Lo que se ve en la sirena es hermoso; lo que se oye, apacible; lo que encubre la intencion, nocivo; y lo que está debajo de las aguas, monstruoso. ¿Quién por aquella apariencia juzgará esta desigualdad? ¡Tanto mentir los ojos por engañar el ánimo, tanta armonía para atraer las naves á los escollos! Por extraordinario admiró la antigüedad este monstruo: ninguno mas ordinario; llenas están dellos las plazas y palacios 1. ¿Cuántas veces en los hombres es sonora y dulce la lengua con que engañan, llevando á la red los pasos del amigo ?? Cuántas veces está amorosa y risueña la frente, y el corazon ofendido y enojado? Cuántas se fingen lágrimas que nacen de alegrías? Los que hacian mayores demostraciones de tristeza por la muerte de Germánico eran los que mas se holgaban della 4. Llevaron á Julio César la cabeza de Pompeyo, y si bien se alegró con el presente, disimuló con las lágrimas su alborozo. Non primo Caesar damnavit munera visu, Tambien tienen mucho de fingidas sirenas los pretextos de algunos príncipes. ¡Qué arrebolados de religiony bien público! Qué acompañados de promesas y palabras dulces y halagueñas! Qué engaños unos contra otros no se ocultan en tales apariencias y demostraciones exteriores! Represéntanse ángeles y se rematan en sierpes, que se abrazan para morder y avenenar. Mejores son las heridas de un bien intencionado que los be 1 Et Sirenes in delubris voluptatis. (Isai., 13, 22.) 2 Homo qui blandis fictisque sermonibus loquitur amico suo, rete expandit.gressibus ejus. (Prov., 29, 5.) 3 Peractis tristitiae imitamentis. (Tac., lib. 13, Ann.) 4 Periisse Germanicum nulli jactantius moerent, quam qui maximè laetantur. (Tac., lib. 2, Ann.) sos destos 5. Sus palabras son blandas, y ellos agudos dardos 6. ¿Cuántas veces empezó la traicion por los honores? Piensa Tiberio en la muerte de Germánico, celoso de la gloria de sus vitorias, y en extinguir la línea de Augusto, y le llamó al triunfo y le hizo compañero del imperio. Con tales demostraciones públicas procuraba disimular su ánimo: ardia en invidia de Germánico, y encendia mas su gloria para apagalla mejor; lo que se veia era estimacion y afecto; lo que se encubria, aborrecimiento y malicia 7. Cuanto mas sincero se muestra el corazon, mas dobleces encubre. No engañan tanto las fuentes turbias como las cristalinas, que disimulan su veneno y convidan con su pureza. Por lo cual conviene mucho que esté muy prevenida la prudencia para penetrar estas artes de los príncipes, teniéndolos por mas sospechosos cuando se muestran mas oficiosos y agradables y mudan sus estilos y natu raleza, como lo hizo Aprippina, trocadas las artes y la aspereza en ternuras y requiebros, para retirar á Neron de los amores de la esclava 8; cuya mudanza, sospechosa al mismo Neron y á sus amigos, les obligó á rogalle que se guardase de sus engaños 9. Mas es menester advertir en lo que ocultan los príncipes que en lo que manifiestau; mas en lo que callan que en lo que ofrecen. Entrega el elector de Tréveris aquella ciudad al rey de Francia para poner en ella presidio, aunque sabia que 5 Meliora sunt vulnera diligentis, quam fraudulenta oscula odientis. (Prov., 27, 6.) 6 Molliti sunt sermones ejus super oleum, et ipsi sunt jacula. (Psal. 54, 22.) 7 Nec ideo sincerae charitatis fidem assecutus, amoliri juvenem specie honoris statuit, struxitque causas, aut fortè oblatas arripuit. (Tac., lib. 2, Ann.) 8 Tum Agrippina versis artibus, per blandimenta juvenem ag gredi, suum potius cubiculum, ac sinum offerre contegendis, quae prima aetas, et summa fortuna expeterent. (Tac., lib. 13, Ann.) 9 Quae mutatio neque Neronem fefellit, et proximi amicorum metuebant, orabantque cavere insidias mulieris semper atrocis, tum et falsae. (Tac., ibid.) era imperial, y que estaba debajo de la proteccion hereditaria del rey de España, como duque de Lucemburg y señor de la Borgoña inferior, y que no solamente contravenia á ella, sino tambien á las constituciones