Imágenes de páginas
PDF
EPUB

CAPÍTULO XVIII,

Abolicion del Santo Oficio.

SUMARIO.

Propios y baldíos.-Su venta y reparticion era una medida mas política que económica.-Razones alegadas en contra de esa reforma.-Estracto de algunos discursos notables sobre la materia.-Ruidosa cuestion sobre la abolicion del Santo Oficio.-Cómo la preparaban los partidos estremos.-Historia de la Inquisicion.-Su preponderancia y atribuciones.-Objeto de la proteccion que los Reyes Católicos le dispensaron.-Antiguas reclamaciones contra su jurisdiccion.-Oposicion de algunas provincias á su establecimiento.Utilidad de la Inquisicion en ciertas épocas.-Eran sus cargos ambicionados por la grandeza y el alto clero.-El emperador Carlos V suspende su ejercicio por diez años.-Desde el entronizamiento de los Borbones pierde la Inquisicion su vigor y su importancia.-Suprimela José Bonaparte.-Prestigio que aun conserva esa institucion á la apertura de las Cortes.-Astucia parlamentaria de los constitucionales.-Mañoso informe de ia comision permanente de Constitucion.-Tratan de estorbar su aprobacion los partidarios del Santo Oficio.-Reglamento de la Inquisicion vigente en 1812.-Famosos debates á que dió lugar esa reforma.-Principales oradores que en ellos tomaron parte.-Estracto de algunos de sus discursos.-Queda abolida la Inquisicion en España.-Nuevos tribunales de la fe.-Funcsta lenidad de la justicia ordinaria en materias religiosas-Manifiesto de las Córtes justificando su conducta.

Entre las medidas administrativas mas importantes de aquella época, figura la venta de los terrenos baldíos ó realengos, y los de propios ó arbitrios de los pueblos. La comision de agricultura presentó en 22 de febrero de 1812 siete proposiciones, cuya parte mas sustancial es esta:

Primera. Redúzcanse á propiedad particular los terrenos baldíos y de propios y arbitrios, procurando que produzcan por enfiteusis perpetuos los rendimientos con que se cubrian los gastos municipales. Harán los adquisidores de ellos el uso que mas les convenga, con la sola condicion de no vincularlos ni pasarlos á manos muertas.

Segunda. Hipotéquese á favor de la deuda nacional la mitad de todos estos terrenos, siendo preferidos los créditos de los vecinos de los pueblos á que correspondan.

Tercera. Distribúyanse gratuitamente suertes de tierra de las mas proporcionadas para el cultivo, á los oficiales subalternos y clases de tropa que por su avanzada edad, ó inutilidad en el servicio, le hayan dejado, con certificacion de haber cumplido bien con sus obligaciones, en el pais donde hayan fijado su residencia, debiendo sacarse estas tierras de toda clase de bienes nacionales.

Cuarta. Estiéndase esta gracia á los que sirvan ó hayan servido en la presente campaña; igualmente á los que hayan militado en partidas ó contribuido de otro modo á la defensa nacional en esta guerra, ó á la pacificacion de las provincias de la América,

Quinta. Las tierras de baldíos ó realengos que no hayan tenido aplicacion á los casos anteriores, distribúyanse gratis á los que las pidan y no tengan otra por suertes, que serán mas ó menos grandes, segun el número de los necesitados y la naturaleza del terreno.

Sesta. Los agraciados poseerán estas tierras en plena propiedad, y harán de ellas el uso que mas les acomode, con la sola condicion de no enajenarlas durante cuatro años, de no vincularlas ni pasarlas en ningun tiempo ni por título alguno á manos

muertas.

Sétima. Si las Córtes aprueban la medida, circúlese un decreto, no solo por todas las provincias, sino á los ejércitos, de manera que llegue á noticia de cuantos individuos los componen.

Despojado el anterior proyecto de la parte humanitaria que encerraba la idea de galardonar los servicios de nuestros militares, y del espíritu que de esa disposicion se desprendía, de conservar y aumentar el entusiasmo del pueblo, ligándolo con los lazos del interes á la causa de las reformas, era á todas luces injusto, perjudicial y anti-económico.

