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pues hablo á todos. En verdad os digo que así caerá en vosotros mi palabra como en la tierra el trigo.

>>Pero aquel labrador que al surco envía la dorada semilla, bien sospecha

que no de toda en suspirado día

cogerá igual cosecha.

>Porque un grano cayó junto al sendero y otro en estéril pedregal, y daña quizás á aquél la planta del viajero y al otro la cizaña.

>Sólo del trigo que en terreno sano cayó, la espiga con amor se coge: pero en verdad os digo que ese grano llenará vasta troje...>

Así habló con parábola sencilla una voz que aún escuchan las edades, á ignara multitud desde la orilla del mar de Tiberiades.

Era al caer la tarde: sol poniente rozando ya del mar la móvil ola, del noble sembrador ciñó la frente con rojiza aureola.

Transfigurado así, su voz amiga dijo á la muchedumbre galilea: «Hombre, con tu sudor riega la espiga; con tu sangre, la idea.»

(RICARDO GIL. 1898.)

3. FABULA LITERARIA.

El te y la salvia.

El te, viniendo del imperio chino, se encontró con la salvia en el camino. Ella le dijo: ¿A dónde vas, compadre?

A Europa voy, comadre,

donde sé que me compran á buer precio. Yo (respondió la salvia) voy á China,

que allá con sumo aprecio

me reciben por gusto y medicina.

En Europa me tratan de salvaje,
y jamás he podido hacer fortuna.
Anda con Dios, no perderás el viaje;
pues no hay nación alguna

que á todo lo extranjero

no dé con gusto aplausos y dinero.

La salvia me perdone

que al comercio su máxima se opone.

Si hablase del comercio literario

yo no defendería lo contrario;

porque en él para algunos es un vicio lo que es en general un beneficio.

Y español que tal vez recitaría

quinientos versos de Boileau y el Taso, puede ser que no sepa todavía

en qué lengua los hizo Garcilaso.

Fábulas de D. TOMÁS DE IRIARTE. 1750-1791).

H. Sátira épica.

Ensiemplo de la propiedat que el dinero há.

Mucho fas el dinero, et mucho es de amar;
Al torpe fase bueno et omen de prestar,
Fase correr al cojo et al mudo fablar,
El que non tiene manos dineros quiere tomar.
Sea un ome nescio et rudo labrador,

Los dineros le fasen fidalgo et sabidor;

Cuanto más algo tiene, tanto es más de valor;
El que non ha dineros, non es de sí señor..
Daba muchos juisios, mucha mala sentencia,
Con muchos abogados era su mantenencia,
En tener pleitos malos et faser avenencia,
En cabo por dineros había penitencia.
El dinero quebranta las cadenas dañosas,
Tira cepos et grillos et condenas plagosas,
El que non tiene dineros échanle las esposas,
Por todo el mundo fase cosas maravillosas.
Yo vi fer maravilla do él mucho usaba,
Muchos merescían muerte, que la vida les daba,
Otros eran sin culpa et luego los mataba,
Muchas almas perdía, et muchas salvaba.
Fasía perder al pobre su casa é su viña,
Sus muebles é raíces todo lo desaliña,
Por todo el mundo anda su sarna é su tiña,
Do el dinero juega, allí el ojo guiña.
Él fase caballeros de necios aldeanos,

Condes é ricos omes de algunos villanos,

Con el dinero andan todos los homes lozanos,
Cuantos son en el mando le besan hoy las manos...
Toda muger del mundo, et dueña de altesa
Págase del dinero et de mucha riquesa;
Yo nunca vi fermosa que quisiese poblesa.
Do son muchos dineros y es mucha noblesa
El dinero es alcalde et jues mucho loado,
Este es consejero, et sotil abogado,
Alguacil et merino bien ardit esforzado.
De todos los oficios es muy apoderado.
En suma, te lo digo, tómalo tu mejor,
El dinero del mundo es gran revolvedor,
Señor fase del siervo, de señor servidor,
Toda cosa del sigro se fase por su amor.
Por dinero se muda el mundo á su manera,
Toda muger cobdiciosa de algo es falaguera,
Por joyas et dineros salirá de carrera,

El dar quebranta peñas, fier de dura madera.
Derrueca fuerte muro, et derriba grande torre
A coyta, et a grand priesa el mucho dar acorre,
Non há siervo captivo, que el dinero non le aforre,
Et que non tiene que dar, su caballo non corre,
Las cosas que son graves, fáselas de ligero.
Por ende á tu talante sé franco e llenero,
Que poco ó que mucho non vaya sin logrero,
Non me pago de juguetes, do non anda el dinero.
Si algo non le dieres, cosa mucha ó poca,
Sey franco de palabra, non le digas rasón loca,
Quien no tiene miel en la orza, téngala en la boca,
Mercader que esto fase, bien vende, et bien troca.

