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golfo de Lepanto, de donde al cabo de cuatro años y medio de continuos trabajos determinó aventurarse alzándose con la galera, moviendo los ánimos de los cristianos, dándoles instrucciones para que cuando los saca. sen con él á tierra á cargar la piedra y materiales que se habian de embarcar para la fábrica de los Dardanelos, que llevasen la piedra arrojadiza que les pareciese conveniente para pelear con los soldados del Turco que habia en la galera, lo cual se ejecutó y puso por obra con lo demas que les ordenó; y hecho así, al tiempo que los habian de meter en la cadena y á los bancos del remo, haciendo D. Diego Hurtado de Mendoza una señal, arremetieron todos como leones contra los turcos con tanto valor, que aunque desiguales en las armas, el ánimo y valor era tan grande y superior al de los turcos, que no pudiendo sufrir la furia y terror de los cristianos y los filos de una alabarda que primero ganó este caballero, que como un rayo acudia á unas partes y á otras, dando á unos la muerte y á otros espanto, se arrojaron los turcos que pudieron al agua porque estaban cerca de tierra, y con esto quedó señor de la galera, con lo cual al punto dieron velas y la gobernaron de modo que con próspero viaje llegaron á Venecia, donde los recibieron con decir á este caballero y á los que con él venian que tenia convenio hecho aquella Señoría con el Turco de volverle los esclavos foragidos que por allí aportasen; lo cual visto por este caballero, con gran prudencia y valor respondió al veneciano que el Rey Católico sabia de su huida y derrota en aquella Señoría, y que D. Sancho de Leiva, su cuñado, era ya rescatado y era General de las galeras de Nápoles, y lo sabria significar à S. M. para que tomase venganza de tan áspera resolucion como era la de volverlos á Constantinopla; por lo cual resolvieron darle

libertad á él solo y que todos los otros fueran devueltos al Gran Turco, á lo cual mostró su valor diciendo que si alguno ó alguna oreja de los que con él habian venidoera devuelto, habia de ser él ó la suya; y así que determinase lo que habia de hacer. Esta resolucion de don Diego Hurtado de Mendoza puso en cuidado al veneciano, y los dejó ir libres à Italia, dando fin á su cautiverio. Casó con doña Juana de Guevara, y fueron sus hijos: primero, D. Francisco Hurtado de Mendoza, que murió siendo Paje de la Majestad del Católico Rey D. Felipe II; segundo, D. Diego Hurtado de Mendoza, que sucedió en la casa; tercero, doña Leonor Hurtado de Mendoza, que casó con D. Francisco de Ocio, Alférez mayor de la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, siendo sus hijos doña Francisca de Ocio y Mendoza, mujer de don Fernando Romero Samaniego, y D. José Esteban de Ocio, y cuarto, doña María de Mendoza, monja en el convento de la Casa de la Reina en Rioja.

El D. Diego Hurtado de Mendoza, señor de la Corzana, Caballero de la órden de Santiago, fué recibido en lugar de su hermano en palacio; hizole el Rey don Felipe III merced de la visita general de los mandatos de su órden el año de 1608, y casó en la ciudad de Vitoria con doña María Ruiz de Vergara, hija única y heredera de Francisco Ruiz de Vergara y de doña Maria Ruiz de Vergara, su mujer, señores de la villa de Santurdejo en Rioja. Hallóse en servicio de S. M. el año de 1615 en la provincia de Alava cuando se hizo la jornada de los casamientos del Sermo. Principe de las Españas con doña Isabel de Borbon, Princesa de las Españas, y del Rey Cristianísimo Luis XIII, su hermano, Rey de Francia, con doña Ana, Serma. Infanta de las Españas, Reina de Francia, para cuya ocasion fué nom

brado de aquella provincia por su Capitan y Cabo de la gente de ella, donde mostró el valor de su persona, y la clara sangre de sus mayores, siendo uno de los que mas hicieron en ella, por los muchos criados y allegados que con ricas libreas de grana cubierta de pasamanos y alamares de oro le acompañaron, como todos los soldados. que presentó en escuadron á S. M. dos leguas antes de entrar en Vitoria: estaban lucidisimamente aderezados. de armas, plumas y libreas, haciendo en todo grandes. gastos, acudiendo á lo que S. M. le ordenó de su servicio con grande cuidado. Fué sepultado con su esposa en San Francisco de Vitoria, habiendo de este matrimonio por hijos: primero, á D. Esteban de Mendoza y Vergara, Caballero del hábito de Santiago; segundo, á doña Micaela Francisca; tercero, á doña Vicencia; cuarto, á doña Ana de Mendoza, y quinto, á doña María de Mendoza.

