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hay es de Nueva-España, segun dicen. Ruego á Nuestro Señor lo provea como se le haga servicio. Amen.-Fecha en la punta de Sancta Elena, 23 dias del mes de Enero, año de 1569 años.-Juan de la Bandera (1).

MEMORIAL DIRIGIDO POR HERNAN CORTÉS AL EMPERADOR CARLOS V, SOBRE LAS COSAS DE INDIAS (2).

S. C. C. M.

Quisiera tener tanta habilidad y suficiencia para cumplir lo que V. M. me mandó, cuanto tengo deseos de scrvirle, porque soy cierto que V. M. quedára muy satisfecho; mas tambien sé que este deseo me hará acertar, como he acertado en todas las otras cosas del servicio de V. M. que han sido á mi cargo. Y en esta lo deseo más copiosamente, porque con ella se dá perfeccion á todas las pasadas, que no bastára haber yo conquistado aquellas partes, y dilatado en ellas el Real Patrimonio de V. M., si para conservacion de ellas no dixese lo que alcanzo, mayormente mandándomelo, como V. M. me lo mandó. Suplico á V. M., lo que dixere, se conozca de mí ser dicho con este celo, porque juzgado así, ningun yerro me podrá ser imputado.

(1) Simancas.-Poblaciones y descripciones.-(Nota de Muñoz.) (2) Coleccion de Vargas Ponce. En la Real Academia de la Historia.--Tomo LV.

Lo primero, Muy Católico Señor, que á mi me parece que en aquellas partes se debe proveer, para que Dios Nuestro Señor y V. M. en ello sean servidos, es la conservacion y perpetuacion de los naturales de ellas, porque faltando estos, todo lo demás, que se quisiere proveer, seria sin cimiento, como sea notorio que de ellos resultan ambas estas cosas. Y para que esto mejor se haga, V. M. debe imaginar aquella tierra por una heredad que nuevamente ha plantado, y para que esta fructifique, es menester que las plantas se arraiguen, para que más duren y permanezcan; dando órden en que estos naturales sean bien tratados y conservados en sus pueblos y órden que tenian antes en el regimiento dellos, porque, segun la grandeza de sus poblaciones, háse de creer que, si no la tuvieran en ello buena, no se hubieran conservado tantos tiempos, ni disminuido en tan pocos como há que se sacaron de sus costumbres. Y para que de esta conservacion haya más especial cuidado, V. M. debe repartir estos pueblos por los españoles que allá residen y quisieren residir, habiendo respecto de más o menos, segun el merecimiento de cada uno, ó en sugetos, ó en persona. Y que estos, á quien se repartieren, sepan que los tienen por cosa propia, porque como tal la amparen y defiendan; y no solo no los consientan disipar, mas aun trabajen de acrecentarlos, como está notorio que se hará, teniendo por cierto cada uno que es herencia para sus hijos. Resulta de esto otro bien para el acrecentamiento de las rentas de V. M., y es, que cada uno, en la parte que le cupiere, trabajará, considerada la calidad de la tierra, de darse á la granjería y labor del campo, la que fuere más aparejada. Y como en esta tierra haya tanta diferencia de provincias, forzado ha de haber mucha di

ferencia de granjerías; y habiéndolas, no puede V. M. dexar de ser servido y acrecentar sus rentas con la contratacion de ellas.

que

M. P. S. hasta aquí he dicho, lo más breve que he podido, lo que toca á la conservacion y perpetuacion de las gentes de aquellas partes, como sea el cimiento sobre que se ha de edificar esta obra, y lo he dicho generalmente, dexando el cómo á la Real prudencia de V. M. y de su Consejo, que muy mejor que yo darán en esto parecer, no me apartando de servir con mi talento, si para él fuere necesario. Siguese luego dar órden en cómo estas gentes vengan en conocimiento de su Criador, para que se salven, porque si no se entrase por esta puerta, no seria V. M. dicho buen pastor, como lo es y yo lo sé, por lo he alcanzado de la Real intencion de V. M., en todo lo que me ha enviado á mandar en este caso; y aunque otras veces yo tengo escrito á V. M. sobre él y, demás de mi parecer, enviado otros algunos de personas santas y religiosas, en especial el de Fr. Juan de Teto, que habrá V. M. conocido, y el de Fr. Martin de Valencia, que fué por principal de los frailes franciscos que pasaron en aquellas partes, que ambos, como varones de Dios y celosos de este bien, se juntaron conmigo muchas veces á hablar en ello; no dejaré aquí de tornarlo á decir, por ser · en este tiempo que se ha de efectuar lo que mejor pareciere. Y es que V. M. debe proveer en aquellas partes de pastores de la Iglesia, que sean tales, que imiten á Nuestro Redentor, y que comiencen facere et docere, y que su doctrina no sólo sea verbo, sed exemplo, y que todos los otros ministros de la Iglesia sean conformes á estos pastores y prelados; porque si de otra manera fuesen, no sólo no aprovecharian, mas dañarian gravemente, por

