya, de quien se supo que andaba en dobles tratos y habia hecho liga con los alemanes. Las tropas piamontesas fueron desarmadas (29 de setiembre, 1703), no obstante el socorro que les llevó el general Visconti; apoderóse despues Vendôme de la ciudad de Asti (8 de noviembre), que salieron á entregarle el obispo y magistrado, y estableciendo cuarteles de invierno en el Piamonte, llegaba en sus correrías á las puertas de Turin, en tanto que el mariscal francés Tessé con tropas de la Provenza y del Delfinado penetraba en la Saboya y se apoderaba de Chambery.

En los Paises Bajos fué donde ardió menos viva este año la guerra. Ingleses y holandeses tenian alli

un poderoso ejército, con el cual emprendieron el sitio de Amberes. Pero acudiendo con celeridad las tropas francesas y españolas que habia disponibles, mandadas aquellas por el mariscal de Bouflers, éstas por el marqués de Bedmar, lograron un señalado triunfo sobre los aliados (30 de junio, 1703), en que las tropas de Francia y del elector de Colonia se condujeron con admirable valor, y las españolas y walonas asombraron á nuestros aliados y aterraron á los enemigos. De sus resultas los holandeses quitaron el mando á su general. Despues de aquel sangriento combate el escaso ejército franco-español hubo de limitarse á estar á la defensiva.

Tal era el estado de la guerra de sucesion en los Estados de fuera de España, cuando con la venida del archiduque Cárlos de Austria comenzó á encenderse dentro de nuestra península (").

(1) Historia de la casa de Austrin, tom. I.-Historia de Europa, ad ann.-Id. de las ProvinciasUnidas de Flandes.-Leo y Botta, Istoria d'Italia.-Macanaz, Memorias, cap. 12 y 13.-San Felipe,

Comentarios, ad ann.-Belando. Historia Civil de España, P. II. c. 43 y 46.-Ide n, P. III. c. 3 á 14.-Gacetas de Madrid de los años correspondientes.

CAPITULO IV.

GUERRA DE PORTUGAL.

NOVEDADES EN EL GOBIERNO DE MADRID.

De 1704 á 1706.

Ilusiones del archiduque y de los aliados.-Mal estado de aquel reino. Grandes preparativos militares en España.-Sale á campaña el rey don Felipe.-El duque de Berwick.—Triunfos de los españole3.-Apodéranse de varias plazas portuguesas.—Retíranse á cuarteles de refresco.-Regresa el rey á Madrid Fiestas y regocijos públicos. Empresa naval de los aliados.-Dirigese la armada anglo-holandesa á Gibraltar.-Piérdese esta importante plaza.--Funesta tentativa para recobrarla.—Sitio desastroso.-Levántase despues de haber perdido un ejército.-Recobrau algunas plazas los portugueses. Intrigas de las córtes de Madrid y de Versalles.-Se paracion de la princesa de los Ursinos.-Profundo dolor de la reina.-Nuevo embajador francós.-Carácter y conducta de Grammont.-Cambio de gobierno.-Habilidad de la princesa de los Ursinos para captarse de nuevo el afecto de Luis XIV.-Va á Versales.-Obsequios que le tributan en aquella córte.-Vuelve á Madrid, y es recibida con honores de reina.-El embajador Amelot.El ministro Orri.-Campaña de Portugal.-Tentativa de los portugueses sobre Badajoz.-Nueva política del gabinete de Madrid.-El Consejo de gobierno. La grandeza. -Conspiraciones.-Notable proposicion del embajador francés.-Es desechada.-Disgusto de los reyes.-Mudanzas en el gobierno.-Situacion de los ánimos.

Dejamos en el capítulo anterior hecha por ambas partes la declaracion de guerra entre Portugal y Es

paña, y muy próximas á romperse las hostilidades. El almirante de Castilla, alma de los planes de los enemigos en Lisboa, habia representado al archiduque Cárlos de Austria y á todos los aliados como muy fácil la empresa de apoderarse de este reino y de ceñir la corona de Castilla. De tal manera le habia pintado abandonadas las plazas, las provincias sin defensa, sin ejército la nacion, el tesoro sin dinero, descontentos los españoles de la dinastía y del gobierno francés, y dispuestos á sublevarse y adherirse al austriaco tan pronto como éste pisára el territorio español, que Cárlos llegó á creer que no hallaria resistencia formal, y no ansiaba sino el momento de invadir las provincias castellanas. Acaso hubo mas de ilusion que de mala fé en el almirante, porque en todos tiempos los emigrados á estraños paises por causas políticas se persuaden fácilmente de que los espera en su patria un partido numeroso, irresistible, que no aguarda sino su presencia para levantarse y derrocar lo existente. Pues solo de esta manera se concibe que siguiera pensando asi aquel magnate despues de haber visto el encono con que los estremeños perseguian á los portugueses desde que Portugal se declaró por el archiduque "), y despues de haber visto la suerte que habian corrido

(1) Desde este tiempo los estremeños comenzaron á hacer invasiones en los pueblos fronterizos de Portugal, quemando campos, labranzas y caserios, y no dando cuartel ni perdon á ningun

portugués que cayera en sus manos; tanto, que tuvo el rey que prohibirles aquellas entradas, hasta que pudieran hacerlo unidos con las tropas.-Macanaz, Memorias, cap. 17.

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