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«¡Oh mi buen, mi escelente D. Gil!... ¡Tu que tanto ruido y >>papel hiciste en la iglesia, y tan poco en el mundo!... ¡Tú, que >>amaste y egercitaste el canto y el latin, sin comprenderlos; plie»go blanco de papel, en que estampó la Fé sus adoraciones, para »ponerlas en manos del Señor! no me olvides allá arriba, donde estás con otros muchos POBRES DE ESPÍRITU Y RICOS DE CORAZON; »y ruega por la que supo apreciar la suave almendra bajo su tosca

>> corteza!»>

Ya apuntamos antes cuál es nuestro juicio acerca de la forma de estos escritos. Mas hay en ellos un carácter particular, acerca del cual no podemos menos de llamar la atencion de nuestros lectores, y muy señaladamente, la de los que leen para aprender á escribir.

Ante todo, es notable en FERNAN su estilo propio; de una verdad, de un colorido tal, que no puede confundirse con otro. Hemos oido á algun Aristarco, censurar en aquel tal ó cual espresion, tal cual frase menos castiza; mas no sabemos de ninguno tan injusto ni descontentadizo que en aquella otra dote, que es la principal en el escritor,-como que es la que constituye su individualidad,-no le conceda la palma entre los primeros.

Mas no se crea que el pintor de los CUADROS DE COSTUMBRES, de las RELACIONES y de los DIÁLOGOS, no tiene en su paleta colores para copiar otra cosa que la ruda, franca y enérgica fisonomía del pueblo. Un crítico eminente, un escritor, en quien compiten el corazon y la cabeza, un amigo nuestro muy querido, en el bellísimo prólogo que en este mismo tomo ha dedicado á la preciosa novela titulada UN SERVILON Y UN LIBERALITO, ha tenido antes que nadie la gloria de consignar esta observacion : « En el lenguaje de la culta sociedad,-dice hablando de FERNAN,—no le conozco rival ni entre los mejores. >>

No es escasa, á la verdad, la alabanza, por venir de quien viene, y por ser tan merecida. Repasen su memoria cuantos profesan la literatura ó á ella tienen particular aficion, y sin limitarse precisamente á la Novela, en que tenemos tan poco, observen nuestro teatro en que somos mas ricos. Y ciertamente, desde Iriarte, que en el Señorito mal criado nos dejó una muestra de que poseía este secreto, no hallará muchos escritores á quienes sea familiar. De seguro no lo encontrará en Moratin, á quien en tantas otras cualidades del estilo nadie recusará como Maestro. Es mas: sabemos de escritores que por su cuna y por su educacion corresponden á lo mas puro y elevado de aquella clase, y cuya conversacion es por demas culta, amenísima y elegante; y sin embargo, pintan mejor las animadas escenas de una venta ó de un campamento, que el tono grave y acompasado de los salo

nes. Y á la verdad no es estraño. La buena sociedad ó es una, ó cuando menos, se parece mucho en todas partes; como que la cultura consiste en destruir lo anguloso, es decir, en quitar muchas de esas singularidades que constituyen los tipos especiales. Y conservar estos sin perder aquel tono, es raro privilegio que requiere no solo un estudio profundo y gran sagacidad para la observacion, sino ademas una flexibilidad suma, para la cual acaso habria de ser necesario que se combinasen un gran talento de hombre, un corazon de muger y la esquisita sensibilidad de la dama, á quien la observancia de las costumbres del pueblo y la práctica de la vida aristocrática, fuesen en parte ingénitas, en parte heredadas ó familiares desde la cuna.

No aspiramos á que en ello se nos crea sobre nuestra palabra. La prueba está en muchos, sino en todos los personages de FERNAN; entre los cuales, sin embargo, citaremos á los Duques de Almansa, á Ismena, al general Conde de Alcira, á la Marquesa de Valdejara, á su hijo, tipo de caballeros.... á tantos otros.... entre ellos á Clemencia, al Abad, á Pablo, á Sir George Percy, y de Brian, y sobre todo,-pues de estos tratamos,-á la MARQUESA DE ALORA y al CONDE DE VIANA, que son los interlocutores de estos Diálogos.

