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RANDES y ricas poblaciones aparecieron en el Campo de Calatrava, después que trasladado del Guadiana al Betis el teatro de la guerra, se hicieron inútiles los castillos sembrados antes cual vigías por sus cordilleras ondulosas. Monumentos de terribles asaltos y de gloriosa conquista, muchos de ellos habían perecido en medio de los vaivenes de la lucha; otros llamaban y atraían al pié de sus muros lugares y caseríos, comunicándoles su nombre y transmitiéndoles poco á poco su existencia. Al lado del de Almodóvar, tres veces recobrado por los guerreros de la

cruz (1), creció la populosa villa que hoy preside los fecundos. valles formados á raíz de la sierra. En torno de un ruinoso fuerte agrupóse el pueblo de Almadén, harto ajeno todavía de la inagotable riqueza que encerraban sus minas de azogue y de cinabrio, cuya gradual explotación, siguiendo los vestigios de romanos y sarracenos, fué un tesoro para la orden desde el siglo xv en adelante (2). Piedrabuena con su castillo sobre la derecha del Guadiana dominó exclusivamente por largo tiempo el áspero territorio casi despoblado aún hoy día, que lindando con Extremadura abarca las vertientes meridionales de los montes de Toledo. Conforme iban en aumento los lugares, bajaban á residir en ellos los caballeros que los tenían en encomienda ó amovible señorío; los maestres se cansaron á su vez de vivir encastillados en el sacro convento, y sin alejarse demasiado escogieron entre las villas comarcanas una donde establecer en tiempos de paz su corte y su palacio. Almagro distante cuatro leguas hacia el norte, Almagro fué la predilecta, y les debió el germen de la prosperidad é importancia, que andando el tiempo la elevó en 1803 sin harto relevantes méritos al rango de ciudad.

Toda su historia anterior á la residencia de los jefes de la orden es más que problemática. Su origen fenicio ó germánico, su reducción á la Mariana de Antonino ó á no sé qué Gemella

(1) La primera vez por Alfonso VII hacia 1147, la segunda por Martín Pérez de Siones, tercer maestre de Calatrava, quien pasó á cuchillo doscientos moros cautivos con gran disgusto de sus caballeros que de resultas movieron un cisma, la tercera en 1212 después del recobro de Calatrava. Los árabes llamaron á la población Hisn-Modwar, castillo redondo, y para distinguirse de otras del mismo nombre se denomina Almodóvar del Campo.

(2) No pueden ser otras las minas de la Bética mencionadas por Plinio, de las cuales anualmente se llevaban á Roma diez mil libras de cinabrio, y cuya llave guardaba el prefecto, que no podía abrirlas sino por orden del emperador. Redúcese el pueblo comunmente á la antigua Sisapo ó Sisapona; los árabes le dieron el nombre apelativo de Almaden ó la mina, y de éstos y de los romanos se descubren monedas en las excavaciones. La mitad de su castillo y del de Chillón fué dada en 1168 por Alfonso VIII á la orden de Calatrava; pero Almadén no obtuvo el título de villa hasta 1417, y desde entonces la explotación de sus minas enriqueció el maestrazgo de Calatrava, que siendo todavía en el siglo xiv más pobre que el de Santiago, llegó á excederle bien pronto en opulencia.

Germanorum, sus memorias romanas únicamente comprobadas con un viejo caserón que llaman del César cuya puerta tachonan dorados clavos, no pasan de vagas conjeturas ó crédulas pretensiones; y hasta de los árabes mismos no conserva Almagro sino el nombre, que se interpreta agua amarga ó tierra roja. Después de la toma de Salvatierra asegúrase, por inducción acaso, que el califa almohade ocupó la villa no sin alguna resistencia, cuyo recuerdo perpetúa el simulacro ó reto de moros y cristianos celebrado anualmente en la fiesta de San Blas; y á su repoblación se aplica comunmente la hazañosa empresa del castillo de Milagro, de que el arzobispo D. Rodrigo fué á la vez héroe é historiador. Acantonado en Calatrava la Vieja con los freiles durante el crudo invierno de 1214, sosteniéndolos con su caridad y esfuerzo, construyó sobre el camino aquel fuerte para contener á los invasores, activó su fábrica á pesar de las lluvias é inundaciones, y cuando en ausencia suya atacaron los nacientes muros dos mil sarracenos valerosamente rechazados por la escasa guarnición á costa de su sangre, envió gente de refresco á relevarla é hizo traer á Toledo los heridos. Nada más se sabe del castillo; pero ni la aparente semejanza de los nombres derivados de raíz bien distinta, ni la llanura del sitio nada á propósito para fortalezas, apoyan bastante su identidad con Almagro. Lo cierto parece que la villa, pues de ella no existe anterior memoria, se pobló después del triunfo de las Navas, aunque con tal rapidez que en el reinado de Enrique I, si los datos no exageran, contenía ya setenta familias hidalgas, y en los de San Fernando y Alfonso X más de trescientas; de suerte que en 1285 dió permiso el maestre Rui Pérez Ponce para construir cuatro ó más hornos por no bastar uno á los vecinos. Ya en 1273 Alfonso el Sabio, puesto en observación de los hostiles intentos de los ricoshombres refugiados en Granada, juzgó digna á la población de reunir en su seno las cortes, donde se redujo á dos años el tributo impuesto por cuatro años á los quejosos pueblos.

