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privilegio de la cobertura á los concelleres de Barcelona, todo contribuyó á calmar los espíritus y á quitar fuerzas á la sublevación. Viendo así dispuestos los ánimos, se publicó un perdón general, exceptuando sólo de él á Juan Rocabruna, José Rocafort y Enrique Torres, quienes se marcharon á Francia, y los paisanos se retiraron á sus casas deponiendo las armas.

CAPÍTULO XLI.

Campaña de 1690.-Se apodera el francés de la Seo de Urgel.-Bombardeo de Barcelona.-Entran los franceses en el valle de Ribas.Los migueletes se apoderan de Mourellas. -Toma de Rosas.--Arma. da francesa delante de Barcelona.-Nueva entrada del francés.—Batalla del Ter.—Toma de Palamós.—Capitulación de Gerona.—Toma de Hostalrich.--Toma de Castellfollit.-Victoria de los migueletes y paisanos.-Otras derrotas de franceses.

(DE 1690 Á 1695.)

Altamente favorable al francés fué la campaña del 1690. Volvió á entrar en Cataluña el duque de Noailles: rindió á San Juan de las Abadesas y se le sometieron Olot, Vich y Ripoll, sin que por nuestra parte alcanzaran lauros otras tropas que, en algunos encuentros, las esforzadas compañías de migueletes. Consta en los archivos que así la diputación como el Consejo de Ciento enviaron sentidas representaciones al rey quejándose amargamente de lo poco que se atendía á la defensa del Principado, y vino á reemplazar al duque de Villahermosa en su cargo de virrey el duque de Medinasidonia, el cual llegó á Barcelona el 21 de Diciembre.

En 1691 el duque de Noailles, que el año anterior se

había retirado después de haber mandado demoler los muros y torres de San Juan de las Abadesas y Ripoll, volvió á entrar con una fuerza de 10.000 hombres y puso sitio á la Seo de Urgel, que fué bizarramente defendida. por D. José de Agulló. Esta plaza hubo de rendirse el 12 de Junio, después de ocho días de trinchera abierta, quedando la guarnición prisionera de guerra y libres del saqueo los naturales.

Francia quiso entonces hacer una manifestación de sus fuerzas por mar. Una armada de aquella nación, dirigida por el conde de Estrées, se presentó ante Barcelona, disparándole durante los días 10 y 11 de Julio cerca de 900 bombas, que causaron varios daños y destrozos 1. La escuadra se retiró el día 12, sin intentar ningún desembarco, como se temía; y para calmar la irritación de los catalanes, mandó esparcir el conde de Estrées unas proclamas exhortándoles á pronunciarse contra el rey de España, que nada hacía por defenderlos, añadiendo que sólo había cesado el fuego por consideración á los habitantes de Barcelona 2.

Mientras que el conde de Estrées hacía rumbo para Alicante á fin de bombardear esta plaza, como hiciera con la capital del Principado, el virrey, duque de Medinasidonia, atravesaba la frontera marchando sobre Prats de Molló, creyendo, sin duda, que esta diversión obligaria al de Noailles á abandonar la plaza de Bellver en Cerdaña, donde se estaba fortificando: Noailles se apresuró efectivamente á acudir en auxilio de Prats de Molló; pero desde el momento que Medinasidonia hubo regresado á Cataluña, el general francés se volvió á Cerdaña adelantándose hasta Ribas, cuya plaza tomó y entregó al saqueo 3.

1 Archivo municipal de Barcelona: Dietario.

2 Memorias del duque de Noailles.

3 Henry, lib. IV, cap. VIII.

Al año siguiente, el duque de Medinasidonia, después de haber construído dos reductos en lo alto del collado del Portell para asegurarse el libre paso de este camino, á su regreso destacó á Maurellas un cuerpo de migueletes, que obligaron á los franceses de guarnición en en dicha villa á refugiarse en la iglesia, de donde salieron por capitulación y salvando sus vidas 1.

Una invasión de los españoles hasta las orillas del Tech, rechazada por los franceses que tras de aquéllos penetraron en el Ampurdán, diferentes irrupciones en esta parte de Cataluña, y la toma de Rosas, bien defendida por su gobernador D. Pedro Rubí y atacada por el duque de Noailles, fueron las operaciones de las campañas de 1692 y 1693.

La pérdida de Rosas llenó á Cataluña y á España toda de consternación, y el de Medinasidonia, que estaba en Gerona y temblaba por esta plaza, mandó á toda prisa reforzar sus fortificaciones, echando de ella á las monjas y á todas las bocas inútiles. Dice el duque de Noailles en sus Memorias que se disponía á sitiarla, cuando recibió orden de mandar sus mejores regimientos al ejército del Piamonte.

