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corresponde à Valdeorras en Galicia. Los Sres. Cortés 1 y Carrasco 2 sostienen, sin datos que prueben su aserto, que es la Equosera. Anchoriz 3 la refiere à la famosa Intercatia, sin tener presente que esta población debe ser la moderna Paredes de Nava, en la provincia de Palencia. Moreri añade que los árabes la poblaron, llamándola Medina, que quiere decir ciudad, y para diferenciarla de otras Medinas, se la dió el nombre de Río Seco 4. Las palabras del Sr. Garcia Escobar son: "Erigida por los romanos en colonia con el nombre de Emérita, fué distinguida por los pueblos de Ataulfo con el dictado de Forum Egurrorum, ó plaza de mercados; y no pudo ser desatendida por los marciales agarenos, que la adoptaron con el título de Metymna, significado y carácter de ciudad,, .

El docto académico D. Juan de Dios de la Rada y Delgado afirma que desde Alfonso el Católico "no vuelve á figurar en la historia el nombre de Medina de Rioseco hasta el año 1301, ". Sin embargo de opinión tan respetable, consta que Medina de Rioseco, mucho antes del 1301 tenía voto en cortes, lo cual prueba su importancia en aquellos tiempos. Alfonso el Sabio en 1258 la deslindó de la jurisdicción de Valladolid, como expresa un documento que existe en el archivo municipal; y en 1295 concurrió á las cortes de esta villa, y á petición de sus procuradores, se la despachó el cuaderno de ellas

1 Diccionario de la Geografia antigua española. 2 Geografía general de España, pág. 114.

3 Geografia histórica, pág. 262.

4 0, t. y pág. citados.

5 Semanario Pintoresco Español, año de 1852, pág. 205. Seguiremos los estudios del Sr. García Escobar en la historia de Rioseco, y muy especialmente en la descripción de sus monumentos arquitectónicos.

6 Viaje de SS. MM. y AA. por Castilla, León, Asturias y Galicia en el verano de 1858, pág. 124.

autorizado en debida forma 1. Añade el Sr. Rada "que Fernando el Emplazado la donó al infante D. Juan, en cambio del señorío de Vizcaya; lo que nos presenta una prueba de su importancia, cuando se la creyó equivalente à tan anhelado territorio, 2. Acerca de este particular se hará notar que una de las capitulaciones del concierto entre el rey D. Fernando y D. Juan, fué, que el territorio de Vizcaya, que el infante pretendía ser dote de su mujer, le dejase á D. Diego López de Haro, dándole en cambio, no solamente Medina de Rioseco, sino Castronuño, Mansilla, Paredes y Cebreros 3. El infante D. Juan fué dueño de Medina y demás pueblos durante el reinado de Fernando IV y en los primeros días de Alfonso XI, afirmando Marina que nuestra ciudad tuvo en 1315 procuradores en las cortes de Burgos 4. Á la muerte del infante D. Juan, acaecida en la vega de Granada luchando con los moros, heredó sus pueblos de Castilla D. Juan el Tuerto, que á su vez, no sabemos por qué causa, llegó á ser señor de Vizcaya 5. Revoltoso este infante y poco obediente á su rey, fué asesinado en Toro por mandato de Alfonso XI, año de 1327, pues de esta manera hacía justicia el vencedor del Salado. "Una sola hija, escribe Mariana, que quedó de D. Juan, y estaba á criar en poder de su ama, fué llevada á Bayona, ciudad à la raya de Francia y en

1 Marina, Teoría de las Cortes, parte I, c. XIV.

2 Libro y página citados. El Sr. García Escobar afirma esto mismo en la novela Los Comuneros de Castilla, parte IV, c. IV, pág. 340. Madrid, 1861.

3 Mariana, Hist. de España, lib. XV, c. III. Á la muerte de D. Diego López de Haro recayó el señorío de Vizcaya en D.a María, mujer del infante D. Juan; pero ésta gozó de él poco tiempo, pues, de orden del rey, entró en posesión D. Lope Díaz de Haro, hijo de aquél, en 29 de Enero de 1311.

4 Llamábase el procurador Pero González.

5 Mariana, Ibidem, lib. XV, c. XVII.

tonces sujeta a los ingleses. La madre del muerto, D. María, que estaba recogida de tiempo atrás en un monasterio de monjas de Perales, con el aviso del caso y con estas tristes nuevas, bien se puede pensar, cuán grande congoja recibió. Dicese que á instancia de García Lasso vendió al rey todo el señorio de Vizcaya: si de miedo ó de su voluntad no se sabe, basta entender que era peligroso contrastar à la voluntad del rey en aquel trance; pero de mala sonada, y contra derecho, por ser viva su nieta: que adelante, aplacado el enojo del rey, casó con D. Juan de Lara, como se referirá en su lugar, y vino á ser señora de Vizcaya. Los pueblos y castillos que D. Juan heredó de su padre, y eran más de ochenta, parte se ganaron por fuerza, parte se rindieron de su voluntad, y quedaron incorporados en la corona real, 1. De modo que Rioseco debió ser uno de los ochenta pueblos que se incorporaron á la corona, y así permaneció durante los reinados de Alfonso XI y de su hijo Pedro I. Alguna duda pudiera haber acerca de si era ó no de la corona en tiempo de Alfonso XI, porque el historiador citado añade que D. Juan de Lara, enemigo de Alfonso de Alburquerque, favorito de Pedro el Cruel "se fué à Castilla la Vieja con ánimo de levantar la tierra; lo que podía el bien hacer por tener en aquella provincia grande señorío; pero le sorprendió la muerte, dejando dos hijas, D.a Juana y D.a Isabel, y un hijo de dos años, D. Nuño de Lara, que también acabó sus días poco después 2. Lo que puede asegurarse es que Pedro I incorporó á la corona Vizcaya, Lerma, Lara y otras villas y castillos, como también la ciudad de Rioseco 3. En el Becerro, mandado hacer por Alfonso

