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rencia de Londres pensó en un armisticio que fué firmado por Holanda por seis semanas y prorrogado después hasta el 25 de Octubre, en vista de haber sido derrotada Bélgica en los encuentros que tuvo con Holanda, en donde descolló el valor individual del rey Leopoldo.

En 15 de Octubre acordó la conferencia un tratado que fué aceptado un mes después por la Bélgica, fijándose dos meses para el cambio de las ratificaciones. En este intérvalo los plenipotenciarios de Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia se ocuparon del proyecto de demolición de las fortalezas belgas construidas á costa de las cuatro potencias desde 1815, el que fué también aceptado por Bélgica el 22 del mismo ines. La Holanda excluida de esta última acta, se negó á aceptar el tratado de 15 de Octubre, porque creía fácil la derrota de los belgas. Francia y Rusia ratificaron este último tratado haciéndolo mas tarde Prusia y Austria, por consideraciones á Holanda y con alguna reserva, pues dejaron á salvo los derechos de la confederación germánica en lo que se refería al gran ducado de Luxemburgo, y la Rusia salvó las modificaciones y enmiendas que habian de hacer respecto á la navegación del Escalda, la comunicación de Bélgica con la Alemania por el territorio holandés, y la deuda que hacía recaer sobre los belgas.

113. La Bélgica creyó oportuno pedir á la conferencia que ordenase la evacuación de las tropas holandesas, y en primero de Octubre la conferencia reconoció que debía emplear la fuerza para llevar á cabo lo acordado. Casado en este tiempo el rey belga Leopoldo con la hija mayor del rey de los franceses, Maria Luisa, se estrecharon más las relaciones entre ambos estados, y entonces fué cuando Inglaterra y Francia acordaron, en 22 del mismo mes, un tratado en el que estipularon: que los gobiernos de Bélgica y de Holanda serían requeridos para que efectuasen reciprocamente la evacuación de los territorios que no le pertenecían á tenor del tratado de 15 de Octubre; que se emplearía la fuerza contra aquel de los dos gobiernos que no hubiese consentido en dos de Noviembre, que en caso de negativa de parte de la Holanda, se decretaría el embargo de todos los buques holandeses, y que el 15 de Noviembre entraría en Bélgica un ejército francés para poner sitio á la ciudadela de Amberes. En consecuencia se hizo una

intimidación por estas dos naciones á la Bélgica y á la Holanda; el gabinete de la Haya se negó á ello.

Desde el dia 5 de Noviembre se decretó el embargo sobre todos los buques holandeses en los puertos de Francia é Inglaterra, y el 15 de Noviembre, según lo acordado, el ejército francés al mando del mariscal Gerard, traspuso la frontera, y el 19 se halló frente á las murallas de Amberes. Después de los perjuicios naturales de la guerra, el 23 de Diciembre los holandeses pidieron capitular, en los momentos en que caían en poder de los franceses la ciudad y los fuertes de Flandes, Burght, Austruweel y Zwyndrecht con su guarnición compuesta de cinco mil hombres. El mariscal Gerard se obligó á ponerla en libertad el dia en que se entregasen á la Bélgica los fuertes de Lillo y de Liefkenshock, situados á orillas del Escalda y que habían quedado en poder de Holanda.

El rey Guillermo se negó á ratificar esta última condición, y en su virtud fué destruida una escuadrilla de doce cañoneros y un buque de vapor, que no habian querido entrar en la capitulación. El 16 de Mayo de 1833 se acordó un armisticio indefinido, y el 21 se firmó un convenio provisional que levantaba el embargo de los buques holandeses y restituía la libertad á los prisioneros de esta nación retenidos en Francia desde el sitio de Amberes.

No se conformó Holanda con este estado de cosas, y su rey no abandonó la idea de someter á su poder á la Bélgica. con cuyo fin se sostenía en pié de guerra. Una y otra nación se miraban con recelos, haciendo gastos enormes para sostener un ejército en esas condiciones; sin embargo Bélgica se organizaba en el interior y su industria y comercio tomaban un desenvolvimiento prodigioso.

