saber darán á la acción municipal la dirección que convenga á nuestra Capital. Séame permitido en este acto solemne manifestar mis vehementes deseos de que la Ciudad continúe en el camino del progreso para que satisfaga por completo el amor y el legítimo orgullo de los mexicanos por la ciudad capital. S. CAMACHO. SEÑOR GOBERNADOR: SEÑOR PRESIDENTE DEL AYUNTAMIENTO DE 1897: SEÑORES REGIDORES: Altísima honra considero para mí llevar la voz por el Ayuntamiento de 1898 al dar contestación al informe que la Corporación que terminó ayer su período os ha presentado en este acto solemne por conducto de su honorable Presidente. Mas debo confesar desde luego que háme bastado meditar un poco al emprender esta tarea, grata por cuanto que consiste en la exposición de los sentimientos y propósitos que abrigo en unión de mis compañeros de ayer y de mis compañeros de hoy, para comprender cuán grave es la misión confiada á nuestro cargo y cuán seria la responsabilidad que contraemos para con la primera ciudad de nuestra patria, cuya prosperidad y cuyo crédito están tan estrechamente unidos con la prosperidad y crédito nacionales. Somos testigos todos del empeño y afán con que el Ayuntamiento de 1897 trabajó en pro del Municipio, y bien sabemos que si la situación que de él recibimos no es tan próspera y halagadora como correspondiera á su deseo, no es ciertamente por falta de celo ni de esfuerzo, sino por la reunión de un cúmulo de circunstancias en extremo difíciles de superar. La extensión de la ciudad, cuyo crecimiento pudiera acaso calificarse de inmoderado y excesivo, pero que determinado por causas complexas de orden económico y social no puede ser detenido por la acción oficial, y por otra parte, las exigencias que el aumento de cultura trae consigo, hacen que las necesidades de la administración municipal crezcan en proporción más rápi da que sus rentas. A este factor permanente de desequilibrio se han agregado otros transitorios, ó por lo menos temporales, pero que han afectado profundamente al erario de la ciudad: el alza en el tipo del cambio sobre Europa, y la sustitución del derecho de portazgo por nuevos impuestos. La fuerte depreciación sufrida por la plata en el curso del año de 1897 ha agravado las erogaciones del Municipio para el servicio del empréstito del 5 por 100 contraído en Londres con el principal y casi exclusivo objeto de concluir la magna y secular obra del Desagüe del Valle, el cual servicio, por ser en oro, ha exigido cada vez desembolsos mayores; y por su parte, la abolición de los impuestos alcabalatorios ha determinado que efectos de tan considerable importancia como los materiales de construcción y las carnes, no hayan podido ser gravados de una manera eficaz y conveniente y se hayan reducido en proporción bien considerable sus respectivos rendimientos. Tales elementos han determinado un desequilibrio en el presupuesto municipal; y si bien es de esperar que esa perturbación sea superada mediante los esfuerzos combinados del Ejecutivo y del Ayuntamiento, obliga á introducir un régimen de estricta economía en los servicios municipales haciendo por extremo difícil su mejoramiento, porque no hay en el orden administrativo |