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muger, ni el deudo del que mas lo erá ni mas amigo avia sido, siendo todo padecer i ver al ojo tan crueles asolaciones de sus casas, de sus poblaciones, i tanta ruina de su patria i de su reino. Ni tampoco aquellos bárbaros moros sin letras i sin curiosidad (i tanto entonces como al presente) se curaron de escribirlo; pero con todo eso creo yo que dende a poco que vencieron al rey don Rodrigo ganaron tambien esta ciudad por no la dejar a las e spaldas, aviendo de pasar, como pasaron luego, adelante en seguimiento de su conquista. Mas esto es cierto que la arruinaron i destruyeron toda sin perdonar a los ricos i bravos edificios que tenia, ni curar de la mucha comodidad deste puerto tan estimado de las demas naciones, como poco marineros i sin inclinacion a las cosas del mar, dexandola yerma i desierta, sin la querer habitar, ni estar a vivir en tan corto sitio i en tierra tan estéril, teniendo tanta espaciosidad de ella en toda la comarca.

Dende que se perdió Cádiz hasta quando la ganó el rey Don Alonso, i la mandó poblar, que fué en el año de mil docientos sesenta i nueve, pasaron mas de quinientos sesenta i tres años, i en la mayor parte dellos se estuvo la isla i la ciudad con no mas moradores que algunos pocos pescadores que se recogian en chozas, hasta que ya como los reyes de Castilla los iban echando della i del Andalucia, los moros que salian fugitivos, i los que huian del poder de los cristianos, pareciéndoles estar seguros dellos en esta isla con el amparo de los reyes de Fez, cuya era, renovaron la antigua i destruida poblacion desta ciudad con razonable vecindad, teniendo algunos baxeles de remos, que les eran de provecho i de comodidad para las

cosas de guerra de su rey, i asi con soledad tan larga claro está que pereceria todo el aparato i hermosura de los edificios i figuras con que fué adornada i engrandecida, desbaratandose hasta quedar en el rastro de algunos cimientos, suelos i paredones. I aun se puede tener conjetura ser de Cádiz parte de las piedras, colunas i mármoles del templo de Cordova, grande mezquita de los moros, i el mejor i mayor edificio que fabricaron en nuestra España, en que avia mas de mil colunas de jaspe i otras galanas piedras grandes i pequeñas de finisimo alabastro i de mármol, que con grande costa i sobrada diligencia hizo recoger i buscar el rey Abderrahamen, segundo en aquella ciudad, juntadas de todas las ciudades famosas que adornaron los romanos en esta Andalucia, estando los edificios desta ciudad a voluntad de sacarlos de ella, llevarlos a Cordova, a otras partes i a las de Africa, siendo aun parte el estar deshabitada esta isla para que, como no se reparaba o ponia defensa a la furia del mar, la consumiese i gastase en aquel tiempo, mucho mas que en todo lo que hasta alli avia pasado, en particular el sitio en que estava la ciudad como el mas estrecho, metido al mar i sus recios golpes i furiosisimo movimiento con que sin cesar la atormenta i baña.

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El rey

CAPITULO SEGUNDO.

don Alonso el Sabio gana a los moros la islu de Cádiz, i manda reelificar la ciudad.

AUNQUE el tribunal de la justicia divina, por

convenir asi, i por quererlo asi aquel alto i soberano juez, permitió la tan acelerada i dolorosa perdicion de España, al fin, como padre piadosisimo, fué servido que no pereciese del todo, sin que la perversa ley de Mahoma se arraigase en ella, como lo â sido en todas las otras provincias en que à entrado, lo qual a solamente Dios se debe atribuir, i su levantamiento i restauracion, pues no pudiendo toda la potencia del rey Rodrigo, sus numerosos exércitos i buenos capitanes resistir i defender la entrada de los moros, ni bastaron a se sustentar todas las regiones i señorios de España, ni a mas que a rendirse o huir a vuelapié, revestió de ánimo i de espíritu al religioso i valiente Don Pelayo, pariente muy cercano del rey Don Rodrigo, como al otro grande i victorioso Machabeo, para que recogiendo a los pocos cristianos que se avian retirado en las montañas de Oviedo, lo mas alto de las Asturias, diese, como dió, principio a la restauracion de España, defendiendo por entonces aquella corta i asperisima tierra con algunas victorias, hasta que desencerrandose de alli con buen principio de valientes he

