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cuya portada ciñe sencilla moldura. Pero hacia el norte donde la desolación es más notable, al lado del grandioso hospicio de Lorenzana fundado en 1784 con los millones del benéfico arzobispo y convertido ahora en cuartel, ábrese entre dos cuadradas torres la puerta de Toledo, evocando arábigas memorias, si no

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CIUDAD REAL.-PUERTA DE UNA CASA PARTICULAR EN LA CALLE DORADA

supiéramos que el origen de la ciudad es muy posterior á la dominación de los infieles. Sus esbeltos arcos de herradura descritos por uno y otro lado dentro una grande ojiva, y la bóveda interior de fábrica puntualmente sarracena, sólo acreditan cuán en boga permanecieron entre los cristianos del siglo XIII la arquitectura y los arquitectos musulmanes. La grandeza de Ciudad Real, al penetrar en su interior, toda es apariencia: sus casas,

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TOMO III

espaciosas aunque bajas, muchas con blasón esculpido sobre la puerta, son habitadas en su mayor parte por labradores; la soledad reina en sus anchas y rectas

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calles, que se prolongan de un extremo á otro, dejando en medio baldíos hue

CIUDAD REAL.-REJA EN LA CALLE DE LA MEJORA

cos y devastados solares. Las principales por bajo de arcos desembocan en la cerrada plaza rodeada de pórticos y galerías de madera, á un lado de la cual se nota la casa de ayuntamiento, para cuya fábrica se hizo en 1534 un reparto de cien mil maravedís, aunque cincuenta añosantes se le había ya cedido como solar la habitación y tienda de Alvar Díaz. Otra más antigua con los cercanos edificios devoraron las lla

mas en 1396, sirviendo en el intermedio de punto de reunión á las asam

bleas concejiles el trascoro de la parroquia de San Pedro: diez y seis regidores aumentados luégo hasta veinticuatro, seis jurados y un corregidor formaban por aquellos tiempos su cuerpo municipal.

La disposición triangular de las tres parroquias manifiesta ya de suyo que las tres nacieron como de planta juntamente con la población y á distancias regulares para mejor repartición de sus feligresías: la de Santa María sin embargo aspira á cierta preeminencia sobre sus hermanas, apoyándola en el ferviente culto y portentosas tradiciones que rodean á su tutelar efigie de la Virgen del Prado (1). Metida en angosta calle y entre macizos contrafuertes la portada principal de forma ojiva y de ornato semi-bizantino, ella y otra puerta lateral su contemporánea parecen entregadas al olvido por el gusto del renacimiento, que al través de los árboles de un paseo campea luchando con góticas reminiscencias en las rasgadas ventanas del ábside y en la puer: ta de mediodía; la torre empero, cuya fábrica emprendió en 1551, no pasó del primer cuerpo adornado con una linda ventana. Más completo fué su triunfo en el interior de la espaciosa nave, cuyo

(1) Cuenta la leyenda que en el año 1013, yendo á Velilla (a) un caballero aragonés llamado Ramón Flóraz, abrevó su caballo en una fuente, y notando un hoyo en que el animal había hundido el pié y ensanchándolo con su acero, halló una bóveda subterránea de donde salía fragancia y luz sobrenatural, cuyo rastro le condujo hasta una imagen dorada de nuestra Señora en aquel retrete escondida. Llevósela el caballero, parando antes en Villareal cerca de Daroca, á su rey Sancho el Mayor, quien recompensándole generosamente, colocó la efigie en su oratorio y la transmitió á su hijo Fernando I de Castilla. Traída al cerco de Toledo, dió á Alfonso VI la victoria; olvidada en la campaña siguiente, permitió fuese derrotado en Zalaca; con lo cual escarmentado el príncipe, en la expedición de 1088 en que hizo tributario al rey de Córdoba, encargó á su capellán Marcelo Colino que llevase consigo la imagen. Detenido éste en Pozuelo Seco de D. Gil donde vivían ya pacíficamente algunos cristianos, y sesteando en un prado bajo unos árboles, viéronla aquellas buenas gentes y suplicaron en vano al sacerdote que se la dejara; pero ella misma, antes de llegar á Caracuel, volvió milagrosamente á aquel sitio, y mostrando su voluntad de residir allí, sc le fabricó una ermita donde empezó á ser devotamente venerada. Los anacronismos en que abunda esta leyenda depo. nen mal á favor de su autenticidad; lo cierto es que el culto de la Virgen del Prado se supone anterior á la fundación de Ciudad Real, y que se enseña una grande campana y un riquísimo vestido de la imagen como dones hechos por el santo rey Fernando, cuando pasó una temporada en Pozuelo de D. Gil con su madre doña Berenguela.