114. Cansada Holanda de esta situación indefinida, se mostró dispuesta en 1833 á aceptar el tratado de 15 de Octubre de 1831. En 23 de Enero de 1839 la conferencia de Lóndres sometió á la aceptación de la Bélgica y de la Holanda el tratado definitivo. Las cámaras belgas autorizaron al rey para firmar el tratado, y fué firmado por ambas naciones el 19 de Abril de este año de 1839, canjeándose las ratificaciones el 8 de Junio siguiente. En virtud de este convenio, fué Bélgica independiente, por la intervención de las potencias europeas. (1)

(1) Véase: M. Van Kasselt: Historia de Bélgica y Holanda.

¿Qué consecuencias podemos sacar de estos sucesos? Con arreglo á los principios absolutos de la escuela italiana, la intervención europea en los asuntos de Bélgica, no puede considerarse como legítima. Las potencias durante los sucesos, quisieron imponer su voluntad en Bélgica en virtud del llamamiento que en Octubre de 1830 le hizo el rey de Holanda, sin tener en cuenta que aquel pueblo belga, usando de su legítimo derecho de independencia, había ya sacudido el yugo holandés y se estaba constituyendo en nación. Cuando las potencias acordaron el protocolo de Enero de 1831, la Bélgica tenía ya su gobierno provisional y éste había acordado la independencia de su país, y mas tarde acordó su constitución.

Solamente puede justificarse esta intervención, teniendo en cuenta el interés político que unía á las potencias y después de la proclamación del rey Leopoldo, en el deseo de mantener á éste en el trono, que era viudo de la princesa Carlota de Inglaterra y casado después con la hija del rey de Francia. La intervención, sin embargo, tuvo un objeto que si no legítimo dentro de esos principios absolutos de la escuela italiana, debe estimarse como tal, porque con ella se evitaba una conflagración entre las naciones de Europa, y se evitaba que un pueblo emancipado ya, independiente por sus propios esfuerzos, volviera á caer en poder de su opresor: hechos estos que podían comprometer el equilibrio de los Estados

europeos.

CAPITULO VI

LA INTERVENCION EN EL SIGLO XIX.

V. Intervención en Turquía (1840).-115. Sus causas.-116. Situación de la Europa y actitud de las potencias: tratado de 1840.-117. Conse cuencias de este tratado.-VI. Intervención en Turquía (1854).118. Sus causas.-119. Notas de los gabinetes ruso y turco.-120. Mediación de las potencias. Retirada del embajador ruso.-121. Proposiciones de Viena hechas por las potencias.-122. Declaración de gue

rra.

Actitud de las potencias.-123. Negociaciones de paz.-124. Resumen.-VII. Intervención francesa en Siria (1860)—125. Sus causas. -126. Francia y el tratado de 3 de Agosto de 1860.-127 Desembarco de las tropas francesas y de la comisión internacional. -128. Término de la intervención.-VIII. Intervención en Turquía (1875-1878).—129. Sus causas: insurrección en Bosnia y Herzegoiwina.-130. Los gabinetes europeos y el gobierno turco.-131. Levantamiento de Servia: declaración de guerra-132. Intervención de las potencias. Ultimatum del gabinete ruso: conferencia de Constantinopla.-133. Situación de Europa: Guerra entre Rusia y Turquía: Tratado de San Estéfano.-134 Fin de la intervención: Tratado de Berlín de 1878.-IX. Intervención en Egipto (1882).-135. Situación de Egipto y causas de la intervención.-136. Las potencias europeas. Bombardeo de Alejandrina. El gabinete inglés.-Resumen.

V

Intervención en TURQUÍA. (1840)

115. Si la intervención en favor de la Grecia estaba dictada por consideraciones morales y políticas de orden elevado y respetables conformes en un todo con las sanas nociones del derecho de gentes, el concurso que las grandes potencias europeas presta

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