Imágenes de páginas
PDF
EPUB

y pronta libertad del resto de los que gimen en cadenas. ¡Quien no se regocijaría á tal consumacion! ¡Quien no arrojaria lejos de si toda politica codiciosa, y toda envidia particular, para ir á participar en la gloria de tal hazaña!

¿Acaso la tierra que se alaba de su antigua pasion por la libertad-la tierra que fue la primera en arrollar á la Diosa,y á la que ha distinguido siempre por su presencia,

"Hic illius arma,

Hic currus"

mirara con ceño á los ingenios nacientes cuya naturaleza atesta que son de esencia suya? Que la Inglaterra se despierte de un sueño delirante de zelos, en el que tan solo es susceptible de sentimientos tan poco generosos, que nunca han deshonrado sus momentos heroicos de realidad. No fue asi que levantó la cabeza abatida de Holanda; y sin embargo la Holanda era entonces una nueva Republica, y sostenia una guerra justa contra el mismo poder legitimo que Colombia á tenido el valor de desafiar, y la fortuna de derrotar.

3. Respecto á los manufactureros y comerciantes Ingleses, hace tiempo que saben que Don Francisco Antonio Zea, el enviado acreditado de Colombia, llegó á Inglaterra, con amplios poderes para formar un tratado de amistad, de comercio, y ventaja mutua, entre aquella Republica é Inglaterra. Ningun tratado puede ser mas importante que este, ya sea para un pays ó para el otro. Colombia necesita este reconocimiento de la parte de Inglaterra, y la Inglaterra necesita otro tanto el comercio de Colombia. Hay muchas cosas que nuestros establecimientos de las Indias Occidentales tienen que venir á buscar á Europa, ó ir á las posesiones Inglesas del Norte de America, que podrian facilmente procurarse á las orillas del Orinoco ó del Magdalena; hay muchos generos de manufactura nuestra que no hallan venta en otros parages, por la mucha abundancia que de ello hay, pero que hallarian amplia venta en aquella vasta Republica; y hay muchas producciones naturales en Colombia, muy importantes para nuestras manufacturas, que aquel pays nos podria suministrar, mucho más barato, y en mayor abundancia, que algun otro pays del mundo. Nuestros comerciantes saben muy bien

todo esto, y en conseqüencia de ello obran, tanto como les permite la falta del reconocimiento de aquella Republica de la parte de nuestro Gobierno: pero anticipamos que las proposiciones del Sor Zea no hallaran ninguna oposicion de su parte, por razon de los sentimientos liberales que el gobierno ha mostrado siempre en materias de comercio; es decir, si acaso los sentimientos genuinos de Ingleses no se hallan adulterados por alguna cosa de naturaleza mas baxa introducida de contrabando del Continente y si les es permitido obrar. ¡Obrar! ¿y porque no? ¿Que es lo que nos ofrecen los gobiernos continentales, ó quales son sus amenazas, para que se les permita intervenir en nuestros pactos comerciales? Despreciamos á Napoleon quando tenía todo la Europa á su disposicion; anulamos sus decretos; quemamos sus flotas; destruimos sus fuertes; -¿y aguardaremos ahora á que se nos notifique el placer de los que ni siquiera se atreven á sacar sus diezmos, ó á moverse, por temor de una insurreccion?

El Ministro Frances excusó la conducta de Francia, alegando, que ni los Estados Unidos ni Inglaterra habian reconocido la independencia del Sud de America: de este modo significando, que Inglaterra debia ser la primera en hacer este acto de justicia, como tambien de politica nacional. En efecto se admite como cierto-á lo menos es indudable, que hacen consistir la prosperidad comercial, que se trae constantemente para que sirva de mampara á los males agriculturales de este pays, en nuestro dilatado comercio con el Sud de America. Colombia no esta ahora mas sugeta á España, que la America á Inglaterra, ni tampoco hay ningun miedo de que vuelva á estarlo. Aquella Republica nos ha ofrecido ciertas ventajas. El gobierno Ingles puede despreciarlas; pero el interes comercial las mira con ojos diferen. tes, y debemos dudar si otros gobiernos las despreciaran. La Inglaterra no posee ya mas el comercio del mundo. Todo pays civilizado rivaliza con ella; y sera mucho mas facil para nosotros el dexar escapar este precioso comercio á otras naciones que tengan mas prevision, que recobrarle una vez que haya sido despreciado de este modo.

Dichosamente que la prudencia comercial del Mundo Oriental hara mas, en toda probabilidad, para las Republicas del Occi

dente, que todos los honores de los reyes, y que la politica de los hombres de estado. Los republicanos parece que estan per suadidos de esto; y de consiguiente han arreglado de tal modo sus tarifas, que, ó bien tienen que forzar á las naciones comerciantes de Europa á que reconozcan su independencia, ó si no permitiran un monopolio, ó á lo menos una preferencia en el comercio, á los Estados Unidos. Sin embargo, los comerciantes Europeos saben muy bien quales son las ventajas que resultan de un trafico con un pays tan vasto en su extension, y tan variado en sus producciones y recursos, particularmente los comerciantes Ingleses. Las especulaciones en Monte-Video y Buenos Ayres, durante el tiempo en que aquellos payses estaban aun expuestos a las inversiones de los Españoles, les enseño la máxima que, para el comercio sea seguro, el pueblo con el que se comercia tiene que ser libre: al mismo tiempo las ventajas que han sacado ya de estos nuevos mercados, en los que pueden deshacerse ampliamente de los generos que atestaban sus almacenes, les debe hacer deseosos que sus governantes reconozcan inmediatamente, y con buena gracia, la independencia de los que ningun esfuerzo puede volver á encadenar.