del imperio, y por estas causas interprenden las armas de España aquella ciudad, y casualmente detienen la persona del Elector, y le tratan con el decoro debido á su dignidad; y habiendo el rey de Francia hecho y firmado diez y ocho dias antes una confederacion con holandeses para romper la guerra contra los Países-Bajos, se vale deste pretexto, aunque sucedido después, y entra con sus armas por ellos, á título de librar al Elector, amigo y coligado suyo. Fácilmente halla ocasiones, ó las hace nacer, el que las busca. Es la malicia como la luz, que por cualquier resquicio penetra; y es tal nuestra inclinacion á la libertad, y tan ciega nuestra ambicion, que no hay pretexto que mire á una dellas á quien no demos crédito, dejándonos engañar dél, aunque sea poco aparente y opuesto á la razon ó á la experiencia. Aun no acaba de conocer Italia los desinios de Francia de señorearse della á título de proteccion, aunque 5 ha visto rota la fe pública de las paces de Ratisbona, Carrasco y Monzon, usurpado el Monferrato, la Valtelina y Piñarolo, y puesto presidio en Monaco. Con tales pretextos disfrazan los príncipes su ambicion, su cudicia y sus desinios, á costa de la sangre y hacienda de los súbditos. De aquí nacen casi todos los movimientos de guerra y las inquietudes que padece el mundo. Como se van mudando los intereses, se van mudando los pretextos, porque estos hacen sombra á aquellos, y los siguen. Trata la república de Venecia una liga con -grisones; opónense los franceses á ella, porque no disminuyese las confederaciones que tienen con ellos; divídense en facciones aquellos pueblos, y resultan en perjuicio de los católicos de Valtelina, cuya extirpacion procuraban los herejes hacen sobre ello una dieta los esguízaros, y no se halla otro remedio sino que españoles entren en aquel valle, pensamiento que antes fué de Clemente VIII en una instruccion dada al obispo Vegla, enviándole por nuncio á los cantones católicos. En este medio consiente monsieur de Gussier, que trataba los negocios de Francia, y persuade al conde Alfonso Casati, embajador de España en esguízaros, que escriba al duque de Feria proponiéndole que con las armas de su majestad entre en Valtelina, para que, cerrando el paso de Valcamonica á venecianos, desistiesen de su pretension, y quedase el valle libre de herejes. El Duque, movido destas instancias y del peligro comun de la herejía que amenazaba al estado de Milan y á toda Italia, y tambien de los lamentos y lágrimas de los católicos, entra en Valtelina, y luego franceses con nuevas consideraciones mudan las artes y se oponen á este intento, coligándose en Aviñon con Venecia y Saboya, con pretexto de la libertad de Italia, aunque esta consistia mas en tener cerrado aquel paso á los herejes ultramontanos que en lo que podian acrecentarse españoles; y siendo la Valtelina la causa aparente de la liga, sirvieron allí las armas de los coligados de diversion, y toda la fuerza y el intento se volvió á oprimir la república de Génova. Así los pretextos se varían, segun se varían las veletas de la conveniencia. En los efetos descubre el tiempo la falsa apariencia de los pretextos; porque, ó no cumplen lo que prometieron, ó no obran donde señalaron. Quiere la república de Venecia ocupar á Gradisca, y toma por pretexto las incursiones de uscoques, que están en Croacia; dan á entender que defienden la libertad del mar, y hacen la guerra en tierra. Muchas veces se levantan las armas con pretexto de celo de la mayor gloria de Dios, y causan su mayor deservicio; otras por la religion, y la ofenden; otras por el público sosiego, y le perturban; otras por la libertad de los pueblos, y los oprimen; otras por proteccion, y los tiranizan; otras para conservar el propio estado, y son para ocupar el ajeno. ¡Oh hombres! oh pueblos! oh repúblicas! oh reinos! pendiente vuestro reposo y felicidad de la ambicion y capricho de pocos. Cuando los fines de las acciones son justos, pero