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SECCION VII.

ESTADO DE LAS COSTUMBRES EN COLOMBIA.

PARA explicar las costumbres de los Españoles tanto del Viejo como del Nuevo Mundo, ninguna consideracion es quiza mas importante, que la de, que aunque poseen muchas nobles qualidades, son igualmente notables por una circunspeccion demasiado lenta, si no indolente; y por una observacion minuciosa, si no fastidiosa.

Esta circunspeccion y lentitud caracteriza la mayor parte de sus acciones. Una especie de timidez que llaman prudencia acompañan á estas. No dexan nunca nada ó casi nada á la ventura. De aqui nace que sus victorias no excitan nunca pasmo, ni sus reveses desesperacion. Si no juntan caudales en poco tiempo, su ruina no es ni freqüente ni precipitada. Es cierto que no se podria satisfacer á la ambicion con unas maximas de conducta tan moderadas. Sin embargo tienen un aire de filosofia, el que, si no se halla íntimamente aliado á la sabiduria, tiene á lo menos su apariencia; y no se puede negar, que esta presenta para el ciudadano la ventaja de conservar la tranquilidad en su pecho, y para el politico, la seguridad de una estabilidad en el gobierno.

La costumbre de dormir la siesta es quiza aliada á aquella misma disposicion, aunque mas lejanamente. No hay quizá un solo individuo en las colonias Españolas que no tenga el habito de apropiarse dos, tres, ó á veces quatro horas del dia para la siesta, qualesquiera que sea su comida, ligera ó pesada. El privarle de este sueño, seria lo mismo que privarle de su reposo nocturno. Los que se hallan mas ocupados en lo ruidoso y laborioso de los negocios, cuidan mucho de distribuir el tiempo de sus ocupaciones de tal suerte que no intervenga con el de este sueño. Sin embargo es justo observar, que este habito parece originar tanto en la naturaleza del clima como en la disposicion natural de los habitantes, pues los mismos extrangeros apenas pasan un año alli sin contraerle.

Un habito menos loable nace de las dos disposiciones de animo que hemos notado arriba.

Hace mucho tiempo que la mayor parte de las naciones consideran las incomodas leyes de la etiqueta como objetos de ridiculez. Los Creollos conservan aun el mismo respeto por ellas que nosotros hace un siglo. El que las quebranta pasa entre ellos "por hombre sin trato." Sin embargo, sus leyes son tan numerosas, que sin ninguna mala intencion es facil omitir alguna de ellas. ¡Desgraciado el que tenga una memoria tan ingrata, pues no hay misericordia que valga en tales casos!

Todos los Españoles, y por imitacion todos los que se expresan en el Español, hacen uso de la tercera persona del verbo en lugar de la segunda; el "vos ó vosotras" no se usa mas que en sermones ó en discursos publicos. En la conversacion, el modo de saludar es sirviendose de la palabra "vuestra merced," que por contraccion se pronuncia "usted." Los canonigos, jueces, &c. tienen en la conversacion, y por escrito, el titulo de "vuestra señoria," que se pronuncia "usia." El obispo tiene el titulo de "señoria ilustrisima." "Señor" es una palabra que dispensan sin distincion, excepto en las actas publicas, en cuyo caso se reserva tan solo para los "excelentisimos." El titulo de "don" se da á todos los blancos que se presentan con decencia.

El extrangero que llega, como tambien el que vuelve á su pays despues de una larga ausencia, debe aguardar á que le hagan una visita. En su turno no visitan sino á aquellos que les hicieron el honor de irle á ver, excepto á sus superiores, que á veces sin embargo son los primeros que visitan. Este deber se cumple ya sea personalmente ó por escrito, ó á veces por tan solo un recado. El no saber la llegada de un extrangero, ó el regreso de un ausente, es un crimen contra las leyes de la etiqueta, y que establece entre el que debia ser visitado y el visitador, una frialdad que á veces se acerca á enemistad. La impresion que un descuido semejante causa, no se borra tan facilmente.

Las reglas de la cortesia se quebrantan quando una persona cambia su residencia sin intimarselo á todos los vecinos de la casa que dexa, como tambien á aquellos entre quienes va á residir. Este informe se da, por lo general, por una targeta en forma de circular, en la que á los primeros se expresa lo mucho que uno siente dexar una vecindad, que le ha sido tan grata, informandoles al mismo tiempo, que ha mudado su residencia á tal casa,

y que tendra mucho gusto en obedecer las ordenes con las que se dignen honrarle: á los ultimos, se anticipa el placer que tendra en vivir entre vecinos tan distinguidos, rogandoles se le permita ofrecerles sus servicios. Una respuesta satisfactoria ó una visita personal se debe aguardar puntualmente de cada vecino; y si faltan á esto, las familias no viven sobre un pie de amistad.

Quando ocurre un matrimonio, las partes contratantes avisan á todos sus amigos y conocimientos, de la alianza que acaban de formar. Esta comunicacion se hace por la doble visita del novio y del suegro, ó por esquela, en la que los casados testifican su profundo afecto por la persona á quienes se lo comunican.-La misma formalidad es necesaria al nacimiento de una criatura. Asi que la madre dá á luz, el marido informa á todos los vecinos que su esposa le ha dado un niño mas, y que le consideren entre el numero de sus servidores los que estan prestos á obedecer sus ordenes, siempre que la persona á quien informan del suceso se digne honrarles. Todas estas intimaciones se pagan con visitas, de otra suerte una mala inteligencia seria la conseqüencia.

