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tica Historia de Pedro Comestor, aunque la del Arzobispo es más extensa» dice Rodríguez de Castro (1) con Nicolás Antonio (2) Y Cerralbo escribe: «Una de las obras más notables del Arzobispo D. Rodrigo, tal vez la más literaria y en nada inferior a la famosa Historia Gótica.» (3) El Cardenal Lorenzana se resistió a la tentación de editarla, diciendo: «Compuso también otra historia católica en gran tamaño... que se conserva inédita en la Biblioteca del Colegio Mayor de Alcalá, de cuya publicación nos abstenemos, porque existen historias sagradas bien hechas y selectísimas...» (4) Y más seriamente debió pensar en su impresión Juan Lucas Cortés, que, según Nicolás Antonio, poseía una copia, sin duda, con ese fin plausible, que por desgracia se frustró. Consta la obra de nueve partes o libros, cuyo resumen va en el extenso Prólogo, que le antecede, el cual es propiamente el Breviarium Historiæ Catholecæ, y el texto o cuerpo de la obra, según indica en el decurso del Prólogo D. Rodrigo, debe llamarse «Expositio Catholica» o también, si nos atenemos al encabezamiento del mismo Prólogo, Historia Catholica. Se da noticia de cada libro en el citado Prólogo, ya publicado por Rodríguez de Castro, como muestra del mérito del trabajo y espécimen del argumento y desarrollo del mismo. La obra es, no una exposión ordenada y detallada del argumento histórico de los dos Testamentos contenidos en la Biblia, sino un estudio serio de esa Historia, ilustrada con noticias adquiridas en las obras de los autores profanos, como el mismo autor lo advierte, diciendo: «Pero yo, no atreviéndome a tocar hasta ahora los tres ríos del paraíso, los Hagiógrafos, el Evangelio y los Profetas, como he podido, he caminado por los riachuelos, añadiendo de cuando en cuando historias de los paganos, para que las vírgenes profanas, omitiendo las circunstancias supérfluas, se juntaran al sentido católico; por cuanto la exposición católica reclama esto frecuentemente, y lo requiere el cansancio del que estudia; por lo que todas las cosas, que he reunido de los escritos de los doctores y sacado de mi pequeño talento, y de las historias de los gentiles en apoyo de la fe, las he colocado bajo los tesoros de la cruz.» (5)

En el párrafo siguiente nos expone la división de su obra y a la vez nos indica a continuación la distribución del mundo para los doce Apóstoles, advirtiendo cómo tocó a Santiago nuestra Península.

«Las noticias, que se han reunido de los libros del Nuevo y Viejo Testamento, para formar la historia, las he notado con sus libros de nombre correspondiente a cada uno, cortando sin embargo algo ciertas repeticiones, que reclamaban ciertos puntos, dividiéndolo en nueve volúmenes. Primer volumen, que empieza así: Rerum principium.» (El principio de las cosas), y llega hasta la salida de Abrahán de la Caldea. El segundo, que empieza así: Omnes animæ. (Todas las almas), hasta la salida de Egipto. El tercero, que empieza: Dolore ergo primogenitorum. (Por el dolor de los primogênitos), hasta la muerte de Moisés. Cuarto, que empieza así: Et factum est ut post mortem Moisi. (Sucedió que muerto Moisés) hasta la lamentación de David por la muerte de Saúl y Jonatás. El cuarto que empieza así: Rite igitur planctu peracto. (Terminada la lamentación) hasta la división del Reino de Salomón. El sexto que empieza. Igitur venit Roboan in Sichem. (Vino pues Roboán a Sichem) hasta la destrucción del templo y de la ciudad. El séptimo que empieza así: Cumque diu pertracta fuisset obsidio. (Como se prolongase mucho el asedio), hasta las guerras de Alejandro, por quien empieza el libro de los Maca

(1) Biblioteca Española. Loc. Cit. (2) Bibl. Vetus. Lib. VIII. C. 2. (3) Discursos. P. 83. (4) Vita Roderici. Loc. Cit. P. XXII. (5) Palabras del Prólogo. Por dar una prueba de la elocuencia y de la brillantez de la imaginación de D. Rodrigo he estado para traducir todo entero aquí; pero desisto de ello para no interrumpir con tan larga cita la narración.

