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Continuando en nuestro propósito dirigido á ilustrar

con documentos auténticos y noticias exactas los primeros y principales sucesos de los Españoles en el Nuevo-mundo, publicamos en este tercer tomo todo lo que hemos podido hasta ahora recoger, ya concerniente á los viages: que emprendieron varios de nuestros intrépidos navegantes despues que Colon descubrió el continente por las inmediaciones de Pária, ya relativo á este célebre Almirante y primer descubridor, aumentando é ilustrando cuanto de él hemos publicado en los tomos anteriores.

El objeto de los españoles, que le siguieron é imitaron, no se limitó á comprobar lo que Colon habia visto ligeramente y como de paso, sino á extender los reconocimientos por rumbos mas apartados y distantes, así para buscar un estrecho que facilitase el comercio de la especería, como para averiguar y saber con certidumbre toda la extension de las nuevas tierras, sus producciones y riquezas, la clase y naturaleza de sus habitantes y proporcionar su cultura y civilizacion y sus relaciones con los europeos.

Así es que Alonso de Hojeda, sin embargo de tener á la vista la carta y derrotero que el Almirante formó de su descubrimiento del golfo de Pária, se dirigió casi 200 leguas mas al Sur, vió desaguar en el mar el Esequibo (que llamó rio Dulce) y el Orinoco, halló señales de haber estado el Almirante en la isla de la Trinidad, desembocó por las bocas del Drago, reconoció el golfo de las Perlas, la isla Margarita, el cabo Codera y los puertos de Chichirivichí, Vela de Coro, islas de Čurazao, cabo de S. Roman, golfo de Venezuela, laguna de Maracaibo hasta el cabo de la Vela, desde donde se dirigió á la Española.

Al mismo tiempo Per Alonso Niño y Cristóbal Guer

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I

ra, con solo una carabela de 50 toneles y 33 hombres, salieron á explorar la tierra de Pária; y atravesando por las bocas del Drago desembarcaron en la Margarita, registraron la costa de Cumaná y de la Guaira, contrataron sus rescates en paz y concordia con multitnd de indios de todas estas costas, y volvieron á España con las riquezas mas considerables que hasta entónces habian venido del Nuevo-mundo.

Con no menos asombro se advierte á Vicente Yañez Pinzon atravesar el primero la equinoccial por los mares occidentales, y descubrir en el hemisferio del Sur el gran imperio del Brasil, el caudaloso rio Marañon, y continuár mas de 600 leguas por la costa de Pária hasta recalar en la Isabela y las Lucayas para restituirse á España. Iguales reconocimientos hicieron entonces hácia el Brasil Diego de Lepe y Pedro Alvarez Cabral. Otra direccion tomó Rodrigo de Bastidas que descubrió las costas de Santa Marta, el gran rio de la Magdalena, el puerto de Cartagena y el golfo del Darien del norte, hasta el puerto del Retrete ó del Nombre de Dios. Hojeda en su segundo viage, en medio de varias aventuras y contratiempos, no hizo sino volver á recorrer las costas que habia descubierto en el primero, empezando en el golfo, de Pária hasta Bahía-honda, cerca del cabo de la Vela, desde donde hizo rumbo á Santo Domingo.

Ya se notan por este tiempo las tentativas del gobierno español para adelantar los descubrimientos por los mares del Norte; y buscar por allí el estrecho para la especería, que no se hallaba por los mas meridionales; con cuyo objeto se contrató con Juan de Agramonte, y tal vez con otros, de cuyas expediciones hay algunos indicios. Solo consta que mas adelante fué Esteban Gomez á la tierra de los Bacallaos, y reconociendo las costas intermedias hasta la Florida, no vistas anteriormente, se dirigió á la isla de Cuba, y regresó desde allí á la Coruña diez meses despues de su salida.

■ Equivalian á 60 toneladas de las actuales.