Era injusto en arrebatar á los pueblos unos bienes, como los de propios y arbitrios, de que las Córtes no podian disponer, al menos sin una previa indemnizacion, porque lo contrario cra un

ataque violento á la propiedad, que no por ser comun ó colectiva, dejaba de tener los mismos títulos que la particular al respeto y consideracion de las leyes.

Habia entonces, como hay ahora en España, muchos pueblos, particularmente en Estremadura, que no cuentan con otros recursos que los montes de propios para atender à las naturales cargas de su administracion municipal, pagando muchos de ellos sus contribuciones ó la mayor parte con el producto de las cortas ordinarias, y sirviendo la leña para el sustento ordinario de las clases pobres. Privar, pues, á esos pueblos de los únicos recursos con que atienden á las necesidades de su conservacion y aseo, haciendo que recaiga este déficit sobre la riqueza particular, es una injusticia tan manifiesta, que en todas épocas y paises se ha mirado con mucho pulso esa reforma, que echa por tierra la administracion de los pueblos, que debilita y estingue la vida del municipio.

Era perjudicial, porque destruyendo los pastos comunes, traspasando á la propiedad particutar las dehesas públicas, se minorarian los ganados, desmereceria la calidad de las lanas, y se estancaria la riqueza pecuaria, tan importante en nuestro pais.

Era anti-económico, porque la subdivision de los terrenos en pequeñas porciones no contribuia nada al verdadero fomento de la agricultura, que no consiste en cultivar mucho, sino en cultivar bien; y esto no podria suceder en España, donde el terreno cultivado era entonces escesivo al que podia cultivarse, por la falta de brazos para el laboreo de las tierras.

Ademas que habia de dar poco ó ningun fruto el repartimiento de tierras entre soldados y vecinos pobres, si al mismo tiempo no se les daba un capital proporcionado para cultivar los

nuevos terrenos.

A pesar de tan obvias razones, hubo muchos diputados que apoyaron la venta y repartimiento de esos bienes, llevados únicamente de sus miras políticas, á las que lo supeditaban todo; la razon, la justicia y la ciencia.

Fué Argüelles uno de los defensores del proyecto en ese sentido, tomando ocasion en su discurso para sincerarse y sincerar

TOMO I.

28

á sus compañeros de no atender mas á la política y á los principios reformadores que á la terminacion de la guerra, en lo que no anduvo muy lógico al asegurar que la nacion se alzó deseosa de reformas, lo que hemos negado y probado ya en otra parte.

Veamos cómo se espresaba al apoyar aquel proyecto.

<< Tengo ademas otras razones, dijo, para hablar sobre este punto, á saber: el séquito que ha tenido una idea, que he visto recordar tantas veces fuera y dentro del Congreso, y es que las Córtes solo debieran ccuparse de guerra y hacienda. Esta es la única atencion que desde el principio de la revolucion han señalado algunos sugetos á los gobiernos, creyendo que todo lo demas era comprometer y poner estorbos al éxito de la lucha. Para mí es un hecho, que el atraso y desórden en los muchos ramos de la administracion del Estado, ha sido la verdadera causa de haber entrado el Congreso en cuestiones que parece le son estrañas en las circunstancias presentes; pero no lo son de ningun modo, considerada su importancia y el enlace que tienen entre sí... Y seria por cierto mucha presuncion cuando menos pretender probar, como lo hacen algunas personas fuera de estas Córtes, que deben limitarse á tratar de los únicos asuntos que, segun sus principios, son útiles ó correspondientes á nuestra situacion. En España, señor, los hombres que quieren ser libres, se hallan atraidos por dos sistemas diferentes; ambos les ofrecen ventajas, y la dificultad solo podrá estar en cuál las asegura mas, y cuál las propone mas realizables... Nuestra sublime insurreccion tuvo orígen en la generosidad y grandeza del carácter nacional: mas su objeto en el dia, ademas de la libertad de nuestro amado monarca, se estiende ya á la mejora de nuestra condicion en todos los ramos de la prosperidad pública. Debe notarse, que nuestros infames enemigos procuran alucinar á los pueblos, que oprimen con promesas que no pueden cumplir. Y nunca mas se afanan en sostener tan ridículo pensamiento que cuando las Córtes espiden un proyecto útil y beneficioso. El de los señoríos los ha desconcertado desde que vieron que no produjo las conmociones que se habian prometido; y este le considero yo tan útil como aquel bajo todos aspectos aun para los dos grandes puntos de guerra y hacienda. Los pueblos vén ya desde ahora un medio efectivo de reembolsarse en parte de las anticipaciones que han hecho á los ejércitos, y el aliciente que les presenta el saber que ha de reducirse á cultivo un terreno que por no ser de todos no pertenecia á ninguno, ni rendia utilidad, ó muy inferior á la que podia producir, contribuirá infinito á aficionarlos cada vez mas á un sistema tan benéfico y liberal. Y acaso no hay medio mas político de acabar de hacer intolerable la dominacion del enemigo á los pueblos, como presentarles la diversa condicion de los que están libres. Detenerine yo ahora á demostrar la utilidad de reducir á cultivo los terrenos

