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vasallos de V. M. que acá estábamos y le conoscemos, que poder me han dado para ello, y de la mia, como el más humilde súbdito y vasallo de su Cesáreo servicio, suplicamos muy humildemente á V. M. ser servido, lle-. gado que sea en su Real presencia, le mande vuelva á estas partes á le servir, mandándole nombrar á la dignidad episcopal destas provincias, haciéndole merced de su Real cédula, para que, presentada en el consistorio á público, nuestro muy Santo Padre le provea della, porque yo quedo tan satisfecho, segund el celo suyo, que verná á tomar este trabajo solo por servir á nuestro Dios, mandándoselo V. M. ó los señores de su Real Consejo de Indias, diciendo convenir así á su Cesáreo servicio y conversion de estos naturales; que por el amor particular que á este tiene, sé yo obedescerá y cumplirá hasta la muerte, y no de otra manera. Y si acaso estoviese proveido alguna persona del obispado de Chile, puédele V. M. nombrar para el obispado de Arauco y ciudad que poblare en aquella provincia. Y aunque dice San Pablo, qui episcopatum desiderat, bonum opus desiderat, doy mi fé y palabra á V. M. que sé yó que no lo ama, aunquel oficio, que suelen usar los que le alcanzan, se ha empleado en él como buen caballero de Jesucristo. El Padre me ha solicitado á su despacho; el cabildo é pueblo de aquella ciudad de Santiago me escribe que se han echado á sus piés, rogándole de parte de Dios y de V. M. no les dexe, poniéndole por delante los trabajos del camino y su ancianidad; podrá ser que, movido por los ruegos de tantos hijos, él como buen padre los quiera complacer y dexe la ida, que yo no lo podré saber tan presto. A V. M. suplico otra y muchas veces, que vaya ó no, se nos haga la merced de dár

nosle por perlado, pues la persona que V. M. é los señores de su Real Consejo con tanta voluntad han de mandar buscar por los cláustros é conventos de sus reinos é señoríos para tales efectos, que sea de buena vida y costumbres, aquí la tienen hallada, é que haga más fruto con sus letras, pedricacion y espirencia que tiene destas partes, que todos los religiosos que de allá podrian venir, é así lo certifico yo á V. M.

Alonso de Aguilera es natural de la villa de Porcuna, tenido y estimado por hijodalgo, y dotado de toda virtud y bondad; vino á esta tierra á servir á V. M., y en mi demanda por ser de mi sangre: llegó al tiempo que estaba en este fuerte, donde poblé esta ciudad de la Concepcion, defendiéndome de los indios naturales é haciéndoles la guerra: ha ayudado á la conquista dellos. É aunque su voluntad era perseverar aquí sirviendo, po niéndole delante lo que convenia al servicio de V. M. que una persona de su profesion y jaez vaya á llevar la razon de mí y relacion que puedo dar al presente desta tierra, porque sé que dándole Dios vida no se aislará como los mensajeros de hasta aquí, por tener el toque de su persona harto más sobidos quilates en obras é palabras quellos, le envio á lo dicho, é á que ponga en órden mi casa, entre tanto que voy á poblar en Arauco y despacho de allí al capitan Gerónimo de Alderete, criado de V. M. é mi lugar teniente de capitan general en esta conquista, con la descripcion de la tierra y rela cion de toda ella é probanza auténtica de testigos fidedignos de todos los servicios por mí hechos á V. M. y gastos que he gastado y deudas que debo por los hacer y poco provecho que hasta el dia de hoy se ha habido de la tierra, é lo mucho que se me ofresce de gastar hasta

