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A todo esto se añadiría, para completar el número de sus taras hereditarias, su fe judaica, o la condición de marrano si la hubiera abjurado. Vestido con una librea multicolor 1, al sonido de un tambor, de una trompeta y de una flauta, Juan de Valladolid vagaba de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, festejado de unos, escarnecido de otros, tan pronto cubierto de regalos como de befas, tan pronto saludado con aplausos como acusado de las acciones más viles y degradantes. Ninguna noticia directa de estos viajes se encuentra en la historia ni en las crónicas del siglo XV; pero la cronología y las vicisitudes de ellos pueden ser reconstituídas con los indicios esparcidos en su breve Cancionero juglaresco 2, en las Coplas que Gómez Manrique le dirigió 3 y, sobre todo, con los datos que nos suministra el Cancionero de su rival Antón de Montoro, el mordaz y cáustico ropero de Córdoba. Le encontramos en 1455 en Córdoba en el séquito del marqués de Villena, acaso en las bodas de Enrique IV 5, y poco después en la corte de Navarra 6. En 1458 estaba en Ferrara engrosando las filas de bufones y de juglares de que se rodeaba Borso d'Este, y a Borso pedía «cum instantia» una carta de presentación para el duque de Milán, ostentando su cualidad de «huomo e cortegiano de la Maiestá del re di Ragona e di Navarra», y también la de «poeta hispano et vulgare secondo lui». Algunos días después, Juan de Valladolid estaba en la corte de Mantua, donde se hace notar entre los enanos, bufones, cantores y juglares". Así nos lo dice una carta del marqués Ludovico Gonzaga a Francisco Sforza del 22 de octubre de 1458: «L' è stato qui cum meco alcuni zorni el portator presente, messer Zohanne, poeta vulgar spagnolo, el quale si per riverentia de la Maiestá de re Ferrando, del qual dice esser famiglio e servitore, si per le virtude sue e per la prompteza del dire improviso in rima

1 Si es a él a quien se dirige la alusión de Antón de Montoro:

Decid, amigo, ¿sois flor...,

gayo o martín pescador...,
o tamboril o trompeta,

o menestrilo faraute,

o bancal, poyal o arqueta,
o tanedor de flaute?

2 En el Cancionero de Nicolás de Herberay (cfr. GALLARDO, Ensayo, I, 555), de Juan Fernández de Ixar (GALLARDO, Ensayo, I, 588) y en el Cancionero general, c. 194b y sigs. de la edición toledana de Hernando del Castillo, 1520, reproducida en fototipia por Archer M. Huntington en la colección de la Hispanic Society of America.

3 GÓMEZ MANRIQUE, Cancionero, edic. de D. Antonio Paz y Melia, Madrid, 1886 (Escrit. Cast., XXXVI a XXXIX).

4

5

6

ANTÓN DE MONTORO, Cancionero, edic. de E. Cotarelo y Mori, Madrid, 1900.

MENÉNDEZ PIDAL, Op. cit., pág. 424.

MENÉNDEZ PIDAL, Op. cit., pág. 476.

7 G. BERTONI, Buffoni alla corte di Ferrara, en el volumen Poesie, leggende, costumanse del M. Evo, págs. 203 y sigs.

8 La carta es indicada por E. MOTTA, Giovanni de Valladolid alle corti di Mantova e di Milano (1458-1473), en el Archivio Storico Lombardo, 1890, XVIII, 938, y después recogida por B. CROCE, La Spagna nella vita italiana durante la Rinascenza, 1914, págs. 49-50, y por R. MENÉNDEZ PIDAL, Op. cit., pág. 477.

9 Cfr. A. Luzio y R. RENIER, Buffoni, nani e schiavi ai tempi d' Isabella d' Este, en la Nueva Antologia, serie tercera, XXXIV, 618; XXXV, 112.

ben en lingua spagnola, ho visto voluntera.» Cuatro años después, este inquieto marrano se encuentra aún entre los juglares de Francisco Sforza y obtiene de él una nueva carta de presentación para los Gonzaga de Mantua (23 de enero de 1462). La carta es graciosa por una bizarra enumeración de las artes juglarescas que iba ostentando el truhán 1:

«Zovane Vaglidolit, spagnolo, exhibitore presente, è stato qua et factomi dire como lui sa incantare la grandine, pregandone lo vogliamo raccomandare alla V. Signoria a la quale al presente se transferisce. Sichè per l'opera quale dice sapere fare, lo racomando alla V. Signria. Dice anchora luy essere poeta vulgare et molto delectarsi in soneti, como la Sigria V. poterà intendere, che siamo certi ne haverà grandissimo piacere». Mas parece que la improvisación poética y los conjuros contra el granizo no habían procurado al andariego juglar el éxito que él se prometía, puesto que pocos años después le encontramos de nuevo en España de vuelta de su peregrinación italiana. El Jueves Santo de 1470 (19 de abril) se concedía indulgencia general a los peregrinos a la Seo de Valencia. «A la qual perdonanza recuerda un Diario de entonces vengueron molta notable gent e de grans senyors de Aragó, de Castilla e de altres partes; e de Castella vengue la senyora germana de la senyora reyna dona Johana, comtes e compteses e de grans senyors» 2. ¿Puede faltar en esta reunión de príncipes y de señores nuestro juglar? Hele aquí infatigable el Viernes Santo en el umbral de la iglesia. El conde de Paredes, que lo vió allí, describe en algunas coplas burlescas, que se encuentran en el Cancionero general, cómo ante aquella aparición del grotesco marrano, todas las santas imágenes y los santos ritos se habían como transfigurado en ritos y en tradiciones judaicas 3. Hasta la Bula pontificia semejaba un trozo del Talmud:

