Sevilla y Cádiz, Volumen2

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D. Cortezo y ca., 1884 - 840 páginas

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Página 132 - De su invencible gente sólo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo. Este llano fue plaza, allí fue templo, de todo apenas quedan las señales. Del gimnasio y las termas regaladas leves vuelan cenizas desdichadas. Las torres que desprecio al aire fueron a su gran pesadumbre se rindieron.
Página xi - ... nosotros somos los jueces y los verdugos de nuestras esposas o amigas: con la misma facilidad las matamos y las enterramos por las montañas y desiertos, como si fueran animales nocivos...
Página 637 - En entrando por las puertas, las puertas me habían cerrado, quitáronme la mi espada, la que traía a mi lado, quitáronme mi compaña, la que me había acompañado. Los míos, desque esto vieron, de traición me han avisado, que me saliese yo fuera, que ellos me pondrían en salvo. Yo, como estaba sin culpa, de nada hube curado, fuime para el aposento del rey don Pedro, mi hermano...
Página 637 - Los míos desque esto vieron — de traición me han avisado, que me saliese yo fuera — que ellos me pondrían en salvo. Yo, como estaba sin culpa, — de nada hube curado; fuíme para el aposento — del rey Don Pedro mi hermano: " Manténgaos Dios, el rey, — ya todos de cabo a cabo.
Página 336 - ... bárbaros .... En una palabra, la ley visigoda lleva y presenta en su conjunto un carácter erudito, sistemático, social Descúbrese bien en ella el influjo del mismo clero que prevalecía en los concilios toledanos, y que influía tan poderosamente en el gobierno del país (2).
Página 637 - Yo me estaba allá en Coimbra que yo me la hube ganado, cuando me vinieron cartas del rey don Pedro, mi hermano, que fuese a ver los torneos que en Sevilla se han armado.
Página 336 - Si continuamos examinándola, hallaremos señales de filosofía aun más evidentes. Entre los bárbaros cada hombre tenía, según su situación, un valor determinado y diverso: el bárbaro y el romano, el hombre libre y el leudo no eran estimados en un precio mismo: había, por decirlo así, una tarifa de sus vidas. En la ley visigoda sucede todo lo contrario: establece el valor igual de los hombres en su presencia.
Página 514 - Fagamos una Iglesia tan grande que los que la vieren acabada nos tengan por locos».
Página 802 - Que desto había cobrado , Con aquel propio cuchillo El hijo le ha degollado : Presente el buen caballero Desde el muro lo ha mirado. Luego fue quitado el cerco Los moros se...
Página 49 - ... pasada mucha terribilidad y fiereza de ambas partes , Gerion y todo lo principal de sus valedores quedaron allí sin remedio vencidos, muertos y destrozados.

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