No hay duda alguna en que desde que se reconoció el nuevo continente, fué ya mayor el empeño que tomaron el gobierno español y los navegantes y descubridores que

enviaba por todas partes, en encontrar el estrecho que se suponia debia existir para comunicarse con los mares de la India. Colon le buscó sin buen éxito en su cuarto viage, reconociendo las costas que corren desde las islas de los Guanajos hasta mas allá de Portobelo ó entrada del Darien, aunque adquirió noticias del itsmo de Panamá. Pinzon y Solís hicieron despues nuevos esfuerzos para proseguir los descubrimientos del Almirante, recorriendo el golfo de Honduras y el golfo Dulce, hasta la costa de Yucatan. No por esto se dejaba de buscar aquel importante paso hacia el Sur y por las costas del Brasil, , que con este motivo examinaron hasta los 40° S. y se facilitó despues el hallazgo del rio de la Plata, donde pereció el gran piloto Juan Diaz de Solis. Su muerte cortó el hilo á sus comenzados descubrimientos, dejando esta gloria al insigne Fernando de Magallanes.

Entre tanto Juan Ponce de Leon descubria la Florida, y en su parte meridional multitud de cayos y arrecifes, y la costa oriental y el canal de Bahama hasta el cabo Corrientes ó de Cañaveral; disipaba las fábulas prodigio sas propagadas entre sus naturales y daba á conocer nuevos rumbos ó derrotas mas seguras para la navegacion á España. Hernandez de Córdoba visitó la isla de Cozu mel y las desconocidas costas de Yucatan desde cabo Catoche hasta Campeche, Champoton y estero de los Lagartos. Juan de Grijalva continuó explorando desde estos puntos hasta mas allá de Veracruz. Francisco Garay queriendo descubrir hácia la Florida algun golfo ó estrecho y contrariado por las corrientes y por los peligrosos arrecifes que se avanzan á la costa meridional, tomó la direccion al poniente, y recorrió la costa hasta Veracruz, completando así el conocimiento del seno Mejicano. Lúcas Vazquez de Aillon se dirigió al norte de la Florida, y examinó las costas que forman ahora las provincias de las Carolinas del sur y del norte que contie

nen los mejores puertos de los Estados-Unidos, cuando ya Esteban Gomez habia explorado aquella costa, regresando de los mares de Terranova en el año anterior.

De todos estos viages, que llamamos menores, por haberlos ejecutado varios navegantes particulares, aunque con permiso y autorizacion de los Reyes de CastiIla, resultó en el espacio de 27 años el conocimiento completo de las costas orientales del Nuevo-mundo, desde los 50° N hasta los 40° del hemisferio meridional. Prescindimos aquí de los viages que hacian al mismo tiempo Magallanes, Loaisa y otros en los mares del sur, reconociendo las costas occidentales é innumerables islas, y abriendo la suspirada comunicacion con los paises de la India oriental, Como se conservan aun los diarios y derroteros de estos grandes viages, ocuparán un lugar distinguido en los tomos sucesivos de esta coleccion; pero como de los menores apénas han quedado mas que noticias aisladas y diminutas, ha sido necesario reunirlas todas en el Discurso ó Noticia histórica que forma la Seccion I, apoyándolas con algunos documentos que se incluyen en un Apéndice particular. Para mayor ilustracion en esta parte damos al fin de ella una noticia biográfica del capitan Alonso de Hojeda, y unas observaciones sobre los viages de los vascongados á los mares de Terranova.

La Seccion II contiene las relaciones de los cuatro viages que supone haber hecho Américo Vespucio; las cuales nunca se han impreso en España; pero divulgadas oculta y artificiosamente por Europa (mientras la familia de los Colones residia, en la isla de Santo Domingo) lograron apellidar al nuevo continente con un nombre que no le correspondia. Es ciertamente muy extraño que ni la reciente admiracion que entónces habia causado Colon con su primer descubrimiento, ni el exámen crítico de estas relaciones de Vespucio, ni la cautela artificiosa con que se propagaban por paises extrangeros, huyendo siempre de aparecer en España y Portugal donde no era tan fácil ocultar la verdad; ni en tiempos posterio

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