y

Ellos discuten siempre, y disputan como de propósito; que es decir que tienen mas ocasiones de mostrar su carácter, por lo mismo que esas discusiones pasan á solas, en la intimidad de una amistad antigua, é indulgente; y sin embargo, cada cual, mostrándose tal como es, no choca, ni ofende, ni al lector ni á su antagonista. Al contrario, éste ama y respeta la razon que se le opone, y los lábios que se la dicen; y el lector estuviera á veces indeciso sobre á quién dar sus simpatías, sino fuese.... porque la Marquesa, en su corazon y en su inteligencia y en la tésis que defiende, es, como si digéramos, la personificacion del escritor. Al que de esto dudare, le remitiremos á los DIALOGOS; á los trozos que hemos citado, á la campanilla azul que habia de imponer silencio, y á la de oro que habia de escitar á la Marquesa á continuar en su elocuente improvisacion; á aquella deliciosa república en que ella habia de ser la Presidenta y legisladores y ministros las flores y los niños, abundando por supuesto las fuentes y las confiterías.

Permítasenos citar tambien como egemplo la contienda entre ambos, con ocasion de la felicidad en que la Marquesa supone que rebosa la familia de la generala Pelaez. ¡Con qué viveza y naturalidad es conducido el diálogo que ha de terminar por conceder el atacado la confianza de un terrible secreto de familia, con

fianza que si se provocó sin pensarlo, no se arranca, y antes se rehusa delicadamente!

Dice la Marquesa:

-«¡Ay de mí.... imprudente! Perdonad, amigo; nada quiero »saber. Doblemos la hoja; ocultad mi tierno interes con el se>>>creto en el silencio; el respeto á la desgracia es el mas sagrado, >>despues del respeto á Dios. >>

«No, Marquesa, sois de la familia, y sois mas; sois una amiga »>verdadera; y los amigos son la familia del corazon. Sabreis la >>>desgracia, que cual un cáncer ha destruido la felicidad de mis >>hermanos.>>

-«Conde, dejadme ignorar una desgracia, sino puedo reme>> diarla.

Me negais vuestro interés?

«Hablad, Conde.... ¡y así os sea un bálsamo!»

Hé aquí por conclusion de esta materia, en uno de los trozos mas bellos que acaso se hayan escrito, llevada hasta el límite de donde no debe pasar, esta contienda, modelo de exquisita cultura y cortesanía. No nos atrevemos á privar, ni de una letra de ella, á nuestros lectores. Parécenos que despues de leida no tendremos incrédulos de lo que antes afirmábamos; y podremos añadir en las sienes de FERNAN al título de PINTOR DEL PUEBLO, el de POETA DE LOS SALONES. Mas si todavía tropezásemos con algun rebelde, nos contentaríamos con decirle con Góngora y con FERNAN. «¡Triste del que á una roca pide orejas! »

Pero oigamos, que habla nuestro autor.

«Teneis, dijo el Conde sonriendo, por corazon una rosa sin >>>espinas.>>>

-«Y vos quereis ajarla.

-«¡Oh! no. Quisiera regarla con las aguas de la fuente de Ju»vencia. Pero contadme lo que me habeis anunciado.

-«Tacha el mundo,-principió la Marquesa,-de estremos á >>las angustias y dolores del amor de madre.

-«Y lleva razon, opinó el Conde. Todo lo que es apasionado >>en el hombre, aunque sea el santo amor de Madre, necesita fre>>no. MARÍA, al pie de la Cruz, ni se arrancaba el cabello, ni se >> despedazaba el pecho. Señora, señora, todos los dias rezamos: »¡HÁGASE TU VOLUNTAD! ¿es sincero este acatamiento, si en se>>>guida nos rebelamos violentamente contra esa misma voluntad? >>Esos dolores descompuestos no son cristianos, señora.

-«Por descabellado que sea ese amor, es bello y simpático, >> Conde.

-«Ese dolor denominado estremos, es insensato como un sui

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>>cidio, amiga mia; y esas Madres, energúmenas de amor, mere>>cerian que se les muriesen sus hijos para enseñarlas así lo que >>es un dolor real.

«Conde... ¿habeis olvidado que tuvísteis Madre?

-«¡No lo permita Dios! Venero la tierra porque ella la pisó; >>la respeto, porque en ella yace su cuerpo; y ansío por el cielo >>porque en él me aguarda su alma! Pero eso no quita...

