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"yo saqué, é cotejélas con las otras que escribieron el » honrado señor el doctor Chanca, é otros nobles caba»lleros que con él fueron en los viages ya dichos, que » escribieron los que fueron, de donde yo fuí informado » y escribí esto de las Indias, por cosa maravillosa é ha› zañosa que Nuestro Señor quiso demostrar en la buena » ventura é tiempo de la reina Doña Isabel, su primera » muger del rey D. Fernando." En el cap. 131, despues de hablar de las navegaciones y descubrimientos del almirante en su segundo viage, y de cuanto se murmuraba de que los gastos eran muchos y los provechos eran pocos fasta entonces: dice:,, Hobo quien fizo entender al »rey é á la reina que siempre seria mas el gasto que el »provecho; de manera que enviaron por el almirante, é » vino en Castilla en el mes de Junio de 1496, vestido » de unas ropas de color de hábito de fraile de S. Fran» cisco de observancia, é en la hechura poco menos que » hábito, é un cordon de S. Francisco por devocion 2, é »trujo consigo algunos indios, que antes que él de allí » partiese habia prendido al gran cacique de Caonoboa, » é un su hermano é á un su fijo de fasta diez años, no » en pelea, salvo que los aseguró, é despues que dijo que » los traia á ver al rey é á la reina para despues volver» los en su honra é estado. Traia á el Caonoboa é á un » su hermano de fasta treinta y cinco años, á quien puso » por nombre D. Diego, é á un mozuelo sobrino suyo, fijo del otro hermano; é murióse el Caonoboa en la mar » de dolencia ó poco placer. Traia un collar de oro el », dicho D. Diego, hermano del dicho Caonoboa, que le

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I Ninguno de los documentos que hemos visto expresa el nombre de este escritor, compañero de Colon en el segundo viage; pero nos inclinamos á creer que es el mismo Diego Alvarez Chanca, doctor médico, que segun D. Nicolas Antonio escribió una obra con el título de Commentum in parabolas divi Arnaldi de Villanova, é imprimió en Sevilla el año 1514 en folio.

2 Esto lo confirma Fr. Bartolomé de las Casas en el lib. 1, cap. 102 de su Historia, diciendo:,,Y él (almirante) porque era muy devoto de » S. Francisco vistióse de pardo, y yo le vide en Sevilla al tiempo que llegó de acá vestido cuasi como fraile de S. Francisco."

» facia el almirante poñer cuando entraba por las ciuda» des ó lugares, hecho á eslabones de cadenas, que pesa»ba seiscientos castellanos, el cual yo ví é tuve en mis » manos, é por huéspedes en mi casa al dicho señor obis"po é al almirante é al dicho D. Diego. Trujo estonce », el almirante muchas cosas de allá de las del uso de los indios. . . . ." Refiere y describe varias coronas, carátulas, cintos, collares y otras cosas, y continúa:,, Los » que de aquellos indios que trajo vinieron, presentó con » las cosas de oro que trajo al rey é la reina, de los cua» les él fue muy bien recebido, é hobieron mucho pla» cer de ver las cosas estrañas é de saber de lo descubier❞ to. é estuvo desta vez el almirante en la corte, é » en Castilla, é en Aragon mas de un año, que con las » guerras de Francia no lo podian despachar, é despues

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hobo licencia é flota é despacho de sus altezas; é es» tando él en la corte se negoció é concertó, é se dió li,,cencia á otros muchos capitanes que lo procuraron para » ir á descubrir, é fueron é descubrieron diversas islas." Tal es el carácter de sencillez y veracidad con que escribió el cura de los Palacios lo que vió, ó aquello de que tuvo verdadera relacion; y por esto ha sido muy apreciado de nuestros mejores historiadores. Por lo tocante á Indias, reasumió en catorce capítulos los acontecimientos y observaciones principales de los dos primeros viages de Colon, indicando solo alguna cosa de los tiempos posteriores, y dejando su escritura á los que se ocupaban á la sazon en proseguir los descubrimientos.

• 45.

45. Pedro Mártir de Anglería es otro de los escritores coetáneos que debe consultarse para los sucesos de los primeros viages y descubrimientos de Colon, porque le trató con intimidad aun antes de la conquista de Granada, y se halló presente en Barcelona cuando le recibieron los reyes de vuelta de su primer viage. Informábase de él mismo y de otros que le acompañaron acerca de todas las ocurrencias; y todo lo escribia diariamente segun su costumbre desde que vino á España y fué presentado reyes en Zaragoza á principios del año 1488. Por

á los

eso Fr. Bartolomé de las Casas, hablando de los escritores que refirieron los primeros sucesos de Indias, sin haberlas visto, ó con poca reflexion y conocimiento, añade: » De los cuales cerca de estas primeras cosas á ninguno » se debe dar mas fe que á Pedro Mártir, que escribió » en latin sus Décadas estando aquellos tiempos en Cas»tilla: porque lo que en ellas dijo tocante á los principios fué con diligencia del mismo almirante, descubri» dor primero, á quien habló muchas veces, y de los que » fueron en su compañía inquirido, y de los demas que aquellos viages á los principios hicieron. En las otras pertenecientes al discurso y progreso destas Indias al"gunas falsedades sus Décadas contienen." Lástima es que un hombre tan docto y aficionado á escribir fuese tan descuidado y negligente para rectificar sus narraciones y corregir sus obras, como lo demuestra D. Juan Bautista Muñoz, aconsejando la reflexion prudente con que debe procederse en su lectura, para salvar algunos errores y equivocaciones, consiguientes á la facilidad y lige, reza con que escribia. :