corren peligro que no serán así interpretados, ó que si se entendiesen, no se podrian lograr, bien se pueden disponer de modo que á los ojos del mundo hagan las acciones diferentes luces, y parezcan gobernadas con otros pretextos honestos; en que no se comete engaño de parte de quien obra, pues obra justificadamente, y solamente ceba la malicia, poniéndole delante apariencias en que por sí misma se engañe, para que no se oponga á los intentos justos del príncipe; porque no hay razon que le obligue á señalar siempre blanco adonde tira; antes no pudiera dar en uno si al mismo tiempo no pareciese que apuntaba á otros. No es menos peligrosa en las repúblicas la apariencia fingida de celo, con que algunos dan á entender que miran al bien público, y miran al particular; señalan la emienda del gobierno para desautorizalle, proponen los medios y los consejos después del caso, por descubrir los errores cometidos y ya irremediables; afectan la libertád, por ganar el aplauso del pueblo contra el magistrado y perturbar la república, reduciéndola después á servidumbre 10. De tales artes se valieron casi todos los que tiranizaron las repúblicas 11. ¡Qué muestras no dió Tiberio de restituir su libertad á la romana cuando trataba de oprimilla 12! Del mismo artificio se valió el príncipe de Orange para rebelar los Países Bajos; dél se valen sus descendientes para dominar las ProvinciasUnidas. El tiempo los mostrará con su daño la diferencia de un señor natural á un tirano, y querrán entonces no haber estimado en mas la contumacia con su ruina que el obsequio con la seguridad 13; como aconsejó Ce 10 Ut Imperium evertant, libertatem praeferunt: si impetraverint, ipsam aggredientur. (Tac., lib. 16, Ann.) 11 Caeterum libertas, et speciosa nomina praetexuntur, nec quisquam alienum servitium, et dominationem sibi concupivit, ut non eadem ista vocabula usurparet. (Tac., lib. 4, Hist.) 12 Speciosa verbis, re inania, aut subdola: quantoque majore libertatis imagine tegebantur, tanto eruptura ad infensius servitium. (Tac., lib. 1, Ann.) 13 Ne contumaciam cum pernicie, quam obsequium cum securitate malitis. (Tac., lib. 4, Hist.) rial á los de Tréveris. Vuela el pueblo ciegamente al reclamo de libertad, y no la conoce hasta que la ha perdido y se halla en las redes de la servidumbre. Déjase mover de las lágrimas destos falsos cocodrilos, y fia dellos incautamente su hacienda y su vida. ¡Qué quieto estaria el mundo si supiesen los súbditos que, ó ya sean gobernados del pueblo, ó de muchos, ó de uno, siempre será gobierno con inconvenientes y con alguna especie de tiranía! Porque aunque la especulacion inventase una república perfeta, como ha de ser de hombres, y no de ángeles, se podrá alabar, pero no praticar 14; y así, no consiste la libertad en buscar esta ó aquella forma de gobierno, sino en la conservacion de aquel que constituyó el largo uso y aprobó la experiencia, en quien se guarde justicia y se conserve la quietud pública, supuesto que se ha de obedecer á un modo de dominio; porque nunca padece mas la libertad que en tales mudanzas. Pensamos mejorar de gobierno y damos en otro peor, como sucedió á los que sobrevivieron á Tiberio y á Cayo 15; y cuando se mejora, son mas graves los da 14 Dilecta ex his, et constituta reipublicae forma, laudari facilius, quàm evenire; vel si evenit, haud diuturna esse potest. (Tac., lib. 4, Ann.) 45 An Neronem extremum dominorum putatis? Idem crediderant, ños que se padecen en el pasaje de un dominio á otro; y así, es mejor sufrir el presente, aunque sea injusto 16, y esperar de Dios, si fuere malo el príncipe, que dé otro bueno 17. El es quien da los reinos, y seria acusar sus divinos decretos el no obedecer á los que puso en su lugar. Mal príncipe fué Nabucodonosor, y amenazaba Dios á quien no le obedeciese 18. Como nos conformamos con los tiempos y tenemos paciencia en los males de la naturaleza, debemos tambien tenella de los defetos de nuestros príncipes 