A pesar de la admiracion que algunos tienen por los dias de la cabelleria, y del dolor que les causa ver, que los caballeros han hecho lugar á una raza fria y calculadora de comerciantes, sin embargo sospechamos que esos comerciantes han difundido en el mundo, sentimientos de libertad, y vinculos de amistad, que las personas mas huecas y sin sentido de los tiempos viejos, no eran capazes ni siquiera de pasarseles por la imaginacion. El comercio tan solo es el que desaraiga del corazón humano todas las pasioncillas y zelos sobre el talento y habilidad, que son tan nocivas en todos los demas estados. Con todos los otros hombres, desde el salvage hasta el filosofo, la exáltacion de un individuo se halla de cierto modo adelantada por la degradacion de los demas; pero esto no sucede asi entre comerciantes. Sus alcances nacen no de la ignorancia de otros hombres, pero de su habilidad; y de aqui resulta que su egoismo vale mas que la filantropia de muchos. Esto hace que la libertad de comercio sea una especie de palladium de las libertades del mundo; y esto hace que los comerciantes unan naciones, que, sin ellos, apenas conocerian su nombre, y enlazan en

vinculos de una amistad la mas estrecha y ventajosa, estados que hubieran continuado en un estado de cruel hostilidad.

Esto está bien exemplificado en la conducta de los comerciantes Ingleses hácia la joven y vigorosa Republica de Colombia. La caballeria de Europa miro con indiferencia su nacimiento; y aun el espiritu de la libertad Inglesa, á lo menos si juzgamos de los sentimientos generales del pueblo, no dio mas que un paso, y ese vacilante, en su favor. Esto no sucedio asi con los comerciantes. No bien se hubieron asegurado que podian visitar las vastas y atractivas costas de Colombia, sin ningun peligro de ser capturados ó confiscados por los navios en corso de España, que comenzaron á tomar medidas para hacer un tratado de comercio entre Inglaterra y este nuevo Estado. No hay duda que en esto hay un interés propio, que es igualmente ventajoso á las dos partes, y que constituye la fuerza y permanencia de todas quantas uniones se pueden formar.

En este caso, tanto el honor como el interés de Inglaterra, se hallan concernidos. No debe nunca permitir que se diga, que ella que es en realidad, ya sea directa ó indirectamente, la madre de todos los gobiernos libres del Occidente, sea aun la segunda en reconocer la independencia de estados libres; y nunca debe, en agasajo á un sentimiento falso de gloria de un trono continental, que, en tiempo de su poderio, estaba continuamente dirigiendo sus mas mortales golpes á su existencia,-no debe, en agasajo á las preocupaciones de un pays, perder el comercio de otro, que es tan fertil como es dilatado, y cuyas producciones son tan variadas como preciosas. El dia en que podia haber sido actuada á seguir una politica tan estrecha, debía haber ya desaparecido; y el siglo 19, despues de lo que he mos visto del poder del hombre y del entendimiento, y de lo fragil que son el nombre y las circunstancias, no debe ahora ser testigo de una conducta que cubriria de deshonor aun á las edades mas tenebrosas del mundo.

Estamos convencidos que esto no sucederá; y consideramos la reunion de hombres de todos los partidos, que asistieron á la comida que los comerciantes de Londres dieron al Sor. Zea, y la energia con que varios de ellos (que sin ser nada amantes de los principios teoreticos de la libertad) hablaron en favor de

Colombia, como garantias de que su reconocimiento por este pays será inmediato y completo. Estabamos preparados para oir en esta reunion la eloqüencia de Mackintosh, y el ardor de Wilberforce, pero era cosa muy grata y nueva oir á Sir W. Curtis abogar la causa, de la libertad; aunque lo que mas gusto nos dio fueron los sentimientos energicos de los comerciantes Ingleses, que han sido en un grado eminente los amigos y libertadores del Sud de America.

Los mismos sentimientos se mostraron en una junta de comerciantes y dueños de navios, que tubieron en la ciudad de Londres, para presentar una representacion al Gobierno, sobre lo expediente de admitir los navios de Colombia, Buenos Ayres, y otros estados independientes del Sud de America, en nuestros puertos. Un memorial para ese efecto fue firmado por las casas principales de comercio en Europa, y el Gobierno accedio á sus ruegos.

Pero á pesar de todo esto, la posicion en que se hallan los intereses comerciales, por la denegacion del reconocimiento de Colombia, tiene muchas dificultades. Es destructiva y ruinosa, tanto para el comercio como para las especulaciones. Una gran porción del cargamento del Robert Neilson de Liverpool á Maracaibo, y que contenia generos cuyo importe subia á L.40,000, sin seguros, se perdio. Por un peligro que baxo las circunstancias ordinarias no se paga mas que dos ó tres guineas p. c. piden un premio de diez á quince por seguros. Otro navio, la Mary, que va directamente á Colombia, cargado con generos Ingleses, está sugeto á los mismos inconvenientes; y mientras que es imposible cubrir un peligro semejante, á no ser que sea á un precio exorbitante, un barco en corso, armado en Cadiz, con la intencion quiza de interceptar generos Ingleses, ha salido para Colombia, y hallado seguros entre comerciantes Ingleses. De este modo se hallan destruidas nuestras especulaciones, y nuestro comercio impedido; y de consiguiente, lo único que puede dar seguridad y confianza á un comercio, que tanto promete para este pays, es la medida final del reconocimiento de Colombia.

Las naciones Europeas hallaran muy pronto que sus intereses comerciales pueden ser muy promovidos, ó muy perjudica

« AnteriorContinuar »