aquellas demasías, y tolerándoles el ejercicio, á veces suave, á veces despótico. de la monarquía absoluta.

Entre los continuos trastornos de los grandes, que imposibilitaban la marcha del gobierno godo, y el absolutismo de los reyes que lo establecian y ordenaban, prefirieron muy cuerdamente lo último. Así consiguieron organizar aquella sociedad desquiciada afirmando la vacilante corona en las sienes de sus monarcas, quienes no por eso dejaron de perderla alguna vez á manos de la traicion y rebeldía, perdiendo con ella la misma cabeza en que se ostentaba.

Los que censuran la institucion de los concilios y la influencia que ejercieron en la monraquía goda, pretendiendo hacerla odiosa con anunciar que el pais estaba sometido à una teocracia egoista y avasalladora, ignoran sin duda que el influjo del clero, principal elemento de aquellas juntas, fué sumamente benéfico y provechoso en aquel tiempo de tinieblas y de barbarie, en que los eclesiásticos reunian todo el saber y toda la ilustracion.

Si bien es cierto que los concilios primitivos de Toledo crearon la teocracia, arraigando la preponderancia de la potestad sacerdotal sobre el gobierno visigodo, y deprimieron los derechos mas esenciales de la nobleza y del pueblo, no lo es menos que contuvieron las rebeliones populares y atajaron al mismo tiempo los desafueros de los monarcas.

Traduciendo y aplicando á las necesidades de nuestro pais las mejores leyes romanas, difundiendo entre los godos ya españolizados los principales rudimentos de las ciencias y de las artes, y estableciendo y practicando como religion del Estado las suaves y humanitarias máximas del Evangelio, no cabe la menor duda. en que hicieron un gran bien à aquella sociedad naciente y heterogénea, normalizando en administracion, organizando su gobierno, creando una política útil y salvadora, y sirviendo de poder regulador entre las nuevas aspiraciones absolutistas de los reyes godos y los antiguos recuerdos democráticos de sus vasallos.

A nuestros concilios nacionales debió España aquella civilizacion desconocida en los demas pueblos que ocuparon las tribus

del Norte, y compendio de la cultura y adelantamientos de los españoles en aquella época, es ese código visigodo, monumento de respeto y admiracion para propios y estraños.

En sentido politico, es el Fuero Juzgo una verdadera constitucion, así como bajo su aspecto penal, civil y religioso, un código, cuyos principios fundamentales ensalzan hoy dia los eruditos y admiran los sabios.

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No sin razon dice Montesquieu, refiriéndose á nuestros concilios de Toledo, y á la constitucion gólico-hispana por ellos establecida, que no creia hubiese existido sobre la tierra sistema tan escelentemente constituido y tan bellamente templado y combinado en todas sus partes, siendo prodigioso que el desenfreno inherente á un pueblo conquistador hubiese producido el mejor gobierno imaginable en aquellas épocas de atraso y de ignorancia. >

EDAD MEDIA.

CAPÍTULO II.

Origen é historia de las antiguas Córtes españolas.

SUMARIO.

Desaparicion de la monarquía goda.-- Entrada y dominacion de los sarracenos en España.-Conquista Pelayo la corona de los godos.-La reorganizacion avanza con la reconquista.-Origen de los fueros y franquicias populares. Son mercedes y no derechos.-Preponderancia insufrible de la nobleza.Para contrarestar su poder, fortifican los reyes el elemento democrático.-Estiéndese á varias poblaciones la gracia del voto en Córtes.-Créanse los ayuntamientos populares.-Primeras asambleas políticas á que asistieron los procuradores del pueblo.-El interes de localidad se oponia á la organizacion del pais.-La nobicza y el pueblo esplotan la rebelion de D. Sancho el Bravo.Reclaman las Córtes su participacion en el ejercicio del poder ejecutivo.Peligrosas consecuencias de las concesiones.-A pojeo del elemento democrático-Principio de su decadencia.-Contribuyen á ella las mismas Córtes.Violenta el poder real las elecciones populares.-Centralizadora política de los Reyes Católicos.-Pierde su antigua influencia la institucion de las Córtes.-Tratan de rocobrarla los Comuneros.—Su célebre esposicion al emperador.-Mueren en Vilialar las libertades populares,-Arrogancia del poder real.-Castigos de varios diputados.-Apodérase la nobleza de los cargos municipales. Restriccion del derecho del voto en Córtes.-Precio en que se compró el cargo de diputado.-La dinastía borbónica mató hasta en la apariencia la antigua representacion nacional.

Hemos visto en el capítulo anterior que la monarquía goda fué el resultado lógico de la sabia combinacion de los elementos sociales en la constitucion política del pais. Esto es, la combinacion del principio religioso, del principio democrático y del principio monárquico, aliados en un pacto, que todavía dura, desde la aparicion del cristianismo en España como ley del Estado.

Pero cuando de las naciones, como de los individuos, se apodera la soberbia y se aleja de su mente la idea del deber; cuando el materialismo se sobrepone á la moral, y cuando el suave freno de la religion y la fuerte rienda del patriotismo no contienen los aviesos instintos y las malas pasiones de los pueblos y de los reyes, la ruina de los Estados está próxima, su desgracia será tremenda, su muerte inevitable.

Esto cabalmente sucedió con la monarquía gótico-hispana.

El cáncer de la desmoralizacion gangrenaba aceleradamente las entrañas de la sociedad. Empezando por los reyes, su trono habíase convertido en cadalso muchas veces, y la noble matrona de la monarquía vivia adormecida en el ocio, gastada por los deleites, enervada por su fausto oriental y sus escandalosas liviandades.

No hay corrupcion social mas pestilente y devastadora que la que baja de las regiones del poder, como no hay tampoco mas peligrosas y destructoras corrientes que las que se derrumban de la montaña.

Los vicios de los reyes godos reprodujéronse bien pronto entre el clero y el pueblo.

Siervo de las mundanas ambiciones el sacerdocio español, y olvidado de Dios por apego á los bienes de la tierra, apenas conservaba en los últimos tiempos de la monarquía goda una sombra de su antiguo poder, ni ejercia ya la menor influencia en la gobernacion del Estado ni en el hogar doméstico.

El pueblo, por su parte, sin acordarse de sus derechos, renegando de su antigua y gloriosa historia, vivia una vida de indolencia, de abyeccion y de agonía.

La monarquía goda derrumbábase por momentos, y el menor soplo de un enemigo podria derribarla completamente.

Ese enemigo se presentó al fin ante sus puertas, guiado por la traicion, empujado por la venganza.

El conde don Julian y el óbispo D. Opas fueron los instrumentos de que se valió Dios para castigar las locuras, los crimenes, la completa y general degradacion de aquella sociedad sin fe, sin historia, sin patriotismo.