No se deben dar por terminadas las noticias de este año sin hablar de cierto suceso que cuentan los dietarios de Barcelona. Luego después de la toma de Rosas, llegaron delante de la capital del Principado 93 bajeles de Francia y tres balandras. Fué el día 12 de Agosto. El almirante que mandaba esta armada envió un trompeta en una falúa á nuestra ciudad, diciendo que de todas las plazas de las costas españolas le habían regalado los gobernadores, y esperaba de Barcelona el mismo agasajo. Los generales que había en la ciudad, reunidos en casa de la duquesa de Medinasidonia, fueron de parecer

1 Feliu de la Peña, lib. XXI, cap. XII.

que debía darṣe gusto al francés; pero no así los concelleres, quienes dijeron que Barcelona sólo enviaba regalos de balas á sus enemigos. No obstante, se dispuso regalar al almirante, conforme solicitaba, y de este modo se evitó sin duda un nuevo bombardeo.

En 1694 volvió á entrar en campaña el duque de Noailles con 15.000 infantes y 10.000 caballos, y el 19 de Mayo salió con nuestro ejército para oponerse al enemigo el marqués de Villena, que á últimos del año anterior había reemplazado al duque de Medinasidonia en el virreinato de Cataluña 1. Hacíanse en Madrid grandes preparativos para mandarle refuerzos, pero no obtuvieron resultado. «Aquí, escribía el embajador de Inglaterra, no han podido juntarse 1.000 hombres, porque se desertan cada día tantos veteranos como reclutas traen; y cuando salga de la villa esta nueva quinta, desaparecerá más de la mitad antes de entrar en Cataluña, porque los mismos oficiales, que desean sólo salir de Madrid con lucimiento, les han prometido hacer la vista gorda cuando se fuguen 2.»

Como el francés se dirigía contra Gerona, salióle al encuentro el marqués de Villena, y á últimos de Mayo se encontraron ambos ejércitos á orillas del Ter. La batalla fué sangrienta y perdiéronla los españoles, quienes dejaron en el campo su caja militar, sus bagajes y 9.000 hombres entre muertos, heridos y prisioneros, si hemos de dar crédito á las memorias del duque de Noailles, aun cuando el número estará un poco exagerado. Lo que hay de positivo es que el marqués de Villena sufrió una gran derrota, tras de la cual, sin detenerse en Gerona, se vino apresuradamente á la capital del Principado, dejando su campo en San Andrés de Palomar, mien

1 Dietario de la ciudad. Es un error de los historiadores franceses colocar aún al duque de Medinasidonia como virrey de Cataluña en 1694. 2 España hasta el advenimiento de los Borbones, por Weis.

tras el enemigo, victorioso, se disponía á continuar con toda actividad la campaña 1.

El primer fruto de esta victoria fué la toma de Palamós, ante cuya plaza llegó el francés el día 30 de Mayo, batiéndola simultáneamente por mar y tierra. Defendida con valor por D. Melchor de Avellaneda hasta 9 de Junio, se hubo por fin de rendir, quedando el gobernador y la guarnición prisioneros de guerra 2.

De Palamós pasó el ejército francés á Gerona, que ocupó el 29 de Junio, habiendo capitulado su gobernador el maestre de campo general D. Carlos Sacre, por sí y por la guarnición, «sin acordarse de la ciudad,. dice Feliu de la Peña, entregándola al francés antes que advirtiese la ciudad podía ejecutarse semejante tragedia 3.» Pero el duque de Noailles en sus Memorias, después de decir que salió la guarnición con armas y bagajes, comprometiéndose con juramento á no servir contra la Francia en el resto de la campaña, añade que en cuanto se hubo hecho dueño de Gerona, se cantó el Te-Deum en la catedral, hizo leer los reales despachos en que le confería Luis XIV el título de virrey, y luego juró respetar las leyes y las libertades del país. Más añade aún. Dice que la ciudad consintió de buen grado en pagar al rey de Francia las sumas que hasta allí pagara al rey de Castilla, las cuales ascendían á cerca de 100.000 libras. «Vuestros verdaderos súbditos, escribía el mariscal de Noailles á Luis XIV, no pudieran

1 Algún historiador nuestro, siguiendo á los franceses, dice que fué el duque de Medinasidonia quien perdió esta batalla. No fué sino el marqués de Villena, duque de Escalona.

2 Al decir del marqués de Noailles en el tomo I de sus Memorias, la guarnición de Palamós se componía de solos 400 hombres. Henry, en su Historia del Rosellón, dice que de 3.000. En este punto hay que dar crédito al primero.

3 Feliu de la Peña, lib. XXI, cap. XIII.

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