--

La Bula del Padre Santo

dada por nuestra salud,

metida so vuestro manto,

se tornó con gran quebranto
escritura de Talmud.

Y hasta la medalla de estaño que cada peregrino llevaba cosida a la gorra parecía convertirse en la rodaja de paño amarillo que los hebreos llevaban sobre el pecho:

Posistes vos de partida en ese lunes primero, faziendo mucho el romero, una chapa en el sombrero,

muy redonda, bien cosida.

Dízese qu'era d'estaño,
veá qué milagroso fecho!
Ella se tornó de paño
colorado muy extraño
y saltovos en el pecho.

1 Todos estos documentos son indicados por Motta en el artículo citado.

2 Diario del capellán de Alfonso V, citado por MENÉNDEZ PIDAL, Op. cit., pág. 477.

3 Coplas del conde de Paredes a Juan Poeta en una perdonança en Valencia, en el Cancionero general, edic. cit., c. 194b.

Para dar un manifiesto y solemne mentís a estos signos de su inequívoco judaísmo, al mismo tiempo que para dar nueva expansión a su espíritu inquieto, Juan Poeta pensó entonces realizar una peregrinación a los Santos Lugares. Pero durante la travesía fué asaltado y hecho prisionero por los piratas sarracenos y conducido a Marruecos en esclavitud. De este acontecimiento se adueñó en seguida la musa mordaz de los dos nobles hermanos Gómez Manrique y Rodrigo Manrique, conde de Paredes, para lanzar nuevas befas y nuevas ironías contra el desventurado marrano 1. El conde de Paredes se regocija imaginando la multitud de sarracenos que debían agruparse alrededor del marrano prisionero y la desenvoltura con que éste, ante aquellos infieles, abjura y nuevamente cambia su religión, proclamando

como varón que tenía
nuestra fe en el calçonar:
¡Biva, biva Mahomad!

Obtenido

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quién sabe cómo

¡Más vale casa de Meca
que no la corte de Roma!

el rescate, Juan de Valladolid va de nuevo a Italia. En el Cancionero general están comprendidas algunas «coplas de Ribera a Juan Poeta estando los dos en Nápoles» 2. Suero de Ribera finge encontrarse a su andariego compatriota por las calles de Nápoles, y mientras pasean le da las más recientes «nuevas de Castilla»: las noticias del padre y de la familia, las burlas y las acusaciones que van esparciendo Antón de Montoro, el comendador Román y los otros poetas de la corte de Castilla. En junio de 1473, el rey Fernando de Nápoles da una nueva carta de recomendación a Juan de Valladolid, que la quería para presentarla en las cortes de Mantua y de Milán 3, y esta carta le define: «homo de singolare ingenio e de bona pratica cortesana»; y otra análoga le escribió la duquesa de Calabria, Ippolita Sforza, para su hermano Galeazzo María:

«Messere Zohan, poeta vulgare castiglyano, nanze la nostra partita da la patria, venne visitare la Ilma segnoria del condam prencepo nostro padre et fo da quella accarezzato et donato secondo el suo costumo; hora por tal memoria vene a fare reverentia a V. Ilma S.» 4.

Pero no parece que Juan Poeta se entretuviera mucho tiempo, sin embargo, en la corte del Moro, célebre por el fasto y esplendor de las fiestas y de las representaciones escénicas. En 1477 estaba probablemente en

1 Otras trobas de Gómez Manrique a Juan Poeta quando le cativaron los moros dallende, en el Cancionero de Gómez Manrique, edic. de Paz y Melia, II, 119 (n. LXXX); Coplas del conde de Paredes a Juan Poeta quando le captivaron los moros de Fez, en el Cancionero general (edic. de 1520), c. 196. Cancionero de obras de burlas, c. 199.

2

3 La carta del rey Fernando está publicada en el Bibliófilo, Bolonia, 1886, pág. 68.

4 Edic. de E. MOTTA, artículo citado en el Archivio Storico Lombardo, XVII, 938.

Sevilla en el séquito de Isabel la Católica, y allí tiene un nuevo altercado con Antón de Montoro, el cual le acusaba de haberse apropiado una canción suya en loor de la reina:

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Esta es la última memoria que se conserva del extraño e inquieto poeta.

