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da que en ella hicieron los árabes i africanos desde la Mauritania (por quien a los de la sucia secta de Mahoma llamamos mauros) quando el capitan Tarif Abenziet vino a conquistar a España como capitan general embiado por el Miramomelin Avil Gualet Jacob Almanzor, rey de las Arabias i señor de Africa, adonde estaba por gobernador Muza el Zanhani, aquel con quien el mal conde Julian trató la venta de toda España por vengar la injuria que el rey don Rodrigo avia hecho a la hermosa Florinda, hija deste conde, a quien los moros llamaron Caba, que quiere decir muger mala, segun que ella lo confesó de sí quando, estando con su padre en Málaga, desesperadamente (por el mal que cometió en ser causa de la perdicion de España) se arrojó de una torre abaxo en presencia i a los pies de sus padres: premio i castigo justamente dado a la maldad de los unos i de los otros, como lo fué asimesmo el que padecieron el padre i la madre, muriendo, él loco i perdido el juicio, pasado de un puñal que se metió por los pechos con sus proprias manos, i su muger rabiando de un terrible i hediondo cáncer que le nació en el vientre.

La furia con que los moros entraron en España fué mucho mayor que ninguna otra de las que hicieron las demas naciones antes dellos, a cuya fiereza sobrepujó la destos, con la mayor pérdida, asolacion i transmigracion que â tenido provincia en el mundo, triunfando en él estas gentes en aquella sazon, particularmente en el Oriente, sujetando las provincias de Frigia, Silicia, Caridia, Lidia, Pamphilia i otras, i perdiéndose el rey Don Rodrigo al tercero año de su reino, en el de setecientos i catorce del nacimiento del Se

ñor, segun la cuenta de mas ciertos i graves autores, que por ser su pérdida tan en el término desta ciudad, como lo fué a quatro leguas della, i en lo que hoy es su obispado, pondré aquí lo mas importante della.

El reyno de los godos en España legítima i derechamente venia a un hijo del rey Acosta, hermano de Rodrigo, el qual infante quedó de pequeña edad, i por eso Rodrigo, su tio, procuró quedarse con la posesion, i aver a las manos al sobrino para retenerle o matarle; mas no pudo, porque con su madre (aviendo salido de cierto modo de prision en que estaba) se pasó a Tanger, adonde dende a poco murieron madre e hijo acosados de trabajos i de la pena de su infelicidad.

Lo qual sabido por el rey Rodrigo, viéndose quitado ya de aquel impedimento (que tanto le enfrenaba i avia forzado hasta allí de mostrarse mejor de lo que era por no perder la gracia de los súbditos), puso en execucion su tan eficaz deseo de reynar libre i desatinad amente soltando la rienda a toda maldad contra Dios i contra todos los hombres, saciando la sed de todos sus vicios i carnalidades sin dexar alguno a quien no abriese la puerta con grande libertad, torpeza i desvergüenza, i sin saber tratarse justicia o verdad, ni tener ningun respeto a las cosas divinas, con insolencias i pecados tan insufribles i detestables que, no pudiendo ser ya sufridos del cielo ni de la tierra, salió la ocasion para su castigo de la mesma persona i palacio real, como de partes que daban i avian dado el consentimiento i la desvergüenza de tantas abominaciones i maldades, i fué forzar el rey la voluntad i el cuerpo de aquella hija del conde Julian, llamada Florinda, que por mas guardada la habia dexado su pa

dre encomendada al mesmo rey i a su muger la reina Zanhara Abenalyaza, a quien servia de dama, la qual impaciente, rabiando por la venganza, escribió a su padre (que en ciertos negocios i servicio del rey estaba en Ceuta o Tanger) dandole cuenta del hecho por enigmas i semejanzas que dél pudieron ser entendidas, como disimuladas por el presente, hasta que viniendose a la còrte procuró sacar con buena traza i astucia a su muger i a su hija retirandose con ellas a las Algeciras, como a tierra de lo principal de su estado i señorio, dende adonde, recogiendo todo lo mejor de sus bienes i joyas, se pasó a Africa arrimandose al ya nombrado gobernador della Muza el Zanhani, persuadiendole i amonestandole grandemente en que se esforzase a la empresa de España, porque ayudado dél hallaria mucha facilidad, sirviendole con toda fidelidad. De la qual por buenas experiencias satisfecho el Muza i su rey Miramomelin determinaron que el Tarif tentase el suceso pasando á España con hasta 6 hombres i algunos pocos caballos, i asi vino acompañado del conde, desembarcando adonde agora es Gibraltar, destruyendo toda aquella comarca. I enterado el Tarif de lo que pretendia volvióse a Africa para volver, como volvió segunda vez, a España para se tornar a certificar mejor del aparato de la guerra que movia el rey don Rodrigo, i la disposicion de su estado, resuelto de no volver a Africa, sin salir con su pretension de ganar a España o morir en la demanda.