beos. El octavo, que empieza: Ut narrant historiæ. (Según cuentan las historias) hasta el Evangelio. El nono, que comienza: Summæ et æternæ generationis arcanum. (El arcano de la suma y eterna generación) hasta la división de los Apóstoles, cuando rechazados, por obstinada perfidia, por los judíos, Pablo y Bárnaba dijeron: «Era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios, pero la rechazásteis, y os estimais indignos de la vida eterna, por lo que nos dirigimos a los gentiles.» El Apostolado de la circuncisión se asignó a Pedro, el de los gentiles a Pablo y Bárnaba, a Andrés, la Acaya, a Santiago el Zebedeo, España, a Juan, Asia, a Filipo, la Galia a Bartolomé, la India ulterior, a Mateo, la Etiopía, a Tomás, la otra India, a Santiago Alfeo, Jerusalén, y a Simón y Judas, Persia y Media, a Matías, la Judea; pero Marcos se trasladó primero a la Iglesia Romana, escribió después su Evangelio a sus discípulos, y por fin recibió el Apostolado de Egipto. Lucas, discípulo de Pablo, glorioso por su Evangelio y los Actos de los Apóstoles, fué destinado a la Bitinia. La fiesta de la división de los Apóstoles se celebra en algunas regiones solemnemente el día 15 de Julio, día, en que separándose en la Judea, yendo por todo el mundo, predicaron el Evangelio a toda criatura. Mas reducido el triple riachuelo de la Historia Católica, estando en campestre lugar, no me atrevo a escalar el monte, y dejo el sentido anagógico, alegórico y tropológico a los que, paladeando la miel y flor de harina con dulce lenguaje, extrajeron de la roca miel, de la peña, aceite, de los guijos, sustancioso meollo, y de las ovejas leche, para que sobreabunde por la copiosidad la leche de la mística dulzura en panal sabroso. Básteme a mí el recoger en campo ajeno las espigas de cebada con sus aristas, abandonadas por los predecesores, y tostar en poco fuego la mal amasada torta de cebada. Ojalá que la mezclase a dignos sacrificios. Cedo lo arcar.o a los dignos de atravesar las cortinas, a los que es lícito penetrar los tabernáculos interiores, y deleitarse con la contemplación de los secretos arcanos...» Tras otras bellas consideraciones, largas y adecuadas, termino así este prólogo notable: «En la rudeza del escrito el filósofo encontrará materia de admiración, el humilde la guía, el herege la corrección, el cismático la refutación y el pacífico y sumiso la reforma. Acabo con esto, rogando al lector que tenga compasión e indulgencia en lo que se ha escrito, por cuanto el cargo pontifical a penas consiente la necesaria diligencia»

Correspondía aquí dar una muestra del método y lenguaje de exégesis y comentario de la Santa Escritura por D. Rodrigo: cosa que ya preparamos; pero por no alejarnos demasiado lo suprimiremos. Advierto que a veces se muestra conceptuoso en la explicación, y que siempre camina muy asido a la tradición católica. Nótese también que lo que D. Rodrigo dice sobre el apostolado de Santiago en España es lo que se cita, para contradecir lo que se le atribuye en las célebres Actas ya conocidas. Pero claro se ve, que no es decisivo: si bien se puede argüir que D. Rodrigo, no puso reparo ahí el en momento que era natural, movido de la creencia de que Santiago recorrió el campo de su apostolado. Mas esto es sólo un probable raciocinio; y por eso no sabríamos nada serio que oponer al que dijera, que en la mente del Arzobispo no se cruzó tal intento, o que su pluma se deslizó hábilmente, sin decir más, por no chocar con un ambiente contrario. (1)

(1) Lo dicho arriba bastará para que se corrija lo que Vicente de la Fuente ha escrito. (Historia Ecclesiástica. Edi. 2. T. IV. P. 308.) Afirma que el ejemplar traído de Alcalá es copia sacada de orden de Cisneros. La ortografía y la ornamentación de viñetas de ese Códice en vitela prueban que no. Y añade: «Gil González Dávila en el Teatro de Osma (P. 31) hace mención de una exposición muy docta sobre dos Testamentos, Viejo y Nuevo, que se guarda en la librería (iglesia) de Osma... Sospecho que sea Breviarium Historiæ Catholicæ.» No cabe duda que sí. Recomiendo el hermoso estudio de esta obra por Cerralbo, sobre todo acerca de sus viñetas e ilustraciones. Discursos... P. 82 y 89.

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Otros escritos de D. Rodrigo Jiménez.—La multitud de Fueros, que D. Rodrigo dió a los diversos pueblos de sus Estados, invita igualmente al historiador a considerar al Arzobispo como escritor legista, sobre todo, por los Códices de Brihuega y otros varios de mucha extensión; pero bien mirado, no vale la pena que por ello se le adjudique palma especial de escritor. Sólo, sí, y bien brillante, de legislador, de que ya hemos dicho antes y se dirá algo más a su tiempo. Quienes deben estudiar esos escritos legislativos y singularmente el Fuero de Brihuega, son los gramáticos y lexicógrafos, para conocer la evolución del romance y la riqueza de las palabras y locuciones, que allí se atesoraban ya para aquella edad.

