Ensayo historico-apologetico de la literatura española contra los opiniones preocupadas de algunos escritores modernos italianos, Volumen5Blas Miedes, 1783 |
Dentro del libro
Resultados 1-5 de 18
Página 38
... Maestros Muratori y Quadrio : Y que por esto no es de maravillar su ignorancia acerca de lo bueno que tenemos sobre ... maestro para juzgar de lo bueno ò malo de la poesía el cèlebre Muratori en sus libros de la perfec- ta poesia ? Si ...
... Maestros Muratori y Quadrio : Y que por esto no es de maravillar su ignorancia acerca de lo bueno que tenemos sobre ... maestro para juzgar de lo bueno ò malo de la poesía el cèlebre Muratori en sus libros de la perfec- ta poesia ? Si ...
Página 39
... maestro para aprender de él el merito ò demerito de los poetas Españoles ? Pero hablemos seriamente . El insigne Muratori acre- dita en su libro de la perfecta Poesia , como en las demàs obras , un gusto fino , un juicio exacto , y suma ...
... maestro para aprender de él el merito ò demerito de los poetas Españoles ? Pero hablemos seriamente . El insigne Muratori acre- dita en su libro de la perfecta Poesia , como en las demàs obras , un gusto fino , un juicio exacto , y suma ...
Página 40
... Maestro , que si el Parnaso Español tuvo algunos malos poetas ( que tampoco faltaron al de Italia ) tuvo tam- bien poetas insignes y de gusto escogido ; por lo que po- dia asegurar sin aquel quizà que se hallan en España ex- celentes ...
... Maestro , que si el Parnaso Español tuvo algunos malos poetas ( que tampoco faltaron al de Italia ) tuvo tam- bien poetas insignes y de gusto escogido ; por lo que po- dia asegurar sin aquel quizà que se hallan en España ex- celentes ...
Página 67
... maestros los Italianos . Y en tal caso po- drian nuestros poetas , coronados sobre la cumbre del Parnaso , gritar un viva à sus maestros de poesía : imi- tando à Pedro el Grande , que teniendo à su mesa des- pues de la victoria de ...
... maestros los Italianos . Y en tal caso po- drian nuestros poetas , coronados sobre la cumbre del Parnaso , gritar un viva à sus maestros de poesía : imi- tando à Pedro el Grande , que teniendo à su mesa des- pues de la victoria de ...
Página 68
... maestro de los Italianos en el estudio de la antiguedad ? No Señores ; ni aun para ser nombrado en la historia literaria ; antes se quiere per- suadir , que Panvino fue el primero que tuvo valor de abrir el camino à tales estudios ; y ...
... maestro de los Italianos en el estudio de la antiguedad ? No Señores ; ni aun para ser nombrado en la historia literaria ; antes se quiere per- suadir , que Panvino fue el primero que tuvo valor de abrir el camino à tales estudios ; y ...
Otras ediciones - Ver todas
Términos y frases comunes
Abate adornada ameno amor Anacreonte antiguos Apolo Ariosto Autor ayre bella Bembo Betineli Boscan buen gusto Camoens canciones canto cèlebre Cielo cion clima de España comparacion deleyte demàs despues Didascalicos digno diò dulce Egloga elegantes erudito escrito Escritores Espa España està estàn extrangeros famoso fieras flores Franceses Francisco fuè Garcilaso gloria Griegos habia halla Homero ilustre imitacion imitar ingenio insignes invencion ISMENO Italia jamàs Latinos lengua llegò lloro Lope de Vega Luis màs merito Modena modo mundo Musas nacion Española Napoles Navagero pañoles Parnaso Parnaso Español Parnaso Italiano Pastor Petrarca Pindaro podia podrà poema Epico poesìa poesia vulgar poetas Españoles poetas Italianos poetica Principe Quadrio quales quan què Quixote quizà Reyno rima Romance sagradas sàtira siglo 16 Soneto sublime tambien Tansilo Teocrito Testi Tirab Tiraboschi tomò traduccion traducidas traductor Trisino vèr verde Verè versificacion viò Virgilio دو
Pasajes populares
Página 91 - No las damas, amor, no gentilezas de caballeros canto enamorados; ni las muestras, regalos y ternezas de amorosos afectos y cuidados: mas el valor, los hechos, las proezas de aquellos españoles esforzados, que a la cerviz de Arauco, no domada, pusieron duro yugo por la espada.
Página 192 - El cielo en mis dolores cargó la mano tanto, que a sempiterno llanto ya triste soledad me ha condenado; y lo que siento más es verme atado a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa.
Página 281 - Emulación ayer de las edades, Hoy cenizas, hoy vastas soledades ; Que no os respetó el hado, no la muerte, ¡ Ay !, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
Página 111 - Dulce vecino de la verde selva, Huésped eterno del abril florido, Vital aliento de la madre Venus, Céfiro blando: Si de mis ansias el amor supiste, Tú, que las quejas de mi voz llevaste, Oye, no temas ya mi ninfa dile, Dile que muero.
Página 279 - De su invencible gente sólo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo; este llano fue plaza; allí fue templo: de todo apenas quedan las señales. Del gimnasio y las termas regaladas leves vuelan cenizas desdichadas; las torres que desprecio al aire fueron a su gran pesadumbre se rindieron.
Página 218 - ¡Ay! que ya presurosos suben las largas naves: ¡ay! que tienden los brazos vigorosos a los remos, y encienden las mares espumosas por do hienden.
Página 198 - Y de las verdes hojas, reducidas en estambre sutil, cual convenía para seguir el delicado estilo del oro ya tirado en rico hilo. La delicada estambre era distinta de las colores que antes le habían dado con la fineza de la varia tinta que se halla en las conchas del pescado.
Página 196 - Cerca del Tajo en soledad amena, de verdes sauces hay una espesura, toda de hiedra revestida y llena, que por el tronco va hasta el altura, y así la teje arriba y encadena, que el sol no halla paso a la verdura; el agua baña el prado con sonido alegrando la vista y el oído.
Página 195 - Mas luego a la memoria se me ofrece aquella noche tenebrosa, escura, que tanto aflige esta ánima mezquina con la memoria de mi desventura. Verte presente agora me parece en aquel duro trance de Lucina, y aquella voz divina...
Página 190 - Corrientes aguas, puras, cristalinas; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno ; yo me vi tan ajeno del grave mal que siento, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría...