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hallaron un cangrejo vivo, el cual guardó el Almirante, y dice que aquellas fueron señales ciertas de tierra, porque no se hallan ochenta leguas de tierra: el agua de la mar hallaban menos salada desde que salieron de las Canarias, los aires siempre mas suaves; iban muy alegres todos, y los navíos quien mas podia andar andaba por ver primero tierra; vieron muchas toninas, y los de la Niña mataron una. Dice aquí el Almirante que aquellas señales eran del Poniente, donde espero en aquel alto Dios en cuyas manos estan todas las victorias que muy presto nos dará tierra. En aquella mañana dice que vido una ave blanca que se llama Rabo de junco, que no suele dormir en la mar.

Martes 18 de Setiembre.

Navegó aquel dia con su noche, y andarian mas de cincuenta y cinco leguas, pero no asentó sino cuarenta y ocho, llevaba todos estos dias mar muy bonanza, como en el rio de Sevilla. Este dia Martin Alonso con la Pinta, que era gran velera, no esperó, porque dijo al Almirante desde su carabela que habia visto gran multitud de aves ir hácia el Poniente, y que aquella noche esperaba ver tierra, y por eso andaba tanto. Apareció á la parte del Norte una gran cerrazon, qués señal de estar sobre la

tierra.

mero que observó las declinaciones del imán fuese Sebastian Caboto, que no salió á descubrir hasta el año 1497 con permiso del Rey de Inglaterra Enrique vn, suponiendo que publicó esta novedad el año de 1549; y que otros la atribuyan á un tal Criñon, piloto de Dieppe, hácia el año 1534. Nuestro erudito Feijoó incurrió en este error, y lo sostuvo, tomándolo, segun dice, de Mr. Fontenelle en su historia de la Real Academia de Ciencias del año 1712. (Teat. Crit. tom. 5.o, Disc. XI, y Carta v del tomo 1.°) El P. Fournier (Hidrog. lib. x1, cap. 10.) atribuye la primacia de aquella observacion á Caboto y á Gonzalo Fernandez de Oviedo, sin duda porque habló de ella en el lib. 2.o, cap. II. de su Historia general de las Indias. Asi se ha procurado obscurecer el mérito de Colon hasta en las observaciones que eran propias de su situacion é hijas de su meditacion y conocimientos.

Las rompientes les demoraban al Oeste, á veinte leguas de distancia.

Miercoles 19 de Setiembre.

Navegó su camino, y entre dia y noche andaria veinte y cinco leguas, porque tuvieron calma; escribió veinte dos. Este dia á las diez horas vino á la nao un alcatraz,

y

y

á la tarde vieron otro, que no suelen apartarse veinte leguas de tierra; vinieron unos llovizneros sin viento, lo que es señal cierta de tierra; no quiso detenerse barloventeando el Almirante para averiguar si habia tierra; mas de que tuvo por cierto que á la banda del Norte y del Sur habia algunas islas, como en la verdad lo estaban y él iba por medio dellas; porque su voluntad era de seguir adelante hasta las Indias, y el tiempo es bueno, porque placiendo á Dios á la vuelta se veria todo: estas son sus palabras.... Aquí descubrieron sus puntos los pilotos: el de la Niña se hallaba de las Canarias cuatrocientas cuarenta leguas: el de la Pinta cuatrocientas veinte : el de la donde iba el Almirante cuatrocientas justas 2.

Jueves 20 de Setiembre.

Navegó este dia al Oueste cuarta del Norueste, y á la media partida, porque se mudaron muchos vientos con la calma que habia; andarian hasta siete ó ocho,leguas. Vinieron á la nao dos alcatrazes, y despues otró, que fue señal de estar cerca de tierra, y vieron mucha yerba, aunque el dia pasado no habian visto della. Tomaron un pájaro con la mano que era como un garjao; era pájaro de rio y no de mar, los pies tenia como gaviota: vinieron al navío en amaneciendo dos ó tres pajaritos de tierra cantando, y despues antes del sol salido desaparecieron ; despues vino un alcatraz, venia del Ouesnorueste, iba al Sueste, que era señal que dejaba la tierra al Quesnorueste, porque estas aves duermen en tierra y por la mañana van á la mar á buscar su vida, y no se alejan veinte leguas.

I Estaban como á diez leguas de las rompientes.

2

Es exacta la distancia que señala el Almirante.

Viernes 21 de Setiembre.

Aquel dia fue todo lo mas calma, y despues algun viento: andarian entre dia y noche dello á la via, y dello no hasta trece leguas; en amaneciendo hallaron tanta yerba que parecia ser la mar cuajada de ella, y venia del Oueste: vieron un alcatraz, la mar muy llana como un rio, y los aires los mejores del mundo. Vieron una ballena, que es señal que estaban cerca de tierra, porque siempre andan cerca 1.

Sabado 22 de Setiembre.

Navegó al Quesnorueste mas o menos, acostándose á una y otra parte; andarian treinta leguas; no veian casi yerba; vieron unas pardelas y otra ave: dice aquí el Almirante, mucho me fue necesario este viento contrario, porque mi gente andaban muy estimulados que pensaban que no ventaban estos mares vientos para volver á España: por un pedazo de dia no hubo yerba, despues muy

espesa.

