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Había sido nombrado virrey del Principado y juró como tal.

Entre las medidas tomadas por Barcelona á causa de la peste que se había declarado en Tortosa, fué una la de enviar á dicha ciudad, para estudiar el mal en ella reinante, al doctor en medicina Juan Pablo March y Jelpi y al cirujano Juan Matas, quienes cayeron en poder del enemigo, siendo luego rescatados por la capital, que entregó para su libertad 675 doblones. A causa de esto, fueron más tarde enviados otro doctor en medicina, Dimas Vileta, y un cirujano francés, los cuales regresaron á Barcelona declarando que el mal era contagioso, como ya se presumía, y con la noticia de haberse extendido el contagio á Tarragona 1.

A los horrores de la guerra venían, pues, á unirse los de la peste, que durante los años de 1650 y 51 había de cebarse horriblemente en los pueblos del Principado, añadiéndose por malaventura á sus estragos los de hambre, hija de la guerra y del descuido de la agricultura. Tres azotes á un tiempo cayeron sobre el infeliz pueblo catalán, cuya constancia y valor no cejaron un punto; antes bien, pareció hacerse más fuerte para resistir con ánimo sereno los males que así descargaban en él sus furores.

Á 1.o de Mayo los castellanos pusieron sitio á Castell Lleó, que se rindió con pactos, saliendo de Barcelona á 6 del mismo mes el duque de Vendome con buenas tropas para reconocer el campo de Tarragona. Llegó á vista de esta ciudad, pasó á Flix y bajó á Balaguer para emprender el recobro de Castell Lleó, á donde envió sus tropas, que atacaron el fuerte, viéndose obligadas á retirarse con pérdida numerosa por haber recibido socorro los sitiados. El duque se volvió á Barcelo

1 Dietarios de la ciudad: meses de Febrero y Marzo de 1650.

na, de donde no tardó en salir para una nueva campaña.

Esto fué á últimos de Mayo, y á primeros de Junio sucedieron grandes disturbios entre los ribereños del Ebro por un lado y los paisanos de Cervera y del Urgel por otro, con los franceses, quienes se entregaban sin freno á toda clase de excesos. El gobernador de Barcelona, D. José de Margarit, partió con algunas tropas hacia la ribera del Ebro, y el duque de Vendome con otras á Cervera para aquietar aquellos disturbios; pero es preciso confesar que el nuevo virrey no anduvo nada cuerdo y prudente en sus medidas. Desoyó las quejas en vez de corregir los abusos, y quiso imponer á los catalanes el alojamiento de la gente de guerra sin reparar en que precisamente esta había sido una de las principales causas que movieran al levantamiento contra Castilla. Los diputados y los concelleres, siempre celosos guardianes de las leyes, siempre vigilantes centinelas de las libertades patrias, acudieron en queja contra el virrey 1.

Interin, éste, habiendo terminado como pudo los desórdenes que tenían lugar en Cervera, fué á juntar su ejército en Montblanch para dirigirse contra Falset, cuya plaza había caído, por sorpresa, en poder de las tropas reales. No tardó en recobrarla, pues se le hubo de rendir por capitulación, y entró en ella concediendo amnistía general á todos los catalanes que habían tomado las armas contra su país 2.

Cundía el azote de la peste por el Principado. Á 1.o de Junio se había ya publicado en Barcelona la declaración de estar apestadas la ciudad de Gerona y muchas villas del Ampurdán, dando pábulo al contagio el

1 Dietarios.

2 Archivo municipal: parte enviado al Consejo de Ciento por Don José Fontanella desde Montblanch á 21 de Agosto de 1650.

hambre que se hacía sentir en todos puntos. La situación de Cataluña iba siendo cada vez más crítica, cada vez más aflictiva, y desgraciadamente no se veía el fin de aquella guerra desastrosa, que sólo sirvió para hacer brillar muy alta la constancia de los catalanes y su innato amor á las libertades patrias.

Mientras así la guerra, el hambre y la peste devoraban á los mejores adalides de la causa, en Barcelona se tenía que acudir con mano fuerte á castigar á los conspiradores. Descubrióse un complot tramado para entregar la ciudad á Felipe IV, y el viernes 8 de Julio fué condenado á recibir garrote en la plaza de los traidores, Domingo Nagrell, oidor del general de Cataluña, no habiéndose ejecutado la sentencia por haberse ofrecido á declarar y descubrir sus cómplices 1. Debió cumplir su promesa y salvar así la vida, pues no hallo de él otra noticia, aunque sí la de haber sido ajusticiado el sábado 6 de Agosto en Barcelona un notario de la villa de Puigcerdá, llamado Pedro Mártir Costa, por conspirador contra la patria.

