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las hojas, que eran anchas, largas, muy espesas, i corvos los ramos, dende lo mas alto a lo baxo, en forma de espada, que como mala planta i supersticiosa entre aquella gente dexaban de guiar sus ramos a lo alto como todos los demas árboles. Si cortaban algun ramo salia del un zumo blanco a manera de leche, diferente que el tronco i raices que daban el licor tan encendido que parecia sangre, i mas subido de color quanto se cortaba mas al pié. Nombraban este árbol de los Geriones, publicando que debaxo dél estaban sepultados, i que por memoria dellos era de aquella forma, siendo mentira evidente i clara, pues tambien afirman que demas deste ovo otros dos árboles como él en esta isla, i que llevaban cierta frutilla suavísima en olori gusto.

Acudian a este nuestro herculeo templo, aunque fuesen de lexas partes, nuestros capitanes españoles, los de Cartago i los de Roma a consultar i comunicar los arduos casos i altas empresas en que se querian poner, pareciéndoles que con ofrecerlas allí lo aseguraban como en templo que entre todos los de la gentilidad del mundo fué uno de los tres mas principales dél, i asi lo hizo el grande Hanibal antes de partir de España para su tan pretendida i deseada conquista de Italia, viniendo dende la ciudad de Cartagena con su amada muger Hymilee, natural de Cazlona en el Andalucia, con la qual se casó, ultra de ser muy hermosa, noble i virtuosa, por serle mas grato a los españoles i tenerlos mas de su parte en aquella jornada de Italia.

I César, grande ambicioso en el mundo, primero yugo del imperio i monarquia romana, diversas veces visitó este templo, i en él lloró delante de una figura de Alexandro Magno la presteza con que domó el soberbio

estado i potencia de los persianos, i que siendo él ya de treinta i tres años, que era la edad que tuvo Alexandro, no avia hecho cosa que fuese digna de memoria, e hizo restituir a este templo todo el tesoro, joyas i ornamentos que Varron, capitan general de la parcialidad i parte del magno Pompeyo en esta provincia, avia robado i traido a Cádiz, con otra grande suma de moneda que tiránica i forzadamente avia sacado a muchos pueblos, i en particular a los vecinos de Cádiz.

En que

CAPITULO QUARTO.

que manera los fenices de Cádiz comenzaron a entrar en las tierras del Andalucia i tener poblaciones

Мисно

en ella.

UCHO les ayudó a los feníces la fábrica deste templo para ganar las voluntades de los andaluces atrayendolos a su amistad, i aun entrándose poco a poco por sus tierras tratando i contratando sus mercaderias; mas, porque no era tan suya la tierra e isla de Cádiz como ellos quisieran para que libremente entráran a las estaciones del templo, acordaron hacer otro al mismo Hércules, si no de tan buena fábrica como el de la isla, de lo que mejor pudieron, i en hallando oportunidad pusieron mano a la obra i a una nueva poblacion. Acabóse el templo, i creció el pueblo fortificándole bien, i dieronle nombre de Sidonia por ser de Sidon parte dellos.

Admirabanse los españoles de las fábricas tan acertadas i fuertes como hacian estos feníces al modo de su tierra, i nunca antes dellos labradas en España. I aunque reservaron i guardaron siempre el supremo dominio i autoridad al templo de Cádiz, como este nuevo de Sidonia les caia mas cerca i con mayor comodidad, sin pasar a la isla, acudieron a él todos los comarcanos. enriqueciéndole grandemente con sus muchas ofrendas.

Daban ya cuidado a los andaluces i a los eritreos

los dos templos i dos fortalezas que junto a ellos tenian estos feníces, i mas otra fortaleza que ya tenian en el barrio i vecindad desta ciudad con la que hicieron primero en el antiguo i robado templo de los tartesios, junto a la qual poblaron despues a Melacia, patria de Pomponio Mela, aunque él no acertó a demostrar su cierto sitio i asiento; aunque otros son de opinion que estuvo fundada muchos años antes, dende el rey Gargoris, hijo de nuestro rey Eritreo, a quien por sobrenombre llamaron Melicola, porque enseñó a labrar la miel, del cual hace mencion Justino entre otros autores.

Para comodidad de las flotas i navios con que los feníces hacian continuo viage a su patria Tiro i otras partes del levante, dieronse a fundar nuevas poblaciones en las partes mas cómodas del Andalucia, entre las quales de las que se tiene noticia es Málaga, dicha primero Menace o Exi, o Axi, donde es Almuñecar, o Abdera, que es Adra, i otras poblaciones de menos nombre, que las unas i las otras causaron demasiada soberbia i altivez a estos feníces, yendose con solamente lo que era su antojo con grande desenvoltura i desvergüenza, haciéndose odiosos e insufribles, molestando continuamente a sus vecinos, robando solapadamente, i aun en público, muchos dellos, para los llevar a vender por esclavos a la ciudad de Tiro i otras partes.

Tambien en la última punta desta isla, al occidente, labraron una alta, fuerte i hermosa torre para farol de sus navios quando viniesen en demanda del puerto desta bahia, i tercera vez repararon su barrio i poblacion en esta ciudad de piedra quadra

da, con sus torres i fosos, tan vistoso i bien obrado que fué tenida en España por la primera cerca acabada i de aquella obra.

Corria por toda España la crueldad, robos, engaños i falsías destos feníces i de quan aperreados traian a los sus comarcanos. Querianse mover a les dar ayuda, pero las correrias de los feníces eran tales que les hacian desistir de sus pretensas. Mas ya cansados los andaluces e impacientes españoles, buenos para amigos, i malos de resistir quando se le enciende la cólera, tomando las armas dieron en ellos impetuosisimamente matando grande golpe dellos, sacándoles muchas presas, i quitándoles el dominio que tenian sobre algunos pueblos.

Quedaron los feníces con esto muy hostigados i amedrentados, mas no por eso perdian de sus ruines mañas i cautelas, valiéndose dellas tanto para se defender como para ofender, usando dellas mas fuertemente quando mas se sentian amedrentados i apretados, i aunque se mostraban muy compungidos i arrepisos de sus yerros, no se atrevian clara i abiertamente a aplacar i dar satisfaccion, para lo qual, i conseguir de los andaluces quanto quisiesen, hallaron por el mejor camino traer a su amistad i devocion a ciertas personas grandes adevinos, que los andaluces traian consigo, i por quien gobernaban mucha parte de todos sus negocios, intentando este camino encomendandoseles con muchos secretos i con largos cohechos, que para gente tan ruin bastó para que dende luego vendiesen la fidelidad del pueblo, que acaudillaban i traian en su confianza, a su órden i a su consejo.

I asi los andaluces, mal persuadidos, i aconsejados

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