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del libro de amicitia, particularizando su amistad entre todos con los del Puerto de Menesteo, que al presente es el Puerto de Santa Maria, por serles mas semejantes en las costumbres, i en aquella parte de amistad que nace de benevolencia corporal i de continua familiaridad. Pero al fin estragaronles este bien, esta felicidad i esta tranquilidad la ruin compañía que vinieron a tener con los falsos feníces, traidores, chalanes, cobdiciosos i lisongeros, causando á los eritreos su total ruina, i el perder aquella famosa reputacion en que hasta alli avian conservado su nombre i costumbres graves, cuya primera alteracion i mudanza desta ciudad verémos en el capítulo siguiente.

CAPITULO TERCERO.

Ciempo

en

que

los fenices vinieron

a

Cádiz, i lo que

con ellos los paso a los eritreos i a los andalices,

ENTRE

NTRE todas las provincias que en aquella primera edad eran descubiertas i conocidas en el mundo, la que por todos fué tenida por mas rica i próspera de oro i de plata fué España segun parece que lo testifica el primero libro de los Machâbeos (c. 88), cuando encareciendo la grandeza de los romanos, dice ser la mayor parte della el gozar de los metales de plata i oro de nuestra España, i asi a su señuelo mucho antes que los romanos acudieron a sacar estos tesoros i riquezas casi todas las mas naciones, por fuerza los unos, otros por arte, por industria, por contratacion o comercio de cosas de poco valor, o como mejor podian, qual lo buscan al presente nuestros españoles en partes tan peligrosas i remotas.

De aquellos primeros que vinieron con mayor ansia de las riquezas españolas, fueron los feníces, naturales de Tiro i de Sidon, ciudades muy populosas, mayormente la de Tiro por su grande i famoso puerto, que tan parecido i semejante fué al desta ciudad, i porque sus moradores eran los mayores navegantes de aquel tiempo, conocidísimos en todas las partes del Oriente, i sus navios de grande ventaja a todos en mayor hechura i fortaleza.

La primera vez que estos feníces, tiros i sidones allegaron a las costas de España dicen unos que fué ochocientos i veinte i dos años antes del advenimiento del Verbo Eterno, i otros que a los ochocientos i diez i ocho, por parecer algo pnntuales en cuentas o en cuentos tan inciertos. Siguieron para esta empresa la dichosa suerte de un su grande capitan llamado Arzena o Sichèo, no aquel que dicen fué marido de Elisa Dido, pues aquel fué en tiempo del rey David, i estotro antes de la fundacion de Roma, floreciendo Licurgo en Lacedemonía, i Joel, Abdias, Jonas i Esaias, prophetas, en Jerusalen.

Allegaron al Estrecho de Gibraltar, mas no se atrevieron a le desembocar i calar, amedrentados de su continuo fluxo i refluxo, nunca por ellos visto en el mar Mediterraneo; i asi desembarcaron cerca de adonde agora es Gibraltar, comenzando a tratar con la gente de la tierra, holgando de los hallar tan sencillos, empleando toda su industria en pedir i sacar riquezas, de que por alli avia grande abundancia, trayéndoles con brevedad tanta que los feníces fueron admirados, trocándoselo todo a juguetes i niñerias,

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Procuraban saber la parte de adonde lo traian ; i por eso con estraño artificio i cautela repartian con ellos algunas joyas i piezas de poco valor, mostrando los españoles deseo i estimacion dellos que aunque el presente era ruin bastó para quebrantar peñas, o dexar que deshiciesen las de plata i oro que avia en aquellos montes, yendo a ellos los cautos i diligentes feníces, cuyos piés se convertian en azogue para sacar la riqueza, antes que los españoles estuviesen de otro acuerdo: i asi cargaron muy a su placer de todo quanto quisieron i les pudo

caber en sus navios, alixandolos de todo lo que era impertinente, hasta del lastre i áncoras, por llevar plata en su lugar. Cargados desta manera, contentos i alegres partieron de alli para su ciudad de Tiro, que por esta causa creció en mayor nombre i poder, invidiandola los griegos i otras muchas naciones que reventaban deseando las riquezas de España.

Con el apetito del oro i plata que llevaron estos feníces, ora sea de lo que muy pocos años antes dicen que destilaron los montes con el incendio que padecieron (caso al parecer increible por no se criar el oro i la plata en abundancia tan en la superficie de la tierra, i como caso poco auténtico no hallo que lo afirme ningun autor grave), o ya fuesen sacadas aquellas riquezas de los minerales descubiertos i labrados de la gente natural, no sosegaban hasta dar la vuelta i coger lo que mas pudiesen. Advertian que sus comarcanos les estavan a la mira, i asi por desvelarlos, i evitar el inconveniente que con ellos podian tener, sobreseyeron la venida por algunos años, hasta que ya pareciéndoles tiempo, i, como que para otros fines, aprestaron su armada, i teniéndola ya para hacer viage siguieron la navegacion mudando sus armas i divisas, poniendo en lugar dellas ramos de oliva en las popas i proas de los navios, árbol que fertiliza en Fenicia (en cuya provincia estan Tiro i Sidon) i por aquellas partes de Sciria mas que en otras, i que se entiende que de allí traxeron esta planta a nuestra España, i que aqui a esta isla primero que a otra parte della.

Venia por capitan desta gente uno llamado Pigmaleon. Tomaron puerto en el reyno de Granada hácia donde es Motril i Salobreña. Hicieron en tierra sacrificios á sus falsos dioses, con poco gusto i mal agüero de

no los hallar propicios, i por eso dieron vuelta a sus casas, donde sosegando poco volvieron tercera vez hasta allegar al Estrecho de Gibraltar, i calando por él corrieron por el mar Océano viage de treinta leguas hacia el cabo de San Vicente, i dende allí volvieron atras por no se apartar del Estrecho, i descubriendo el puerto de la bahia desta ciudad dieron fondo en ella, i en anclando sus navios hicieron nuevas plegarias a los dioses en regraciacion de averlos traido allí, hallando buenos agüeros i señales en lo que sus oráculos les avian dicho, teniendo aquesta parte por la que les habian prometido para conseguir lo que deseaban; aunque tengo para mí i por mas cierto que el aver venido tan abaxo de la costa de España fue por estar ocupada toda aquella costa del mar Mediterraneo de griegos i otras gentes que procuraban lo mesmo que ellos.

Aristóteles confirma lo de aver allegado primero estos feníces hácia la tierra de Tartesia, dando noticia de las riquezas que hallaron i sacaron de allí, lo qual pudo bien saber por los anales i memorias que tendrian los de Tiro de que él se avria entregado quando su discipulo el Magno Alejandro destruyó aquella isla, como hizo de todos los demas libros i papeles de los otros pueblos que conquistó.

Los vecinos del Puerto de Santa Maria fueron los primeros que les dieron prática, i que despues mas perseveraron en su amistad, acudiendo luego los demas de la comarca a ver sus trajes, invenciones i bohonerías de que venian cargados; cosas que en nuestro siglo tanto an estragado la llaneza, puridad del trato, honesta costumbre i moderado vivir de nuestros abuelos i pasados, que solamente atendian al valor de sus brazos, perdido ya con

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