II

Estos hechos que la sagacidad de los historiadores de la literatura española, especialmente la de Menéndez Pidal, ha puesto en claro, sobrepujando la incertidumbre y la oscuridad de las alusiones de los Cancioneros, son casi suficientes para reconstituir el carácter del juglar de Valladolid, pero son demasiado escasos para reconstruir sus largas y diversas vicisitudes. Puesto que los primeros datos pertenecen al año 1453, permanece en la sombra la parte más conspicua de la vida de Juan de Valladolid, el cual debió nacer en los primeros años del siglo. Su rival, Antón de Montoro, nació en 1404; uno de los que se mofaban de él, Gómez Manrique, nació en 1412, y Gómez Manrique era bastante más joven que su hermano Rodrigo, conde de Paredes, que se divertía en unir nuevas befas a las de los otros detractores de Juan Poeta. Nos faltan, pues, noticias, por lo menos, de otros cincuenta años de la vida de Juan de Valladolid. Algunas alusiones de sus rivales nos dejan entrever la miseria y las privaciones de su infancia, transcurrida entre las inmundicias de una taberna. Algunas otras alusiones, hacia la mitad del siglo, nos transportan de un salto al pie del trono de Juan II, en pleno esplendor de la corte de Castilla. El hijo de un mercader de hierro viejo y de una «criada de mesonero» es proclamado por el rey de Nápoles nada menos que «homo de bona pratica cortesana». Cómo Juan de Valladolid había pasado los decenios que van desde la oscura juventud a la madurez nos lo aclaran algunos documentos del archivo de Palermo, que hasta ahora se habían escapado a los investigadores. Se ocupan casi enteramente del curso de aquellos años, a los cuales se extiende el misterio y el olvido (1422-1444), e iluminan con luz repentina algunos nuevos aspectos de la multiforme personalidad del trovador castellano. El fantástico poeta, con el cual Antón de Montoro no tenía segura ni siquiera

1 Cfr. MENÉNDEZ PELAYO, Op. cit., VI, 28; MENÉNDEZ PIDAL, Op. cit., pág. 426. Acaso en esta misma ocasión otro rimador parangona a Juan de Valladolid con un bufón del Rey Católico, llamado Alegre, del cual conocemos un tabardo de carmesí ahorrado en damasco, que le fué regalado en una fiesta; MENÉNDEZ PIDAL, Op. cit., págs. 96 y 426.

la vajilla de la Reina Católica, era en 1422 nada menos que «scriptor et officialis in regia dohana» en la ciudad de Palermo y habitaba, naturalmente, en Palermo. Mas, probablemente porque estaba ocupado en otras cosas distintas de las de la aduana palermitana, un decreto del virrey (5 de mayo de 1422) le autoriza para hacerse sustituir en aquel empleo por alguna «suficiente e idonea persona» 1. Otro decreto, fechado en Trápani (5 de febrero de1425), y firmado por el infante Pedro de Aragón, virrey de Sicilia, asigna a Juan de Valladolid, que sigue habitando en Palermo y siendo <scriptor dohane», una renta anual de cinco onzas de oro a cargo de la entrada de la gabela de la bucceria (carnicería) de Juan de Randazzo, en la Marina de Palermo, próxima al Steri. Esta remuneración está fijada en consideración a los servicios que Juan de Valladolid ha prestado hasta este momento en la regia curia y a los que en lo futuro prestará, los cuales serán <<Deo dante... meliora» 2. Pero como la gabela de la bucceria estaba agotada y sus rentas dedicadas a otros usos, se establecía que las mensualidades correspondientes a Juan «de Valle de Olith» (dos onzas y 25 tarenos) fuesen pagadas de otra manera 3.

Los privilegios consignados en los dos documentos de 1425 fueron confirmados con más solemnidad en un decreto firmado por el rey mismo, Alfonso V de Aragón, en Palermo (3 de diciembre de 1434), y provisto del sello real. Aquí la concesión es todavía mayor, porque Alfonso V de Aragón dispone que la renta anual de cinco onzas sea asegurada durante toda su vida a Juan de Valladolid, y después de su muerte sea transmitida a su hija Baltasara1. En 1438 la gabela de la bucceria era cedida a otro, pero dos nuevos decretos del virrey 5 probaron que los derechos ya reconocidos a Juan de Valladolid y a su hija permanecían íntegros e intactos, ordenando la continuación del pago de las cinco onzas anuales «sine dubio et contradicione» (26 de febrero, 10 de marzo de 1438). El mismo privilegio es confirmado en un decreto de dos años después (7 de febrero de 1440), y hecho aún más preciso, indicando el modo y la fecha del pago mensual de aquella renta 6. Juan de Valladolid seguía viviendo en Palermo y acaso no lejos del Steri, el majestuoso e imponente edificio donde residían las oficinas del virrey, en las cercanías de aquella misma bucceria, a la que hacía producir todos los años cinco onzas de oro. El empleo que había conseguido y tal vez conservaba en la administración del vicerreinato era el de «scriptor dohane et secrecie urbis Panormi». Un nuevo y más extenso documento del 1444 describe minuciosamente la práctica de este em

1 Docomento I.

2 Documento II.

3 Documento III.

4 Documento IV B.

5 Documento IV C y documento V.

6 Documento VI.

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