y á fuerza de tanto llanto -Sepulturerito le dije llorando que me enseñes la sepulturita donde la enterraron. Aunque pongan en tu calle cañones de artillería... el que se puso á querer se puso á perder la vida. Cantares de ronda. 1.a voz.-Recibe la bien llegada, por haber sido el primero, clavellinita encarnada, nacida en el mes de enero. 2.a voz.-Recibe la bien llegada por haber sido el segundo, clavellinita encarnada, nacida en el mes de junio. 1.a voz.-Por esta calle á la larga que dice que ha de sacar 2. voz.-Si la paloma es discreta no dudo que sacará la paloma de su nido. 3. voz.-Eso fuera si no hubiese ningún mozo en el lugar A tu puerta estamos cuatro, cuatro mozos á cantar: si quieres que te cantemos, que yo lo preguntaré. Entró la niña en su cuarto con muchísimo primor: que las penas grandes, ó matan de pronto, ó pasan de largo. (AUGUSTO FERPÁN. 1875.) El que pierde á su padre y el que pierde dinero se pega un tiro. Si yo hubiera de matar á mi mayor enemigo, me habría de suicidar. (JOAQUÍN MARÍA BARTRINA. 1879.) Te querré hasta que me muera: te lo juro por las cruces ¿Ves botar una pelota? pues lo mismo es mi querer: cuanto más fuerte lo tiras, más alto sube después. (LUIS ROYO VILLANOVA. 1890.) Redondillas. Cuidados, que me traéis El ave que el pecho hiere, Les da vida, aunque ella muere. No es cuidado quien me manda Siempre doblada la peņa Y por la holganza ajena. (Rimas de D. DIEGO HURTADO DE MENDOZA. ya que así me miráis, miradme al menos. (GUTIERRE DE CETINA † 1560.) (Texto de Castro.) *. Decidme, fuente clara, Hermoso y verde prado, De varias flores lleno y adornado: En las quejas de amor entretenidos, Gustar el agua fría? (Murió ¡dolor cruel, amarga hora!) Arboles, fuente, prado, sombra y aves, No es tiempo de vivir; queda en buen hora. aun más que de las zarzas, de su enfado, al lá la gente campesina estaba, y muchachos y miel, ¿quién dijo penas? Preguntóme:-¿No quieres? Y festiva añadió:--¡Qué malo eres! Y hundiendo el blanco dedo en un panal, con infantil denuedo, riendo como loca, me lo llevó á la boca.... ¡Siempre sabré á qué sabe dedo más que la miel dulce süave! (MADRIGALES, de D. FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN, 1896.) D. Anacreonticas. Lleguen esos rubies amor hijo de Marte, que reina en toda parte; amor que si atosiga, luego cura y mitiga; |