III. PATRIA. Los que dan á Colón por patria la isla de Córcega.-El P. Casanova.—Mr. Paul Corbani.—El P. Peretti y su libro Colón francés, corso y de Calvi.-Probanzas singulares. Coincidencias del P. Peretti y de Mr. Goodrich. -Juicios emitidos por la Revue des questions scientifiques de Bruxelles y por el Sr. Obispo de Ajaccio. La debatida cuestión del pueblo en que vino al mundo Cristóbal Colón, está juzgada en España desde su principio por fe cumplida en la declaración de quien mejor podía resolver las dudas. Siendo yo nacido en Génova-dijo-vine á servir aquí en Castilla..... De Génova-repitió-noble ciudad y poderosa por la mar....., de ella sali y en ella naci. Supusiéronlo en sus días Bernáldez, Pedro jMártir, Oviedo, Las Casas, Galíndez de Carvaal, Alejandro Geraldini; creyéronlo Garibay, Zurita, Gomara, Illescas, Herrera, Mariana; lo determinaron Muñoz y Navarrete por cosa averiguada, fijando el lugar de la cuna en la misma ciudad de Génova, no en Nervi, Saona, Cugureo ú otras dependencias suyas, entre las que vacilaban los escritores nombrados antes, acordes en hacerle lígur y natural de la ribera januense; de modo que sin dificultad ha de aceptarse por acá la opinión del Sr. Peragallo, expuesta al tratar de su libro, de que <dimostrare che l'ammiraglio nacque in Genova sarebbe oggimai fare un opera piu inutile di chi provasse che due e due fanno quattro.» Pero no pasando las opiniones entre los hom-. bres por onzas de oro, el convencimiento de la naturaleza de Colón, generalizado no menos fuera de España, no impidió, como se sabe, que el P. Martín Casanova, cura de Piogiola, saliera contra corriente á propalar que fué Colón hijo de Calvi " y compatriota de Napoleón Bonaporte, lisonjeando á los corsos con la idea de haber producido aquella isla afortunada al que subyugó el mundo antiguo y al inventor del nuevo: 74 «Antiqui domitor mundi, inventorque recentis.» 75 Un escritor castellano juzgó por entonces plausible el patriotismo del P. Casanova; deplorables sus pruebas y argumentos "5; en cambio-he aquí lo que valen opiniones-empieza ahora la carrera literaria otro, pidiendo la inscripción con letras de oro del nombre, no de Colón del cura de Piogiola, autor del descu brimiento y demostración de tanta importancia en su concepto. No hay que decir que es asimismo corso el autor. Lo que sí merece notoriedad es que habiendo sabido condensar en 133 páginas de octavo pequeño la vida del Almirante de las Indias 76 todavía ofrece á la curiosidad de los biógrafos dos noticias que, cierto, le hicieran acreedor á distinción de aprecio cual la que solicita para su paisano, si las comprobara. Es la una, que el valiente corso andante en corte y pretendiente de bajeles, fué el primero que subió al asalto de la ciudad de Málaga, asediada por el ejército de los reyes de Castilla y Aragón, y el que arrancó el estandarte de Mahoma que tremolaba en las al menas. Pienso que el historiador de Málaga " estimará la cita. La segunda noticia revela que Carlos VIII, rey de Francia, escribió á Colón invitándole á presentarse en su corte á fin de tratar de la expedición al Occidente. No ya el historiador de Málaga, todos, creo yo, verían el texto de la carta con tanto gusto como la propuesta que al decir del insigne Montesquieu hizo el navegante de sus proyectos á Francisco I 78, coronado veintitrés años después del descubrimiento. Nada más se me ofrece que decir del Colón corso de Mr. Paul Corbani, corso-francés en tusiasta de las glorias de su patria, encantado con las declaraciones del P. Casanova, «por cuanto, piensa, Córcega cuenta con ilustres guerreros, mas no tiene un solo sabio, un literato, un pintor. >> El cura de Piogiola ha logrado mayor lauro en propaganda; otro presbítero francés-corso, hijo de Calvi por adopción y afecto, viene á última hora á sostener con mayor brío la tesis del primero, ganoso de acreditar en aquella ciudad la parte que toma en la reivindicación de lo que buenamente le pertenezca, dando á la publicidad 79 obra harto más extensa que la que acabo de anunciar; obra examinada ya por la crítica con veredicto de que si no convence en absoluto de haber nacido en Córcega Colón, no se rebatirán llanamente los argumentos afirmativos. Bueno será que se conozca y examine este juicio ilustrado 80, , pues que disiente de él en lo más el pobre mío. Conveniente asimismo ha de ser que antes de escribirlo deje yo sentado, no haber sido el P. Casanova, ni los Sres. Corbani y Peretti, pcr consiguiente, los que discurrieron primero que naciera Colón en la isla córsica. La idea es más antigua: la dió á los vientos un pedagogo erudito, el doctor Savelli, al inaugurar con discurso latino de circunstancias, el Colegio que se fundó en Calvi el año 1826, diciendo haber encontrado en libro inédito del P. Dionisio de Corte estas palabras: Calviinatum Columbum. Nada se oponía, en su modo de ver, á que este Colón fuera el inmortal Cristóbal de que los genoveses se glorifican. Hortensio Savelli, hijo del doctor, creyó sin duda haber heredado la obligación de mantener su idea; al menos es un hecho que la sostuvo en conferencia pública convocada en París el año 1840, apoyándose en el casual descubrimiento del magistrado de la isla Sr. Giubega, de un documento de gran interés. Sábese al presente lo que importa el manuscrito; era extracto y compilación de noticias relativas á Cristóbal Colón, formada por un Comandante suizo que fué á Córcega con las tropas de la primera república francesa y allí radicó cautivo de las gracias de una dama, acaso del número de las que ensalza en el escrito propio por el entusiasmo con que proveían de cartuchos á sus soldados durante el sitio que pusieron á Calvi los ingleses en 1793 8. 81 El mílite suizo apuntaba haber oído á su suegro que Cristobal Colón nació en Calvi, hijo de un pescador, que navegó grumete con corsarios de su parentela, y que á bordo adquirió los conocimientos que le dieron fama. A tal manifestación se reducía el descubrimiento; con todo, la prensa se encargó de esclarecerlo, como suele, y hete aquí, por voz de la acreditada Revue de |