Obras completas de don Miguel Antonio Caro, Volumen2

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Imprenta nacional, 1920
 

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Página 321 - No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Página 155 - Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto.
Página 310 - Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el yelo frío secó las llagas de tus plantas puras! Cuántas veces el ángel me decía : ¡Alma, asómate agora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía ! Y cuántas, ¡hermosura soberana!, mañana le abriremos — respondía — ¡para lo mismo responder mañana!
Página 176 - Tu prima m'inviasti Verso Parnaso a ber nelle sue grotte, E prima appresso Dio m'alluminasti. Facesti come quei che va di notte, Che porta il lume dietro, ea sé non giova, Ma dopo sé fa le persone dotte, • Quando dicesti : Secol si riunuova , Torna giustizia e primo tempo umano, E progenie scende dal Ciel nuova. Per te poeta fui, per te Cristiano; Ma perché veggi me' ciò eh' io disegno , A colorar distenderò la mano.
Página 259 - Entre las ocupaciones de mis estudios en mi mocedad, y casi en mi niñez, se me cayeron como de entre las manos estas obrecillas, a las cuales me apliqué, más por inclinación de mi estrella, que por juicio o voluntad.
Página 154 - Quijote-, ¿No oyes el relinchar de los caballos, el tocar de los clarines, el ruido de los atambores?
Página 155 - ... -¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados; y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío.
Página 158 - ¡Válame Dios — dijo don Quijote — , y qué vida nos hemos de dar, Sancho amigo! ¡Qué de churumbelas han de llegar a nuestros oídos, qué de gaitas zamoranas, qué de tamborines, y qué de sonajas, y qué de rabeles! Pues, ¡qué si entre estas diferencias de músicas resuena la de los albogues! Allí se verán casi todos los instrumentos pastorales.
Página 176 - Secol si rinnova, Torna giustizia e primo tempo umano : E progenie discende dal Ciel nova. Per te Poeta fui, per te Cristiano : Ma perchè veggi me' ciò ch' io disegno, A colorar distenderò la mano. Già era il mondo tutto quanto pregno Della vera Credenza, seminata Per li messaggi dell...
Página 128 - Y el que observe con ojos filosóficos la historia de nuestra lucha con la metrópoli, reconocerá sin dificultad que lo que nos ha hecho prevalecer en ella es cabalmente el elemento ibérico.

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