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náutica y en la cosmografía, propendian á intentar nuevos descubrimientos. Asi es que los Pinzones eran ya ve cinos ricos de la villa de Palos, reputados por grandes hombres de mar, especialmente Martin Alonso, que auxilió poderosamente á Colon para llevar al cabo su proyecto. La fábula de que un piloto de Huelva, llamado Alonso Sanchez, navegando de España á las Canarias cerca del año 1484, fue arrojado por una tormenta hasta la isla de Santo Domingo, y que volviendo á la Tercera comunicó á Colon su viage y derrotero, la oyó contar el Inca Garcilaso á su padre, que sirvió á los Reyes-Ca tólicos, y á los contemporáneos de los primeros descubridores y conquistadores Del Inca la tomaron D. Bernardo Alderete, Rodrigo Caro, D. Juan de Solórzano, D. Fernando Pizarro y otros posteriores. Francisco de Gomara y el P. Josef de Acosta refirieron el suceso sin citar al descubridor 3. Gonzalo Fernandez de Oviedo tu vo esta narracion por falsa, ó por un cuento que corria entre la gente vulgar. Pudo ser asi respecto á la perso na de Alonso Sanchez y á las circunstancias de su viage; pero Fr. Bartolomé de las Casas, que tuvo á la vista unos libros de memorias, escritos por el mismo Cristóbal Colon, refiere que tratando en ellos de los indicios que habia tenido de tierras al occidente por varios pilotos y marineros portugueses y castellanos, citaba entre otros á un Pedro Velasco, vecino de Palos, que le afirmó en el monasterio de la Rábida habia partido del Fayal, y andado 150 leguas por la mar, descubriendo á la vuelta la isla de Flores; á un marinero tuerto que hallándose en el puerto de Santa María, y á otro gallego, que estando

1 Inca Garcil. Coment. Reales, lib. 1, cap. 3.

2

lib.

Alderete, Varias antigüed. de España, lib. 4, cap. 17, p. 567. Caro, Antigüed., lib. 3, cap. 76, fol. 207 v. Solórzano, Indiarum Jure, tom. 1, lib. 1.o, cap. 5.. Pizarro, Varones ilustres del Nue vo Mundo, cap. 2.

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3 Gomara, Hist. de las Indias, cap. 13. Acosta, Hist. nat. de las Ind., lib. 1.o, cap. 19.

4 Oviedo, Hist. gen.

de Ind., lib. 2, cap. 2.

en Murcia le hablaron de un viage que habian hecho á Irlanda, y que desviados de su derrota navegaron tanto al NO, que avistaron una tierra que imaginaron ser la Tartaria, y era Terranova ó la tierra de los Bacallaos; la cual fueron á reconocer en diversos tiempos dos hijos del capitan que descubrió la isla Tercera, llamados Miguel y Gaspar Cortereal, que se perdieron uno despues del otro. Añade Casas, que los primeros que fueron á descubrir y poblar la isla Española (á quienes él trató) habian oido á los naturales que pocos años antes que llegasen habian aportado alli otros hombres blancos y barbados como ellos. Los vascongados pretenden tambien haber descubierto un paisano suyo, que se llamaba Juan de Echaide, los bancos de Terranova muchos años antes que se conociese el nuevo mundo 2. Todo esto prueba por lo menos que los castellanos de la costa Cantábrica y los andaluces navegaban con intrepidez engolfándose en el Océano, y que Colon no se desdeñó de oir sus relaciones para comprobar con ellas sus conjeturas y raciocinios. Asi lo indican tambien dos escritores que por coetáneos de Colon y de su misma patria merecen nuestra atencion. Antonio Gallo, que vivia en 1499, escribió sobre la navegacion de Colon un breve comentario que publicó Muratori; y Agustin Justiniani, religioso dominico y obispo de Nevio en Córcega, reasumió la vida del almirante en una exposicion sobre los salmos que imprimió en Génova el año 1516. Ambos aseguran que estando Bartolomé Colon en Lisboa, y oyendo las relaciones de

I Casas, Hist. de Ind., lib. 1, caps. 13 y 14.