Se toma como un delito contra la decencia el descuidar visitar á un conocido que está enfermo, ya sea grave ó ligeramente. El convaleciente, en su turno, juzga que es uno de los deberes mas sagrados, el dedicar su primera visita á la persona que le ha honrado con esta señal de atencion.

Todos los Creollos de qualesquiera sexô que sean, con tal que sean de una clase sobre la comun, reciben visitas el dia de su Santo de todos sus amigos y conocidos, pero mas particularmente de aquellos que dependen de ellos, ó que tienen un interes en conciliarse sus favores. En estas ocasiones es tal el concurso en sus casas, que representa maravillosamente nuestras antiguas visitas de año nuevo. Como al huesped no se le puede ver á todas las horas, y como es requerido saber quienes son los que cumplen con este deber, ponen en el corredor ó antesala una mesa, sobre la que hay pluma, tinta y papel. Todos los visitadores tienen que escribir su nombre en la lista, que es la mejor prueba que pueden dar de su estimacion y respeto. Estas visitas son muy comodas, puesto que no se devuelven hasta el dia del Santo de los respectivos visitadores. Pero cuidado con no olvidarlas.

La buena crianza entre los Creollos exige, que los visitadores, antes de entrar en la casa, hagan ruido á la puerta, para avisar á la familia de su llegada, y que no se avance un paso mas hasta que reciba la permision de adentro. La persona que entrase en silencio sin ceremonia, se expondria á que juzgasen de ella desfavorablemente. Se la sospecharia de tener la intencion de sorprender la familia, ó de oir la conversacion antes de su llegada.

Las señoras no se levantan nunca para recibir las visitas. Si estan en sus cuartos quando les anuncian una visita, no permiten que abran la puerta de la sala en la que piensan recibir al visitador, hasta que esten sentadas en los sofas, y que creen hallarse en la actitud propia para recibir visitas. Esta costumbre es indispensable sin distincion de rango, sexô, ó intimidad.

Las señoras no van nunca á visitar sin dar primero aviso de su intencion. Temprano por la mañana envian un recado, para pedir la permision de visitar. Estas visitas se hacen por la tarde, desde las cinco hasta por la noche, ó desde la hora del Angelus, hasta las ocho. Rara vez los caballeros acompañan á las señoras en estas ocasiones. Van sin ser escoltadas mas que por dos ó tres criadas, vestidas con basquiñas, y con mantillas blancas.

Segun las leyes de la etiqueta, es preciso que la persona que conversa con otra parezca muy generosa. Si se dice á un Creollo que tiene un relox muy bonito, ó un diamante muy hermoso, ó un baston muy pulido, ó una espada soberbia, ó un fraque de paño exquisito, su respuesta es, "Si, Señor, está á su servicio," haciendo ademan de presentarlo para que lo reciba. Lo mismo dice, quando su casa, su hijo, ó su muger son el objeto de la conversacion, "todo," dice en el mismo tono, "es de usted caballero, puesto que le agrada."

El vestido de etiqueta, tanto para las visitas como para los dias festivos, es de tafetan, de raso, ó casaca y calzon de terciopelo. Nunca usan paño, á menos que la persona esté de luto; y entonces, para que parezca mas sumptuoso, está adornado con bordados. El chaleco tiene que ser de un texido de oro, ó á lo menos de seda bordada: el sombrero de tres picos. Todo esto no

significaria nada, si no iba acompañado de una espada con puño de plata, y si la persona es rica, de puño de oro.

Es natural que en un pays donde los cumplimientos son muy numerosos, la franqueza no sera muy grande; pues los hombres que han compuesto un codigo de leyes para arreglar el comercio de la sociedad publica ó privada, que no se ven por amistad, pero por formalidad, no hay duda que deben descubrir de tiempo en tiempo un espiritu diferente del de la harmonia, de la union, y de la caridad. Se inclinan á una vida poco social; y quando se juntan, los motivos que les incitan á ello, son mas del resorte de la politica que del amistad. En una comunidad en donde el trato de la vida parece ser conducido por principios de formalidad y de pura apariencia, muchas de las ventajas que se hallan unidas á un estado de sociedad y de civilizacion, no pueden menos de faltar. A este defecto en las costumbres de los Creollos, se debe quiza atribuir aquella propensidad que á veces descubren de acusarse los unos á los otros.

Entre los Españoles de America vemos rara vez, como en Europa, muchas de sus jovencitas unirse para jugar á juegos inocentes, por cuyo medio se las ofrece la ocasion de trabar amistad y conocimiento en una tierna edad, la que freqüentemente dúra el resto de la vida. Hasta en los jovenes se observa, que apenas se asocian para divertirse juntos.

La falta de una comunicacion libre, y de una union amistosa, dá ámenudo nacimiento á zelos secretos, los que se exâsperan al ver la prosperidad de otro. Pero que ocultan por motivos de politica. Un discurso franco ó indirecto, una expresion equivoca tocante á la antigüedad de su familia, de su nobleza, ó á la naturaleza de sus titulos, excita el rencor del Creollo, y en algunos ha encendido en su pecho un deseo de venganza. En efecto, antes sufre que se burlen de él que de sus antecesores. Asi que se cree ofendido sobre estos puntos delicados, recurre á las leyes. El duelo, condenado por una razon sana, y proscrito por las leyes de todos los gobiernos, pero sin embargo ridiculamente soportado por la opinion publica, excepto en los dominios Españoles, no se emplea nunca entre los Creollos para satisfacer las injurias. Quando una vez han reñido, no se hallan muy dispuestos á perdonar ó á reconciliarse, ni menos á olvidar generosa

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