que se acabe de pacificar y asentar; y llevará el duplicado que ahora envio con estos mensajeros dichos. E para que me traiga á mi mujer y trasplantar en estas partes la casa de Valdivia, para que V. M. como monarcha tan cristianísimo, Rey é Señor nuestro natural, sea servido ilustrarla con mercedes, mediante los servicios por mí hechos á su Cesárea persona, y estar en la mano el convertirse tan populatíssimas provincias á nuestra santa fé cathólica, y el acrescentamiento de su patrimonio é corona Real. Y en lo demás me remito á los mensajeros, los cuales suplico á V. M. sea servido de les mandar dar el crédito que á mi misma persona; porque la confianza que tengo de las suyas me asegura en todo harán lo que al servicio de V. M. conviniere y á mi contento; y despacharlos de la manera que yo me persuado, que es que en todo ellos é yo rescibiremos las mercedes que pido, porque pueda tener contento, que no será pequeño para mí en ver carta de V. M. por donde sepa se tiene por servido de los servicios por mí hechos en esta tierra, animándome para más servir.Sacra, Césárea, Cathólica Magestad, Nuestro Señor por largos tiempos guarde la sacratísima persona de V. M., con augmento de mayores reinos é señorios.-Desta cibdad de la Concepcion del Nuevo Extremo, á 15 de Octubre de 1550.-S. C. C. M.-El más humilde súbdito, criado y vasallo de V. M., que sus sacratísimos piés y manos besa.-Pedro de Valdivia.

CARTA DE PEDRO DE VALDIVIA AL EMPERADOR, SOBRE
MISMO ASUNTO QUE LA RELACION ANTERIOR. (1)

S. C. C. M.

Habiendo poblado esta ciudad de la Concepción del Nuevo Extremo, á los 5 de Octubre del año pasado de 550, y formado cabildo y repartido indios á los conquistadores que habian de ser vecinos en ella, despaché á V. M. desde á diez dias, que fue á los quince, á Alonso de Aguilera, y di cuenta en mis cartas de lo que hasta entondí ces la podia dar y me paresció convenia supiese V. M., cómo por ellas se habrá visto, si Dios fue servido llevar al mensajero ante su Cesáreo acatamiento. Y en defecto de no haber llegado allá, que si muerte, no otro inconveniente soy cierto no le estorbaria de seguir su viaje y hacer en él lo que es obligado al servicio de V. M., envio con esta el duplicado de lo que con él escribí, para que por una via, ó otra, V. M. sea sabidor de lo que en estas partes yo he hecho, en la honra de nuestro Dios y de su santísima fé y creencia, y en acrecentamiento del patrimonio y rentas reales de V. M.

Partido Alonso de Aguilera, me detove en esta ciudad cuatro meses, en los cuales hice un fuerte de adobes, de mas de dos estados en alto y vara y media de ancho, donde pudiesen quedar seguros hasta cincuenta

(1) Coleccion de Muñoz, tomo LXXXVI.

vecinos y conquistadores, que los veinte eran de caballo, que dexaba para la sustentacion desta dicha cibdad, en tanto que con ciento y setenta, los ciento y veinte de caballo, pasaba yo adelante á poblar otra ciudad en la parte que me paresciese apropósito. Y hecho el fuerte, mediado Hebrero deste presente año de 551, pasé el gran rio de Biubiu con la gente dicha, y llegué hasta treinta leguas adelante desta ciudad de la Concepcion, hácia el estrecho de Magallanes, á otro rio poderoso, llamado en lengua desta tierra Cabtena, que es como Guadalquivir Y harto más apacible, y de un agua clara como cristal y corre por una vega fertilísima. Andando mirando la tierra é costa, llamando de paz los naturales para darles á entender á lo que veníamos y lo que V. M. manda se haga en su beneficio, que viniesen en conoscimiento de nuestra santísima fé y á devocion de V. M., y buscando sitio, topé uno muy apropósito, cuatro leguas de la costa el rio arriba, donde asenté. Hice un fuerte en diez ó doce dias, harto mejor que el que habia hecho en esta ciudad al principio, aunque fue cual convenia á la sazon y era menester, porque me convino hacerlo así, atento la gran cantidad que habia de indios, y por esta tener nescesidad de nuestra buena guardia. Poblado allí, puse nombre á la ciudad la Imperial; en esto, y en correr la comarca y hacer la guerra á los indios para que nos viniesen á servir, y en tomar informacion para repartir los caciques entre los conquistadores, me detove mes y medio.

Vínome luego de golpe toda la tierra de paz, y fue la principal causa, despues de Dios y su bendita Madre, el castigo que hice en los indios cuando vinieron de guerra sobre nosotros, al tiempo que poblé esta ciu

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