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que tiene impedidos el fugon y el esquife serán veinte y ocho, y crea V. M. que estas galeras tan grandes por muchos respectos son muy inútiles y muy dañosas al armada de V. M. y particularmente porque tienen menester de tanta chusma para poder caminar, que las otras quedan destruidas y de muy poco ó ningun ser

vicio.

La eleccion del contador y pagador general es necesário y V. M. mejor que nadie sabe lo que importa, que sean personas de mucha fee y integridad. La del auditor general paréceme que se puede excusar porque cada escuadra tiene el suyo, y en ofreciéndose ocasion de juntarse toda ó la mayor parte del armada se podrá elegir entonces, y por lo que he visto mejor será que este oficio no se vaya proveyendo sino cuando será menester y en diversas personas, que dejarle administrar siempre á un solo.

Por la larga ausencia del capitan general del armada de V. M. y de los otros generales de galeras los Vireyes de los reinos de V. M. se han usurpado sobre la gente dellas toda la jurisdicion que han querido, y así será menester que V. M. mande declarar en esto lo que mas fuere servido, con que se quitarán muchas diferencias y inconvinientes que podrian suceder ca

da dia.

En las tierras del Gran Duque de Toscana pretenden que los capitanes generales de galeras de V. M. sean los primeros á saludar los lugares y castillos por donde pasan, y algunas veces de no haberlo hecho han sucedido inconvinientes de no poca consideracion : entiendo que conviene al Real servicio de V. M. mandar declarar lo que se debe hacer en esto, pues no es justo que un ge

neral de galeras de V. M. salude á un castillano del Gran Duque.

Algunas otras cosas podrá ser que se me ofrezcan para acordar; pero hacerlohé cuando V. M. mandará que se trate particularmente destos negocios.

DICTAMEN QUE JUAN ANDREA DORIA DIÓ A FELIPE II EN 3 DE OCTUBRE DE 1576 SOBRE LA FORTIFICACION DE CAR

TAGENA.

S. C. R. M. En cumplimiento de la órden qué V. M. ha mandado darme por instruccion, he visto y considerado muy particularmente el sitio de la ciudad de Cartagena y la fortificacion que se ha empezado á hacer en ella, y asimismo la montaña de las Salinas á donde parece que algunos son de parecer que se podria y debria hacer una fuerza, y ni mas ni menos he vis to y considerado la traza que tiene desinada el Fratin (1) de cerrar dentro los cinco montes que sobrepujan á la dicha ciudad.

Y en cuanto á la fortificacion que está empezada, nie parece que es tan poco al propósito y que es de tanta importancia el quedarse como quedan fuera della tres de los cinco montes que arriba se dicen, que en ninguna manera no se debe pasar con ella mas adelante.

El monte de las Salinas como es altísimo sin que otro ninguno le sobrepuje, y es todo peña, tiene muy buen sitio para hacer allí una muy buena fuerza, la

(1) Hubo dos Fratinos, hermanos, ambos ingenieros en tiempo de Carlos y Felipe II.

cual despues de hecha se podria guardar y defender muy bien con cuatro mil hombres; mas por el contrario viene á ser tal el monte, que se podria muy fácilmente cercar con ocho ó diez mil, que lo tengo por de muy grande inconveniente, porque aunque no es de creer que vendrá nadie á intentar con tan pocas fuerzas una plaza desta calidad y puesta casi en el riñon destos reinos, todavía seria harto peor si acudiese el enemigo con muchas, y dejando sobre ella la parte que pareciese, fuese con lo demas á encontrar los socorros que se pudiesen enviar á la dicha plaza ó á procurar de ganar á otros lugares ó á otros efectos á que el tiempo y la ocasion le pudiese abrir la puerta.

