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Santamaria. Ortiz.

Rubio.

Enrique de Borbon.

Alaminos. Solis Córdova.

Monpensier.

Desafio entre el Duque de Monpensier y D. Enrique de Borbon.

cativo, echando en rostro á Montpensier sus defectos, y ridiculizando sus pretensiones á la corona.

Montpensier se salió con esto de quicio y envió padrinos á su primo.

Todo Madrid, y por consiguiente el gobierno sabian el duelo concertado, y aun el sitio en donde habia de verificarse.

¿Cómo no se impidió?

Claramente se concibe: si salia muerto D. Enrique, al gobierno le importaba poco; si por el contrario moria Montpensier, quedaba fuera de juego el candidato mas temible para los progresistas.

El desafio se llevó á cabo, D. Enrique quedó cadáver, partida la sien por una bala de su augusto primo.

La union liberal partidaria del de Orleans, creyó que este homicidio era un nuevo título para su candidato que habia dado muestra de valiente.

Prim desdeñando ó apreciando las consecuencias de este suceso, pero firme en su idea de apoyarse en la fuerza, pa ra obligar á los demás á aceptar sus soluciones, preparaba como antes indicamos el proyecto de ley llamando cuarenta mil hombres al servicio de las armas.

Presentado á las Córtes fué dura y enérgica y brillantemente combatido por la minoría.

Pero sus discursos nada pudieron contra el voto de la mayoría y el proyecto fué aprobado, y el lema Abajo las quintas, universalmente proclamado por la revolucion en todos los pueblos y ciudades, y puesto al frente de las candidaturas de casi todos los diputados monárquicos que votaron el proyecto, fué nuevamente escarnecido y borrado del programa de las juntas de Setiembre.

El pueblo manifestó en seguida graves síntomas del disgusto que le producia este nuevo engaño del gobierno

y de las córtes, y el primer punto donde se declaró sériamente, fué Barcelona.

Acababan de verificarse las elecciones de Comité.

Los transigentes y los intransigentes, convenidos en hacer una eleccion única fueron á las urnas, aquellos, con la bandera de atraccion; éstos con la de repulsion de todo lo que no fuese rectitud y absoluta pureza en los principios y en la línea de conducta.

Los intransigentes á quienes la Asamblea acababa de negar la representacion del partido en Barcelona, salieron triunfantes por una mayoría de 4000 votos, contra menos de 2000 que aclamaron sus adversarios, siendo la eleccion mas empeñada y mas ruda que hasta entonces se habia visto en el seno del partido.

Este triunfo de los intransigentes hizo decir á uno de os primeros Diputados de Barcelona y de la minoría, al saber la noticia:

-Desde este momento debemos los Diputados de Barcelona renunciar nuestro cargo; el partido que nos eligió dando ahora sus votos á los que vinieron á la Asamblea, demuestra que no está con nosotros, y que acepta su criterio. No podemos, pues, conservar dignamente su representacion.

La renuncia se hubiera hecho á no impedirlo los sucesos que inmediatamente tuvieron lugar.

La próxima quinta era justo motivo de alarma para todas las Provincias de España.

El partido republicano, único popular en nuestro pais, despues del retroceso de los progresistas al campo conservador y reaccionario, habia de reflejar necesariamente el disgusto del pueblo, y en una cuestion que á este tan vivamente interesaba, no le era permitido tampoco desentenderse de ellos.

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