19. Mientras hubiere hombres ha de haber vicios 20. ¿Qué príncipe se podrá hallar sin ellos? Estos males no son continuos. Si un príncipe es malo, otro sucede bueno, y así se compensan unos con otros 21. qui Tiberio, qui Cajo superstites fuerunt: cum interim intestabilior, et saevior exortus est. (Tac., lib. 4, Hist.) 16 Ferenda Regum ingenia, neque usui crebras mutationes. (Tac., fib. 12, Ann.) 17 Ulteriora mirari, praesentia sequi, bonos Imperatores voto expetere, qualescumque tolerare. (Tac., lib. 4, Hist.) 18 Quicumque non curvaverit collum suum sub jugo Regis Babylonis, in gladio, et in fame, et in peste visitabo super gentem illam, ait Dominus. (Jer., 27, 8.) 19 Quomodo sterilitatem, aut nimios imbres, et caetera naturae mala; ita luxum, vel avaritiam dominantium tolerare. (Tac., lib. 4, Hist.) 20 Vitia erunt, donec homines. (Tac., ibid.) 21 Sed neque haec continua, et meliorum interventu pensantur. (Tac., ibid.) Ninguna de las aves se parece mas al hombre en la articulacion de la voz que el papagayo. Si me non videas, esse negabis avem. (Marc.) Es su vivacidad tan grande, que hubo filósofos que dudaron si participaba de razon. Cardano refiere dél que entre las aves se aventaja á todas en el ingenio y sagacidad, y que no solamente aprende á hablar, sino tambien á meditar, con deseo de gloria 1. Esta ave es muy cándida, calidad de los grandes ingenios. Pero su candidez no es expuesta al engaño, antes los sabe prevenir 1 Inter aves ingenio sagacitateque praestat, quod grandi sit capite, atque in India coelo sincero nascatur, unde didicit non solum loqui, sed etiam meditari ob studium gloriae. (Cardan.) con tiempo; y aunque la serpiente es tan astuta y pru dente, burla sus artes, y para defender della su nido, le labra con admirable sagacidad pendiente de los ramos mas altos y mas delgados de un árbol, en la forma que muestra esta empresa, para que cuando intentare la serpiente pasar por ellas á degollar sus hijuelos, caiga derribada de su mismo peso. Así conviene frustrar el arte con el arte y el consejo con el consejo, en que fué gran maestro de principes el rey don Fernando el Católico, como lo mostró en todos sus consejos, y principalmente en el que tomó de casarse con Germana de Fox, sobrina del rey Cárlos VIII de Francia, para desbaratar los conciertos y confederaciones que en perjuicio suyo y sin dalle parte habian concluido contra él en Haganau el Emperador y el rey don Filipe el Primero, su yerno. No fué menos sagaz en valerse de la ocasion que le presentaba el deseo que el mismo rey de Francia tenia de confederarse con él y quedar libre para emprender la conquista del reino de Nápoles, disponiéndolo de suerte, que recobró los estados de Rosellon y Cerdania; y cuando vió empeñado al rey de Francia en la conquista, y ya dentro de Italia, y que seria peligroso vecino del reino de Sicilia, en quien ponia los ojos, le protestó que no pasase adelante; y rompiendo los tratados hechos, le declaró la guerra y le deshizo sus desinios, coligándose con la república de Venecia y con otros príncipes. Estas artes son mas necesarias en la guerra que en la paz, porque en ella obra mayores efetos el ingenio que la fuerza ; y es digno de gran alabanza el general que, despreciando la gloria vana de vencer al enemigo con la espada, roba la vitoria y le vence con el consejo ó con las estratagemas, en que no se viola el derecho de las gentes; porque, en siendo justa la guerra, son justos los medios con que se hace 2, y no es contra su justicia el pelear abierta ó fraudulentamente. Dolus, an virtus, quis in hoste requirat? (Virg.) Bien se puede engañar á quien es lícito matar; y es obra de un magnánimo corazon anteponer la salud pública al triunfo y asegurar la vitoria con las artes, sin exponella toda al peligro de las armas, pues ninguna hay tan cierta al parecer de los hombres, que no esté sujeta al acaso. En las conjeturas para frustrar los consejos y artes del enemigo no