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verò Missarum,et candelarum certum numerum, qui magis à superstitioso cultu, quàm à vera religione, inventus est, omninò ab Ecclesia removeant: doceantque populum, quis sit, et à quo potissimùm proveniat sanctissimi hujus sacrificii tam pretiosus, ac cœlestis fructus. Moneant etiam eundem populum, ut frequenter ad suas parochias (1), saltem diebus Dominicis, et majoribus festis accedant. Hæc igitur omnia, quæ summatim enumerata sunt, omnibus locorum Ordinariis ita proponuntur, ut non solùm ea ipsa, sed quæcumque alia huc pertinere visa fuerint, ipsi, pro data sibi à sacrosancta Synodo potestate, ac etiam ut delegati Sedis Apostolicæ, prohibeant, mandent, corrigant, statuant; atque ad ea inviolaté servanda,censuris ecclesiasticis,aliis que pœnis, quæ illorum arbitrio costituentur, fidelem populum compellant: non obstantibus privilegiis, exemptionibus, appellationibus, ac consuetudinibus quibuscum

receptæ fuerint. Quarumdam la celebracion de las Misas de otros ritos, ó ceremonias, y oraciones que de las que estén aprobadas por la Iglesia, y adoptadas por el uso comun y bien recibido. Destierren absolutamente de la Iglesia el abuso de decir cierto número de Misas con determinado número de luces, inventado mas bien por espíritu de supersticion que de verdadera religion; y enseñen al pueblo cuál es, y de dónde proviene especialmente el fruto preciosísimo y divino de este sacrosanto sacrificio. Amonesten igualmente su pueblo á que concurran con frecuencia á sus parroquias, por lo menos en los domingos y fiestas mas solemnes. Todas estas cosas, pues, que sumariamente quedan mencionadas, se proponen á todos los Ordinarios de los lugares en términos de que no solo las prohiban ó manden, las corrijan ó establezcan; sino todas las demás que juzguen conducentes al mismo objeto, valiéndose de la autoridad que les ha concedido el sacrosanto Concilio, y tambien aun como delegados de la Sede Apostólica, obligando los fieles á observarlas inviolablemente con censuras eclesiásticas 9 Ꭹ otras penas que establecerán á su arbitrio sin que obsten privilegios algunos, exenciones, apelaciones, ni costumbres.

que.

(1) Concil. Agath, c. 21 et 26.

Decreto sobre la reforma.

El mismo sacrosanto, ecuménico y general Concilio de Trento, congregado legítimamente en el Espíritu Santo, y presidido de los mismos Legados de la Sede Apostólica, ha determinado establecer en la presente Sesion lo que se sigue en prosecucion de la materia de la reforma.

CAP. I. Innovanse los decretos pertenecientes á la vida, y honesta conducta de los clérigos.

No hay cosa que vaya disponiendo con mas constancia los fieles á la piedad y culto divino, que la vida y ejemplo de los que se han dedicado á los sagrados ministerios; pues considerándoles los demás como situados en lugar superior á todas las cosas de este siglo, ponen los ojos en ellos como en un espejo, de donde toman ejemplos que imitar. Por este motivo es conveniente que los clérigos, llamados á ser parte de la suerte del Señor, ordenen de tal modo toda su vida y costumbres, que nada presenten en sus vestidos, porte, pasos, conversacion y todo lo demás, que no manifieste à primera vista gravedad, modestia y religion. Huyan tambien de las culpas leves, que en ellos serian gravísimas; para inspirar así á todos veneracion con

(1) Matth. 5.

Decretum de reformatione.

Eadem sacrosancta, œcumenica, et generalis Tridentina Synodus, in Spiritu Sancto legitimè congregata, præsidentibus in ea eisdem Apostolicæ Sedis Legatis, ut reformationis negotium prosequatur, hæc in præsenti Sessione

statuenda censuit.

CAP. I. Decreta de vita, et honestate clericorum innovantur.

Nihil est, quod alios magis ad pietatem, et Dei cultum assiduè instruat, quàm eorum vita, et exemplum, qui se divino ministerio dedicarunt. Cùm enim à rebus sæculi in altiorem sublati locum conspiciantur; in eos, tamquam in speculum, reliqui oculos conjiciunt; ex iisque sumunt, quod imitentur. Quapropter sic decet omninò clericos (1), in sortem Domini vocatos, vitam, moresque suos omnes componere, ut habitu, gestu, incessu, sermone, aliisque omnibus rebusnil nisi grave, moderatum, ac religione plenum,præseferant; levia etiam delicta, quæ in ipsis maxima essent, effugiant; ut eorum actiones cunctis afferant venerationem. Cùm igitur, quò

majore in Ecclesia Dei et utilitate, et ornamento hæc sunt, ita etiam diligentiùs sint observanda; statuit sancta Synodus, utquæ aliàs à summis Pontificibus, et à sacris conciliis de clericorum vita, honestate, cultu, doctrinaque retinenda, ac simul de luxu, comessationibus, ac quibuscumque criminibus, nec non sæcularibus negotiis fugiendis copiosè, ac salubriter sancita fuerunt; eadem in posterum iisdem pœnis, vel majoribus, arbitrio Ordinarii imponendis, observentur: nec appellatio executionem hanc, quæ ad morum correctionem pertinet, suspendat. Si qua verò ex his in desuetudinem abiisse compererint; ea quamprimùm in usum revocari, et ab omnibus accuratè custodiri studeant, non obstantibus consuetudinibus quibus cumque; ne subditorum neglecta emendationis ipsi condignas, Deo vindice, pœnas persolvant.

