ADVERTENCIA DEL EDITOR. Las obras de SAAVEDRA no bastan para compietar el tomo. Sentimos deber reunirlas con las de otro autor; mas nos obligan á ello, ya la consideracion de que no podemos dejar de cumplir con nuestros suscritores las condiciones que nos impusimos, ya la de que si hoy nos permitiésemos dar un tomo de cuatrocientas páginas, mañana deberiamos por igual motivo dar otros aun mucho mas cortos. Publicamos con las de SAAVEDRA las obras del licenciado PEDRO FERNANDEZ NAVARRETE, ya por la afinidad de ideas que existe entre los dos autores, ya por pertenecer ambos al reinado de Felipe IV. El lector juzgará si hemos procedido ó no con el de bido acierto. NOTICIAS HISTÓRICO-CRÍTICAS SOBRE LA PATRIA, VIDA Y OBRAS DE DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO, Ex el siglo xvii, á mediados del reinado de Felipe IV, encontrábase la monarquía española en muy lastimoso estado: aquella nacion poderosa que pocos años antes era señora de mas de medio mundo, estaba ya entonces débil y extenuada, no tan solo por las fatigas de su pasada grandeza, sino tambien por los vicios y desaciertos que minaban lentamente su existencia. Los dominios que teniamos en los mas remotos confines del orbe fueron menguando rápidamente, merced á las guerras civiles, á las extranjeras y al mal gobierno de los favoritos. Fué reconcentrándose en aquel reinado, junto al vacilante trono del cuarto de los Felipes, el escaso poder que nos que◄ daba en las últimas colonias ultramarinas; mas ni aun así pudo evitarse la conmocion de Cataluña y de Portugal: provincias, la una extraviada durante doce años, y la otra perdida para siempre, después de infinitos gastos y no poca sangre derramada. Estaban además, para colmo de desventura, exhausto el erario, yermas las campiñas, sin ocupacion un considerable número de brazos; tanto, que todo parecia amenazar una total ruina. En medio de tan general trastorno, las letras fueron quizás las únicas que dejaron de seguir la decadencia; las artes, y sobre todo la agricultura, sufrieron tan gran deterioro, que tardaron mas de medio siglo en reponerse y acrecentarse'. Experimentaron no menor postracion las armas, que, á pesar de ser conducidas á la pelea por gloriosos nombres, no inspiraban ei terror que los antiguos tercios españoles, tenidos pocos siglos antes en las guerras de Flandes y de Italia por la mejor infantería de Europa. Faltaba solo para completar el cuadro, que hubiesen venido las letras al mismo estado de envilecimiento; mas afortunadamente, aunque la literatura, y sobre todo la prosa, fué menos brillante y profunda que la de otros tiempos, no faltaron escritores de maestría, cuya diccion fuese tan expresiva y esmerada como puras y llenas de majestad sus frases. Figuran entre estos un Moncada, un Melo, un Solís, un Cárlos Coloma y otros, entre los cuales merece SAAVEDRA un lugar preferente, si no como historiador elegante, como político profundo, y sobre todo, como escritor sevcro, enérgico y conciso. Está ya puesto fuera de duda que DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO, caballero del órden do ↑ Dejando aparte á los economistas del reinado de Felipe III, entre ellos Cristóbal Perez de Herrera, Martin Gonzalez de Cellorigo y el padre Pedro de Guzman, para hacerse cargo del triste estado á que habia llegado la nacion española pueden verse la Conservacion de monarquías, por Navarrete; los Medios políticos para el remedio único y universal de España, por Jacinto de Alcázar Arriaza, y entre otros papeles del mismo género que se publicaron durante el reinado de Felipe IV y de Carlos II, uno titulado Medio para sanar la monarquía de Espana, que está en las últimas boqueadas, etc., sin año ni lugar de impresion. Santiago, nació el 6 de mayo del año 1584, en Algezares', lugar del reino de Murcia y obispado de Cartagena. Tuvo por padres á don Pedro de Saavedra ó Sayavedra y á doña Fabiana Fajardo, fué bautizado en la iglesia parroquial de Santa María de Loreto, por don Diego de Vinuesa, cura de aquel pueblo, y apadrinado en tan sagrada ceremonia por don Gabriel de Avalos y su esposa doña Blanca. Mostró SAAVEDRA desde muy niño grande aficion á las ciencias; y á fin de que desarrollara mejor sus vastas facultades, fué enviado á la universidad de Salamanca, donde cursó jurisprudencia por espacio de cinco años. Tenia veinte y dos, y vestia ya el hábito de Santiago, cuando empezó su carrera eclesiástica al propio tiempo que la política, pasando á Roma en calidad de familiar y secretario de la cifra del cardenal don Gaspar de Borja, embajador de España cerca de la Santa Sede. Permaneció en Roma desde el año de 1606 hasta que con igual