de que habla el informe de la comision, seria impertinente. Este punto ha adquirido tal grado de claridad entre nosotros, desde últimos del siglo pasado, que apenas puede admitir mas ilustracion... El Congreso tiene allanadas todas las dificultades; solo falta su soberana saucion para llevar adelante lo que ha costado tantos desvelos, lo que encierra dentro de sí las tareas y trabajos de tantos cuerpos y corporaciones como se han dedicado por su parte á tan útil y reclamada medida... Que se reduzcan á propiedad particular los terrenos de baldíos y realengos y los de propios y arbitrios... que se haga una reparticion de terrenos á militares benetéritos que se hayan inutilizado en accion de guerra; que se destine alguna cantidad para las atenciones de la deuda nacional, todas estas proposiciones son bases admisibles por sí mismas... En lo demas, puede haber sus dificultades. Mas como la comision con la mayor prudencia, reserva que se formen en adelante espedientes sobre la ejecucion de esta medida en su aplicacion á cada una de las provincias del reino, y como la diferencia en nuestras opiniones recaerá sobre puntos subalternos del proyecto ó sistema, no puedo menos de aprobarle por mi parte, reservando dar mi dictámen en algunas disposiciones que comprendan ciertos artículos, conforme vayan ocurriendo en la discusion.»>

Contra la adopcion, ó mas bien, pidiendo la suspension de aquella medida, pronunció el diputado Aner un razonado discur30, donde están compendiadas las razones de ciencia, de justicia, y de conveniencia que se oponian á la proyectada disposicion. Hé aquí algunos párrafos notables :

«Todos se han esforzado en probar la necesidad de reducir á dominio particular los baldios, para que de este modo prospere la agricultura, aunque sea en perjuicio y detrimento de la ganadería y de la industria. Ninguna nacion compuesta de solos agricultores, se ha reputado por rica. hasta ahora. Para llegar una nacion á ser opulenta necesita hermanar entre sí las tres fuentes de riqueza, que son la agricultura, la industria y el comercio, y en proporcion que estos tres.ramos se fomenten, se aumentará la riqueza nacional.

Para demostrar esta verdad, basta considerar el diferente estado de riqueza de la Polonia, v. gr., con la Inglaterra, y sin salir de España, la diferencia que vemos entre la prosperidad y riqueza de las provincias de Cataluña, Valencia, Galicia, etc., y la de otras del reine, y no puede consistir en otra cosa sino que aquellas en proporcion que son agricultoras, son industriosas y comerciales. Se ha querido manifestar que si todos los baldíos se redujesen á dominio particular, no por eso se disminuiria la cria de ganados, porque cada propietario criaria um cierto número, en proporcion del terreno que cultive. Aunque esto podria ser verdad hasta

[ocr errors]
« AnteriorContinuar »