«Que lo que en ella os admiró, os encantó y llenó de gratitud, >>en otras, lo querais motejar. ¡AMOR NO DICE BASTA, Conde! -«Marquesa, esa bella expresion es solo aplicable al amor >>divino.

-«Siempre me contradecís, Conde... ¡Si viéseis cuánto lo «<siento!

«No lo sintais, amiga; una pausada nube que mitiga algo los >>>brillantes rayos del sol, y refresca algo la tierra con una tem>>>plada lluvia hace provecho.

«¿Y por qué os haceis una nube en mi cielo?

-«Para que su demasiada pureza y brillo no os hagan creer »>imposibles las borrascas y las tempestades. Mas... proseguid; >>no os volveré á interrumpir.»

Ni nosotros tampoco lo haremos mas, interponiéndonos entre el amor y sus lectores, temiendo siempre decir poco, y acaso apareciendo sobrados.

Por lo mismo, no diremos sino de paso á nuestras lectoras (con ellos nada queremos ya), cuál es la única cosa que FERNAN encuentra CUMPLIDA en esta vida; y es TODO NOвle amor en el

CORAZON DE LA MUJER.

Hemos hecho hablar á FERNAN, y es lo único en que fundamos la esperanza de haber acertado á defenderle. Però necesitamos despedirnos de él; y para ello, en justa correspondencia, no seremos nosotros solos; serán nuestros lectores, será España toda, será el mundo católico los que lo harán tomándole sus propias palabras.-Hedlas aquí:

-

«Proseguid, Marquesa. ¿A qué evocar la imágen de la críti>>ca como un fantasma, ante el cual se repliegue la expansion >>de vuestros gratos recuerdos, y se hiele su pintura en vuestros >>lábios? Estoy seguro de que no hay un poeta, á quien estas >>cosas, si bien no le entusiasmen como á vos, al menos no le >>hagan gracia. Proseguid esa pintura en sus menores detalles, >>hasta venir á las circunstancias que han motivado esa segunda >>carta, que espero ha de ser tan notable como la primera.»

Y esta segunda carta que es de la viuda del buen D. Gil, y contiene en realidad su testamento, concluye asi: -«Dile á la señora que ya no cantaré el Miserere en la tierra; TOMO II.

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>>pero que mediante la misericordia infinita, y los méritos de >>nuestro REDENTOR, cantaré alli arriba el Gloria. Y al verme >>llorar añadió: Francisca, no llores! las lágrimas siempre me >>han hecho contradiccion. No se deben llorar más que las cul>>pas...... Consuélate, y acuérdaté de que COSA CUMPLIDA....... "¡SOLO EN LA OTRA VIDA!-Señora, me lo he tenido por dicho: >>no lloro....... y aguardo.».

¡Y yo tambien aguardo, señora! Que sé que son igualmente cumplidas estas verdades, añadiendo á ellas, que es por demas dichoso quien como FERNAN CABALLERO, al ganar lo que el mundo llama gloria, escribe tan valederas páginas en el LIBRO

DE LA VIDA.

Fermin de la Puente y Apezechea.

Madrid 28 de Noviembre de 1857.

Nuestra amable desconocida ha cesado de remitirnos traducciones de los cantos de Rúneberg: admiradores del eminente poeta, hemos ensayado la version de algunos con la esperanza de estimular y animar á nuestra favorecedora á que prosiga sus tareas. Felices nosotros si lo logramos, y vuelven á engalanarse las páginas del PENSAMIENTO con sus bellas traducciones. Leon Galindo y de Vera.

Cantos de Rúneberg (traduccion.)

EL GUERRERO MORIBUNDO.

El sangriento combate habia concluido ya en las orillas del Lemo, el silencio no se turbaba ni aun por el último aliento de los moribundos. Las tinieblas de una noche tranquila como la tumba, envolvian las tierras y las aguas.

En la ribera donde el vago crepúsculo habia contemplado el combate, yacía un veterano del tiempo de Hogland con la frente apoyada sobre la diestra, pálido el rostro y el pecho ensangrentado.

Ni un solo amigo para recibir su postrimer suspiro porque la tierra que se empapaba con su sangre no era su patria querida: nacido en las márgenes del Wolga, aquí no era sinó un extrangero aborrecido.

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