Domingo 23 de Setiembre.

Navegó al Norueste, y á las veces á la cuarta del Norte, y á las veces á su camino, que era el Oueste y andaria hasta veinte y dos leguas: vieron una tórtola y un alcatraz, y otro pajarito de rio, y otras aves blancas : las yerbas eran muchas, y hallaban cangrejos en ellas, y como Ja mar estuviese mansa y llana murmuraba la gente diciendo: que pues por allí no habia mar grande que nunca ventaría para volver á España; pero despues alzóse mucho la mar y sin viento, que los asombraba, por lo cual dice aquí el Almirante: asi que muy necesario me fue la mar alta, que no pareció, salvo el tiempo de los judíos cuando salieron de Egipto contra Moysen que los sacaba de captiverio.

I Es muy fundado el juicio del Almirante, pues navegaba por el Norte de las dichas rompientes, á cuatro leguas de distancia.

Aqui comienza á murmurar la gente del largo viage. Casas,

Lunes 24 de Setiembre.

Navegó á su camino al Oueste dia y noche, y andarian catorce leguas y media, contó doce, vino al navío un alcatraz, y vieron muchas pardelas.

Martes 25 de Setiembre.

Este dia hubo mucha calma, y despues ventó; y fueron su camino al Oueste hasta la noche. Iba hablando el Almirante con Martin Alonso Pinzon, capitan de la otra carabela Pinta, sobre una carta que le habia enviado tres dias hacia á la carabela, donde segun parece tenia pintadas el Almirante ciertas islas por aquella mar, y decia Martin Alonso que estaban en aquella comarca, y respondia el Almirante que asi le parecia á él; pero puesto que no hubiesen dado con ellas lo debia haber causado las corrientes que siempre habian echado los navíos al Nordeste, y que no habian andado tanto como los pilotos decian; y estando en esto dijo el Almirante que le enviase la carta dicha, y enviada con alguna cuerda comenzó el Almirante á cartear en ella con su piloto y marineros; al sol puesto subió el Martin Alonso en la popa de su navío, y con mucha alegría llamó al Almirante pidiéndole albri cias que via tierra, y cuando se lo oyó decir con afirmacion el Almirante, dice que se echó á dar gracias á nuestro

la

I Esta carta delineada por el Almirante no podia dejar de ser como que Paulo Toscanelli, médico florentin y célebre astrónomo de su tiempo, envió á Lisboa en 1474. Comprendia desde el Norte de la Irlanda hasta el fin de Guinea, con todas las islas que estan situadas en este viage, y hacia el Occidente se representaba el principio de la Indía con las islas y lugares por donde se podria andar. Colon vió esta carta y su lectura de las relaciones de los viageros, especialmente de Marco Polo, le confirmó en la idea de hallar por el Occidente la misma India adonde ellos habian ido por la parte oriental. Por esta causa la situacion de las costas é islas tomada de noticias tan vagas debia ser muy imperfecta é inexacta, como lo era tambien en el planisferio de Martin de Behem, construido en 1492.

2 Alegron de tierra por Martin Alonso, pero no lo era. Casas.

Señor de rodillas, y el Martin Alonso decia, Gloria in excelsis Deo con su gente, lo mismo hizo la gente del Almirante, y los de la Niña subiéronse todos sobre el mastel y en la jarcia, y todos afirmaron que era tierra, y al Almirante así pareció, y que habria á ella veinte y cinco leguas: estuvieron hasta la noche afirmando todos ser tierra; mandó el Almirante dejar su camino que era el Oueste, y que fuesen todos al Sudueste, á donde habia parecido la tierra: habrian andado aquel dia al Oueste cuatro leguas y media, y en la noche al Sudeste diez y siete leguas, que son veinte y una, puesto que decia á la gente trece leguas, porque siempre fingia á la gente que hacia poco camino porque no les pareciese largo; por manera que escribió por dos caminos aquel viage, el menor fue el fingido, y el mayor el verdadero; anduvo la mar muy llana, lo cual se echaron á nadar muchos marineros; vieron muchos dorados y otros peces.

por

Miercoles 26 de Setiembre.

Navegó á su camino al Oueste hasta despues de medio dia. De allí fueron al Sudueste hasta conocer que lo que decian que habia sido tierra no lo era sino cielo: anduvieron dia y noche treinta y una leguas, y contó á la gente veinte y cuatro. La mar era como un rio, los aires dulces y suavísimos.

Jueves 27 de Setiembre.

Navegó á su via al Oueste, anduvo entre dia y noche veinte y cuatro leguas, contó á la gente veinte leguas: vinieron muchos dorados, mataron uno, vieron un rabo de junco.

Viernes 28 de Setiembre.

Navegó á su camino al Queste, anduvieron dia y no. che con calmas catorce leguas, contaron trece: hallaron poca yerba, tomaron dos peces dorados, y en los otros navíos mas.

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