destino pasó al vireinato de Nápoles con dicho Borja, al cual no falta quien asegura sirvió de conclavista en los dos cónclaves de 1621 y 1623, en que fueron elevados al solio pontificio los cardenales Alejandro Ludovisio y Mafeo Barberini, conocidos en la historia con los nombres de Gregorio XV y Urbano VIII. Tuvo don Diego una canongía en la santa iglesia metropolitana de Santiago 3, donde le llaman clérigo de la diócesis de Cartagena; mas tanto el silencio de su inscripcion sepulcral, que copiarémos mas adelante, como el del licenciado Francisco Cascáles en sus Discursos, respecto á otras piezas eclesiásticas que poseia, hace presumir que estaria solo tonsurado ú ordenado de menores cuando fué nombrado secretario de Felipe IV. No hace la historia mencion de SAAVEDRA hasta el año de 1653, en que por una carta suya, hasta hoy inédita 4, sabemos que seguia en Roma conociendo, seguramente como secretario, de los asuntos y despachos del de Borja. Por estos años tambien, segun parece y dice Nicolás Antonio, sirvió SAAVEDRA la agencia de España en Roma, donde mereció suma estimacion por su 1 Así consta todo de la fe de bautismo, sacada del verdadero lugar nativo de Don Diego de Saavedra, mucho tiempo después que, segun su epitafio y don Nicolás Antonio, se le tenia equivocadamente por de Murcia. Sabida ahora y comprobada la verdadera patria de DON DIEGO, merced al citado instrumento fehaciente, no debe, sin embargo, extrañarse que se le tuviera por natural de aquella ciudad, donde sostuvieron por mucho tiempo el lustre del apellido algunas ramas de la familia y estuvieron avecindados los mismos padres de SAAVEDRA, segun acreditan los Discursos históricos de Murcia y su reino, escritos y publicados en 1621 por el licenciado Francisco Cascales. «Los Saavedras descienden de Galicia (leemos en el discurso 19, pág. 387). Hay de este linaje muy principales caballeros en Sevilla, Córdoba y en otras partes. De esta casa son los condes del Castellar y los Saavedras de Murcia. El primero que vino á esta ciudad fué Alfonso Fernandez de Saavedra, el año de 1330; y vino por adelantado de este reino, después de haberlo sido Pero Lopez de Ayala. Tienen estos caballeros Saavedras capilla y asiento en la iglesia parroquial de San Pedro (de Murcia); fundada por Gonzalo de Saavedra, caballero de la orden de San Juan y comendador que fué de la villa de Calasparra. Viven hoy de este apellido don Pedro de Saavedra, casado con doña Fabiana Fajardo, descendiente de Pero Lopez Fajardo, comendador que fué de la villa de Caravaca, y de doña Mencía Lopez de Ayala. Tienen por hijos á don Pedro de Saavedra, que casó con doña Eusebia Perez, mayorazgo de esta casa, y á don Juan de Saavedra, regidor de esta ciudad, que ha casado dos veces... y á doña Constanza Fajardo, que casó con don Alfonso de Leiva, y á don Sebastian de Saavedra, que está por casar, y al doctor DON DIEGO DE SAAVEDRA, canónigo de la santa iglesia de San tiago, y que, sin esta, posee otras prebendas bien merecidas, por ser un excelente sugeto, muy versado en ambos derechos, cesáreo y pontificio, docto en la lengua francesa y latina, buen matemático, singular en letras de humanidad, y general en todas ciencias. >> 2 Consta en la secretaría del real consejo de las Ordenes, que se le expidió cédula de hábito de caballero de la órden de Santiago, el dia 13 de febrero de 1607, y el título de caballero correspondiente á tal gracia, el 13 de octubre de aquel mismo año. Las dos cédulas están fechadas en Madrid. 3 Obtuvo por los años de 1617 la que vacó por muerte del doctor Antonio Patiño. Gozó de este beneficio á lo menos seis años; mas no llegó á residir nunca. Recibió en el año de 18 una comision del Cabildo, con el objeto de alcanzar un indulto pontificio para rezar del santo Apóstol en toda la diócesis compostelana los lúnes no impedidos, con rito semidoble, y fiesta de nueve lecciones, haciéndose conmemoracion del Santo entre las comunes, como único y universal patron de España. Desempeñó con actividad su cometido, y á fines del año siguiente escribió al Cabildo, prometiendo interesarse por él y promover cuantos negocios tuviera pendientes en la curia. Estas gestiones y sus servicios junto al Cardenal fueron sin duda la principal causa de que, ya por acuerdos capitulares, ya por breves pontificios, siguiese cobrando la consignacion del beneficio, cuando menos hasta el año de 1620, á pesar de su falta de residencia. Apéndice, nota número 1. Para que se vea lo que de DON DIEGO SAAVEDRA FAJARDO dice don Nicolás Antonio en su artículo de la Bibliotheca nova, tomo, le insertamos íntegro: «D. Didacus de Saavedra Faxardo, Murciae natus pa |