En cuanto a escritos piadosos dice un autor: «Nada nos ha quedado de escritos religiosos de D. Rodrigo, que de su piedad debemos suponer no dejaría de redactar algunos. Dícese que de la biblioteca de Huerta se habían robado algunos escritos de aquel, por un sacerdote, que los dejó en Santa Engracia de Zaragoza, de donde se llevaron a Guadalupe. (1)

Se pregunta aquí: ¿D. Rodrigo despertó y procuró el florecimiento de los estudios históricos, y estimuló los talentos para que se dedicasen a ellos? Así resulta por deducciones. En el Real Palacio tuvo el más entusiasta discípulo, Alfonso el Sabio, su mejor traductor, que recibió de él su vocación de historiador en los veintisiete años, que le vió en los consejos de su padre San Fernando. (2) Escribe también el académico Catalina García: «Quizás Bernardo de Brihuega fué algún familiar de aquel Prelado, (Rodrigo) gran protector de dicha villa (de Brihuega) y quizás nuestro autor, por mediar el favor del Arzobispo, fué capellán Real y canónigo de Sevilla.» (3)

Notas bibliográficas de las obras de D. Rodrigo.-Una somera noticia daremos ahora sobre la suerte, que ha cabido, en el curso de los tiempos, a las obras del Toledano, omitiendo muchos pormenores recogidos. Angel Manrique, cisterciense del monasterio de Huerta, escribe en sus celebrados Anaies del Císter, después de contar cómo D. Rodrigo regaló a aquel cenobio su riquísima biblioteca: «Y se conservan (en Huerta) los libros escritos en vitela, entre los cuales se encuentra el original de la Historia del mismo Arzobispo y otros manuscritos de algunos autores, que difícilmente se pueden hallar en otra biblioteca más suntuosa. (4) Alonso Chacón dice, que el ejemplar de Huerta, que éi conoció, tenía notas al margen. No cabe duda que es éste, del que habla Manrique, y las notas, de la mano del mismo D. Rodrigo, como Chacón opinó. (5) El ejemplar manuscrito de Toledo, que utilizó Lorenzana para sus estudios, hay que creer que sería copia de la época del Arzobispo. (6) En Madrid se conserva la que adquirió o compró Cisneros, para su Universidad de Alcalá. En el Colegio de Navarra, de París, encontró el

(1) Vicente de la Fuente. Elogio... P. 76. (2) No quiero decir con esto que Alfonso el Sabio es el antor verdadero de la Crónica General. A mi juicio fué el inspirador y promotor eficaz de ella, no su compositor; y así opinan los más doctos críticos. Pidal (Menéndez) .scribe que desde el capítulo cuatrocientos adelante está compuesta en tiempo de Sancho III, y que en esos cuatrocientos primeros capítulos hay redactores distintos. Los ciento ocho primeros son de lenguaje más arcaico. (Estudios Históricos. 191.) (3) Yerra en lo del canonicato. Antes de la conquista de Sevilla había muerto D. Rodrigo. Bernardo vivía, sí, en 1240. Biblioteca de los Escritores de la Provincia de Guadalajara. Sección primera. XX. (4) Ad aunum. 1213. C. IV. N. 12. (5) Antonio Nicolás. Bib. Vetus. Lugar citado. 6 Juan López de León encontró en la li brería de la Santa Iglesia de Toledo un ejemplar (que quizás sea éste) de esta obra y dice: «con el cual original collacioné y conferi un D. Rodrigo de molde, mio,» y se aprovechó también para hacer igual cotejo de otro «original de de mano, de la librería de Sant Juan de los Reyes de Toledo.» En ambos están las historias Gótica Romanorum, Huranorum, Ostrogothorum, Arabum. Al fin de cada ejemplar está el famoso epitafio breve. Mater, Navarra; Nutrix Castella. (Más pormenores Vide en Rodríguez de Castro. II. P. 530 y 531.)

famoso Pedro de Marca el ejemplar, que le sirvió para escribir su historia de la Marca Hispana y otras. El original protomanuscrito de Huerta (1) ha desaparecido. Chacón insinúa que en el Vaticano debe haber una copia buena. (2) Por medio de estos ejemplares y otros más, que todavía existen, había que hacer una edición más esmerada, que la del Cardenal Lorenzana, y sobre todo, verdaderamente crítica, para asegurarse exactamente de lo que escribió D. Rodrigo, y también señalar fielmente los errores, los lunares, las equivocaciones, los aciertos, las fuentes ciertas, las correcciones, que se han de hacer y otras cosas más, que la seria y profunda crítica actual hace en los estudios de este género, y que en don Rodrigo es necesario, para depurar así la más importante y autorizada fuente de la historia española de lejanas edades.