y

46. D. Hernando Colon era todavía niño cuando su padre comenzó los descubrimientos, y asi solo pudo acom pañarle en el cuarto y último viage, sin haber çumplido los catorce años de edad. Ya manifestaba entonces dispo siciones muy ventajosas, y en efecto llegó á ser hombre docto y curioso, que manejó despues con mucho tino discernimiento los libros y documentos de su padre, pa ra escribir la historia de su vida y de sus gloriosas empresas. Quiso con ella ilustrar la verdad de los hechos, que ya empezaba á oscurecerse en la pluma de otros escritores. Sobre el origen de la familia y patria del almirante procedió con alguna reserva, exponiendo las opiniones agenas sin declarar la suya propia. Con ella hubiera evitado tal vez las disputas y controversias que en nuestros

I Casas en el prólogo á su Historia de Indias.

2

tomo I.

Véanse las cartas de su padre en las páginas 341 y 344 de este

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tiempos han agitado muchos literatos de Italia. Igual circunspeccion guardó en algunos otros sucesos; pero en los que refiere habló siempre con verdad y exactitud, salvo alguna equivocacion fácil de discernir en buena crí tica, como lo comprobó D. Juan Bautista Muñoz. No ha podido encontrarse el original castellano de esta historia que tradujo al italiano Alfonso de Ulloa, cuya traduccion sirvió de texto á la española que publicó Barcia con tanta negligencia: y por tanto pueden aun estas leves faltas ser efecto de la incuria ó poca inteligencia de ambos traductores.

47. Mas celebridad ha tenido fuera de España Fray Bartolomé de las Casas, porque sus declamaciones exageradas á favor de los indios y contra los conquistadores, han servido de apoyo á los enemigos de la nacion española para zaherirla y acriminarla con tanta ligereza como injusticia. Por fortuna no conocieron tan malignos censores ni las obras principales de Casas, que se conservan inéditas, ni el carácter y genio de este escritor, ni los sucesos de su vida, ni el motivo de la exaltacion de sus opiniones. Daremos una idea de todo antes de exponer nuestro juicio y comprobarlo con algunos ejemplos.

48. Los ascendientes de Casas vinieron de Francia á lá guerra de los moros, y S. Fernando premió al que sobrevivió á la toma de Sevilla, dándole casa y repartimiento. De este procedió Francisco de Casaus, padre de Fr. Bartolomé, que fue á las Indias con Colon en 1493, y volvió rico á Sevilla en 1498. Entonces envió á su hijo á estudiar á Salamanca, y para servirle le cedió un indio esclavo que le habia dado Colon. Habiendo sido muy del desagrado de la Reina-Católica el yugo de la es

I Ortiz de Zúñiga en sus Anales de Sevilla (lib. 12, año 1493) asegura equivocadamente que Bartolomé de las Casas fué con Colon en su segundo viage el año 1493; y de este escritor lo han copiado otros propios y estraños sin examen y con sobrada credulidad. Nosotros, con presencia de las obras de Casas, seguimos en cuanto á las noticias de su vida, las que publicó con suma exactitud Fr. Antonio de Remesal, dominico, en su Historia de Chiapa y Guatemala, impresa en Madrid, año 1619, en un tomo en fol.

clavitud que aquel impuso á los indios, sin otra autoridad que la suya propia, mandó volver libres á su pais á cuantos habian venido á España en esta clase. Entonces Bartolomé, ya licenciado en ambos derechos, tuvo que dejar al suyo en libertad, inflamándose su zelo á favor de la suerte de estos miserables. Pasó con Ovando á la Española en 1502: fué ordenado despues de presbítero, y cantó la primera misa en 1510. Hallándose de consejero de Diego Velazquez en Cuba, abandonó este destino, y por dos veces vino á España para abogar por los indios, valiéndose del influjo y favor de los ministros flamencos. Volvió á Indias con despachos favorables; pero aburrido al ver que no se ejecutaban, y desengañado del mundo, tomó el hábito de predicadores en 1522. Extendianse los descubrimientos: recelaba Casas sucediese lo

que anteriormente, y volvió á España en 1530. Regresó á Méjico con un diploma favorable del emperador, y corrió la Nueva-España, Guatemala, Nicaragua y el Perú con algun fruto. En 1539 fué enviado con comision á la corte para pedir nuevas leyes: padeció muchos trabajos; y cuando volvia en 1544 supo que le daban el obispado del Cuzco, que renunció; á pero poco tiempo le obligaron sus amigos á admitir el de Chiapa. Se consagró en Sevilla, y partió desde esta ciudad al Nuevo-Mundo. No fué bien recibido, y llegó á su iglesia en Julio

de

47. Hizo renuncia desde alli, vino á Valladolid, donde residió, y habiendo pasado á Madrid para tratar en la corte un negocio grave sobre la audiencia de Guatemala, murió á fines de Julio de 1566, y fué enterrado en su convento de Atocha á la edad de 92 años.

49. De todas las obras que dejó escritas este prelado religioso, ninguna hay mas importante que la Historia general de las Indias en tres volúmenes, que alcanzan hasta el año 1520, y se conservan originales manuscritos, los dos primeros en la Real academia de la Historia y el tercero en la biblioteca Real. Mostró en ella su vasta erudicion, pero con tan poca economía y parsimonia que suele tocar en impertinente é inoportuna. Tuvo á la vis

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