Dramaticos contemporaneos a Lope de Vega: coleccion escogida y ordenada, con un discurso, apuntes biográficas y críticos de los autores, noticias bibliográficas y catálogos, Volumen45

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M. Rivadeneyra, 1858
 

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Página 32 - Estas, que fueron pompa y alegría Despertando al albor de la mañana, A la tarde serán lástima vana, Durmiendo en brazos de la noche fría. Este matiz, que al cielo desafía, Iris listado de oro, nieve y grana, Será escarmiento de la vida humana: ¡Tanto se emprende en término de un día!
Página xxxiii - No hubiera en el mundo engaños, cántelas, juicios estrenos, traiciones, falsos testigos, ni con máscara de amigos hubiera secretos daños. No hubiera malas ausencias ni encontradas voluntades por opuestas diferencias ; ni hubiera en las amistades injustas correspondencias. No hubiera amigos fingidos, que el bien...
Página 123 - Mostrar quiero mi rigor en los dos. ¡Ay, ángel bello! Quisiera poder hacello en estos dos inhumanos matándolos con mis manos. Sin que mi piedad inciten, por las espaldas les quiten los corazones villanos; y para mayor tormento, procuren, si puede ser, que los dos los puedan ver antes que les falte aliento. Y luego, para escarmiento, con dos crueles arpones, entre horror y confusiones, queden mil pedazos hechos. ¡Así pudiera en sus pechos haber muchos corazones!
Página 109 - Si aquesto es verdad, si es dueña de aves y plantas, y de todo cuanto ve el cielo en la tierra hermosa, no la lisonjeo en ser también yo su esclavo, amor ; pues a mi Inés me humillé, pues me rendí a su hermosura, a voces confesaré, diciendo con toda el alma, a los que amante me ven: «Pastores de Manzanares, yo me muero por Inés, cortesana en el aseo, labradora en guardar fe.
Página 122 - Señor, ahora Es el tiempo de mostrar El mucho poder que tiene Vuestra real majestad. ¿Qué me respondéis, rey mío? REY Doña Inés, no puedo hallar Modo para remediaros, Y es mi desventura tal. Que tengo ahora, aunque rey, Limitada potestad. — Alvar González, Coello, Con doña Inés os quedad ; Que no quiero ver su muerte.
Página xxix - Amable soledad, muda alegría, que ni escarmientos ves ni ofensas lloras, segunda habitación de las auroras, de la verdad primera compañía. Tarde buscada paz del alma mía, que la vana inquietud del mundo ignoras, donde no la ambición hurta las horas y entero nace para un hombre el día. ¡Dichosa tú, que nunca das venganza, ni de Palacio ves con propio daño la ofendida verdad de la mudanza, la sabrosa mentira del engaño, la dulce enfermedad de la esperanza, la pesada salud del desengaño!
Página 80 - Porque cuando te acostaste Cierto olorcillo me diste, Con que el alma me encendiste Y las entrañas me helaste ; Y tras esto, un comezón, Un fuego vivo, una llama, Que ni yo...
Página 175 - Y el cura, sin alboroto, Respondió: «Señor ilustre, Ya he probado con anteojos, Y no veo.» Aquí el Obispo Replicó luego : «Pues ¿cómo Ve...
Página 378 - Y también de entrar á veros , No me preguntéis el modo, A daros la vida vengo. Tomad la llave, y después En la mitad del silencio De la noche os escapad Por un postigo pequeño Que tiene la torre al parque , Y vivid , conde , que es cierto Que si vos morís , sin duda...
Página 175 - ... mía; mas el mundo desordena tan ciego esta rectitud, que hay honor que no es virtud...

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