se ha de considerar siempre lo que hace un hombre muy prudente (aunque es bien tenello prevenido), sino formar el juicio segun el estilo y capacidad del sugeto con quien se trata; porque no todos obran lo mas conveniente ó lo mas prudente. Hicieron cargo al duque de Alba don Fernando, cuando entró con un ejército por el reino de Portugal, después de la muerte del rey don Sebastian, de una accion peligrosa y contra las leyes de la milicia, la cual se admiraba en un tan gran varon y tan diestro en las artes militares; y respondió que habia conocido el riesgo, pero que se habia fiado en que trataba con una nacion olvidada ya de las cosas de la guerra con el largo'uso de la paz. Aun cuando se trata con los muy prudentes, no es siempre cierto el juicio y conjetura de sus acciones hecha segun la razon y prudencia; porque algunas veces se dejan llevar de la pasion ó afecto, y otras cometen los mas * Cum justè bellum suscipitur, ut aperte pugnet quis, aut ex insidiis, nihil ad justitiam interest. (D. August.) sabios mayores errores, haciéndolos descuidados la presuncion, ó confiados en su mismo saber; con que piensan recobrarse fácilmente si se perdieren. Tambien los suelen engañar los presupuestos, el tiempo y los accidentes; y así, lo mas seguro es tener siempre el juicio suspenso en lo que pende de arbitrio ajeno, sin querer regulalle por nuestra prudencia, porque cada uno obra por motivos propios, ocultos á los demás y segun su natural. Lo que uno juzga por imposible, parece fácil á otro. Ingenios hay inclinados á lo mas peligroso. Unos aman la razon, otros la aborrecen. Las artes mas ocultas de los enemigos ó de aquellos que con especie de amistad quieren introducir sus intereses, son las que con destreza procuran hacer proposiciones al príncipe, que tienen apariencias de bien y son su ruina, en que suele engañarse su bondad ó su falta de experiencia y de conocimiento del intento. Y así, es menester gran recato y advertencia para convertir tales consejos en daño de quien los da. ¿En qué despeñaderos no cairá un gobierno que, despreciando los consejos domésticos, se vale de los extranjeros, contra el consejo del Espíritu Santo 3? Aunque el discurso suele alcanzar los consejos del enemigo, conviene averiguallos por medio de espías, instrumentos principales de reinar, sin los cuales no puede estar segura la corona ó ampliarse, ni gobernarse bien la guerra; en que fué acusado Vitellio 4. Este descuido se experimenta en Alemania, perdidas muchas ocasiones y rotos cada dia los cuarteles por no saberse los pasos del enemigo. Josué se valia de espías 5, aunque cuidaba Dios de sus armas. Moisen marchaba llevando delante un ángel sobre una coluna de fuego que le señalaba los alojainientos 6, y con todo envió, por consejo de Dios, doce exploradores á descubrir la tierra prometida 7. Los embajadores son espías públicas, y sin faltar á la ley divina ni al derecho de las gentes, pueden corromper con dádivas la fe de los ministros, aunque sea jurada, para descubrir lo que injustamente se maquina contra su príncipe; porque estos no están obligados al secreto, y á aquellos asiste la razon natural de la defensa propia. 3 Admitte ad te alienigenam, et subvertet te in turbine, et abalienabit te à tuis propriis. (Eccl., 11, 36.) ▲ Ignarus militiae, improvidus consilii, quis ordo agminis, quae cura explorandi, quantus urgendo, trahendove bello modus. (Tac., lib. 3, Hist.) 5 Misit Josue duos viros exploratores in abscondito. (Jos., 2, 1.) Tollensque se Angelus Dei, qui praecedebat castra Israel, abiit post eos et cum eo pariter columna nubis. (Exod., 14, 19.) 