Se halla mayor número de ejemplares manuscritos de estas obras de D. Rodrigo en castellano que en latín en las Bibliotecas y en los Archivos nacionales; primero, porque era más fácil la difusión en castellano que en el original; segundo, porque hubo muchas traducciones en el rodar de los siglos, con adiciones y notas particulares de los autores, que daban motivo especial para que se conservase y multiplicase. Remontan las traducciones casi a los días del autor. Contradiciendo a Cerralbo hemos dicho ya que no creemos, que el mismo Arzobispo la tradujera; pues nos parece del todo seguro, que de haberlo hecho, la hubiera conocido Alfonso el Sabio, o el autor que de su encargo y bajo su dirección, escribió la Crónica General de España; y por lo mismo, en lugar de traducir el texto latino, hubiera copiado lo traducido, como más perfecto, y pensamiento definitivo de aquel varón tan caro al Rey Sabio, que se enamoró de la ciencia y sabiduría con el ejemplo del Consejero de su padre. Según Bartolomé J. Gallardo ya estaban traducidas las obras principales para el año 1256; porque de este año cree un Códice, que cita, de la Biblioteca Nacional, (3) diciendo: «Este Códice apreciable es copia del año 1256, a los diez de su muerte. Al fin hay una noticia de los Obispados de España en aquel tiempo.» (4) Dejando aparte la versión de la Crónica General, en la que se halla literalmente traducida la mayor parte de la Historia del Arzobispo, y hasta se ha alabado como la mejor versión, (5) el primer traductor conocido de la obra De Rebus Hispaniæ es el Infante D. Juan Manuel, Príncipe, más que de la familia Real de San Fernando, del habla española, el cual tradujo la obra de D. Rodrigo parafraseándola. Otro conocido es D. Gonzalo de Hi

(1) Si fuera verdad lo que dice Chacón, que de éste se hizo la versión castellana, tendríamos un medio de corregir la parte sustancial de la latina. (2) Lorenzo Villanueva vió en el convento de los Dominicos de Valencia otra copia de las obras latinas del Arzobispo Jiménez de Rada. Después de notar esto añade: «Bien sé que se hallan en otras partes Códices de aquellas obras: mas éste tiene el mérito de ser sin disputa el más cercano a la muerte de su autor, como lo demuestra el carácter de la letra que es del siglo XIII. Además su lectura es preferible en muchos lugares al texto que escogió Escoto.» (Viaje Liter. IV. P. 132 y 133. El oráculo moderno de esta clase de estudios, Ramón Menéndez Pidal, habla de dos ejemplares latinos existentes en Madrid, pero defectuosos e incompletos, que han debido refugiarse en aquel asilo, como ancianos derrotados por los mil servicios prestados a muchos estudiosos eruditos, o quebrantados por la desidia de otros en cuidarlos, como lo merecían. Vide Catálogo de la Real Biblioteca. Manuscritos. Crónicas Generales de España. Madrid. MDCCCXCVIII. (3) «Índice de Manuscritos de la Biblioteca Nacional.» (T. 204) por Bartolomé José Gallardo. Cerralbo concuerda. Discursos... 75. (4) En el mencionado Índice Gallardo cita varios manuscritos referentes a D. Rodrigo en el artículo «Ximénez de Rada, »Crónica Alfonsi, que allí le atribuye. Dos ejemplares de las historias de que hablamos, pero incompletas y distintas, una de ellas «al parecer, dice, por el Infante D. Manuel.» Historia de la asistencia al concilio de Letrán. Concordia de los judíos con el Arzobispo. El mismo Gallardo trae en la letra C de su Ensayo de la Biblioteca Española de libros raros y curiosos dos ejemplares más de la traducción de la Crónica, y un ejemplar Ms. del Fuero de Brihuega, en la p. 53. (5) Menéndez Pidal, Huici, Cerralbo. Discursos.

nojosa, Obispo de Burgos, y la continuó un anónimo hasta 1454. (1) Distinta es también la versión, de la que se miró como prosecución de la historia escrita por D. Pedro López de Ayala, tan grave Canciller de Castilla en la Corte de los Trastamaras. (2) A los 23 años de haberse terminado la Historia Gótica, y a los 19 de la muerte de D. Rodrigo, la tradujo al lemosín D. Pedro Ribera de Pereja, como el mismo traductor lo declara (3) diciendo: «Se puso en romance (lemosín) a la sazón que «se contava el año 1256 de Jesucristo, en tiempo del noble Rey Jaime de Aragón.»