(JUAN RUIZ, ARCHIPRESTE DE HITA.)

(Texto de Menéndez y Pelayo.)

Epistola satírica al conde duque de Olivares en su valimiento.

Yace aquella virtud desaliñada
Que fué, si rica menos, más temida,
En vanidad y en sueño sepultada;

Y aquella libertad esclarecida

Que en donde supo hallar honrada muerte
Nunca quiso tener más larga vida.

Y pródiga del alma, nación fuerte,

Contaba por afrentas de los años
Envejecer en brazos de la suerte.

Del tiempo el ocio torpe y los engaños,
Del paso de las horas y del día,
Reputaban los nuestros por extraños.
Nadie contaba cuánta edad vivía,
Sino de qué manera: ni aun un hora
Lograba sin afán su valentía.

La robusta virtud era señora,
Y sola dominaba al pueblo rudo:
Edad, si mal hablada, vencedora.

El temor de la mano daba escudo
Al corazón, que en ella confiado,
Todas las armas despreció desnudo.

Multiplicó en escuadras un soldado
Su honor precioso, su ánimo valiente,
De sola honesta obligación armado.
Y debajo del cielo aquella gente
Si no á mayor descanso, á más honroso
Sueño entregó los ojos, no la mente.
Hilaba la mujer para su esposo
La mortaja primero que el vestido;
Menos le vió galán que peligroso.
Acompañaba el lado del marido
Más veces en la hueste que en la cama:
Sano le aventuró, vengóle herido.

Todas matronas y ninguna dama;
Que nombres del halago cortesano
No admitió lo severo de su fama.
Derramado y sonoro el Oceano
Era divorcio de las rubias minas,
Que usurparon la paz del pecho humano.
Ni los trujo costumbres peregrinas

El áspero dinero, ni el Oriente

Compró la honestidad con piedras finas.
Joya fué la virtud pura y ardiente:
Gala el merecimiento y alabanza:
Solo se codiciaba lo decente....

Caducaban las aves en los vientos.

Y espiraba decrépito el venado:

Grande vejez duró en los elementos.

Que el vientre entonces bien disciplinado Buscó satisfacción y no hartura,

Y estaba la garganta sin pecado.

Del mayor infanzón de aquella pura República de grandes hombres, era Una vaca sustento y armadura.

No había venido al gusto lisonjera

La pimienta arrugada, ni del clavo
La adulación fragante forastera.

Carnero y vaca fué principio y cabo;
Y con rojos pimientos y ajos duros,
Tan bien como el señor comió el esclavo.
Bebió la sed los arrcyuelos puros:
Después mostraron del carquesio á Baco
El camino los brindis mal seguros.
El rostro macilento, el cuerpo flaco,
Eran recuerdo del trabajo houroso;
Y honra y provecho andaban en un saco.
Pudo sin miedo un español velloso
Llamar á los tudescos bacanales,
Y al holandés hereje y alevoso...

Vino el vetún precioso que vomita
La ballena, ó la espuma de las olas,
Que el vicio, no el olor nos acredita:
Y quedaron las huestes españolas
Bien perfumadas, pero mal regidas,
Y alhajas las que fueron pieles solas.
(D. FRANCISCO DE QUEVEDO VILLEGAS. 1580-1645).

II. POEMAS MAYORES

A. Cantares de Gesta.

Despedida del Cid.

Antel Campeador Doña Ximena fincó los ynoios amos:

Loraua de los oios, quisol' besar las manos:

merced, Campeador, en ora buena fueste nado:

por malos mestureros de tierra sodes echado:

merced ya, Cid, barba tan complida:

feine ante vos yo é vuestras fijas, iffantes son é de dias chicas,

con aquesta mis dueñas de quien so yo servida,

yo lo veo que estades vos en ida,

e nos de vos partirnos hemos en vida,

dandnos consejo por amor de Santa María. Enclinó las manos en la su barba velida,

á las sus fijas en braços las prendía,

lególas al corazón ca mucho las quería,
lora de los ojos tan fuerte mientre sospira:
«Ya, Doña Ximena, la mi mugier tan complida,
como á la mi alma yo tanto vos quería:
ya lo vedes que partirnos hemos en vida:
yo iré e vos fincaredes remanida:

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