PRÓLOGO El Sr. D. Antonio L. Valverde, autor de este libro, es uno de los más notables y meritorios representantes de la nueva generación, en el foro y en la literatura científica. Modesto, excesivamente modesto, solo es conocido y apreciado el Sr. Valverde, en lo mucho que vale, por las personas estudiosas y por las que han tenido ocasión de leer y meditar sus profundos y eruditos libros sobre árduas materias de Derecho Civil é Internacional. En «La Revista del Foro» al lado de su ilustre amigo y compañero, el Dr. D. Antonio Sánchez de Bustamante, ha realizado el Dr. Valverde una obra útil y fecunda que supone esfuerzos de voluntad y energía de que no pueden tener idea los que no conocen las dificultades que se oponen en un país pequeño y de escaso movimiento intelectual, como el nuestro, á publicaciones de esa índole. La inolvidable. «Revista General de Derecho,» que dirigió con inteligencia y celo dignos de todo encarecimiento el Dr. D. Ramón I. Carbonell hubo de suspender algunos años há su publicación. El «Boletín Jurídico» que fundó y dirigió, hasta su muerte, el malogrado Florencio Suzarte y que luego estuvo á cargo del Dr. Desvernine (D. Pablo) tambien dejó de publicarse al cabo de pocos años. La interesante «Revista de Derecho y Administración» fundada y dirigida por el Dr. D. Antonio Govín, se publicó brevo tiempo. La «Revista del Foro» fundada y sostenida dentro de límites modestos, por el Procurador de este Colegio, D. Cárlos A. Sierra, de grata recordación para cuantos lo trataron, adquirió pronto la amplitud é importancia doctrinal que durante largos años ha conservado, merced al Dr. Bustamante que se encargó de su dirección á la muerte de aquél inteligente escritor, y del Dr. Valverde que no cesó de ayudarle con ahinco, desde su juventud. El Sr. Valverde ha sucedido al Sr. Bustamante en la dirección, poco há; y puede decirse que si la «Revista» se publica hoy completada con el Boletín legislativo ó Colección de sentencias del Supremo, débese esclusivamente á la abnegación y desprendimiento de su Director. Dos importantes obras de extensa y sustanciosa lectura, ha publicado el Sr. Valverde, primero por fragmentos en la «Revista» y luego en forma de libro; ambas acogidas con grande aplauso por las personas doctas, dentro y fuera de la Isla. Trata la una de los bienes reservables, según los precedentes y cuerpos legales del antiguo Derecho de Castilla, el Código Civil vigente y la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia (con interesantísimo prólogo del Dr. D. José A, del Cueto). El otro libro del Dr. Valverde, no ménos importante y sugestivo, trata del usufructo vidual, de los derechos del cónyuge viudo á la sucesión del premuerto. Las materias son de singular interés y trascendencia, y no ignoran los que en estos estudios se ocupan, cuan docta y razonamente las espuso el jóven y erudito jurisconsulto, sin pompa vana, ni aventuradas teorías ni aparato pueril, sino con método seguro, sólida erudición, exacto conocimiento de los textos lega luminosa explicación de los mismos y de la les y clara y jurisprudencia. A nadie que por tales trabajos anteriores le conociera pudo sorprenderle, por lo tanto, el premio que le discernió el «Círculo de Abogados» en el Certámen público de 1900-1901, por el notable estudio de Derecho Internacional Público sobre La Intervención á que estas líneas preceden. El tema era de interés escepcional y evidentísimo, pero su mismo carácter de actualidad en nuestro país ofrecía dificultades verdaderamente árduas en un trabajo de carácter esclusivamente didáctico; ageno, por lo tanto, á toda mira ó intención políticas. El Sr. Valverde profundiza con seguro método tan dificil materia. Expone las doctrinas de los autores de nota y los grandes hechos de la historia del siglo XIX, que mejor pueden esplicar el desenvolvimiento del principio de intervención, sus aplicaciones y sus límites. Los estudia como jurisconsulto, no como político; por eso quizás, le asombran las actitudes, violencias, injusticias y extralimitaciones, que constituyen en cierto modo las doctrinas esotérica de los diplomáticos de todos los tiempos, y muy especialmente de los del último tercio del siglo "de las luces". El Sr. Valverde (pág. 33) cita una observación muy ingeniosa del célebre príncipe de Talleyrand, el diplomático más temido de su tiempo y uno de los árbitros de los destinos de Europa durante muchos años; el "hombre necesario" en los momentos críticos de todas las situaciones que se sucedieron en Francia desde la Constituyente de 1789 hasta el reinado de Luis Felipe, cuyo primer año (1830-31) ilustró con el último de los grandes triunfos de su carrera, la constitución del reino de Bélgica y la fundación de su dinastía; hecho memorable que poco antes de morir relató, por cierto, con elevación, sagacidad y elegancia incomparables el ilustre duque Alber |