Los maestres ejercieron sobre Almagro tan solícita protec

ción como plena autoridad: establecieron y reformaron según los tiempos su régimen municipal (1), colmáronla de privilegios, le obtuvieron la merced de las famosas ferias que aún hoy día vivifican su comercio (2), hiciéronla cuartel general de sus frecuentes expediciones. Cualquier otro poder era desconocido en aquel recinto: tan sólo la temeridad del rey D. Pedro pudo allí prender á D. Juan Núñez de Prado que sentado á su mesa magníficamente le hospedaba, y aterrar á los vecinos con amenaza de muerte, y dictar á la asamblea la deposición afrentosa de su jefe y la elección de Padilla (3). No así en otras ocasiones: Al

(1) Por cédula de 2 de Marzo de 1433 mandó el maestre D. Luís de Guzmán que en adelante no hubiese en la villa alcaldes, jurados ni mayordomos perpetuos, sino anuales, que hubiesen de tener caballos y armas los que obtuvieran dichos cargos, que fuesen elegidos por sorteo en el día de San Miguel pasando en seguida los designados al palacio maestral para prestar el juramento en la iglesia de San Benito, y que al fin del año diesen cuenta y razón del desempeño de su oficio.

(2) Concedióselas Enrique II hallándose en Burgos á 8 de Agosto de 1372. siendo de notar en su privilego las siguientes cláusulas: «atendida la voluntad que avemos que la villa de Almagro sea mas rica, mas noble e abondada, e por fazer bien e merced á los caballeros e omes buenos e á todos los moradores que hi son ó serán de aquí adelante por siempre jamas, e ayan mas e valan mas, et porque la dicha villa se pueble mejor de cuanto está, e porque nos lo pidió por merced D. frey Pero Nuniz, maestre de la orden de la cavallería de Alcántara, tenemos por bien que en la dicha villa se fagan dos ferias cada año, la una que comience el lunes de las ochavas de pascua de resurreccion e dure tres semanas, e la otra que comience por el dia de Sta. María de agosto mediado e dure otras tres semanas.>> Obsérvese que D. Pedro Muñiz de Godoy se tituló por algún tiempo maestre de Alcántara al par que de Calatrava, pretendiendo su real favorecedor reunir en él los dos maestrazgos.

(3) Dice la crónica de Ayala que el rey envió delante con tropas de Villarreal á D. Juan de la Cerda, y que el maestre, exhortado á la resistencia por D. Pedro Muñiz, simple caballero á la sazón, no quiso faltar á su soberano: su delito con éste era abogar por la reina D.' Blanca y haberse retirado á Aragón, agregándose á lo dicho la saña de la Padilla y la ambición de su hermano, parientes del maestre Garci López, á quien D. Juan Núñez había despojado. Rades cuenta que fué preso á una seña concertada estando comiendo con el rey á la mesa, «y luego el rey mandó pregonar por la villa que so pena de muerte ninguno saliese de su casa con armas ofensivas; y como la villa no tenia tantos vecinos como agora tiene y no eran muy acostumbrados á las armas, fácilmente obedecieron al rey aunque quisieran favorecer á su maestre... Hizo luego que los pocos caballeros y clérigos que en Almagro se juntaron celebrasen capítulo, y en él fueron pucstos ciertos capitulos contra el maestre... y finalmente por las cosas que allí se le probaron con los testigos que el rey quiso presentar, fué dada sentencia de deposicion y cárcel perpetua. Luego el rey estando en capítulo hizo un razonamiento á los freiles caballe

magro resistió en 1443 al infante de Aragón D. Enrique, que á nombre del mal aconsejado Juan II venía á poner en posesión del maestrazgo á su sobrino D. Alonso contra el electo Fernando de Padilla; y esta resistencia le costó daños y talas en sus cosechas, por cuya indemnización se le dieron 17,500 maravedís. Tres años después acampaban en ella siete mil jinetes é innumerables peones, prontos á marchar á la voz del maestre Girón y del príncipe heredero D. Enrique contra el mismo soberano para arrancar de su lado á D. Álvaro de Luna; pero afortunadamente no estalló la escandalosa guerra. La situación casi rayana de la villa dió ocasión á sus naturales de ejercitarse á menudo en más útiles y gloriosas empresas contra los infieles granadinos; y no lo fué poco la de mantener limpia y segura de bandidos la vecina cordillera por medio de los Caballeros de la sierra, institución análoga á la Santa Hermandad (1).

Campiñas rasas y de singular tristeza no surcadas por río alguno, horizonte llano en la monotonía sin serlo en la extensión de la perspectiva, arrabales desparramados en torno de la mezquina cerca, á los cuales se adelanta apenas una milla con su cuadrada torre moruna el pueblo de Bolaños, harto poco previenen al viajero en favor de la capital del antiguo Campo de Calatrava. Sin embargo las despejadas calles y el caserío pintado ó blanco comunican al interior de Almagro un aspecto halagueño ya que no monumental, que contrasta con lo desapacible de los contornos, no sin fijar á cada paso la atención del artista muchas y graciosas portadas platerescas, por dentro de las cuales se divisan las columnatas de los patios. En la cuadrilonga plaza se combinan agradablemente las tradicionales galerías de madera con algunas modernas fachadas: á un extremo figura la regular

ros y clérigos, dando muchas razones por las cuales devian elegir por su maestre á D. Diego García de Padilla, su privado; y así le eligieron, no osando hacer otra cosa por temor del rey.»>

(1) Con el mismo objeto probablemente, otorgó licencia Carlos V á los vecinos de Almagro en 1541 para establecer una venta en el término de Robledo á la entrada de Sierra Morena.

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TOMO 111

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