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»ñanzas de agricultura que empezaron á plantearse; la »proteccion concedida á la real Academia de Nobles »Artes, y los muchos trabajos en pintura, arquitectu»ra y grabado mandados ejecutar; las espediciones marítimas para objetos científicos, y la publicacion «de sus resultados; la de Malaspina al rededor del » mundo; la de Balmis para la propagacion de la va>>cuna; las enviadas al Nuevo Mundo para diferentes » objetos de historia natural; los viages por el reino » para la adquisicion de noticias, documentos y anti»güedades; la publicacion del viage pintoresco por Es»paña; la de infinidad de obras sobre todas las facul»> tades, ciencias y artes, unas traducidas y otras ori»ginales; el envío al estrangero de numerosos pensio»nados para traer á la península todos los conocimien»tos útiles; y finalmente, los premios, estímulos y proteccion concedidos á los escritores, y á cuantas » personas sobresalian en letras, ciencias y artes. Es>> tas fueron muchas, gozando las más de justa cele>>bridad; y aunque casi todas empezaron á formarse >>en el reinado anterior, alcanzaron su mayor gloria » durante el de Cárlos IV., dejando una nueva gene»racion, que, al estallar la guerra de la Independen»cia, prometia ya las mas brillantes esperanzas. El » porvenir de España se mostraba lisonjero en el cam»po de la civilizacion y de la cultura, cuando tris»tes acontecimientos vinieron á interrumpir la mar»cha emprendida, y á retrasar por muchos años el

» feliz término á que tantos esfuerzos aspiraban "").» Otro de nuestros mas eruditos contemporáneos y de nuestros mas juiciosos pensadores, traza tambien en excelentes cuadros el impulso y fomento que en este reinado recibió de parte del gobierno la ciencia y la literatura. «Auxiliábanla, dice, como á porfía las dis>posiciones del gobierno, tolerante y confiado, los >intereses de la época y los esfuerzos de los particula»res. Mas variada y general, mas libre y espansiva, »sin someterse al espíritu de escuela y á los métodos >esclusivos y rutinarios, no la encadenaban muchas de > las trabas que hasta entonces la habian comprimi»do.» Menciona los varios establecimientos literarios que de nuevo se crearon, indica las distinciones, los altos puestos con que se premió á los hombres eminentes y amigos de las reformas, observa cómo el gobierno iba muchas veces delante de la opinion y la guiaba, arrostrando la animadversion de los enemigos del progreso, y continúa: «No los halagaba ciertamen »te quien permitia á la imprenta descubrir las mise» rias y combatirlas de frente. Donde se publicaban y »encarecian el Tratado de la Regalía de Amortizacion, >el proyecto de la Ley Agraria, el Ensayo sobre la an»tigüa legislacion de Castilla, las Cartas de Foronda, > las Doctrinas económicas de Cabarrús, las obras d»Asso y de Manuel, de Sempere y Villamil, de Salas

(1) Gil de Zárate; De la Ins- mo I. cap. 4.° truccion pública en España, to

»y Mendoza, de Garriga y Camino; las traducciones de »Domat y de Watel, de Filangieri y Pastoret, de Smith »y Canard, Millot y Mably, Berardi y Cavalario, no >se aherrojaba ciertamente el pensamiento, ni se pre>tendia imponerle silencio ó reducirle á estrechos lí>mites (!).»

Plácenos ver el juicio de personas tan competentes en completo acuerdo y perfecta conformidad con el que nosotros dejamos ya consignado en el cap. VI. del presente libro acerca del movimiento y progreso intelectual en este reinado. El exámen que allí hicimos comprendia solamente el período del primer ministerio del príncipe de la Paz. Cúmplenos ahora examinar el segundo, en que lejos de paralizarse ó suspenderse aquel movimiento, se le ve recibir nuevo y aun mas eficaz impulso.