2

Diccion. geog.-hist., tom. 1, pág. 331, y tom. 11, pág. 313.

3 Muratori, Rerum Italic., tom. xx111, fol 302, imp. año 1733.El Dr. D. Josef Cevallos en su dictámen sobre la Huelva ilustrada del Lic. Mora.

4 La idea de este prelado parece que fue dar una biblia políglota, aun antes que lo pensase nuestro célebre cardenal Cisneros. Empezó por el salterio octaplo, que imprimió en Génova con no comun magnificencia el año 1516; y en la exposicion del salmo 18, á las palabras et in fines orbis terrae verba eorum, hace un compendio de la vida de Colon y de sus descubrimientos, donde entre otras cosas dice que este se alababa

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los navegantes, fué el primero que concibió la idea de los descubrimientos de occidente, y la comunicó á su hermano Cristóbal, que no era tan habil ni experto, pero que luego la promovió y ejecutó con constancia y buen éxito. Esta primacía en la idea ó proyecto de navegar á la India por la direccion ó rumbo del poniente, de que quieren despojar á Cristóbal Colon dos escritores coetáneos y paisanos suyos, está apoyada en su favor por el testimonio unánime de los historiadores españoles, entre los cuales merece mucha fe el obispo Casas, que conoció á los dos hermanos, de quienes conservaba varios papeles de su propia letra : y sobre todo los Reyes-católicos, que no podian dejar de saber lo cierto, decian al almirante en 16 de Agosto de 1494:,, una de las principales » cosas porque esto (su primer descubrimiento) nos ha placido tanto, es por ser inventada, principiada é habi,, da "Lo mismo por vuestra mano, trabajo é industria." indicaron en otras cartas, lo mismo confirman las de Paulo Toscanelli, escritas diez y ocho años antes del primer viage', y todo es análogo á lo que refieren D. Hernando Colon y Casas de haber enseñado el almirante á su hermano la profesion náutica *. Por otra parte los estudios que el mismo almirante decia haber hecho en todas escrituras, cosmografía, historias, corónicas, filosofía y de otras artes; en marinería, astrología, geometría y aritmética; su habilidad en el dibujo y para trazar cartas y esferas, y su trato con gente sabia de varias sectas y naciones, manifiestan que no era tan indocto como Justifrecuentemente de que era el sugeto escogido por Dios para el cumplimiento de la profecía de aquel salmo: especie que no deja de indicar el almirante en algunos de sus esrritos (Colec. Diplom. núm. 140, página 263); pero en otras noticias fué inexacto y parcial, como lo prueba D. Hernando Colon, que le censura con razon Ꭹ . severidad, añadiendo que por esta causa la república de Génova prohibió y mandó recoger aquella obra en todas partes (Vida del almirante, cap. 2.).

I Casas, lib. 1, cap. 101.

Colec. Diplom., núm. 79.

2

3

Ib. núm. 1.

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4 H. Colon, Hist. del Almirante, cap. 10. Casas, lib. 1, cap. 29. 5 Colec. Diplom., núm. 140, tom. II, pág. 262.

niani y otros le quieren suponer; y asi es que sus escritos sobre las profecías, sus relaciones, cartas y derroteros dan pruebas evidentes de haber tenido la erudicion y conocimientos indica él mismo y no eran muy generales en su tiempo.

