Imágenes de páginas
PDF
EPUB

piensan pues los nobles dueños de estas huérfanas mansiones, que así dejan perecer las glorias de sus abuelos?

Desde Ocaña se extienden los inmensos territorios de las

Órdenes militares, que conquistados por su esfuerzo en el reinado de Alfonso VIII, poblados por su diligencia en el de San Fernando y Alfonso X, formaron el señorío de aquellas grandes potencias aristocrático-religiosas, que cambiando con las épocas de carácter, esgrimían su espada de dos filos en heróicas lides ó en feudales reyertas, y tan pronto servían de puntales al trono como de ingenios para batirlo. Villarrubia, Corral de Almaguer, Quintanar de la Orden, el Toboso, inmortalizado con la ideal incomparable Dulcinea, toda aquella gran llanura del sudeste que el camino de Valencia cruza, rindieron vasallaje á la roja cruz de Santiago que en Uclés como en su corte resplandecía. Al sur sobre la carretera de Andalucía dilátase el gran priorato de San Juan, cedido en 1183 á los caballeros Hospitalarios como un extenso páramo en cuyo centro se erguían las murallas de la antigua Consuegra: en derredor brotaron, simultáneamente casi, las demás villas comarcanas desde el año 1230 al 1240, en tiempo del gran prior D. Fernando Ruiz. Muchas desfilan á los ojos del viajero cual fugaces apariciones al través del polvo que levanta el carruaje: á la derecha las miserables guaridas excavadas en el cerro donde se asienta la Guardia, población antigua nunca sometida á dicha orden, sino á la iglesia de Toledo, y famosa por el martirio del santo niño (1) cuya sangre cayó como sentencia de expulsión sobre los fanáticos judíos: en seguida

(1) Robáronle en día de la Asunción de 1490 á las puertas de la catedral de Toledo ciertos judíos, y trocado su nombre de Juan en el de Cristóbal, tuviéronle oculto en la Guardia hasta la cuaresma siguiente, en que después de imitar en él la Pasión del Redentor, acabaron por crucificarle los reos fueron descubiertos y castigados, unos desde luego, y otros treinta años adelante, y los sitios donde padeció y fué enterrado el niño se hallan consagrados por dos ermitas. Abundaban los judíos en aquel pueblo y en los lugares vecinos del Priorato; y de ahí quizá proviene el singular empeño de algunos escritores en dar origen y etimología hebrea á villas que tan castellano lo tienen, llamando Samaria á la Guardia, Betleem á Tembleque, Romelia al Romeral, etc.

Tembleque, llamada Tiembles al principio, con su lindo palacio moderno, su plaza rodeada de galerías de madera y su parroquia con portada de estilo gótico ya decadente: más adelante el anchuroso recinto de Madridejos,, que sin curiosidad se atraviesa volando. Despejadas y rectas calles, caserío bajo y blanqueado, patios interiores con sencillas columnas, rejas en las ventanas con bordado remate de gusto plateresco, tal es el preferente tipo de esos manchegos lugares, que rastreando por el suelo y abarcando multitud de corrales, tan desmedido espacio cogen; y á su monotonía corresponde lo raso y desnudo de los campos, que tan sólo hacia poniente con alguna variedad encrespan los montes de Toledo.

[graphic]
[graphic][merged small]

Los Anales Toledanos: luchas entre los Alcaides de Toledo y los Adalides de

Calatrava

OSEE el archivo de la catedral de Toledo una Crónica de Alonso VII, que el obispo Sandoval titulaba con bastante exactitud Historia de Toledo, al valerse de ella en 1600 para escribir la Crónica de aquel Rey de León y Castilla, que llevó título de Emperador (a).

*

El autor es coetáneo pero no testigo ocular sino de referencia: dícelo él mismo en el prefacio (6). Ignórase quién fuese, pero debió escribirse hacia 1150, pues alcanza al año 1146. Anales Toledanos suelen llamarla con

(a) Su título mismo dice al principio: Incipit chronica Adefonsi Imperatoris. La publicó el P. Sota, benedictino, y la incluyó el P. Flórez en el tomo 21 de la España Sagrada, donde es más conocida.

(b) Ab illis qui viderunt didici et audivi.

más propiedad hoy día, pues trata más de Toledo que del Emperador.

*

¡Qué interés tan vivo despiertan aquellas rudas narraciones que nos describen las proezas de los alcaides toledanos Alvar Fáñez, el renombrado héroe alcarreño, cuyas hazañas también alcanzan á Toledo, Gutierre Armíldez, Rodrigo Martínez, Nuño Alfonso y otros! ¡Cómo se describe la pujanza de las milicias concejiles de Toledo, Segovia, Ávila y Salamanca, cuyas comunidades ponían todos los años en campaña un ejército, que marchaba en pos de su pendón y su alcalde sin contar á veces con el Rey ni con los señores feudales (a), viniendo unas veces triunfantes y otras descalabrados, pero con honra, nunca con deslealtad ni cobardía!

*

Á la muerte de D. Alfonso VI viene sobre Toledo el Rey Halí (6) con poderoso ejército de la morisma de África y España; destruye á San Servando y Azeca: sitúanse en el cerro dicho de San Cervantes y atacan el puente de Alcántara y su fortaleza, y la puerta de Almaguara (c) con ingenios y prendiendo fuego á gran cantidad de leña hacinada contra sus fortines. Defiende la ciudad Alvar Fáñez con numerosa hueste, y saliendo de rebato, pega fuego á sus ballestas, fundíbulos y demás pertrechos, derrota

(a) El libro si tiene valor por su antigüedad no lo tiene siempre por su veracidad, por más que diga el P. Sota. En las cosas de Aragón es un tejido de inexactitudes, donde, como á orillas del Tajo, se saca de cuando en cuando un granito de oro entre montones de fango y arena; pero en lo relativo á las cosas de Toledo y sus territorios, es sumamente apreciable, y sobre todo respecto de las milicias concejiles y sus luchas.

(b) Por la narración anacrónica parecería que fué esto al tiempo del casamiento de D. Alfonso el Batallador, en cuyo caso no quedaría bien parada la honra de éste; pero esta invasión fué antes de la boda, pues vino el Batallador á salvar á Toledo (lo cual calla el anónimo) y de ello provinc el empeño de Alonso VI de casar á su hija con su primo, boda harto funesta por la diferencia de caracteres.

El autor de este libro 2.o, al parecer clérigo, ya advierte al principio que no guarda cronología (Omisso naturali ordine), y sin que lo dijera ya lo conocería

mos.

(c) Ad radicem fortissimæ turris quæ est silu in capite pontis contra S. Servandum... Statueruntque ad illam portam de Almaguara et ubique multas vallistas et machinas...

« AnteriorContinuar »