1 Hist. de España, lib. XV, c. XIX.

2 Lib. XVI, c. XVI.

3 Con respecto á Vizcaya se dirá que apareció más tarde formando señorío de D. Tello, hermano de Pedro I, y fugitivo aquél

XI y terminado en 1352 reinando ya D. Pedro, consta que Medina de Rioseco era lugar del rey.

"Derechos del rey. Tiene en cabeza de martiniega el dicho logar é sus aldeas que son la puebla e oter de berrueces e villamudarra quatromill e doscientos mrs. Pagan al rey monedas e servicios e fonsadera.

Dan cada año al rey por yantar dc. mrs.

Dan mas todo aquel que ha casas e mora en ellas cada año al rey por infurción e por fumadga doze dineros e si obiese dos pares de casas o mas non paga mas que esta quantía. Et el que mora en las casas agenas paga quatro dineros de fumadga. Et si obiere potro ó caballo que non paga mas de quatro dineros.

La merindad fizo el rey mercet de ella á martín alfonso e solía rendir dc. mrs.

La escriuanía publica dende riende cada año mill e diez mrs.

Otro si el rey ha heredat en la dicha villa que riende cada año sesenta cargas de pan por medio trigo e ceuada 1.

Se tiene como cierto que en el año 1368 Enrique de Trastamara, en guerra con Pedro I, se apoderó de Rioseco, é hizo donación á su hermana D." Juana, casada con D. Felipe de Castro, de la villa de Paredes de Nava,

temeroso del odio y venganza del rey, pretendió dicha tierra don Juan de Aragón, por ser casado con D.a Isabel, hija de D. Juan Núñez de Lara. D. Pedro mandó matar á este importuno pretendiente en Bilbao é hizo arrojar el cadáver de una ventana á la plaza, diciendo á los vizcaínos que le miraban: Véis ahí á vuestro señor, y al que demandaba el estado de Vizcaya. Durante la guerra civil entre D. Enrique y D. Pedro, el primero restituyó á D. Tello el señorío; y á la muerte de éste, Enrique II lo dió al infante D. Juan, su hijo "estados, dice Mariana, que desde entonces hasta hoy han quedado incorporados à la corona real de Castilla„. Hist. de España, lib. XVI, c. XVI.

1 Infantazgo de Valladolid, págs. 22 y 23.

Tordehumos y Medina de Rioseco. D. Leonor de Castro, hija de D.a Juana, tuvo las villas de Medina de Rioseco y de Tordehumos; pero Enrique II en su testamento las dió á su hijo el infante D. Fadrique, recompensando á D." Leonor con diez mil libras de oro 2.

Á D. Fadrique, maestre de Santiago, le sucedió su hijo D. Alonso Enríquez. "Cuentan las historias, escribe D. Luis Fernández-Guerra y Orbe, que posando una vez el maestre de Llerena, en casa de un mayordomo suyo, judío y casado con hermosísima mujer, llamada D. Palomba, de la misma secta, prendóse de ella y rindióla á su voluntad, no sin grande riesgo y trabajo. Era la judía natural de Guadalcanal, y de gente de conversos, y en el mismo pueblo se crió don Alfonso, fruto de aquellos amores, como judío, oculto y desconocido á todos. Á la edad de veinte años (1374) fué bautizado, y reconocido como sobrino carnal por Enrique II, que merced á la traición de Montiel, empuñaba el cetro de Castilla. D. Alfonso tomó el apellido de Enríquez à contemplación del rey su tio, que en mucho le estimó y le favoreció siempre. Algunos genealogistas y escritores apasionados suponen (sin el menor fundamento) que D. Alfonso era hijo de la desgraciada y virtuosísima reina D.a Blanca. Otros lo atribuyen a la mujer del mayordomo referido, afirmando que éste y aquélla eran cristianos viejos y de la estirpe de los godos, y que dieron á criar y guardar el niño á la judía, 3.

1 Ibidem, lib. XVII, c. XII. Crónica de Pedro I, fol. 521.

2 Crónica de Enrique II, fol. 119. López de Haro dice que Felipe de Castro murió sin sucesión en el año 1371, y su viuda D. Juana cedió el señorío de Rioseco á su sobrino D. Alonso Enríquez, primer almirante de Castilla de los de la casa y linage de los Enríquez. Nobiliario etc. pág. 396. La verdad es lo consig nado en el texto.

3 Semanario Pintoresco Español, año de 1854, pág. 130.

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