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cia de éste por el especial desarrollo de la mandíbula superior que es abultada hácia arriba, y sobre todo por el grueso y osudo tabique nasal. En sus costumbres, no parece diferenciarse de las otras especies del tapir; lo mismo vive en las bajuras cálidas que en las más elevadas montañas, donde frecuentemente tuve ocasion de ver sus huellas. En todo Centro-América es conocido con el nombre de danta; un ejemplar vivo y de poca edad que me llevaron á la capital (S. José), dejaba ver las manchas ordenadas en forma de fajas, como en las otras especies. En Costa-Rica se caza la danta á menudo por lo sabroso de su carne; los habitantes de las montañas salan la carne, la secan al aire y hacen grandes provisiones de ella. Tambien de la gruesa piel hacen correas que, retorcidas y secas, se emplean como muy durables. látigos. Gustan los tapires de los pantanos salados que se forman por la evaporacion de las aguas salitrosas; en estos lugares se cazan con bala, de noche y á la claridad de la luna, ó con lanza, acosados por los perros.

Orden NATANTIA Illig.

Familia HALITHERIDA Carus.
Género MANATUS Cuv.

Manatus americanus Desm.

Desmarest, Mammal. p. 507.

Cuv. Oss. Foss. V, 1.

Manatus australis, Wiegm., Wiegmanns Arch. 1838, I, S. 1.
A. Wagner, Schreb. Suppl. V, 118, 1.

Burmeister, Saeugeth. Brasiliens, S. 335.

Manatus latirostris Hartl. Harlan, Journ. of Nat. Sc. Philadelphia, III, b. p. 290.

A. Wagner, Schreber Saeugeth. VII, 129, 130.

J. F. Brandt, Mem. de l' Acad. Imp. d. St. Petersburg, Tom. XII,
Nr. I, 1861-68; und XIII, 253 u. 255 (Symbolae Sireno-
logicae).

Krauss, Müller's Archiv, 1859. Heft 4 und ebendaselbst, 1862,
S. 415.

Al principio distinguíanse solamente dos especies pertenecientes al género manatus, la que se encuentra en la costa africana, bajo el nombre de M. senegalensis Desm., y la americana, ó sea, el M. americanus Desm. Más tarde se subdividió la especie americana en dos, la norte-americana y la sud-americana, y llamóse á la primera M. latirostris Harl., y á la otra M. australis Wiegm. Mientras que Bur

meister (a. a. O. S. 336) acepta la separacion de las dos especies mencionadas, Brandt [a. a. O. S. 225) duda que se puedan considerar como especies diferentes [26].

Si reconocemos el M. latirostris como especie separada, entonces no se encontraria más que éste en la costa de Costa-Rica.

Verdad es que Murray [27] fija, como lugar donde se reunen las especies boreal y austral, la comarca de la Laguna de Chiriquí, esto es, en parte de la costa de Costa-Rica; pero este dato carece absolutamente de fundamento.

Casi todos los ejemplares venidos en estos últimos años á Europa para los Museos, proceden de Surinam y pertenecen á la conocida especie M. latirostris; y, que yo sepa, jamas se han recibido en Europa ejemplares de la costa de Costa Rica ni de San Juan del Norte (Greytown).

Una sola vez se me presentó la ocasion de ver manatíes á orillas del rio Sarapiquí, desde alguna distancia; parecia que estaban paciendo en la ribera, pero tan luego como se acercó nuestro bote, se arrojaron precipitadamente al agua y desaparecieron así de nuestra vista.

Todavía hoy se encuentran con frecuencia por toda la costa del Atlántico, donde hallan abundante alimento y la seguridad necesaria en los esteros; desde allí se dirigen á los rios, y por eso los hay en abundancia en el rio San Juan y sus afluentes, el Sarapiquí y el San Carlos.

Los raudales que están más allá de la confluencia del San Carlos, les impiden probablemente pasar más arriba, y por esta razon no han sido encontrados ni en el Rio Frio ni en el lago de Nicaragua. Á la extraordinaria circunstancia de vivir el manatí únicamente en la costa oriental y no en la occidental, no pude hallar otra explicacion que suponer que, durante el primer tiempo del período eoceno, Centro-Améri

(26) Manati latirostris [si revera speciem distinctam praebet, quod Grayus adeo negat] ditio geographica, ut videtur, inde a Florida orientali et insulis Antillensibus, nec non a Sinu Mexicano ad Surinam, seu Guyanam Hollandorum, forsan ad Cayenam adeo esset extendenda, sicut jam putavit A. Wagnerus (Schreb. Säugeth. VII, p. 130).

(27) Andrew Murray, The Geographical Distribution of Mammals, London, 1866, 4.

ca formaba una hilera de islas, semejante á las actuales Antillas, de modo que entónces podia el manatí pasar de uno á otro océano! Supe por casualidad que el Dr. Bernoulli habia hallado el manatí tambien en la costa occidental de Guatemala. Que se le encuentre todavía allí, se explica, porque esta parte de la costa occidental de América es de muy difícil acceso y muy peligrosa para los marinos; es probable que este animal, á causa de su excelente carne, haya sido destruido por los indígenas de los demás lugares de la costa occidental, que, como es sabido, estaban más civilizados que los habitantes de la costa oriental, y que vivian tan cerca unos de otros que, como dice Las Casas, parecia que el país hormigueaba de gente. Muy importante seria en verdad comparar el manatí de la costa occidental con el de la oriental. Claro es que ambos pertenecieron ántes á la misma especie, pero viviendo más tarde bajo diferentes condiciones, es posible que se hayan separado hasta el grado de autorizar la clasificacion en dos especies diferentes.