que

31. Si por el objeto de las pragmáticas y leyes coetáneas á corregir y contener el lujo de toda especie, se puede calcular la opulencia de estos reinos, que acrecen taba el comercio activo y el entusiasmo de los descubrimientos, tambien es facil inferir cuál seria el poder de la marina militar, cuando no solo favorecian directamente las mismas leyes con premios la construccion naval, y con privilegios y exenciones la marinería, sino tambien la navegacion mercantil, procurando promover sus ganancias y utilidades. Asi se vió que en medio del tráfico continuo que tenian los castellanos con los estados septentrionales de la Europa, y con los del Mediterráneo, Adriático y Archipiélago, los reyes sostuvieron poderosas armadas para defensa de las costas de sus dominios. Por ha berse apoderado los turcos de la plaza de Otranto, enviaron en 1481 para arrojarlos de Italia una escuadra de treinta navíos, que se armaron en Vizcaya, á los que se unieron otros veinte que se habian construido en los puertos de Galicia y Andalucía. En 1486, y para socorro del rey de Nápoles, aprestaron: otra armada, que salió de Sevilla á principio de Junio, al mando de Melchor Maldonado, acompañándole muchos caballeros principales de aquella ciudad. Cuando la Reina Católica preparaba los medios de estrechar el sitio de Granada, pasó á Vizcaya en 1483, y de alli envió al Mediterráneo una armada para cortar ó evitar toda comunicacion entre los moros granadinos y los de Africa: providencia que contribuyó eficazmente al feliz y glorioso éxito que tuvo la campaña, despues de haber apresado é interceptado cuantos bajeles intentaron auxiliar ó socorrer á los moros de la península. Iguales armamentos aseguraron en 1496 las costas del Rosellon y Cataluña, amenazadas por el rey de Francia; y sin perjuicio ó menoscabo de es

por

tas atenciones, se aprestó al mismo tiempo en Laredo una escuadra de ciento y treinta embarcaciones entre: grandes y pequeñas, mandadas por personas de la mayor distincion, en la cual se embarcó la infanta archiduquesa Doña Juana para Flándes, acompañada de mas de 200 hombres de guerra ; y finalmente á instancia de la república de Venecia, que vió amenazadas sus costas, las de toda Italia y Sicilia las fuerzas navales del emperador de los turcos Bayaceto, se despachó al Gran Capitan con una armada de 52 buques, 40 infantes, 300 lan: zas y otros tantos caballos para Sicilia, y dirigiéndose desde alli al Archipiélago se apoderó de Cefalonia, comba-. tiendo gloriosamente con los turcos, y entregó la isla á los venecianos, á quienes anteriormente habia pertenecido. Esto basta para dar idea del acrecentamiento que debió á los Reyes-Católicos el poder marítimo de Castilla, del respeto que inspiraron en todo el mundo sus virtudes sublimes, sus victorias gloriosas, su discreta política, como lo decia á los mismos reyes el canónigo de Toledo Alfonso Ortiz, felicitándoles por la gloriosa conquista de Granada y venturoso principio del descubrimiento de las Indias occidentales: No hay gente tan bárbara, aunque » sea en las Indias remotas, que ya de vuestros tan prós» peros vencimientos sea ignorante.....Ca de los fines » de la tierra ha salido tal sonido de vuestra fortaleza " que ha podido ferir las orejas de todos los vivientes, poniendo pavor á los moradores de toda la tierra.""

y

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32. Tales fueron los conatos de los españoles hasta fines del siglo XV, para proporcionarse un camino mas breve para la India oriental, por donde se estableciesen directamente sus relaciones de comercio, y adquiriesen de

I

2

Ferreras, Sinop. hist., part. 11 y 12, en los años correspondientes. Los Tratados del Doctor Alonso Ortiz son cinco, el 1.o de la herida del Rey: el 2.o consolatorio á la princesa de Portugal: el 3.o una oracion á los Reyes en latin y en romance: el 4.° dos cartas mensageras á los Reyes, una de la ciudad y la otra del cabildo de la iglesia de Toledo: el 5.o contra la carta del protonotario de Lucena. Este libro, hoy muy raro, se imprimió en Sevilla el año 1493. Véase el fol. 43 v.

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