(a) En Velilla de Jiloca partido de Calatayud, no Velilla de Ebro, también de la Provincia de Zaragoza, enseñan el paraje donde dicen se halló la efigie Esta fué sacrilega y horriblemente mutilada, destrozando la silla en que estaba para dar á las piados is señoras aficionadas á vestir imágenes, el gusto de vestirla y desnudarla.

espaciosas aunque bajas, muchas con blasón esculpido sobre la puerta, son habitadas en su mayor parte por labradores; la soledad reina en sus anchas y rectas calles, que se prolongan de un extremo á otro, dejando en medio baldíos hue

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CIUDAD REAL.-REJA EN LA CALLE DE LA MEJORA

cos y devastados solares. Las principales por bajo de arcos desembocan en la cerrada plaza rodeada de pórticos y galerías de madera, á un lado de la cual se nota la casa de ayuntamiento,

para cuya fábrica se hizo en 1534 un reparto de cien mil maravedís, aunque

cincuenta añosantes

se le había

ya

cedi

do como solar la habitación y tienda de Alvar Díaz. Otra más antigua con los cercanos edificios devoraron las lla

mas en 1396, sirviendo en el inter

de medio de punto reunión á las asam

bleas concejiles el trascoro de la parroquia de San Pedro: diez y seis regidores aumentados luégo hasta veinticuatro, seis jurados y un corregidor formaban por aquellos tiempos su cuerpo municipal.

La disposición triangular de las tres parroquias manifiesta ya de suyo que las tres nacieron como de planta juntamente con la población y á distancias regulares para mejor repartición de sus feligresías: la de Santa María sin embargo aspira á cierta preeminencia sobre sus hermanas, apoyándola en el ferviente culto y portentosas tradiciones que rodean á su tutelar efigie de la Virgen del Prado (1). Metida en angosta calle y entre macizos contrafuertes la portada principal de forma ojiva y de ornato semi-bizantino, ella y otra puerta lateral su contemporánea parecen entregadas al olvido por el gusto del renacimiento, que al través de los árboles de un paseo campea luchando con góticas reminiscencias en las rasgadas ventanas del ábside y en la puerta de mediodía; la torre empero, cuya fábrica emprendió en 1551, no pasó del primer cuerpo adornado con una linda ventana. Más completo fué su triunfo en el interior de la espaciosa nave, cuyo

(1) Cuenta la leyenda que en el año 1013, yendo á Velilla (a) un caballero aragonés llamado Ramón Flóraz, abrevó su caballo en una fuente, y notando un hoyo en que el animal había hundido el pié y ensanchándolo con su acero, halló una bóveda subterránea de donde salía fragancia y luz sobrenatural, cuyo rastro le condujo hasta una imagen dorada de nuestra Señora en aquel retrete escondida. Llevósela el caballero, parando antes en Villareal cerca de Daroca, á su rey Sancho el Mayor, quien recompensándole generosamente, colocó la efigie en su oratorio y la transmitió á su hijo Fernando I de Castilla. Traída al cerco de Toledo, dió á Alfonso VI la victoria; olvidada en la campaña siguiente, permitió fuese derrotado en Zalaca; con lo cual escarmentado el príncipe, en la expedición de 1088 en que hizo tributario al rey de Córdoba, encargó á su capellán Marcelo Colino que llevase consigo la imagen. Detenido éste en Pozuelo Seco de D. Gil donde vivían pacíficamente algunos cristianos, y sesteando en un prado bajo unos árboles, viéronla aquellas buenas gentes y suplicaron en vano al sacerdote que se la dejara; pero ella misma, antes de llegar á Caracuel, volvió milagrosamente á aquel sitio, y mostrando su voluntad de residir allí, sc le fabricó una ermita donde empezó á ser devotamente venerada. Los anacronismos en que abunda esta leyenda deponen mal á favor de su autenticidad; lo cierto es que el culto de la Virgen del Prado se supone anterior á la fundación de Ciudad Real, y que se enseña una grande campana y un riquísimo vestido de la imagen como dones hechos por el santo rey Fernando, cuando pasó una temporada en Pozuelo de D. Gil con su madre doña Berenguela.

(a) En Velilla de Jiloca partido de Calatayud, no Velilla de Ebro, también de la Provincia de Zaragoza, enseñan el paraje donde dicen se halló la efigie Esta fué sacrilega y horriblemente mutilada, destrozando la silla en que estaba para dar á las piados is señoras aficionadas á vestir imágenes, el gusto de vestirla y desnudarla.

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