Comenzando por las escuelas públicas de primeras letras, fundamento y base de la instruccion y de la moralidad social, se aumentan y multiplican, se exigen condiciones á los maestros, se los sujeta á exámen y concurso, se les imponen deberes, pero se les dan tambien consideraciones de que carecian, y se uniforma y retribuye la enseñanza todo lo que permitian entonces

(1) Caveda, Estado politico, económico é intelectual del reina do de Cárlos IV.-Es un capítulo que forma parte de una obra, la cual aun no ha sido dada á luz: por lo mismo, y porque el autor ha tenido la bondad de confiárnosla privadamente, no copiamos

mas cuadros de los que pudieran hacer á nuestro propósito, á fin de no desvirtuar sus ideas propias y sus luminosas observaciones antes que él las entregue á la consideracion y al juicio público.

las circunstancias y el estado del reino ""). De aplaudir es el empeño que formó el príncipe de la Paz en establecer Ꭹ aclimatar en España el método y sistema del célebre Pestalozzi para enseñar la religion, la moral, la historia, las leyes patrias, la economía política y los principios higiénicos, para lo cual consultó á una junta ó comision de hombres sábios y celosos, hizo traducir varias de las obras del profesor suizo, y logró ver creados institutos pestalozzianos en las primeras capitales, fundar el central y normal en Madrid (2), introducir el sistema dentro del Real Palacio, y que se celebráran exámenes que permitieron ya ver los adelantos de los alumnos educados por el método del ilustre institutor de Stantz y de Iverdun (3).

(1) Provisiones de 11 de febrero y 19 de marzo de 1804.

(2) El Instituto normal de Madrid se abrió con gran solemnidad en las Casas consistoriales el 4 de noviembre de 1806.

(3) Los exámenes se celebraron en noviembre de 1807, época ya bastante turbada para España.

<< Toda enseñanza era verbal (dice Raymond de Vericourt, hablando del método Pestalozzi), apenas se encontraba un libro en la institucion de Iverdun. Las matemáticas eran tratadas menos como ciencia que como instrumentos propios para desenvolver y fortificar el espíritu. Los niños marchaban con paso seguro, aunque abandonados, en general, á sí mismos; seguian todos los grados intermedios que se suprimen en la enseñanza ordinaria; asi el entendimiento se estendia en

profundidad mas que en superficie, y el método de Pestalozzi merece ser considerado, bajo este concepto, como un método de invencion, de construccion de ciencias. Añadid á esto una educacion física y moral admirable. Su principio era dejar marchar, dejar hacer, mostrar, ó mejor dicho, dejar parecer al niño tál como es; verle venir para mejor conocer sus inclinaciones, y no oponerse á sus disposiciones naturales sino cuando se las viera tomar una direccion falsa ó viciosa; no impedir el mal sino cuando se anuncia, en lugar de provocarle, como se hace muchas veces en la educacion ordinaria, por los esfuerzos mismos indiscretos y peligrosos, destinados á prevenirle; principios fecundos en resultados, que han bajado á la tumba con su creador.»>

A los establecimientos científicos de que dimos cuenta en el citado capítulo siguieron otros, dedicados principalmente al estudio y cultivo de las ciencias exactas y de las n obles artes. Santander funda una escuela de matemáticas, arquitectura y dibujo. Otra corporacion científica se crea en Granada en 1802; al año siguiente erigen en Cádiz el canónigo Blanco y el literato Lista una academia y una cátedra de humanidades; Barcelona, Alicante, Sevilla, la Coruña y Valladolid establecen enseñanzas de matemáticas que dan saludables frutos. Del Seminario de Caballeros pages empiezan á salir jóvenes que van á lucir en el ejército sus conocimientos. En el pueblo de Comillas se instituia de real órden un colegio, aunque á propuesta y á espensas de un generoso particular, modelado por el Seminario de Nobles de Madrid y ajustado á sus mismas constituciones. Y en Casarrubios del Monte costeaba el arzobispo de Toledo don Luis de Borbon la fábrica de otro colegio fundado para niños nobles.

Las carreras y profesiones facultativas recibieron cierta regularidad que hasta entonces no habian tenido. Al modo que se determinaron circunstancias y requisitos para obtener el título y el ejercicio legal de la arquitectura, segun en otra parte indicamos, y se prescribieron las reglas que habian de preceder á la aprobacion de los planos y diseños de las obras públicas, poniendo remedio al anterior desórden, asi

(1) Real provision de 5 de enero de 1801.

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