Á causa de la sabrosa carne de este animal, siempre lo persiguen y matan los zambos-mosquitos, que, con motivo de la pesca de tortuga, navegan todos los años desde la costa de Mosquitos, pasando por toda la costa de Costa-Rica, hasta la Laguna de Chiriquí. Para los antiguos filibusteros era el manatí un animal importante, porque les suministraba excelente provision para sus buques, y Dampier (s. Brandt, a. a. O. S. 255) lo encontró ya en la costa de Honduras, de Bluefield hasta Bocas del Toro. En Costa-Rica hacen látigos para montar á caballo, del cuero grueso y sin curtir del manatí, que son mejores que los hechos de la piel del tapir. El hueso temporal se vende caro, porque el vulgo le atribuye efectos medicinales. Sabido es que debemos al interesante trabajo del Prof. Krauss de Stuttgart el exacto conocimiento de la formacion del cráneo del manatí (s. Müllers Archiv, 1862, S. 420), pues él ha descrito extensamente el modo especial como el manatí cambia sus dientes, á saber, los molares posteriores los cambia con frecuencia, aun en edad avanzada, mientras que los frontales se le gastan y desaparecen.

Orden BRUTA L.

Familia ENTOMOPHAGA Wagn.

Género MYRMECOPHAGA Linn.

Myrmecophaga jubata Linn.

Linné, Syst. Nat. I, 52, 3.

A. Wagner, Schreb. Saeugeth. IV, 203, Tab. 67.
Burmeister, Saeugeth. Brasiliens, S. 305.

El oso hormiguero grande, llamado en Costa-Rica oso real, se encuentra únicamante en los bosques de las cálidas bajuras, en las inmediaciones de la costa. Aun allí, es muy raro hallarlo; una vez solamente vi la piel de uno de estos animales que habia sido tomado cerca del puerto de PuntaArenas. Dicen que cuando es atacado, suele pararse en las patas traseras, y con sus garras, en que posee mucha fuerza, defenderse y herir gravemente á los perros y hombres que se le acercan. No conozco otro lugar alguno, más al Norte de Costa-Rica, en que se le encuentre.

Myrmecophaga tetradactyla L.

Linn. Syst. Nat. I, 524.

A. Wagner, Schreb. Saeugeth. IV, 206, Tab. 68.
Burmeister, Saeugeth. Brasiliens, S. 307.

El tamandua, llamado tejon y oso colmenero en Costa-Rica, se encuentra en los climas frios de las altiplanicies. Allí obtuve varios ejemplares, así vivos como muertos.

Su esparcimiento geográfico parece ser muy extenso, puesto que Salvin lo vió en Guatemala tambien; por la parte del Sur, se encuentran ambas especies hasta el Paraguay.

Cyclothurus dorsalis Gray.

Gray, Proceed of Zool. Soc. London, 1865, p. 385, Pl. XIX.

Razon tuvo Gray en separar la conocida myrmecophaga didactyla Linn., como género diferente de las otras dos especies, bajo el nombre de cyclothurus. El describió como una particular y nueva especie perteneciente á este género, el C. dorsalis, hasta hoy encontrado solamente en Costa-Rica, conforme á un ejemplar que recibió de Salvin; pero como la diferencia de especie no la funda más que en el color de la piel, es dudoso que pueda subsistir como tal. Habia ya mucho tiempo que el C. dorsalis Gray me era conocido, sin em

bargo lo habia considerado únicamente como una variedad del C. didactylus.

Gray hace el paralelo de los caracteres distintivos de ambas especies de la manera siguiente:

C. didactylus: "fulvus back, blackish-washed; feet and tail gray, longer hairs with minute black tips."

C. dorsalis: "golden yellow, silky, back with a broad well-defined black stripe; feet and tail yellow."

"The back and sometimes the sides are washed with blackish. Always known by the distinct, well-defined, broad dorsal streak, and the yellow colour of the feet and tail.”

Todos los ejemplares que pude ver en Costa-Rica poseian los caracteres de especie dados por Gray, y, ademas, todos eran, sin excepcion, más pequeños que los ejemplares del C. didactylus de las diferentes colecciones de Sud-América.

Como lugar en donde se halla, no conozco otro que el valle de Orosi en los alrededores de Cartago; que se encuentre solamente allí, ó que en otra parte no hayan sabido dar con él, ó no lo hayan buscado, son cuestiones que no puedo resolver aun. Yo vi su piel brillante como la seda y tambien ejemplares completos, y poco ántes de salir del país obtuve un ejemplar vivo, por cuyo exámen vine á convencerme de que el serafin de platanar, como lo llaman en Costa-Rica, es indudablemente un animal nocturno. Todo el dia estaba inmóvil, completamente enroscado y agarrado con las uñas de una barra de la jaula; pero tan luego como venia el crepúsculo de la tarde, principiaba á subir y bajar constantemente en la jaula, aunque despacio, buscando evidentemente algun portillo por donde poder escaparse; rehusó tomar alimento alguno, y bajo otros respectos mostró igualmente la mayor estupidez. Cuando, despues de algunos dias, observé que se enflaquecia notablemente, y que en los esfuerzos por escaparse de la jaula, se estropeaba la piel, me vi, por desgracia, obligado á matarlo.

En su modo de trepar, de colgarse de las garras y dè enroscar el cuerpo, tiene gran parecimiento con el choloepus; solamente hay que notar que el rabo aprehensivo (prensil ó prehensil) le da muchas facilidades para trepar.

Ignórase todavía si esta especie exista en otro lugar fuera de Costa-Rica.

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