7 Mitte viros, qui considerent terram Chanaam, quam daturus sum filiis Israel, singulos de singulis tribubus, ex principibus. (Num. 13, 3.) El cantero dispone primero en su casa y pule los mármoles que se han de poner en el edificio, porque después seria mayor el trabajo, y quedaria imperfecta la obra. De tal suelte estuvieron cortadas las piedras para el templo de Salomon, que pudo levantarse sin ruido ni golpes de instrumentos. Así los príncipes sabios han de pulir y perficionar sus consejos y resoluciones con madurez, porque tomallas solamente en el arena, mas es de gladiator que de príncipe. El toro (cuerpo desta empresa), antes de entrar en batalla con el competidor, se consulta consigo mismo, y á solas se previene, y contra un árbol se enseña á esgrimir el cuerno, á acometer y herir. En el caso todo se teme y para todo parece que faltan medios, embarazados los consejos con la prisa que da el peligro ó la necesidad 1. Pero porque los casos no suceden siempre á nuestro modo, y á veces ni los podemos suspender ni apresurar, será oficio de la prudencia el considerar si la consulta ha de hacerse de espacio ó de prisa. Porque hay negocios que piden brevedad en la resolucion, y otros espacio y madura atencion; y si en lo uno ó en lo otro se pecare, será en daño de la república. No conviene la consideracion cuando es mas dañosa que la temeridad. En los casos apretados se han de arrebatar, y no tomar, los consejos. Todo el tiempo que se detuviere en la consulta, ó le ganará el peligro ó le perderá la ocasion. La fortuna se mueve aprisa, y casi todos los hombres de espacio. Por esto pocos la alcanzan. La mayor parte de las consultas caen sobre lo que ya pasó, y llega el consejo después del suceso. Caminan y aun vuelan los casos, y es menester que tenga alas el consejo y que esté siempre á la mano 2. Cuando el tiempo es en favor, se ayuda con la tardanza; y cuando es contrario, se vence con la celeridad, y entonces son á propósito, 1 Timet, atque eum deficere omnia videntur, qui in ipso negotio consilium capere cogitur. (Jul. Caes.) 2 Consilia rebus aptantur, res nostrae feruntur, imò voluntur: ergo consilium sub die nasci debet, et hoc quoque tardum est nimis, sub manu, quod ajunt, nascatur. (Senec. los consejeros vivos y fogosos. Los demás negocios en que se puede tomar tiempo antes que sucedan, se deben tratar con madurez; porque ninguna cosa mas opuesta á la prudencia que la celeridad y la ira. Todos los males ministra el ímpetu; con él se confunde el exámen y consideracion de las cosas. Por esto casi siempre los consejos fervorosos y atrevidos son á primera vista gratos, en la ejecucion duros, y en los sucesos tristes; y los que los dan, aunque se muestren antes confiados, se embarazan después al ejecutallos, porque la prisa es impróvida y ciega 3. Los delitos con el ímpetu cobran fuerza, y el consejo con la tardanza 4; y aunque el pueblo quisiera ver antes los efetos que las causas, y siempre acusa los consejos espaciosos, debe el príncipe armarse contra estas murmuraciones, porque después las convertirá en alabanzas el suceso feliz 5. Pero no ha de ser la tardanza tanta, que se pase la sazon de la ejecucion, como sucedia al emperador Valente, que consumia en consultas el tiempo de obrar 6. En esto pecan los consejeros de corta prudencia; los cuales, confundidos con la gravedad de los negocios, y no pudiendo conocer los peligros ni resolverse, todo lo temen, y aun quieren con él dudar parecer prudentes. Suspenden las resoluciones hasta que el tiempo les aconseje, y cuando resuelven es ya fuera de la ocasion. Por tanto los consejos se han de madurar, no apresurar. Lo que está maduro, ni excede ni falta en el tiempo. Bien lo significó Augusto en el símbolo que usaba del delfin enroscado en el áncora con este mote: Festina lente; á quien no se opone la letra de Alejandro 3 Omnia non properanti clara, certaque sunt; festinatio improvida est, et caeca. (Liv.) 4 Scelera impetu, bona consilia mora valescere. (Tac., lib. 1, Hist.) 5 Festinare quodvis negotium gignit errores, unde maxima detrimenta exoriri solent; at in cunctando bona insunt, quae si non statim talia videantur, in tempore bona quis esse reperiat. (Herod.) 6 Ipse inutili cunctatione agendi tempora consultando consumpsit. (Tac., lib. 3, Hist.) |