Doña Maria Hurtado de Mendoza, hija de Hurtado Diaz de Mendoza, señor de la casa de la Corzana y de doña María Tenorio su mujer, casó como ya dijimos, con Juan Ruiz de Corcuera, señor de la casa y solar de Corcuera, que está en el lugar de Berguenda á dos leguas de Miranda de Ebro. Fué valeroso caballero y Capitan famoso en la conquista del reino de Granada, y en las alteracio. nes de estos reinos, siguiendo la voz de sus Reyes acompañando al Condestable de Castilla, de quien fue muy estimado; dióle en Vitoria la guarda y custodia de los Delfines de Francia, los cuales estuvieron á su cargo todo el tiempo que los tuvo en su poder el Condestable. Fueron sus hijos y de doña Maria Hurtado de Mendoza su mujer, seis varones, que todos fueron famosos Capitanes en las guerras de Italia y Flandes, donde acabaron sus dias, mostrando el valor de sus personas, y la clara sangre de sus mayores; llamóse el mayor de ellos.

TOMO V.

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Pedro Hurtado de Corcuera, señor de la casa y solar de Corcuera, en sucesion à su padre: casó con doña María de Montoya, natural de Miranda de Ebro, y habiendo dejado sucesion en su casa, volvió á la guerra, donde siendo Lugarteniente de las Galeras de Nápoles, de Sancho Martinez de Leiva, por socorrer á dos hermanos suyos, famosos Capitanes, Iñigo y Sebastian Hurtado de Corcuera, en una ocasion en la guerra de Córcega, donde era Lugarteniente de General, fué muerto con ellos peleando como famosos y valientes soldados. Tuvieron por hijo al Capitan Pedro Hurtado.

El Capitan Pedro Hurtado de Corcuera, señor de la casa y solar de Corcuera, casó con doña María de Corcuera, su prima, hija de Juan Ruiz de Corcuera, señor de la casa de Bachicabo, de cuyo matrimonio tuvo por sus hijos primero, á D. Pedro Hurtado de Corcuera, que sucedió en la casa; segundo, al Capitan D. Iñigo de Corcuera, Caballero de la órden de Santiago, y tercero, á el Capitan D. Sebastian Hurtado de Corcuera, que ambos hermanos sirvieron en los estados de Flandes.

El primogénito D. Pepro Hurtado de Corcuera, Ca. ballero de la órden de Santiago, señor de la casa y solar de Corcuera, que entró à poseer este estado y casa año de 1619, sirvió muchos años de Capitan de infantería de caballos, y de Sargento mayor en Italia y Flandes. Casó con doña Cándida de Otazu, en Vitoria, de cuyo matrimonio tuvo tres hijos varones, que el primero se llamó D. Pedro Hurtado de Corcuera. Todo lo cual nos consta por escrituras antiguas y por patentes de los Reyes, despachadas para los cargos con que sirvieron en las guerras de su tiempo.

LÍNEA DE LOS SEÑORES DE LEGARDA Y SALCEDO.

Iñigo Hurtado de Mendoza y Salcedo, señor de la casa y solar de Salcedo, y de la villa de Legarda, hijo primogénito de Juan Hurtado de Mendoza, señor de la Corzana, y de doña Mencía Ortiz de Salcedo, su mujer, señora del solar de Salcedo y villa de Legarda, casó con doña Isabel de Zúñiga, hermana del Obispo de Calahorra, de quien tuvo por hijo y sucesor á Hurtado Diaz de Mendoza y Salcedo, y otros.

El Hurtado Diaz de Mendoza y Salcedo, señor de la villa de Legarda y solar de Salcedo, casó con doña Maria Sanz de la Puente, hija.mayor de Garci Bañez de la Puente, de quien tuvo por sus hijos á Diego Hurtado de Mendoza, y á otros.

Diego Hurtado de Mendoza y Salcedo, señor de la villa de Lagarda y Salcedo, casó con doña María de Torres y Salazar, hija de Lope de Salazar y de doña Hurtada de Salcedo su mujer, que fué hija de Diego Lopez de Salcedo y de doña Maria de Torres su mujer. Fueron sus hijos primero, Iñigo Hurtado de Mendoza; y segundo, doña Ochoa Ortiz de Salcedo, de quien volveremos á hacer memoria.

El Iñigo Hurtado de Mendoza y Salcedo, señor de la villa de Legarda y casa de Salcedo, casó con doña María de Mendoza, hija de Rui Diaz de Mendoza, señor de Mendivil y la Ribera: fueron sus hijos: primero, Diego Hurtado de Mendoza y Salcedo, que sucedió en la casa; segundo, Rui Diaz de Mendoza, que casó con doña Juana de Otañez, hija de D. Juan de Otañez, y de doña Ana de la Guerra, su mujer, cuyos hijos fueron; D. Juan Hurtado de Mendoza, que casó con doña Maria de Larrea, y tuvo á doña Maria de Mendoza; casó segunda vez con

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