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sus acciones. Y como á proporcion de la mayor utilidad, y ornamento que da esta conducta à la Iglesia de Dios, con tanta mayor diligencia se debe observar; establece el santo Concilio que guarden en adelante, bajo las mismas penas, ó mayores que se han de imponer á arbitrio del Ordinario, cuanto hasta ahora se ha establecido, con mucha extension y provecho, por los sumos Pontífices, y sagrados concilios sobre la conducta de vida, honestidad, decencia y doctrina que deben mantener los clérigos; así como sobre el fausto, convitonas, bailes, dados, juegos y cualesquiera otros crímenes; é igualmente sobre la aversion con que deben huir de los negocios seculares; sin que pueda suspender ninguna apelacion la ejecucion de este decreto perteneciente á la correccion de las costumbres. Y si hallaren que el uso contrário ha anulado algunas de aquellas disposiciones, cuiden de que se pongan en práctica lo mas presto que pueda ser, y que todos las observen exactamente, sin que obsten costumbres algunas cualesquiera que sean; para que haciéndolo ́así, no tengan que pagar los mismos Ordinarios á la divina justicia las penas correspondientes á su descuido en la enmienda de sus súbditos.

CAP. II. Cuáles deban ser los promovidos á las iglesias catedrales.

Cualquiera que en adelante haya de ser electo para gobernar iglesias catedrales, debe estar plenamente adornado no solo de las circunstancias de nacimiento, edad, costumbres, conducta de vida, y todo lo demás que requieren los sagrados Canones; sino que tambien ha de estar constituido de antemano, á lo menos por el tiempo de seis meses, en las sagradas órdenes; debiendo tomarse los informes sobre todas estas circunstancias, á no haber noticia alguna de él en la curia, ó ser muy recientes las que haya, de los Legados de la Sede Apostólica, ó de los Nuncios de las provincias, ó de su Ordinario, y en defecto de este, de los Ordinarios mas inmediatos. Además de esto, ha de estar instruido de manera que pueda desempeñar las obligaciones del cargo que se le ha de conferir; y por esta causa ha de haber obtenido antes legítimamente en universidad de estudios el grado de maestro, ó doctor, ó licenciado en sagrada teología, ó derecho canónico; ó se ha de comprobar por medio de testimonio público de alguna Academia, que es idóneo para enseñar á otros. Si fuere Regular, tenga certificaciones equivalentes de los superiores de su religion. Y todos los mencionados

CAP. II. Quinam ad cathedrales ecclesias assumendi.

Quicumque posthac ad ecclesias cathedrales erit assumendus, is non solùm natalibus, ætate, moribus, vita, ac aliis, quæ à sacris Canonibus requiruntur, plenè sit præditus, verùm etiam in sacro ordine anteà, saltem sex mensium spatio, constitutus. Quarum rerum instructio, si ejus notitia nulla, aut recens in curia fuerit, à Sedis Apostolicæ Legatis, seu Nuntiis provinciarum, aut ejus Ordinario, eoque deficiente, à vicinioribus Ordinariis sumatur. Scientia verò præter hæc ejusmodi polleat, ut muneris sibi injungendi necessitati possit satisfacere. Ideòque anteà in universitate studiorum magister, sive doctor, aut licentiatus in sacra theologia, vel jure canonico, meritò sit promotus; aut publico alicujus Acamiæ testimonio idoneus ad alios docendos ostendatur. Quòd si regularis fuerit, à superioribus suæ religionis similem fidem habeat. Prædicti autem omnes, unde instructio, seu testificatio erit sumenda, hæc fideliter, et gratis referre teneantur: alioquin corum conscientias graviter oneratas esse scient;

ac Deum, et superiores suos de quienes se ha de tomar el conohabebunt ultores.

cimiento y testimonios, estén obli

CAP. III. Statuendæ distributiones quotidianæ ex tertia parte quorumcumque fructuum: portio absentium quibus cedat certi casus excepti.

Episcopi, etiam tamquam delegati Apostolici, ex fructibus, et proventibus quibuscumque omnium dignitatum, personatuum, et otficiorum, in ecclesiis cathedralibus, vel collegiatis existentium, tertiam partem in distributiones, eorum arbitrio assignandas, dividere possint; ut scilicet, qui eas obtinent, si personaliter competens sibi servitium juxta formam, ab eisdem Episcopis præscribendam, quolibet die statuto non impleverint; illius diei distributionem amittant, nec ejus quoquomodo dominium acquirant, sed fabricæ ecclesiæ, quatenus indigeat, aut alteri pio loco, arbitrio Ordinarii, applicetur. Crescente verò contumacia, contra eos juxta

gados á darlos con veracidad y de balde; y á no hacerlo así, tendrán entendido que han gravado mortalmente sus conciencias, y que tendrán á Dios, y á sus superiores por jueces, que tomarán la satisfaccion correspondiente de ellos.

CAP. III. Créense distribuciones cotidianas de la tercera parte de todos los frutos; en quiénes recaigan las porciones de los ausentes casos que se exceptúan.

Los Obispos, aun como delegados Apostólicos, puedan repartir la tercera parte de cualesquiera frutos y rentas de todas las dignidades, personados y oficios que existen en las iglesias catedrales ó colegiatas, en distribuciones que han de asignar á su arbitrio; es á saber, con el objeto de que no cumpliendo las personas que las obtienen, en cualquier dia de los establecidos, el servicio personal que les competa en la iglesia, segun la forma que prescriban los Obispos, pierdan la distribucion de aquel dia, sin que de modo alguno adquieran su dominio, sino que se ha de aplicar á la fábrica de la iglesia, si lo necesitare, ó á otro lugar piadoso, á voluntad del Ordinario. Si persistieren contumaces, sistieren contumaces, procedan contra ellos segun lo establecido en los sagrados cánones. Mas si

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