Rodríguez de Castro nos dice, que el continuador de la Historia Ghotica en el reinado de Alfonso el Sabio fué el Arcediano Gaufredo; pero se ignora el continuador de esa obra desde 1243 hasta el fin de los días de San Fernando.

Cinco editores de renombre se han ocupado en la publicación de esas obras en su lenguaje original. Sancho de Nebrija, que sin pie de imprenta, imprimió en Granada todas ellas, excepto la de los árabes, en 1545; pero plagadas de errores. (4) Vaseo las corrigió en parte, en su obra, por medio del ejemplar de un Rodrigo, que obtuvo del Cardenal Enrique de Portugal. Andrés Scoto dió en 1603 a luz una edición más esmerada en la tan celebrada colección de Hispania Illustrata, que tanto popularizó en el orbe la Historia de España. En la portada de la edición muestra cuán mejorada la consideraba, sobre todo la De Rebus. La titula así: «Los nueve libros de la Historia de España,cotejados con los demás ejemplares, de tal modo, que pueden parecer editados por vez primera, compuestos por Rodrigo Ximénez, Navarro, Arzobispo de Toledo. (5) Como la parte de la Historia de los árabes solió muy incorrecta en Francfort, un sabio arabista holandés la mejoró mucho y la reimprimió el año 1625 en Leyden (6) Pero semejantes trabajos no satisfacían a los más eminentes investigadores de la Historia, y en particular a los conocedores de los diversos Códices de las obras citadas. Uno de ellos, el P. Burriel, escribía en una epístola: «Las ediciones latinas de D. Rodrigo están llenas de yerros de copistas, y es preciso ajustarlas y enmendarlas con los originales antiguos.» (7) Como respondiendo a este anhelo, en el mismo siglo surgió

(1) En el Tom. CV y en el CVI de la «Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España» por el Marqués de la Fuensanta del Valle, (Madrid 1893) se lee esto «Crónica de España del Arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada. Tradújola en castellano y la continuó hasta su tiempo D. Gonzalo de Hinojosa, Obispo de Burgos, y después un anónimo, hasta el año 1454. (Manuscrito en la Bib. Nacional. Dd. 179. (El editor advierte en el prólogo que no es mera traducción, sino compilación crítica; porque a veces contrapone lo de D. Rodrigo y D Lucas, pero queda con Rodrigo. Lo mismo lo he notado, leyéndolas, con rarísimas excepciones, que no son un acierto. (2) Historia de España del Arzobispo D. Rodrigo y prosecución de ella por D. Pedro López de Ayala. (Bib. Nac. F. 133.) Se dice allí con letra distinta: «Fasta aquí fizo Historia el Arzobispo D. Rodrigo y desde aquí adelante fasta el Rey D. Enrique 3 fizo D. Pedro López de Ayala.» (Menéndez Pidal. Catálogo de la R. Biblio. Sig. Página 58.) Para más noticias de este género veánse los bibliografos especialistas, empezando por Antonio Nicolás (Bib. Vetus.) Rodriguez de Castro, (Bibliografia Española.) Amador de los Ríos, (Historia crit. de la liter. española.) José M. Rocamora. (Catálogo abreviado de los Ms. de la Bib. del Excmo. Señor Duque de Osuna e Infantado.) Sin olvidar al P. Risco, que en el tomo Esp. Sag. Iglesia de León. P. 85, habla de un ejemplar, que en la Bib. de León existe, sin decir si es latino o romance, pero del siglo XIV. (3) «Yo feta en Romans... en lamj que contava de Jesu Christ MCCLXVI, en tems del Rey noble en Jaime Derago.» (Nicolás Antonio) loc. Cit. (4) Roderici Toletani Rerum in Hispania gestarum Chronicon una cum Ostroghotorum, Hunnorum, Vandalorum, Alanorum, Suevorum, Silingorunque historiæ. Granatæ. (5) D. Roderici Ximenez, Navarri, Archiepiscopi Toletani, Rerun in Hispania gestarun libri IX, ad cætera exemplaria comparati, ut nunc prinum editi videri queant. Roderici Arch. Hunnorum, et Vandalorum et Suevorum et Alanorum, et Silingorum Historiæ. Roderici Ximenez Arch. Tol. Historia Arabum, Historia Romanorum.

Entre otros Códices utilizó bien el de Toledo.

(6) Historia Arabum, Lugduni Batavorum. (7) Carta XX. Julio. Kevista de Archivos. Julio-Dic. 1914.

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