irá

á

Este monte queda tan lejos de la ciudad que no la puede defender en ninguna manera ; y así como V. M. no debe tener intencion de hacer allí dos fuerzas ni hay para qué hacerlas, así se debe tener entendido que haciéndose la del monte de las Salinas se habrá de dejar la de la ciudad, de lo cual resultará que quedando ella abierta, será saco á quien la quisiere robar, y así se росо а росо deshabitando con perjuicio del comercio que allí hay al presente, el cual, aunque no es muy grande, todavía por lo que podria crecer con el tiempo es de tener en alguna consideracion; y porque no deje de perderse no bastará la fuerza del monte, pues siendo tan alta y el monte tan áspero no puede en alguna manera ser al propósito para el dicho comercio, aunque se pasase á habitar en él la gente de la ciudad, que lo tengo por cosa muy difícil. Y si para remediar esto se resolviese no obstante la fuerza del monte y tener tambien á la ciudad con la fortificacion con que está agora, yo no la tendria tampoco por acertada resolu

cion pues que habiendo los defectos que hay en ella y señoreándola tanto los tres montes que quedan fuera, es cierto que no podria resistir á fuerzas reales si asentasen sobre ella, y se perderia fácilmente sin que la pudiese defender la fuerza del monte por quedarle como está dicho muy lejos; y así entendiendo que la intencion de V. M. y lo que conviene á su Rcal servicio es que se guarde, si puede ser, con una sola fuerza el puerto y la ciudad, soy de parecer que se deje aparte el disinio de fortificar el monte de las Salinas y que se fortifique la ciudad de la forma y manera que tiene designada y trazada el Fratin, abrazando y cerrando dentro todos los cinco montes que la pueden ofender, pues que desta manera se defenderá el puerto y la ciudad con una sola plaza, y no dejará de ser muy bueno el sitio y de quedar ella muy fuerte de todas partes pues en todo su derredor tiene tambien mucha roca sino es desde la puerta que sale á Murcia hasta la marina, la cual por esta causa y por quedar en lo llano y podérsele plantar gran batería, y asimismo podérsele dar algun fastidio desde el monte de las Salinas, aunque no cosa que importe, parece que no se podrá poner en tan buen término como lo demas. Todavía yo entiendo que con tirar mas adentro la muralla, todo lo que diere lugar la casa Real, la cual ha de quedar dentro, y con hacer allí un buen caballero con su plataforma por de dentro y el foso muy grande con su estrada cubierta, para todo lo cual es muy aparejada la tierra que de allí se ha de sacar, y pudiendo ser, como será, tambien ayudada de otros tres caballeros de los montes que descubrirán y batirán todo aquel campo, quedará tan fuerte tambien por esta parte la ciudad que proveyéndosele

con tiempo todo lo necesario, podrá resistir á cualesquier fuerzas se pusiesen sobre ella.

E

La gente que habrá menester y que se le habrá de proveer en caso de necesidad, no ha de ser menos de diez ó doce mil hombres; y aunque es tal número que confieso que habiendo de mandar acudir V. M. siempre á muchas partes, no solo por lo que toca al hacienda, mas tambien por la dificultad que habrá en juntarlos, los cuatro mil bastarian para la fuerza del monte, seria bueno excusar de hacer con diez lo que se puede con cuatro. Todavía considerado que por medio de aquella ciudad y de su puerto han perdido y ganado nias de una vez estos reinos, y que en toda la costa deIlos desde Cataluña á Gibraltar no tiene V. M. otra plaza que sustentar, á mí paréceme que no solo no se debe restriñir en menos cerco la fortificacion della, pero que se debe tener á buena dicha que haya sitio y pueda haber fortificacion en que se puedan y se hayan de ocupar todas las fuerzas con que el enemigo saltare en tierra, como se ocupará todas las veces que fuere el lugar fortificado de la manera que digo y hubiere en él el dicho presidio ordinario; no hay para que parar en eso sino que bastará que al tiempo que será necesario se ponga allí la gente que se pudiere para que con la de la propia ciudad dé lugar á que se pueda meter mas con el armada de V. M., la cual presupongo que en caso que venga la enemiga haya de ser en estado tal que la pueda seguir y que trayendo en ella siete ó ocho mil infantes pueda desembarcallos sino en el propio lugar donde ella asentare, á lo menos tan cerca que puedan entrar en él antes que su ejército se asiente, de manera que se lo pueda estorbar; lo cual sucederia fácilmente

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