El marqués de Mortara, que acababa de venir entonces á ponerse al frente del ejército castellano, emprendió con actividad la campaña, que fué para él de favorables resultados. Á últimos de Setiembre se apoderó de Flix, en Octubre de Miravet, y voló en seguida á poner sitio á Tortosa, decidido á tomar esta plaza con todo empeño y á todo trance 2.

Por su parte el duque de Vendome quiso acudir á defenderla, y fuese al campo de Tarragona para reunir

1 Dietario de la ciudad.-Feliu de la Peña y Tió, siguiéndole á él, hablan ligeramente del suceso de Nagrell, con referencia al Octubre de 1649, y dicen que fué enviado preso á Perpiñán. En los dietarios no veo que se hable de él más que al llegar á Julio de 1650, y se cuenta como en el texto se refiere.

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Conquista de Cataluña, por el marqués de Mortara.

sus fuerzas é intentar el socorro de la ciudad amenazada 1, en tanto que Barcelona, haciendo un nuevo y costoso sacrificio, mandaba levantar un tercio de 1.000 hombres, que partió de la capital el 13 de Noviembre, al mando del sargento mayor D. Francisco Granollachs 2. Nada consiguieron estos socorros. Tortosa, fuertemente batida por el marqués de Mortara, y bloqueada de la parte del río por una escuadrilla que al mando del marqués de Alburquerque se situó en los Alfaques guardando la embocadura del Ebro, opuso levísima resistencia y abrió en 4 de Diciembre sus puertas al enemigo, sin aguardar siquiera á ser socorrida por el virrey, duque de Vendome, que retrocedió en seguida al saber en el camino la pérdida de la plaza.

Vuelto el duque á Barcelona, permaneció en ella pocos días, pues á 17 de Diciembre se marchó á París, siguiéndole poco después un embajador de Cataluña, D. José de Pinós, el cual iba en nombre de los dos consistorios á manifestar al gobierno y rey de Francia el estado aflictivo del país y la necesidad que había de socorrérsele pronto y bien, tomando enérgicas medidas para reprimir el quebrantamiento de las leyes y pactos, ultrajados y rotos por las tropas. Otro embajador, el regente Fontanella, había sido enviado también á Francia el mes anterior con parecida misión 3.

Así acabó aquel año para Cataluña, y comenzó, para ella preñado de desastres y calamidades, el funesto de 1651.

1 El 19 de Noviembre estaba Vendome en Reus, como consta por una carta que dirigió al general Ligni, manifestándole los apuros en que se hallaba y pidiéndole por Dios y por los santos que acudiese pronto con sus tropas á Cambrils. Traslada esta carta, copiada del archivo de Reus, Andrés de Bofarull en sus Anales, lib. II, cap. II.

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CAPÍTULO XXXIV.

La peste en Barcelona.-Admirable conducta del gobernador y de los concelleres.—Horrores de la peste.—Mueve su ejército el marqués de Mortara. Entrega de las llaves de Barcelona á la Virgen de la Concepción.-Actitud heróica de Barcelona.-Sitio de Barcelona.-Primeros sucesos del sitio.-Defección de M. Marsin.--Parte de la diputación vuelve á la ciudad.—Toma el marqués de Mortara el fuerte de Santa Madrona.-Llega D. Juan de Austria al campo.-Asalto de Montjuich.-Llegada del mariscal Lamotte en socorro de Barcelona.-Hambre en la plaza.-Consigue Lamotte entrar en Barcelona y jura como virrey.-El mariscal Lamotte herido. -Intentan los castellanos apoderarse de Mataró, Puigcerdá y Vich.-Asalto de San Ferriol.-Muerte de Mostarós.-Asalto del fuerte de los Reyes.Apuros de la ciudad.—Alteración de la moneda.—Quiénes eran los más influyentes en Barcelona.—Asalto general rechazado.—Los diputados de Manresa reunen los Brazos y acuerdan reconocer á Felipe IV.—Siguen el ejemplo de Manresa otros lugares.—Barcelona decide capitular.-Huyen de la ciudad los más comprometidos.— Abrense las conferencias para la capitulación.-Pactos de la capitulación.-Entrega de Barcelona.-Entran en Barcelona el príncipe Don Juan y las tropas.—Se rinden las demás plazas, excepto Rosas y Blanás. Confirma el rey los pactos de la capitulación.

(1651 Y 1652.)

Amargos días de horror y luto amanecieron para Barcelona con los primeros del 1651. La peste, que durante todo el año anterior se había extendido por el Principado, se cebó cruel y devastadora en la capital por espacio de cerca de ocho meses, desde principios de Enero á mediados de Agosto, con una insistencia y ferocidad tales, que acaso en fastos de ciudad alguna exista un cuadro más desgarrador y más horrible. Sólo estremeciéndose pueden leerse los dietarios de aquel tiempo y

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