que como aquellas gentes son de mucha habilidad y entendimiento, si viesen, los ministros de Dios y los que les han de predicar virtudes, profanos en hábito y en obras, creerian, y ya algunas veces lo han dicho, que pues los clérigos no obran segun predican, que su doctrina no es verdadera, y que no debe ser á más efecto de contenerlos á que sirvan, y no para que se salven, mayormente que, en la falsa religion que ellos tenian, todos los ministros de sus templos vivian tan casta y honestamente, y tan sin esceder de su órden, que el que escedia en algo, con ninguna otra cosa pagaba sino con la cabeza; y si en aquella que era falsa, y por tal se les ha reprobado y defendido, tanto se defendia la profanidad y mal ejemplo, ¿cuánto mas hay necesidad que, en la que por buena y santa se les predica, haya de esto mucha vigilancia y cuidado? Y la más principal cosa, que á los que por razon quieren sentir las cosas de nuestra fé les hace aprobarla, es conocer todos los preceptos de ella ser fundados sobre defender vicios y amonestar virtudes; no menos que en lo pasado se usó en este capítulo de la conversion de generalidad, teniendo como tengo por cierto, que con V. M., que tanto celo tiene á esta santa obra, basta apuntarle, mayormente teniendo, como V. M. tiene en su Real Consejo, tales personas y tan doctas y celosas del servicio de Dios y de V. M., que sabrán dar en el caso toda buena espedicion, aunque con la protestacion pasada que non recuso laborem, si populo sum necesarium.

Sentado, invictísimo Señor, de la conservacion y conversion de las gentes de aquellas partes, como cosas más principales, resta decir mi parecer en lo que toca al servicio de V. M. y acrecentamiento de sus rentas y patrimonio real; plegue á Nuestro Señor acierte, segun tengo

el deseo. Ya V. M. tiene por antiguo uso de llevar cierta parte del oro y plata, perlas y piedras que en aquellas partes han los españoles que en ellas residen; y en esto no hay que hablar, pues desde que se descubrieron, se acostumbra á llevar, así por razon del dominio que V. M. en ellas tiene, y por la licencia que se dá para que se coja, como todos los mineros sean de derecho de V. M. Bien sé que parecerá á algunos imposicion nueva la que aquí dice, y que, con decirla, no hago lo que debo á mis vecinos; mas si bien la consideraren, hallarán, que demás de cumplir yo con la obligacion natural que á V. M. tengo, como á mi Rey y Señor, ellos tambien reciben buena obra; y mirando que yo soy el que más parte espero que me cabrá de lo uno y de lo otro, como á quien V. M. ha de hacer más merced en todo por haberle yo servido más, creerán que no busqué del todo el daño. Y esto digo, porque sin comparacion me penaria de ser notado de esta culpa, porque no podrian dexar de decir que gun particular interés me moviese á ello, porque siempre le pospuse por el general. Digo, Señor, que en el segundo capítulo que habla de la perpetuacion, dice que V. M. debe repartir los pueblos de aquellas partes entre los españoles, etc. Digo tambien, que teniéndolos repartidos como cosa propia, procurará cada uno, vista la calidad de la tierra que le cupiere, á plantar en ella aquella granjería que más se dé y de que más pueda ser aprovechado, y que de la contratacion de esto V. M. recibirá servicio, y sus rentas se acrecentarán. Esto se puede hacer de dos ó tres maneras: la una, queriendo V. M. que se le pagase alcabala de lo que se vendiese y comprase de aquellas granjerías, segun la órden y costumbre de estos sus reinos; la otra seria, que cada uno en quien los dichos

al

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