chos i gloriosas hazañas, ya electo i jurado por rey, salió en campo, teniendo cerca de seis mi hombres, con los quales cercó i sitió a Guija, que es Jijon, sin se levantar de sobre él hasta averle i rendirle por fuerza de armas, apoderandose dende a poco de otra buena poblacion llamada Gangas, i al presente Cangas.

Con este próspero principio creció el ánimo de los pocos i amedrentados cristianos, i sobre todo la reputacion de Pelayo, ganando a la ciudad de Leon i fundando en ella su reyno, dende el qual los reyes dél i de Catilla, sus decendientes, los an ampliado con tanta felicidad como la que an tenido hasta este nuestro tiempo, estrechando a los moros en las ásperas sierras de Granada, del qual por no tener dellos seguridad, i aver pretendido levantarse diversas veces, an sido sacados i repartidos por toda Castilla, en su última rebelion que muy a costa de España comenzaron por la Pascua de Navidad del año 1568, levantando por rey a Don Fernando de Valor, que se llamó Abenhumeya, veinte i cuatro de la ciudad de Granada, i decendiente de los reyes moros della, a los setenta i tres años que la ganaron los reyes católicos, quedando con esto los moros sin ningun mando o señorio proprio en toda España. La historia del qual levantamiento escribió elegantisima, verdadera i libremente el muy sábio Don Diego de Mendoza, del qual en el primero libro queda hecha mencion, en cuyo servicio me hallé quando Dios le llevó para sí.

El rey de Castilla que mas tierras sacó del poder de los moros fué el santo rey Don Fernando ganando a Cordova, cabeza en España del imperio de los moros, a Sevilla, a Xerez de la Frontera i la ma

yor parte del Andalucia, teniendo grande voluntad de ganar a Cádiz; mas, porque lo atajó su muerte, lo prosiguió el sábio rey Don Alonso, su hijo.

Era Cádiz de Jacob Abenyuzef, rey de Fez i de Marruecos, que despues fué grande amigo de nuestro rey Don Alonso, i tenia la isla i la ciudad en aquella sazon muy sin defensa i con poco recato, lo qual entendido por el rey Don Alonso, i bien enterado de la mucha importancia de Cádiz con su grande y cómodo puerto para conseguir los muchos efetos que se prometia con su real i prudente ánimo contra da la Africa, que despues no pudo conseguir por la sobra de sus inquietudes i trabajos, mandó que muy en breve i a la sorda se aprestase su armada de mar, que era a cargo del almirante Pedro Martinez de la Fee, i estando prevenido todo lo necesario, allegada el armada a la bahia acometió la ciudad con presteza, i ganósela a los moros sin recebir mucho daño, segun que asi lo dice la historia deste rey, aunque señala que fué en el año de la era de 1307, que corresponde al del nacimiento del Señor de 1269, en lo cual se engaña, e yo tengo por muy cierto que esta ciudad fué ganada por aquella armada en el mes de Setiembre, cerca del dia de la Exaltacion de la Cruz, que se celebra a los 14 dél, en el año de la era de 1300 i del nacimiento de 1262, no obstante que Morgado en la historia que escribió de Sevilla dice que el rey Don Fernando, que la ganó, ganó a Cádiz, pues de los primeros previlegios que este rey Don Alonso concedió a Cádiz fueron dados a los primeros de Marzo del año siguiente de la era de 1301, diciendo en ellos estar ya poblada la ciudad (segun que se verá de los previlegios tratando dellos ade

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