Vino mas engrosado de armada i gente que la vez pasada, suficiente a se entretener hasta que le llegase mayor poder i fuerzas que se quedaban aprestan

do. Desembarcó su gente en aquella parte que agora es la villa de Tarifa, que de su nombre de Tarif se le quedó este.

Lo primero que hizo, en acabando de desembarcar todo lo que venia en los baxeles de su armada, fué mandarlos poner fuego, con que se abrasaron, sin quedar mas que una pequeña fusta retirada en alta mar para con ella enviar las nuevas de su buena o mala fortuna, imitando en ello a Alexandro Magno, monarchâ prestísimo i grandemente venturoso; aunque con mayor gloria i valor, quanto era mas distancia, hizo otro tanto el animoso i excelente Hernando Cortes quando emprendió la conquista de la nueva España.

Desembarcado el Tarif, corrió todos aquellos linderos con mucha pérdida de los pueblos, i captiverio de gentes, entre los quales fué una muger cristiana que, no cuidando mucho de su infortunio i prision, hablando acaso o como notificando Dios a España su triste infelicidad i miseria en que presto se veria, dicen que le dió al Tarif grandes esperanzas de lo bien que le habia de suceder, de que muy alegre i animado se dispuso a recibir i aguardar (aunque con desigual poder i número de gente) a un exército de treinta mil combatientes de a pié i a caballo que el rey godo enviaba a resistirle i evitar su entrada, o echarle de su reyno.

Manifestóse bien en la entrada en España estos agarenos que de la mesma manera están subjetos a toda mudanza i caida la condicion i estado de los reynos que la de los hombres, pues la grandeza de los godos fué deshecha tan repentinamente i a desora, encaminándose para el estrago i destrozo de España to

dos los medios que parecieron necesarios, consumiéndose con estas gentes a toda su ventaja la memoria de la tierra i de lo en ella â pasado, dándonos Dios a entender ser hecho por castigo i venganza del cielo.

Por general de aquel campo de Rodrigo venia Ataolfo, el qual peleando animosamente, afloxando algo su gente, pereciendo la mayor parte della, quedó él muerto, el campo i la victoria por el Tarif, aunque tan perdidoso e quebrantado que le fué forzoso recogerse al sitio del monte en que avia desembarcado por se asegurar si le apretasen, i recebir la gente que avia dexado levantada en Africa, que por momentos la aguardaba; i tardando envióla a pedir con aquella fusta que reservó de las que avia abrasado. Veniale esta gente poco a poco i en mala órden, pero aviéndose estado allí quedo, i formado un buen batallon salió al en-. cuentro de otro 30 hombres de a pié i 30 de a caballo que traia contra él el obispo don Orpas, deudo del rey, i su gente de aquel exército, i que peleó valientemente cerca del rio Guadalete, haciendo retirar al Tarif, matandole 3 peones i 500 caballos. Mas porque quedó fatigada toda su gente puso treguas por tres dias, pero antes de cumplirse acabó el diablo de tentar a un mal cristiano del campo del obispo para que, pasándose al de los moros, hiciese creer al Tarif que el obispo habia pedido aquellas treguas para cogerle en ellas descuidado una noche, i entrar en ella a le desbaratar, i prenderle o matarle.

Creyólo el Tarif, sin querer para en prueba dello otro mas indicio o rastro de verdad, i aprovechandose del traidor consejo de aquel, demasiadamente colérico i alterado, puesta su gente en órden i con todo

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